Isaac | |
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Datos personales | |
Vida | 180 años |
Familia | |
Cónyuge | Rebeca |
Padres | Abraham y Sara |
Hijos | Jacob Esaú |
Hermanos | Ismael |
Suegros | Batuel |
Abuelos | Terá |
Características | |
Ocupación | Patriarca |
Nacionalidad | Israelita |
Religión | Judaísmo |
Raza | Semita |
Isaac es uno de los patriarcas del pueblo de Israel; hijo de Abraham y Sara, Su nombre significa «hará reír» y se debe a la hilaridad que causó a su madre el anuncio de un viajero al que había hospedado de que daría luz a un hijo, pues «dada su edad, no podía creer estar embarazada» (Gén 17:16-17 ). Según el relato bíblico, Sara contaba con 90 años y Abraham con 100 años en ese momento.
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Contents
- 1 ¿Qué fue lo más importante que hizo Isaac en la Biblia?
- 2 ¿Cuál fue la historia de Isaac?
- 3 ¿Por qué Dios escogio a Isaac?
- 4 ¿Cuál fue el pacto que hizo Dios con Isaac?
- 5 ¿Qué hizo Isaac antes de morir?
- 6 ¿Cómo bendijo Dios a Isaac?
- 7 ¿Qué le dijo Dios a Abraham cuando iba a sacrificar a Isaac?
- 8 ¿Qué enseñanza deja el sacrificio de Isaac?
- 9 ¿Qué hizo Isaac antes de morir?
¿Qué fue lo más importante que hizo Isaac en la Biblia?
Biografía – En la tradición bíblica, el parto sobrenatural de Isaac fue un resultado del pacto que realizó con, y que selló la elección del pueblo judío como receptor de la ; el símbolo tangible de ese pacto sería la, cuyo nombre usual en, ברית מילה, brit milah, significa literalmente «pacto».
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¿Que nos enseña la historia de Isaac?
Isaac (Génesis 21:1-35:29) | Comentario Bíblico Isaac fue el hijo de un gran padre y el padre de un gran hijo, pero como tal, su registro es diverso. En contraste con la constante prominencia que Génesis le da a Abraham, la vida de Isaac está dividida y se cuenta alrededor de las historias de Abraham y Jacob.
- La caracterización de la vida de Isaac encaja en dos partes, una claramente positiva y una negativa, y de las dos se derivan las lecciones respecto al trabajo.
- En el lado positivo, la vida de Isaac fue un regalo de Dios.
- Abraham y Sara lo atesoraron y le transmitieron su fe y valores, y Dios le reiteró las promesas que le había hecho a Abraham.
La fe de Isaac y su obediencia cuando Abraham lo trajo como sacrificio es ejemplar, porque realmente debió haber creído lo que su padre le había dicho: “Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío” (Gn 22:8). Durante la mayor parte de su vida, Isaac siguió los pasos de Abraham.
- Expresando la misma fe, Isaac oró por su esposa estéril (Gn 25:21).
- Así como Abraham sepultó de forma honrosa a Sara, Isaac e Ismael enterraron juntos a su padre (Gn 25:9).
- Isaac se convirtió en un agricultor y pastor tan exitoso que la población local lo envidiaba y le pedía que se fuera (Gn 26:12–16).
Él volvió a abrir los pozos que se habían cavado durante el tiempo de su padre, los que de nuevo se convirtieron en objeto de disputas con las personas de Gerar respecto a los derechos sobre el agua (Gn 26:17–21). Como Abraham, Isaac fue parte de un pacto juramentado con Abimelec que establecía un trato justo entre los dos (Gn 26:26–31).
El escritor de Hebreos mencionó que por la fe, Isaac vivió en tiendas y bendijo a Jacob y a Esaú (Heb 11:8–10, 20). En resumen, Isaac había heredado un gran negocio familiar y riqueza. Como su padre, él no lo acaparó, sino que cumplió el rol que Dios había escogido para él de pasar la bendición que se extendería a todas las naciones.
En estos eventos positivos, Isaac fue un hijo responsable que aprendió a liderar su familia y administrar sus negocios en una forma que honraba el ejemplo de su padre piadoso y competente. La diligencia de Abraham para preparar un sucesor y establecer valores permanentes le trajo bendiciones a su negocio una vez más.
- Cuando Isaac tenía cien años, fue su turno de designar a su sucesor pasando la bendición de la familia.
- Aunque vivió otros ochenta años, el otorgamiento de la bendición fue el último aspecto significativo de Isaac registrado en el libro de Génesis.
- Lamentablemente, por poco falla en esta tarea.
- De alguna forma, olvidó la revelación de Dios a su esposa, que a pesar de la costumbre normal, su hijo menor, Jacob, debía convertirse en la cabeza de la familia en vez del mayor (Gn 25:23).
Isaac regresó al camino correcto para cumplir los propósitos de Dios gracias a una táctica ingeniosa de Rebeca y Jacob. Mantener el negocio de la familia significaba que la estructura fundamental de la familia debía estar intacta, y el padre debía garantizar esto.
