La Biblia Reina Valera Hablada?

La Biblia Reina Valera Hablada
La Biblia Hablada Offline en Espaol. Reina Valera La Biblia Reina-Valera. Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.

Lista de jefes (Antiguo Testamento):Gnesis, Exodo, Levtico, Nmeros, Deuteronomio, Josu, Jueces, Rut, I Samuel, II Samuel, I Reyes, II Reyes, I Crnicas, II Crnicas, Esdras, Nehemas, Tobas, Judit, Ester, Job, Salmos, I Macabeos, II Macabeos, Proverbios, Eclesiasts, Cantar, Sabidura, Eclesistico, Isaas, Jeremas, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Ams, Abdas, Jons, Miqueas, Nahn, Habacuc, Sofonas, Ageo, Zacaras, MalaquasLista de jefes (Nuevo Testamento):Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, I Corintios, II Corintios, Glatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, I Tesalonicenses, II Tesalonicenses, I Timoteo, II Timoteo, Tito, Filemon, Hebreos, Santiago, I Pedro, II Pedro, I Juan, II Juan, III Juan, Judas, Apocalipsis

La Biblia, que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento. Trasladada en espaol. La Palabra del Dios nuestro permanece para siempre.1569, tambin conocida como la Biblia del Oso, es la primera traduccin completa de la Biblia al espaol, publicada el 28 de septiembre de 1569.

Su traductor fue Casiodoro de Reina. La Biblia del Oso es usualmente referida como Reina-Valera (RV) por haber hecho Cipriano de Valera la primera revisin de ella en 1602. La Reina-Valera tuvo amplia difusin durante la Reforma Protestante del siglo XVI. Hoy en da, la Reina-Valera (con varias revisiones a travs de los aos) es una de las biblias en espaol ms usadas por gran parte de las iglesias cristianas derivadas de la Reforma (incluyendo las iglesias evanglicas), as como por otros grupos de fe cristiana, como la Iglesia Adventista del Sptimo Da, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Das, los Gedeones Internacionales y otros cristianos no denominacionales.

Traduccin de Reina Casiodoro de Reina, monje jernimo espaol del Monasterio de San Isidoro del Campo, tras partir al exilio para escapar de las persecuciones de la Inquisicin, trabaj durante doce aos en la traduccin de la Biblia. La Biblia del Oso fue publicada en Basilea, Suiza.

Es llamada Biblia del Oso por la ilustracin en su portada de un oso que intenta alcanzar un panal de miel colgado de un rbol. Se coloc esa ilustracin, logotipo del impresor bvaro Mattias Apiarius, en la portada para evitar el uso de conos religiosos, porque en aquel tiempo estaba prohibida cualquier traduccin de la Biblia a lenguas vernculas.

La traduccin del Antiguo Testamento, como lo declara expresamente Casiodoro de Reina en su Amonestacin del intrprete de los sacros libros al lector, se bas en el texto masortico hebreo (edicin de Bomberg, 1525). Como consideraba que la Vulgata latina ya haba cumplido su papel y contena errores y cambios, prefiri usar como fuente secundaria la traduccin al latn de Sanctes Pagnino (Veteris et Novi Testamenti nova translatio, 1528), porque al voto de todos los doctos en la lengua hebraica es tenida por la ms pura que hasta ahora hay, corrigiendo la versin masortica cada vez que se aparta de las citas del Antiguo en el Nuevo Testamento.

Tuvo siempre a mano para resolver las dudas la Biblia de Ferrara (Abraham Usque y Yom-Tob Athias, 1553), traduccin del hebreo al judeoespaol usada por los judos sefardes, que Reina consideraba obra de la mayor estima, por dar la natural y primera significacin de los vocablos hebreos y las diferencias de los tiempos de los verbos.

Para la traduccin del Nuevo Testamento, Reina se bas en el Textus Receptus (Erasmo 1516, Stephanus, 1550), en la Polglota Complutense y en los mejores manuscritos griegos que en ese tiempo se conocan. Al parecer, tena a la vista las versiones del Nuevo Testamento de Juan Prez de Pineda de 1556, Francisco de Enzinas de 1543 y traducciones de Juan de Valds.
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¿Qué versiones de la Biblia son más confiables?