Aunque sea desconocido para muchos de nosotros actualmente, habían costumbres relacionadas que eran prominentes en la familia de Isaac: el derecho de nacimiento (Gn 25:31) y la bendición (Gn 27:4). El derecho de nacimiento otorgaba el derecho de heredar una parte más grande de las propiedades del padre, en términos de bienes y tierras.
Aunque algunas veces el derecho de nacimiento se transfería, se reservaba por lo general para el hijo primogénito. Las leyes específicas al respecto podían variar, pero parece que fue una característica estable de la cultura del Cercano Oriente antiguo.
- La bendición era el llamado correspondiente de la prosperidad de Dios y la sucesión del liderazgo en el hogar.
- Esaú creyó equivocadamente que podía ceder su derecho de nacimiento y tener la bendición de todas formas (Heb 12:16–17) pero Jacob reconoció que eran inseparables.
- Con ambas, Jacob tendría el derecho a la herencia de la familia tanto económica como social y también en términos de su fe.
La bendición, un tema fundamental en el desarrollo de la trama de Génesis, no solo acarreaba recibir las promesas del pacto de Dios con Abraham, sino también transmitirlas a la siguiente generación. El fracaso de Isaac al no reconocer que Jacob debía recibir el derecho de nacimiento y la bendición, provenía de haber puesto su comodidad personal por encima de las necesidades de la organización familiar.
- Él prefería a Esaú porque amaba la presa silvestre que su hijo el cazador le traía.
- Aunque Esaú valoraba el derecho de nacimiento menos que una simple comida (lo que significa que no era adecuado ni estaba interesado en la posición de liderar el negocio familiar), Isaac quería que Esaú lo tuviera.
- Las circunstancias privadas bajo las cuales Isaac otorgó la bendición indican que sabía que tal acto sería criticado.
El único aspecto positivo de este episodio es que la fe de Isaac lo llevó a reconocer que la bendición divina que por error le había dado a Jacob, era irrevocable. Por esta razón se le recuerda generosamente en Hebreos. “Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú, aun respecto a cosas futuras” (Heb 11:20).
Dios había escogido a Isaac para perpetuar está bendición y trabajó con tenacidad Su voluntad por medio de él, a pesar de las intenciones mal fundadas de Isaac. El ejemplo de Isaac nos recuerda que sumergirnos demasiado en nuestra propia perspectiva nos puede llevar a cometer graves errores de juicio.
Cada uno de nosotros es tentado por la comodidad personal, prejuicios e intereses privados, que nos hacen perder de vista la importancia más amplia de nuestro trabajo. Tal vez nuestra debilidad sean los elogios, la seguridad financiera, las relaciones inadecuadas, evitar los conflictos, las recompensas a corto plazo y otros beneficios personales que pueden estar en contra de que hagamos nuestro trabajo para cumplir los propósitos de Dios.
- Aquí se involucran tanto factores individuales como sistémicos.
- A nivel individual, el favoritismo de Isaac por Esaú se repite en la actualidad, cuando aquellos en el poder deciden promover ciertas personas con base en favoritismos, sean reconocidos o no.
- En el nivel sistémico, todavía hay muchas organizaciones que permiten que sus líderes contraten, despidan y asciendan personas a su antojo, en vez de desarrollar sucesores y subordinados por medio de un proceso a largo plazo, coordinado y que rinda cuentas.
Ya sea que los abusos sean individuales o sistémicos, no habrá una solución efectiva con apenas decidir hacerlo mejor o cambiar los procesos organizacionales. En vez de esto, tanto los individuos como las organizaciones deben ser transformados por la gracia de Dios para priorizar lo que es realmente importante por encima del beneficio personal.
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¿Qué dice la Biblia acerca de Isaac?
GÉNESIS 25:19-34 Esta es la historia de Isaac, el hijo de Abraham. Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán, los arameos que vivían en Padán-aram. Rebeca no podía | Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE) | Descarga la aplicación de la Biblia ahora Esta es la historia de Isaac, el hijo de Abraham.
- Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán, los arameos que vivían en Padán-aram.
- Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac rogó al Señor por ella.
- Y el Señor oyó su oración, y Rebeca quedó embarazada.
- Pero como los mellizos se peleaban dentro de su vientre, ella pensó: “Si esto va a ser así, ¿para qué seguir viviendo?” Entonces fue a consultar el caso al Señor, y él le contestó: “En tu vientre hay dos naciones, dos pueblos que están en lucha desde antes de nacer.
Uno será más fuerte que el otro, y el mayor estará sujeto al menor.” Llegó al fin el día en que Rebeca tenía que dar a luz, y tuvo mellizos. El primero que nació era pelirrojo, todo cubierto de vello, y le llamaron Esaú. Luego nació su hermano, agarrado al talón de Esaú con una mano, y por eso le llamaron Jacob.
- Isaac tenía sesenta años cuando Rebeca los dio a luz.
- Los niños crecieron.
- Esaú llegó a ser un hombre del campo y muy buen cazador; Jacob, por el contrario, era un hombre tranquilo, a quien agradaba quedarse en el campamento.
- Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba, pero Rebeca prefería a Jacob.