2. Enfoque de traducción – Una traducción, como es lógico, siempre dependerá del traductor que la realice y de la estrategia de traducción que utilice. De esta manera, hay tantas traducciones posibles como traductores hay en el mundo. Para simplificar, se distinguen dos estrategias:

  • Traducción palabra por palabra ( word for word ). La traducción es más exacta y fiel al documento original, lo que en ocasiones causa que la lectura sea compleja. Las Biblias de este estilo más aclamadas por el público son la Biblia Reina Valera Revisada (RVR) y la Biblia de las Américas (BLA), Por ende, si quieres saber qué traducción de la Biblia es la más exacta, te recomendamos una de estas.
  • Traducción significado por significado ( sense for sense ). Este enfoque de traducción consiste en plasmar el significado del original, modificando las palabras pero manteniendo el sentido. Así, se facilita su lectura. Las Biblias más reconocidas de esta categoría son la Nueva Versión Internacional (NVI) y la Nueva Traducción Viviente (NTV),

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¿Cómo puedo leer la Biblia en un año?

Descargar el PDF Descargar el PDF Independientemente de que lo hagas por devoción, cultura o motivos personales, un año es un plazo razonable para leer la Biblia. Antes de comenzar, tómate un tiempo para considerar la manera en que te gustaría llevar a cabo esta tarea.