Un día en que Jacob estaba cocinando, Esaú regresó muy cansado del campo y le dijo: –Por favor, dame un poco de ese guiso rojo que tienes ahí, porque me muero de hambre. (Por eso a Esaú también se le conoce como Edom.) –Primero dame a cambio tu primogenitura –contestó Jacob.
Entonces Esaú dijo: –Como puedes ver, me estoy muriendo de hambre, de manera que la primogenitura no me sirve de nada. –Júramelo ahora mismo –insistió Jacob. Esaú se lo juró, y así cedió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y guisado de lentejas. Cuando Esaú terminó de comer y beber, se levantó y se fue, sin dar importancia alguna a su primogenitura.
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¿Cuál fue la historia de Isaac?
Isaac (1896-1716 a.C.) Patriarca bíblico, hijo de y de Sara. Nació hacia el año 1896 a.C., cuando su padre contaba cien años y su madre noventa. De acuerdo con la Biblia, Dios exigió que Abraham sacrificase a su hijo Isaac, petición a la que accedió, si bien en su lugar lo sería finalmente un carnero.
- Con tal relato, centrado en la región de Moria, se quería rechazar los sacrificios humanos practicados por los cananeos, como no queridos por Dios.
- La vida de Isaac se desenvolvió en un ambiente sedentario, pues se dedicó a la agricultura y a la ganadería, actividad con la que incluso llegó a ser rico.
Casó con Rebeca, hija del arameo Betuel, y tuvo dos hijos, y, que le causaron muchas penas (episodio de la venta de la primogenitura). Isaac, fue enterrado en Majpelá. De hecho, bajo el prisma bíblico, el patriarca Isaac es una figura poco destacada, de transición entre Abraham y Jacob.
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¿Por qué Dios escogio a Isaac?
(7-1) Introducción – ¿Por qué el Señor escogió a Isaac y a Jacob? ¿En qué forma fueron elegidos para perpetuar el convenio que el Señor había hecho con Abraham? El propósito de este capítulo es ayudarle a conocer los acontecimientos significativos que ocurrieron cuando el Dios de Abraham llegó a ser el Dios de Isaac y Jacob.
- Aprenderá que de los ocho hijos de Abraham cuyos nombres se mencionan en las Escrituras, el Señor escogió a Isaac para ser el heredero del convenio.
- Posteriormente Dios eligió a Jacob sobre Esaú, aunque este último era el primogénito y parecía ser el favorito de Isaac, su padre.
- Isaac y Jacob fueron preordinados para llevar a cabo sus responsabilidades, pero fue por su dignidad personal que justificaron su llamamiento para perpetuar el convenio.
Desde la época de estos grandes patriarcas, todos los elegidos del Señor han venido a la tierra a través de su descendencia o han sido adoptados en su linaje. En el Antiguo Testamento Jehová es llamado, repetidamente, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Por lo tanto, es importante que comprenda no sólo quién fue Abraham, sino además por qué el Señor eligió a Isaac y a Jacob para ser los primeros de la casa de Israel. Al comenzar a estudiar la prolongación de la línea del convenio, recuerde lo siguiente: A veces nos inclinamos a simplificar demasiado el concepto de un pueblo que ha hecho convenio y la herencia de ciertos grupos humanos.
Por ejemplo, nos inclinamos a pensar en los árabes como descendientes de Ismael o Esaú, en los judíos como descendientes de Judá, en los aborígenes americanos y en los habitantes de las islas del Pacífico Sur como descendientes de Lamán, etc. A grandes rasgos esto es verdad, naturalmente, pero a través de siglos de casamientos y conversiones, las “líneas de sangre pura” (expresión imposible en la realidad) de los distintos antepasados se han visto ampliamente mezcladas.
- Podemos asegurar que durante casi cuatro mil años los descendientes de Isaac se han mezclado con los descendientes de Ismael y de los otros hijos de Abraham.
- Sabemos que después que las diez tribus fueron llevadas al cautiverio, el término judío fue usado en un sentido nacionalista (refiriéndose a un miembro del reino de Judá) y no solamente cuando se habla de los descendientes de Judá, hijo de Jacob.
Así tenemos que Lehi, que era descendiente de Manasés (véase Alma 10:3), e Ismael y sus hijas, que eran del linaje de Efraín (véase Erastus Snow, en Journal of Discourses, 23:184-85), eran judíos porque vivían en Judá. En el Libro de Mormón se usa el vocablo lamanita en un sentido espiritual (para señalar al que había apostatado de la verdad), así como también para señalar a la descendencia de Lamán (véase 4 Nefi 1:38).
Un ejemplo posterior de cómo las líneas de sangre se mezclan se encuentra en la conversión de toda una nación al judaismo en el siglo VIII a.C. La mayoría de los habitantes del pueblo de los Kha-zars, en la región que hoy en día es Rusia, se convirtieron al judaismo (véase Encyclopedia Judaica, “Khazars”, 10:944-47).
Muchos judíos modernos de Europa pueden trazar su linaje hasta los miembros de aquel grupo, quienes fueron gentiles hasta el año 740 a.C. Los negros africanos de Etiopía dicen ser descendientes del rey David a través del casamiento de Salomón con la reina de Saba (véase 1 Reyes 10:1-13; Encyclopedia Judaica, “Etiopía”, 6:943).