  1. 1 Mide el tiempo que te toma la lectura. Para leer un texto extenso sin perder la concentración, intenta hacerlo durante un tiempo regular todos los días. Dependiendo de tu velocidad de lectura y capacidad de atención, puedes leer desde veinte minutos a una hora. Si durante el día, hay un momento de tranquilidad, aprovéchalo para leer.
    • Ten un calendario y lleva un registro de tu progreso. Marca una casilla cada día que leas la Biblia.
    • Si tienes una velocidad de lectura promedio y lees unos diez minutos al día durante un año, terminarás con tiempo de sobra. Si quieres descansar algunos días y dedicarles tiempo adicional a algunos pasajes densos, lee por lo menos veinte minutos diarios.
  2. 2 Cuenta las páginas. Toma el número de páginas en tu Biblia y divídelo entre 365. Luego, lee diariamente el número de páginas que obtuviste como resultado. Por ejemplo, si la edición de tu Biblia tiene 1760 páginas, deberías leer 4,8 páginas al día. Redondea ese número y lee 5 páginas diarias. Revisa tu progreso cada mes para asegurarte de haber cumplido con la cuota mensual.
    • SI dividir la lectura en días no funciona para ti debido a que tu horario suele cambiar, procura establecerte metas de lecturas semanales o mensuales.
  3. 3 Lee junto con otras personas. De esta manera, podría serte más sencillo cumplir con tus metas de lectura y mejorar tu comprensión. Únete a un grupo de lectura ya existente o forma el tuyo propio. Si asistes a una iglesia, organización interreligiosa o una organización secular como una escuela libre anarquista, propón un grupo de lectura y determina el ritmo, orden y horario de reunión que sea adecuado para todos.
    • También puedes pedirle a un amigo o familiar que lea junto contigo. Incluso un amigo de larga distancia puede ser un buen compañero de lectura. Establezcan metas juntos y tengan un debate semanal ya sea en línea, en persona o por teléfono.
    • Toma una clase. Realiza una búsqueda en línea o en una institución local como la universidad, iglesia o escuela para encontrar clases orientadas al estudio de la Biblia. Llevar un curso que te haga leer toda la Biblia te motivará a leer al mismo tiempo que te brinda un contexto histórico valioso.
  4. 4 Lee de una manera que te mantenga concentrado. Internalizar un texto es muy distinto de hacer una lectura rápida. Opta por leer de una forma que te permita absorber las palabras frente a ti. Además, ten en cuenta que hacerlo en voz alta puede ayudarte a mantenerte concentrado en la lectura. La relectura también puede ser de utilidad.
    • Si sueles despertarte de buen humor por las mañanas, lee a esa hora. Por el contrario, si lo tuyo es la noche, lee en ese momento.
    • Si sientes que tu mente comienza a divagar, intenta leer en secciones. Por ejemplo, lee durante veinte minutos, ponte de pie y toma un vaso de agua para luego retomar la lectura por otros veinte minutos.
  5. 5 Escucha un audio de la Biblia. Si te cuesta comprender la lectura o si simplemente preferirías escuchar la Biblia mientras realizas tus quehaceres o ejercicios diarios, descarga una grabación de alguien leyéndola. Si buscas en Internet, incluso podrías encontrar audiolibros diseñados para escucharlos todo un año.
    • Aun cuando ya estés leyendo la Biblia, considera la posibilidad de escucharla también. Por ejemplo, si estás leyendo una traducción, podrías escoger escuchar una versión diferente.
  6. 6 Inscríbete en un servicio virtual que te envíe lecturas de la Biblia. Puedes registrarte en un servicio que te envíe por correo electrónico lecturas diarias. Si te cuesta tomar un libro con regularidad, pero prefieres leer correos electrónicos, puedes motivarte al marcar diariamente tu lectura por correo.
  7. 7 Lee con una oración. Si lees la Biblia por devoción, incluye su lectura en tu rutina diaria de fe. Ora antes o después de leer. Además, lee a propósito, como si estuvieras orando. También puedes solicitar orientación en tu lectura. Lee con una pregunta en mente o hazlo a ciegas y permite que tu mente absorba el conocimiento de las palabras. Anuncio
  1. 1 Lee la Biblia de principio a fin. Considera a la Biblia como una novela y léela desde Génesis hasta Apocalipsis. Esta elección puede ser la adecuada si crees en el “orden canónico”, el cual fue instaurado por Dios. También puede serlo si te parece engorroso buscar los versículos y capítulos. En ese caso, ignora los números y comienza a leer desde la primera página.
    • Si deseas, incluso puedes comprar versiones de la Biblia que no contengan números de versículos.
  2. 2 Lee en orden cronológico. Puedes leer la Biblia el orden en que se produjeron los acontecimientos. Busca en Internet planes de lectura que describan el orden de los acontecimientos producidos en la Biblia. Si lees en orden cronológico, deberás descomponer los diferentes libros. Por ejemplo, deberás pasar al libro de Job cuando estés a la mitad de Génesis, pues Job vivió durante el tiempo en que transcurren los eventos descritos en Génesis.
  3. 3 Lee en orden histórico. Lee los libros de la Biblia según el orden en que se estima que fueron escritos. Si deseas llevar un registro de las formas en que los diferentes autores de la Biblia respondieron y corrigieron las ideas de los demás, una buena opción es leer siguiendo un orden histórico. Busca en Internet las listas de las fechas estimadas. Anuncio
  1. 1 Comienza a leer todos los días a partir del mes de enero. Una forma de leer la Biblia es hacerlo diariamente desde el mes de enero. Si prefieres comenzar en algún otro mes, modifica tu horario con base en ello.
  2. 2 Lee Génesis y Éxodo en enero. Estos libros pertenecen al Pentateuco (los primeros cinco libros de la Biblia) y se conocen como los libros de la ley debido a que proporcionan las leyes e instrucciones para el pueblo de Israel.
    • Lee tres capítulos por día. Con este ritmo, podrás terminar Génesis el 17 de enero y Éxodo el 31.
    • Si te gustaría utilizar este itinerario, pero no planeas empezar en enero, adáptalo a tu plan mensual según corresponda.
  3. 3 En febrero, lee todo el Levítico y Números, y comienza el Deuteronomio. En este mes, las lecturas se enfocan en los libros de la ley. Sigue leyendo en promedio tres capítulos diarios. NO obstante, ten en cuenta que la extensión de cada capítulo varía.
    • Lee cuatro capítulos el 1 de febrero, dos diarios desde el día 2 al 4, dos el día 5, tres diarios los días 6 y 7, dos diarios desde el día 8 al 13, y uno el día 14.
    • Lee tres capítulos diarios los días 15 y 16, dos diarios el 17 y 18, tres el día 19, dos el día 20, tres el día 21, dos el día 22, tres el día 23, y dos diarios desde el día 24 al 28.
    • Con este plan de lectura, podrás terminar de leer Levítico el 10 de febrero y Números el día 26. Para el último día de febrero, habrás leído Deuteronomio 4 (el cuarto capítulo de este libro).
  4. 4 En marzo, termina de leer Deuteronomio, y sigue con Josué, Jueces, Rut y una parte de I Samuel. El libro de Deuteronomio será el último de los libros de la ley. Los demás que leas este mes se consideran libros históricos, los cuales comparten la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento.
    • Comienza con el capítulo 5 de Deuteronomio. Lee tres capítulos diarios desde el día 1 al 4 de marzo. Luego, lee cuatro capítulos el 5, tres el día 6, cuatro el día 7, dos diarios los días 8 y 9, y tres el día 10.
    • Lee cuatro capítulos diarios los días 11 y 12, tres el día 13 y cuatro el día 14, tres diarios desde el día 15 al 17, dos el día 18, tres el día 19, dos diarios los días 20 y 21.
    • Lee tres capítulos diarios desde el día 22 al 25, cuatro el día 26, tres el día 27, cinco el día 28, cuatro el día 29, dos el día 30, y tres el día 31.
    • Si sigues este plan, terminarás de leer Deuteronomio el 10 de marzo, Josué el 17, Jueces el 25 y Rut el 26. También terminarás los primeros 17 capítulos de I Samuel, lo que es más de la mitad de este libro.
  5. 5 En abril, lee lo que resta de I Samuel, II Samuel, I Reyes y II Reyes. Estos libros se consideran históricos en el Antiguo Testamento.
    • Lee tres capítulos el 1 de abril, comenzando con I Samuel 18. Lee cuatro capítulos el 2 de abril, tres el día 3, cuatro el día 4, tres el día 5, cuatro el día 6, cinco el día 7, y tres diarios desde el día 8 al 11.
    • Lee dos capítulos el 12 de abril; tres el día 13, dos diarios desde el día 14 hasta el 16, tres diarios desde el día 17 al 19, y dos el día 20.
    • Lee tres capítulos el 21 de abril, dos el día 22, tres diarios desde el día 23 al 26, dos el día 27, tres diarios los días 28 y 29, y dos el día 30.
    • Si sigues este itinerario, terminarás de leer I Samuel el 4 de abril, II Samuel el día 11, I Reyes el día 20, y II Reyes el día 29. En el último día del mes, comienza a leer I Crónicas.
  6. 6 Lee I Crónicas, II Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester en el mes de mayo. Estos son los últimos libros históricos del Antiguo Testamento.
    • Comienza a leer el tercer capítulo de I Crónicas. Lee tres capítulos el 1 de mayo, uno el día 2, dos el día 3, tres diarios desde el día 4 al 6, cuatro el día 7, y tres diarios desde el día 8 al 10.
    • Lee cuatro capítulos el 11 de mayo, tres el día 12, cuatro el día 13, cinco el día 14, tres el día 15, cuatro el día 16, tres el día 17, cuatro el día 18, tres el día 19, y dos el día 20.
    • Lee tres capítulos el 21 de mayo, cuatro el día 22, tres diarios desde el día 23 al 25, uno el día 26, dos diarios desde el día 27 al 29, y cinco diarios los días 30 y 31.
    • Con este plan de lectura, podrás terminar I Crónicas el 10 de mayo, II Crónicas el día 20, Esdras el día 23, Nehemías el día 29 y Ester el día 31.
  7. 7 Lee Job y una parte de Salmos en junio. Estos están clasificados como libros poéticos del Antiguo Testamento.
    • Comienza leyendo el capítulo 1 de Job. Lee cuatro capítulos el 1 de junio, tres diarios desde el día 2 al 5, cuatro el día 6, tres el día 7, cinco el día 8, y tres diarios desde el 9 al 11.
    • Lee dos capítulos el 12 de junio, tres el día 13, ocho diarios los días 14 y 15, cuatro el día 16, cinco el día 17, 6 el día 18, y cuatro diarios los días 19 y 20.
    • Lee seis capítulos el 21 de junio, cinco el día 22, siete el día 23, ocho el día 24, cuatro diarios desde el día 25 al 27, dos el día 28, seis el día 29, y cuatro el día 30.
    • Con este plan de lectura, podrás terminar el libro de Job el día 13 de junio y avanzar más de la mitad del libro de Salmos.
  8. 8 Lee Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y una parte de Isaías en julio. Estos son considerados los libros poéticos del Antiguo Testamento.
    • Comienza leyendo el Salmo 90. Lee seis capítulos el 1 de julio, siete el día 2, tres el día 3, dos el día 4, siete el día 5, cuatro el día 6, uno dividido entre los días 7 y 8 (este es el Salmo 119, el cual es bastante extenso), trece el día 9, y siete el día 10.
    • Lee seis capítulos el 11 de julio, cinco el día 12, tres diarios desde el día 13 al 19, y dos el día 20.