- De manera que es posible que la sangre de Israel se haya esparcido también por Africa.
- Aunque hoy en día hay grupos que podrían ser considerados predominantes de Israel o predominantemente gentiles, es casi seguro que se puede encontrar sangre de ambos linajes en la mayoría de los pueblos de la tierra.
Lo importante es que ser de Israel, o integrantes del pueblo del convenio, requiere fidelidad así como también linaje de sangre. Así tenemos, tal como lo dijo Nefi, que el arrepentimiento y la fe en el Santo de Israel es lo que determina si una persona es del convenio o no (véase 2 Nefi 30:2), concepto enseñado también por Pablo (véase Romanos 2:28-29).
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¿Cuál es la diferencia entre Isaac y Jesús?
Actividades complementarias – En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:
- Analice las siguientes similitudes entre el hecho de que el Padre Celestial haya mandado a Jesucristo a la tierra para ser sacrificado y el sacrificio que casi llevó a cabo Abraham con Isaac:
- Isaac era el único hijo de Abraham y Sara. Jesucristo es el Unigénito del Padre Celestial en la carne (el Padre Celestial es el padre del espíritu y del cuerpo de Jesús).
- Abraham amaba a Isaac. Nuestro Padre Celestial ama a Jesús.
- Abraham fue obediente a nuestro Padre Celestial. Isaac fue obediente a su padre. Jesús fue obediente a su padre.
- El Señor proporcionó un carnero para el sacrificio de Abraham. Nuestro Padre Celestial proporcionó a Jesús, el Cordero de Dios, como sacrificio para nosotros.
- Lea y analice Proverbios 3:5–6, Ayude a los niños a aprender de memoria todo o parte de ese pasaje de las Escrituras. Aliente a los niños a recitar ese pasaje de las Escrituras a sus respectivas familias y a analizar su significado con ellas.
- Sugiera situaciones como las siguientes o parecidas en las cuales los niños deben confiar en nuestro Padre Celestial. Ayúdelos a decidir cómo demostrar esa confianza.
- Cuando oramos. (Pedir que se haga la voluntad de nuestro Padre Celestial.)
- Cuando venimos a la Primaria. (Prestar atención y aprender.)
- Cuando somos tentados a hacer algo que está mal. (Recordar lo que Jesús enseñó y rehusarse a hacer lo que no es correcto.)
- Cuando alguien lastima nuestros sentimientos. (Perdonar y demostrar amor en lugar de enojarnos.)
- Cuando pensamos que necesitamos el dinero de los diezmos para algo más. (Pagar el diezmo.)
- Cuando nuestros amigos desean que vayamos a jugar fútbol o al cine en el día de reposo. (Santificar el día de reposo.)
- Cuando es hora de levantarnos para leer las Escrituras con nuestra familia y todavía tenemos sueño. (Levantarnos y leer.)
- Escriba en tiritas de papel bendiciones que podríamos recibir al depositar nuestra confianza en nuestro Padre Celestial y en Jesucristo y hacer lo que Ellos nos pidan. Utilice las siguientes bendiciones u otras semejantes:
- Felicidad.
- Salud.
- Amor por los demás.
- Un hogar donde hay paz.Un testimonio del Evangelio.
- Una fe más grande en Jesucristo.
- Gozo al asistir a la Iglesia.
- Tener al Espíritu Santo como nuestro compañero.
• Coloque las tiritas de papel en una bolsa y pregunte: “¿A cuántos de ustedes les gusta recibir cosas buenas?” Recuerde a los niños que ya hemos recibido la gran bendición de tener el Evangelio de Jesucristo. Dígales que nuestro Padre Celestial y Jesús nos han prometido muchas más bendiciones si confiamos en Ellos y vivimos el Evangelio.
- Participar con buena disposición en las noches de hogar y en las oraciones familiares.
- Asistir a la Iglesia.
- Ayudar a los miembros de la familia.
- Obedecer a los padres.Guardar la Palabra de Sabiduría.
- Leer las Escrituras.
Es importante que los niños se den cuenta de que las bendiciones no siempre se reciben inmediatamente. Algunas bendiciones podrían llegar años más tarde y algunas tal vez no las recibamos mientras nos encontremos en la tierra. Pida a los niños que cada uno de ellos decida qué desean hacer durante la semana entrante para demostrar la confianza que tienen en nuestro Padre Celestial y en Jesús.
- Canten o repitan la letra de la canción “Mandó a Su Hijo” ( Canciones para los niños, pág.20).
¿Cuál fue el pecado de Isaac?
3. (6-8) Abimelec se lleva a Rebeca porque Isaac dice que ella es su hermana. – Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.
- Sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer.a.
- Habitó, pues, Isaac en Gerar : Isaac obedeció la advertencia de Dios y permaneció en la tierra; sin embargo, vivía entre la gente de Canaán, más cerca que antes, y esto traería problemas.b.