    • Lee tres capítulos diarios los días 21 y 22, dos el día 23, cuatro diarios desde el 24 al 26, ocho el día 27, y cuatro diarios desde el 28 al 31.
    • Con este plan de lectura, terminarás de leer Salmos para el 12 de julio, Proverbios el día 23, Eclesiastés el día 26 y Cantar de los Cantares el día 27. En los últimos cuatro días del mes, deberás leer los primeros 17 capítulos de Isaías.
  9. 9 En agosto, lee lo que queda de Isaías, Jeremías y Lamentaciones. Estos libros están clasificados como los Profetas Mayores, y comparten las historias y advertencias de los profetas de Israel.
    • Comienza leyendo Isaías 18. Lee cinco capítulos diarios el 1 y 2 de agosto, tres el día 3, cinco el día 4, seis el día 5, tres el día 6, y cinco diarios desde el día 7 al 10.
    • Lee tres capítulos diarios desde el 11 al 14 de agosto, cuatro diarios los días 15 y 16, cinco el día 17, tres el día 18, cuatro el día 19, y dos el día 20.
    • Lee tres capítulos diarios los días 21 y 22 de agosto, cuatro diarios los días 23 y 24, tres el día 25, dos diarios los días 26 y 27, tres el día 28, dos el día 29, y cuatro diarios los días 30 y 31.
    • Con este plan de lectura, terminarás de leer Isaías el 11 de agosto, Jeremías el día 27 y Lamentaciones el día 29. En los últimos dos días del mes, deberás comenzar a leer el libro de Ezequiel.
  10. 10 En setiembre, lee Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo y Zacarías. Los libros de Ezequiel y Daniel son considerados escritos de los Profetas Mayores, mientras que el resto de los mencionados se clasifican como escritos de los Profetas Menores.
    • Comienza leyendo el capítulo 9 del libro de Ezequiel. Lee cuatro capítulos el 1 de setiembre, tres el día 2, dos el día 3, tres el día 4, dos diarios los días 5 y 6, y tres diarios desde el día 7 al 18.
    • Lee siete capítulos entre los días 19 y 20 de setiembre, tres el día 21, cinco el día 22, cuatro el día 23, cinco el día 24, siete el día 25, tres el día 26, seis el día 27, dos el día 28, y 7 diarios los días 29 y 30.
    • Con este plan de lectura, terminarás de leer Ezequiel el 14 de setiembre, Daniel el día 18, Oseas el día 20, Joel el día 21, Amós el día 23, Abdías y Jonás el día 24, Miqueas el día 25, Nahúm el día 26, Habacuc y Sofonías el día 27, Hageo el día 28, y Zacarías el día 30.
  11. 11 En octubre, lee Malaquías, Mateo, Marcos y la mayor parte del libro de Lucas. Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento, por lo que si sigues con el plan de lectura para este mes, lo completarás y comenzarás con el Nuevo Testamento. También comenzarás a leer los capítulos conocidos como los evangelios en el Nuevo Testamento.
    • Comienza leyendo Malaquías 1. Lee cuatro capítulos diarios los días 1 y 2 de octubre, dos diarios desde el día 3 al 7, tres capítulos el día 8, dos diarios desde el día 9 al 12, uno el día 13, dos el día 14, y tres el día 15.
    • Lee dos capítulos diarios desde el día 16 al 20 de octubre, uno el día 21, dos el día 22, uno el día 23, dos diarios desde el día 24 al 29, tres el día 30, y dos el día 31.
    • Si sigues este plan de lectura, terminarás de leer Malaquías 1 el 1 de octubre, Mateo el día 14 y Marcos el día 22.
  12. 12 En noviembre, lee la última parte del libro de Lucas, Juan, Hechos y Romanos, y comienza con I Corintios. En este mes, terminarás de leer los evangelios y aprenderás sobre la historia del Nuevo Testamento mediante el libro de hechos. También comenzarás con las epístolas, las cuales son cartas escritas a comunidades específicas.
    • Comienza leyendo Lucas 19. Lee dos capítulos diarios desde el 1 al 9 de noviembre, y tres diarios desde el 10 al 15.
    • Lee dos capítulos el 16 de noviembre, tres el día 17, dos diarios los días 18 y 19, tres diarios desde el día 20 al 4, cuatro el día 25, tres diarios desde el día 26 al 28, y cuatro diarios los días 29 y 30.
    • Con este plan de lectura, terminarás de leer Lucas el día 3 de noviembre, Juan el día 12, hechos el día 23 y Romanos el día 28.
  13. 13 Termina de leer la Biblia en diciembre. En este mes, los libros que deberás leer son I Corintios, II Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, I Tesalonicenses, II Tesalonicenses, I Timoteo, II Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, Santiago, I Pedro, II Pedro, I Juan, II Juan, III Juan, Judas y Apocalipsis.
    • Comienza con I Corintios 9. Lee tres capítulos diarios los días 1 y 2 de diciembre, dos el día 3, cuatro el día 4, cinco el día 5, 4 el día 6 y tres diarios desde el día 7 al 10.
    • Lee cuatro capítulos el 11 de diciembre, cuatro el día 12, cinco el día 13, tres el día 14, seis el día 15, cuatro diarios los días 16 y 17, seis el día 18, cuatro el día 19 y tres el día 20.
    • Lee cinco capítulos el 21 de diciembre, cinco el día 22, tres el día 23, cinco el día 24, tres el día 25, tres el día 26, cinco el día 27, cuatro diarios los días 28 y 29, y tres diarios los días 30 y 31.
    • Con este plan de lectura, terminarás de leer I Corintios el 3 de diciembre, II Corintios el día 6, Gálatas el día 8, Efesios el día 10, Filipenses el día 11, Colosenses el día 12, I Tesalonicenses el día 13, II Tesalonicenses el día 14, I Timoteo el día 15, II Timoteo el día 16, Tito y Filemón el día 17, Hebreos el día 20, Santiago el día 21, I Pedro el día 22, II Pedro el día 23, I Juan el día 24, II Juan, III Juan y Judas el día 25, y Apocalipsis el día 31.
    • Lo más importante es que habrás terminado de leer toda la Biblia de principio a fin en solo un año.

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¿Cuántas copias de la Biblia hay en el mundo?

Precisamente La Biblia ostenta el récord Guinness del libro más vendido y distribuido de la historia con más de 5 mil millones de copias.
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¿Cómo aprender a orar con fe?

Pedir con fe La oración sincera requiere tanto comunicación sagrada como obras consagradas. Invito al Espíritu Santo para que nos ayude al reflexionar en un principio que puede servir para que nuestras oraciones sean más sinceras: el principio del Evangelio de pedir con fe.

  1. Quiero repasar tres ejemplos en cuanto al pedir con fe en oración sincera y analizar las lecciones que podemos aprender de cada uno de ellos.
  2. Al hablar de la oración, hago hincapié en la palabra sincera,
  3. El simple hecho de orar es muy diferente a entregarse en sincera oración.
  4. Espero que todos ya sepamos que la oración es esencial para nuestro desarrollo y protección espiritual; no obstante, lo que sabemos no siempre se refleja en lo que hacemos.

A pesar de que reconocemos la importancia de la oración, todos podemos mejorar en cuanto a la regularidad y la eficacia de nuestras oraciones personales y familiares.

El ejemplo clásico de pedir con fe es José Smith y la Primera Visión. Cuando el joven José deseaba saber la verdad acerca de la religión, leyó los siguientes versículos del primer capítulo de Santiago:”Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”Pero pida con fe, no dudando nada” (Santiago 1:5–6).Fíjense, por favor, en el requisito de pedir con fe que, a mi modo de entender, significa la necesidad no sólo de expresar, sino de hacer; la doble obligación de suplicar y de ejecutar; el requisito de comunicar y de actuar.

El meditar en este texto bíblico llevó a José a retirarse a una arboleda cerca de su casa para orar y buscar conocimiento espiritual. Presten atención a las preguntas que guiaron el razonamiento y las súplicas de José. “En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo? “Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme” (José Smith—Historia 1:10, 18).

  • Las inquietudes de José se centraban no sólo en lo que necesitaba saber, sino en lo que debía hacer.
  • Su oración no fue simplemente: “¿Cuál iglesia es la verdadera?”.
  • Su pregunta fue: “¿A cuál Iglesia debo unirme?”.
  • José fue a la arboleda a pedir con fe y estaba resuelto a actuar.
  • La verdadera fe se centra en el Señor Jesucristo y siempre conduce a obras rectas.

El profeta José Smith enseñó que “la fe es el primer principio de la religión revelada y el fundamento de toda rectitud” y que también es “el principio de acción en todos los seres racionales” ( Lectures On Faith, 1985, pág.1). La acción por sí sola no es fe en el Salvador, sino que actuar de acuerdo con principios correctos es el componente central de la fe.

Por tanto, “la fe sin obras es muerta” (Santiago 2:20). Además, el profeta José explicó que “la fe no sólo es el principio de acción, sino también de poder, en todos los seres racionales, ya sea en los cielos o en la tierra” ( Lectures On Faith, pág.3). Por tanto, la fe en Cristo conduce a obras rectas que aumentan nuestra capacidad y poder espirituales.