Y él respondió: Es mi hermana; pues tuvo miedo de decir: Es mi mujer : Isaac pasó de una experiencia espiritual tan elevada (Génesis 26:1-5), a un pecado por la debilidad de su propia carne y también por el mal ejemplo de su padre.i. Pedro, con su confesión y su consejo erróneo a Jesús, es un perfecto ejemplo de como el pecado le puede seguir a un derrame de la bendición de Dios.
Bien dice 1 Corintios 10:12: «Así que el que piensa estar firme mire que no caiga».c. Pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto : La Biblia no enseña que estamos atados por «maldiciones generacionales»; pero el caso es que, a menudo, los pecados de los padres se encuentran en los hijos.
Esto puede deberse a que estos pecados de la carne han sido nutridos en el mismo entorno y modelados por una generación previa.d. Vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer : Cuando Abimelec vio esto hizo sus cálculos y entendió la verdadera naturaleza de la relación de ellos.i.
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¿Cuál fue el pacto que hizo Dios con Isaac?
El Pacto de Dios a Través de Moisés El pacto que Dios hizo con Abraham fue renovado con su hijo Isaac. En Génesis 26:3 (LBLA) Dios le dice a Isaac: “A ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham”.
Y luego, al hijo de Isaac, Jacob. Dios apareció en Betel (de acuerdo a Génesis 28:13-15) y le confirmó el pacto: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. También tu descendencia será como el polvo de la tierra,
y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas”. En ese momento, Jacob no podía saber que iría a Egipto y que por cuatrocientos años sus descendientes serían esclavos, y que la promesa permanecería en letargo hasta que fuese confirmada nuevamente con Moisés.
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¿Cuál fue el error de Isaac en la Biblia?
En este capítulo veremos como Isaac pasa por algunas pruebas similares a las que pasó su padre Abraham:
- Hambre en la tierra
- Conflicto con Abimelec
Hambre en la tierra:
En el Medio Oriente no era inusual las hambrunas, las cuales eran causadas generalmente por sequías de un año o más de duración. Isaac enfrentó una de estas hambrunas en la Tierra Prometida. Génesis 26:1 – « Y hubo hambre en la tierra, además del hambre anterior que había ocurrido durante los días de Abraham. Y se fue Isaac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos» Décadas antes, Abraham había pasado por circunstancias similares. Pero veamos qué hizo él Génesis 12:10 – « Y hubo hambre en la tierra; y Abram descendió a Egipto para pasar allí un tiempo, porque el hambre era severa en la tierra» Lo más probable es que Isaac se vio tentado a hacer lo mismo que su padre Abraham.
- En tiempos de hambruna, muchos descendían a Egipto, porque ellos cuentan con la constante fuente de agua del río Nilo.
- Sin embargo, Dios se le apareció a Isaac, y le dijo que no descendiera a Egipto.
- En medio de esa advertencia, el Señor le reveló algo aún más importante: el propósito de su vida.
- Génesis 26:2-5 – «Y se le apareció el SEÑOR, y dijo: No desciendas a Egipto; quédate en la tierra que yo te diré.
(3) Reside en esta tierra y yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham. (4) Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, (5) porque Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes» Esta fue la primera experiencia personal de Isaac con Dios.
Antes era el ” Dios de su Padre “, pero ahora ya podía decir que era también ” el Dios de Isaac “. No sólo eso, sino que le confirmó personalmente el Pacto que había hecho con Abraham, el cual era un pacto multi-generacional. En teoría, pudiera haber sido posible que el pacto hubiera ” muerto ” con el fallecimiento de Abraham, pero Dios era fiel a Su Palabra.
El pacto que Dios hizo con Abraham no era sólo para Abraham; sino que era para todos sus descendientes ( Génesis 17:7-8 ). Esto cumple una promesa específica hecha en Génesis 17:19. La bendición para Isaac y para su descendencia estaba en esa tierra. Su herencia no estaba en Egipto ni en ninguna otra tierra más que en Canaán.
En ese momento ellos vivían allí como extranjeros, pero llegaría el momento en que el Señor entregaría la Tierra Prometida a sus descendientes. El Señor también le prometió que su simiente traería bendición a todas las naciones de la tierra. Aunque Abraham descendió a Egipto, él aprendió la lección y no volvió a regresar.
El aprendió a no dejarse llevar por las circunstancias, sino a buscar la voz y la dirección del Señor. Abraham aprendió a ” oír y obedecer ” (heb. Shema ). Hay una característica de Isaac en las Escrituras que describe más profundamente su carácter: En ocho ocasiones es asociado a pozos.
- 24:62, 25:11, 26:19, 20,21,22,25,32 ) Ocho es un número Bíblico que significa nuevo principio, y pozos representan las fuentes de agua viva.
- La bendición viene a Isaac después de encontrar los pozos.
- ¿Que significa? Nuevamente hay hambre en la tierra, e Isaac se vio obligado a ir a la tierra de los Filisteos en busca de alimento.
Pero antes de llegar a Egipto YHVH aparece a Isaac y le confirma el pacto que había dado a su padre Abraham. Aquí viene la promesa que iba a sostener a Isaac en la hambruna. Si él es capaz de confiar en ella será prosperado en medio de los problemas.