El comprender que la fe es un principio de acción y de poder nos inspira a ejercer nuestro albedrío moral según la verdad del Evangelio, invita a nuestra vida los poderes redentores y fortalecedores de la expiación del Salvador, e incrementa nuestro poder interior, por lo que somos nuestros propios agentes (véase D.

y C.58:28). Por mucho tiempo me ha impresionado la verdad de que la oración sincera requiere tanto comunicación sagrada como obras consagradas. Se requiere esfuerzo de nuestra parte antes de recibir bendiciones y, la oración, que es un tipo de obra, es el medio señalado para lograr la más suprema de todas las bendiciones (véase Bible Dictionary, “Prayer”, pág.753).

Después de decir “amén”, seguimos adelante y perseveramos en la obra consagrada de la oración actuando según lo que hayamos expresado a nuestro Padre Celestial. El pedir con fe requiere honradez, esfuerzo, dedicación y perseverancia. Permítanme dar una ilustración de lo que quiero decir y hacerles una invitación.

Nosotros oramos debidamente por la protección y el éxito de los misioneros de tiempo completo de todo el mundo, y un elemento común de muchas de nuestras oraciones es la súplica de que los misioneros sean guiados a las personas y familias que estén preparadas para recibir el mensaje de la restauración.

Pero, a final de cuentas, es mi responsabilidad y la de ustedes encontrar personas para que los misioneros les enseñen. Los misioneros son maestros de tiempo completo; ustedes y yo somos buscadores de tiempo completo y, como misioneros de toda la vida, ni ustedes ni yo debemos orar para que los misioneros de tiempo completo hagan nuestro trabajo.

Agradecer a nuestro Padre Celestial las doctrinas y ordenanzas del evangelio restaurado de Jesucristo que nos brindan esperanza y felicidad. Pedir valor y audacia para abrir la boca y compartir el Evangelio con nuestros familiares y amigos. Suplicar a nuestro Padre Celestial que nos ayude a hallar a las personas y familias que serían receptivas a nuestra invitación de que los misioneros les enseñen en nuestro hogar. Prometer hacer nuestra parte hoy y esta semana, y suplicar ayuda para superar la ansiedad, el temor y la indecisión. Procurar el don del discernimiento, a fin de tener ojos para ver y oídos para oír las oportunidades misionales que se presenten. Orar fervientemente por la fortaleza para actuar de la forma que sabemos que debemos hacerlo.

En una oración así se expresaría gratitud y se pedirían otras bendiciones, y se finalizaría en el nombre del Salvador. Entonces la obra consagrada de esa oración continuaría y aumentaría. Ese mismo modelo de comunicación sagrada y obra consagrada se puede aplicar en nuestras oraciones por el pobre y el necesitado, por el enfermo y el afligido, por familiares y amigos que estén teniendo dificultades, y por aquellos que no estén asistiendo a las reuniones de la Iglesia.

Testifico que la oración llega a ser sincera cuando pedimos con fe y actuamos. Hago una invitación para que todos oremos con fe en cuanto al mandato divino de proclamar el Evangelio. Si lo hacemos, les prometo que se abrirán puertas y seremos bendecidos para reconocer las oportunidades que se brindarán y para actuar de conformidad con ellas.

Mi segundo ejemplo recalca la importancia de perseverar a través de la prueba de nuestra fe. Hace unos años, una familia de Estados Unidos viajó a Europa. Poco después de llegar a su destino, el hijo de trece años se puso muy enfermo. Al principio, los padres pensaron que el malestar estomacal se debía a la fatiga del largo vuelo, y la familia continuó con el viaje.

En el transcurso del día, el estado del hijo empeoró al aumentar la deshidratación. El padre le dio una bendición del sacerdocio, pero no se notó una mejoría inmediata. Pasaron varias horas y la madre se arrodilló al lado de su hijo para suplicar en oración a nuestro Padre Celestial por el bienestar del muchacho.

Se encontraban lejos de su hogar, en un país desconocido, y no sabían cómo conseguir asistencia médica. La madre le preguntó al hijo si quería orar con ella; ella sabía que sólo esperar la bendición solicitada no sería suficiente y que tenían que seguir haciendo su parte.

  1. Al explicarle que la bendición que había recibido aún tenía eficacia, ella sugirió que volviesen a suplicar en oración, tal como lo hicieron los antiguos apóstoles: “Señor: Auméntanos la fe” (Lucas 17:5).
  2. En la oración se profesó confianza en el poder del sacerdocio y la determinación de perseverar en hacer todo lo que fuese necesario para que la bendición se cumpliera, si es que en ese momento la bendición estaba de acuerdo con la voluntad de Dios.