- El Eterno no menciona que la descendencia de Isaac iba a ser como la arena del mar o como el polvo de la tierra, sólo como las estrellas del cielo.
- Los descendientes de Abraham están conectados de una manera especial a Su hijo.
- De la misma manera, los que están relacionados con el Hijo de Dios serán como las estrellas.
Son los hijos de Abraham.Dos veces se repite la promesa de que su descendencia recibiría todas estas tierras. Es una clara referencia a que los hijos de Abraham van a heredar la tierra de Israel y todas las tierras del mundo estarán bajo su dominio, como está escrito en Romanos 4:13.
- Ordenanza ( heb. Mishmeret )
- Mandamientos (heb. Mitzvot )
- Estatutos ( heb. Jukim )
Leyes ( heb. Torá ) – Leyes – y mis leyes – En hebreo ” ve-torotai “, de la palabra “torá”, instrucción, enseñanza. Se refiere tanto a la Torá que luego fue escrita en Sinai, como la torá oral que fue dada en la Creación. Aunque Dios aún no había dado la Torá en el Monte Sinaí, la realidad es que la Ley de Dios existe desde siempre, pues es el reflejo del orden divino.
Isaac obedeció:
El Señor le dijo a Isaac que no descendiera a Egipto, y él oyó y obedeció. Génesis 26:6 – «Habitó, pues, Isaac en Gerar» Isaac permaneció en la Tierra Prometida, a pesar de las circunstancias adversas. Su llamado estaba en Canaán, y Dios lo iba a bendecir allí—no en Egipto.
La segunda prueba:
Isaac pasó la primera prueba, pero no la segunda El cometió el mismo error que había hecho Abraham cuando Abimelec deseó a su mujer Sara ( Gen.20:2 ). Isaac también mintió diciendo que su mujer era su ” hermana “. Génesis 26:7 – «Y cuando los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer, él dijo: Es mi hermana; porque tenía temor de decir: Es mi mujer. Génesis 26:8-11 – «Y sucedió que después de haber estado allí largo tiempo, Abimelec, rey de los filisteos, miró por una ventana, y he aquí, vio a Isaac acariciando a Rebeca su mujer. (9) Entonces Abimelec llamó a Isaac, y le dijo: He aquí ciertamente ella es tu mujer.
¿Cómo, pues, dijiste: «Es mi hermana»? E Isaac le respondió: Porque me dije: «No sea que yo muera por causa de ella.» (10) Y Abimelec dijo: ¿Qué es esto que nos has hecho? Porque alguno del pueblo fácilmente pudiera haberse acostado con tu mujer, y hubieras traído culpa sobre nosotros. (11) Y Abimelec ordenó a todo el pueblo, diciendo: El que toque a este hombre o a su mujer, de cierto morirá» Isaac mintió para poner a salvo su vida, pero tal vez no se dio cuenta que estaba poniendo en riesgo la vida de muchos en el lugar, pues al mentir había abierto la oportunidad para que tomaran a Rebeca.
Pero ella no era soltera, sino casada, y si alguien la tomaba como su mujer, sería pecado, y eso traería maldición a las familias del lugar. Cuando Abimelec vio esto ( en la versión King James en inglés tiene una traducción interesante aquí, dice que Isaac jugaba con Rebeca ), hizo sus cálculos y entendió la verdadera naturaleza de su relación de ellos.
- Según Rashí la raíz de la expresión צָחַק utilizada en la Tora, tiene varias acepciones: reir, divertirse, jugar y tener relaciones sexuales.
- En este versículo necesariamente se refiere a esto ultimo, pues de no ser así, ¿como supo Abimelec que Rebeca era su esposa?.
- En este ultimo sentido también es utilizado en el v.39:14, a proposito de Jose y la esposa de Potifar.
Hay dos tipos de culpa, personal y colectiva. Hay un ejemplo de esto en el caso de Acán en Josué 6-7. Cf.1 Corintios 5.1. Cuando un individuo peca, es responsable de su propio pecado delante de Dios.2. Ahora, los pecados de ese individuo también afectan el colectivo al que pertenece, su familia, su ciudad, su congregación, su nación etc.
Si los líderes del colectivo no condenan el pecado del individuo, cuando es revelado, vendrá el juicio sobre todo el colectivo por ese pecado individual. Así que la culpa colectiva es producida por las culpas personales no propiciadas de los individuos del colectivo que no son juzgadas y condenadas por el liderazgo del colectivo cuando son manifiestas.
La culpa colectiva también es producida por los pecados cometidos por líderes, que son representantes del colectivo, o por todo el colectivo.
Isaac sembró:
Desde que Abraham llegó a la Tierra Prometida, él y su familia habían llevado una vida nómada, trasladándose de un lugar a otro en busca de pastos para sus ganados. Por lo demás, era difícil que se asentaran en un solo lugar, ya que eran extranjeros, y como tales no se les permitía comprar tierra. Génesis 26:12 – «Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno. Y el SEÑOR lo bendijo. (13) Y el hombre se enriqueció, y siguió engrandeciéndose hasta que llegó a ser muy poderoso; (14) pues tenía rebaños de ovejas y vacadas y mucha servidumbre, y los filisteos le tenían envidia» Isaac fue el primer patriarca que leemos que sembró y cosechó en la Tierra Prometida, y Dios lo prosperó en abundancia.
Envidia de los vecinos:
Lamentablemente, la prosperidad de Isaac provocó envidia en los pueblos vecinos, y por ello comenzaron a atacarlo. Génesis 26:15-16 – «Y todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en los días de Abraham su padre, los filisteos los cegaron llenándolos de tierra. Génesis 26:17-18 – «Isaac partió de allí, acampó en el valle de Gerar y se estableció allí. (18) Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían sido cavados en los días de su padre Abraham, porque los filisteos los habían cegado después de la muerte de Abraham, y les puso los mismos nombres que su padre les había puesto» Isaac regresó a ver lo que su padre había hecho.
Esto mismo se ha repetido recientemente en la historia de Israel. Cuando los judíos desalojaron la Franja de Gaza, dejaron atrás casas, cultivos e infraestructura. En lugar de tomarlos y usarlos para su beneficio, los palestinos allanaron el lugar y destruyeron todo. Esa es la consecuencia cuando el odio y la envidia son mayores que el amor propio.
Pozos:
En la Tierra Prometida, el acceso al agua es esencial, tanto para los cultivos como para el ganado. Sin una fuente de agua, no se puede mantener cultivos ni ganado. En pocas palabras, no se puede sobrevivir. Dado que en el sur de Israel no hay ríos ni lagos, la gente depende completamente de pozos o cisternas. Génesis 26:20-22 – «Entonces riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso él llamó al pozo Esek, porque habían reñido con él. (21) Cavaron otro pozo, y también riñeron por él; por eso lo llamó Sitna. (22) Y se trasladó de allí y cavó otro pozo, y no riñeron por él; por eso lo llamó Rehobot, porque dijo: Al fin el SEÑOR ha hecho lugar para nosotros, y prosperaremos en la tierra» Gerar —lit.
- Esek —lit. contienda.
- Sitna —lit. odio, dolor, opocsición.
- Rehobot —lit. lugar espacioso, calle amplia.
El primer pozo fue nombrado ” contención “, porque hizo que los otros se pusieran celosos. El siguiente fue llamado ” oposición “, por razones similares. Pero el tercero fue llamado ” espaciosidad “, porque estaba lo suficientemente alejado para no ser un problema.
- Los filisteos cerraban los pozos en un intento por hacer que los habitantes olvidaran el nombre de YHVH, y siguieran las costumbres paganas de la época.
- A David le pasó algo similar, y escribió un salmo al respecto: Salmo 18:17-27 – « Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
(18) Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, mas el SEÑOR fue mi sostén. (19) También me sacó a un lugar espacioso ; me rescató, porque se complació en mí. (20) El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado.
- 21) Porque he guardado los caminos del SEÑOR, y no me he apartado impíamente de mi Dios.
- 22) Pues todas sus ordenanzas estaban delante de mí, y no alejé de mí sus estatutos.
- 23) También fui íntegro para con El, y me guardé de mi iniquidad.
- 24) Por tanto el SEÑOR me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la pureza de mis manos delante de sus ojos.
(25) Con el benigno te muestras benigno, con el íntegro te muestras íntegro. (26) Con el puro eres puro, y con el perverso eres sagaz. (27) Porque tú salvas al pueblo afligido, pero humillas los ojos altivos» Los tres pozos son comparados con los tres templos.
Confirmación en Beerseba:
El capítulo 26 de Génesis comienza y termina con la confirmación del Pacto con Isaac, el mismo que el Señor había hecho con su padre Abraham. Cuando Isaac fue a Beerseba, Dios se le volvió a aparecer a Isaac: Génesis 26:23-24 – «De allí subió a Beerseba.
24) Y el SEÑOR se le apareció aquella misma noche, y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas, porque yo estoy contigo. Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por amor de mi siervo Abraham» De forma similar a su padre, también Isaac construyó allí un altar e invocó el Nombre del Señor.
Estando Isaac fuera de su tierra, en tierras de Abimelec, YHVH lo prosperó hasta causar en Abimelec temor por sus riquezas, así que fue despedido de aquella tierra. Volvió a Gerar y abrió de nuevo los pozos de su padre, que los filisteos habían cerrado, encontrando un pozo de aguas vivas.
Cerrar un pozo en desierto era un pecado muy grande ya que el agua significa vida especialmente en el desierto. ¿En otras palabras cual era la labor de Isaac? Volver a traer vida, volver a la obediencia a YHVH, encontrando el pozo de aguas vivas. Y regresó a Beerseba, el mismo lugar donde Abraham había hecho pacto con Abimelec años antes.
Génesis 26:25 – «Y él construyó allí un altar e invocó el nombre del SEÑOR y plantó allí su tienda; y allí abrieron los siervos de Isaac un pozo» Dios le confirmó la Promesa Divina a Isaac en ese lugar.