Poco después de esa sencilla oración, el hijo mejoró. La fiel acción de la madre y de su hijo invitó el poder prometido del sacerdocio y, en parte, satisfizo el requisito de que “no porque no, porque no ningún testimonio sino hasta después de la prueba de fe” (Éter 12:6).

Así como la prisión en la que estaban Alma y Amulek no se vino abajo “sino hasta después de su fe”, y así como Ammón y sus hermanos misioneros no presenciaron poderosos milagros en sus ministerios “sino hasta después de su fe” (véase Éter 12:12–15), así también la curación de este jovencito de trece años no ocurrió sino hasta después de su fe y se logró “según su fe en sus oraciones” (D.

y C.10:47). Mi tercer ejemplo destaca la importancia de reconocer y aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida. Hace varios años, había un joven padre que había sido activo en la Iglesia cuando era niño, pero que durante la adolescencia siguió un sendero diferente.

Después de su servicio militar, se casó con una hermosa jovencita y al poco tiempo su hogar fue bendecido con hijos. Un día, inesperadamente, su hijita de cuatro años enfermó gravemente y la internaron en el hospital. Desesperado, y por primera vez en muchos años, el padre se puso de rodillas en oración para suplicar por la vida de su hija.

No obstante, su estado empeoró. Poco a poco, este padre tuvo la impresión de que su hijita no viviría y, lentamente, sus oraciones cambiaron; ya no oró para suplicar que se curara, sino para implorar entendimiento. “Hágase Tu voluntad” era el estilo de sus súplicas.

Al poco tiempo, su hija entró en coma, y el padre supo que no le quedaban muchas horas en la tierra. Fortalecidos con entendimiento, confianza y poder más allá de los que poseían, los jóvenes padres oraron de nuevo para suplicar la oportunidad de estrecharla entre sus brazos mientras estuviera consciente.

La niña abrió los ojos y sus frágiles brazos se extendieron hacia sus padres para un último abrazo. Entonces murió. Ese padre supo que sus oraciones habían sido contestadas; un Padre Celestial bondadoso y caritativo había dado consuelo a sus corazones.

Se había hecho la voluntad de Dios y ellos habían logrado entendimiento. (Adaptado de H. Burke Peterson, “Adversity and Prayer”, Ensign, enero de 1974, pág.18). El discernir y aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida son elementos fundamentales del pedir con fe en sincera oración. Sin embargo, el solo decir las palabras “hágase Tu voluntad” no es suficiente.

Todos necesitamos la ayuda de Dios para someter nuestra voluntad a la de Él. “La oración es el acto mediante el cual la voluntad del Padre y la del hijo entran en mutua armonía” (Bible Dictionary, “Prayer”, págs.752–753). La oración humilde, ferviente y constante nos permite reconocer la voluntad de nuestro Padre Celestial y actuar de acuerdo con ella.

Y en esto, el Salvador nos brindó el ejemplo perfecto cuando oró en el Jardín de Getsemaní, “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya Y estando en agonía, oraba más intensamente” (Lucas 22:42, 44). El objeto de nuestras oraciones no debe ser presentar una lista de deseos o una serie de peticiones, sino asegurar para nosotros y para los demás las bendiciones que Dios está ansioso por concedernos, de acuerdo con Su voluntad y Su tiempo.

Nuestro Padre Celestial oye y contesta toda oración sincera, pero las respuestas que recibamos tal vez no sean las que esperemos ni nos lleguen cuando y como las deseemos. Esta verdad es evidente en los tres ejemplos que he presentado hoy. La oración es un privilegio y el deseo sincero del alma.

  1. Podemos ir más allá de las oraciones habituales y típicas y participar en oraciones sinceras al pedir apropiadamente con fe y actuar, al perseverar pacientemente a través de la prueba de nuestra fe, y al reconocer y aceptar con humildad que “no se haga mi voluntad, sino la Tuya”.
  2. Testifico de la realidad y la divinidad de nuestro Padre Eterno, de Su Hijo Unigénito, el Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo.

Testifico que nuestro Padre oye y contesta nuestras oraciones. Ruego que todos nos esforcemos con mayor determinación por pedir con fe y de ese modo hacer que nuestras oraciones sean en verdad sinceras. Suplico que así sea, en el sagrado nombre del Señor Jesucristo.
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