Acuerdo de paz:
Beerseba era el lugar donde Abraham había hecho un pacto de paz con Abimelec ( Gen.21:31-33 ). Cuando todo parecía ir en paz con Isaac, de repente se le apareció Abimelec acompañado con el jefe de su ejército. A primera vista parecía una visita amenazante, pero luego aclararon que sus intenciones eran otras Génesis 26:26-31 – «Entonces Abimelec vino a él desde Gerar, con su consejero Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército.
(27) Y les dijo Isaac: ¿Por qué habéis venido a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros? (28) Y ellos respondieron: Vemos claramente que el SEÑOR ha estado contigo, así es que dijimos: «Haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y hagamos un pacto contigo, (29) de que no nos harás ningún mal, así como nosotros no te hemos tocado y sólo te hemos hecho bien, y te hemos despedido en paz.
Tú eres ahora el bendito del SEÑOR.» (30) Entonces él les preparó un banquete, y comieron y bebieron. (31) Y se levantaron muy de mañana y se hicieron mutuo juramento; entonces Isaac los despidió y ellos partieron de su lado en paz» Abimelec quería llegar a un acuerdo de paz con Isaac, al igual que lo hicieron con su padre Abraham.
- Isaac levanta altar a YHVH y le adora, abre nuevos pozos, instala su tienda y recibe de nuevo la visita de Abimelec.
- ¿Por que regresa? Milagrosamente, Dios llevó a que los vecinos ya no tuvieran envidia de Isaac, sino que buscaran la paz con él.
- Como confirmación, Dios le envió a Isaac una señal.
- Los pozos y el agua viva son símbolo de la Palabra de Dios.
Lo que en otras palabras tanto Abraham como Isaac hacían era enseñar la fuente de la bendición. Donde hay agua hay vida. Pero los Filisteos cerraban los pozos. ¿Como explicar que cierren pozos en el desierto? Jesús nos explica hablando acerca de la luz en: Juan 3:19-20 – “Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo, y los hombres amaban la oscuridad en lugar de la luz, porque sus acciones son malas.
Porque todo el que hace el mal, odia la luz, tampoco viene a la luz, para que sus acciones no sean reprobadas” Un pozo es una fuente de vida y representa la fuente de la vida espiritual. Los enemigos sabían que la fuente natural para la prosperidad de Isaac eran los pozos y por eso los cegaron de tierra.
El enemigo siempre intentará cerrar el paso entre nosotros y la fuente de vida espiritual que el Eterno nos ha dado. YHVH mismo es nuestra fuente de vida y nuestra relación con Él se desarrolla principalmente mediante la oración, especialmente la oración en el espíritu, y el estudio de la Palabra.
- Estas dos áreas son el ataque principal del enemigo de nuestras almas.
- Jeremías 2:13 está escrito – “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para scisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua” Vida y bendición vienen a nuestras vidas como resultado de guardar y enseñar la Palabra.
Pero siempre vamos a encontrar quien nos prevenga y enseñe que hay que cerrar estos pozos porque hoy no son de bendición de acuerdo a enseñanzas humanas y tradiciones de hombres. Hombres religiosos que por desconocimiento quieren a toda consta cerrar los pozos de aguas vivas, fuentes de bendición.
Proverbios 18:4 está escrito – “Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre, arroyo que fluye, la fuente de sabiduría” Proverbios 13:14 está escrito – “La ley del sabio es fuente de vida, para apartarse de los lazos de la muerte.” Juan 4:14 está escrito – “pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna” El agua que da el Mesías es Su Palabra.
La fuente que brota para vida eterna es el Espíritu del Mesías que entra a morar en todos aquellos que reciben sus palabras de vida. El que ora constantemente en el espíritu se mantiene en el amor del Eterno, como está escrito en Judas 20-21: ” Pero vosotros, amados, edificándoos en vuestra santísima fe, orando en el Espíritu de Santidad, conservaos así en el amor de Dios, esperando ansiosamente la misericordia de nuestro Señor Jesucrist0 para vida eterna. ” Beerseba ” literalmente significa: ” Pozo de siete “. También puede significar ” pozo del pacto “, pues un juramento que se declara siete veces era considerado un pacto. Génesis 26:34-35 – «Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; (35) y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca» De nuevo, esto muestra el carácter de Esaú, como f ornicario y profano,
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¿Qué hizo Isaac antes de morir?
Lección 30: Génesis 25–27 Antiguo Testamento: Manual del maestro de seminario Lección 30: Génesis 25–27 Lección 30 Antes de su muerte, Abraham otorgó todo lo que tenía a Isaac. Rebeca, la esposa de Isaac, dio a luz a gemelos, llamados Esaú y Jacob. Esaú vendió su primogenitura a Jacob, y más tarde Isaac otorgó a Jacob la bendición de la primogenitura, que incluía las bendiciones del convenio de Abraham.
¿Qué escogerían? ¿Por qué? ¿En qué se parece esa situación hipotética a algunas de las situaciones que afrontamos en la vida?
A medida que los alumnos estudian las elecciones de una persona que cambió una posesión valiosa por algo que tenía menor valor, aunque inmediato, invítelos a buscar principios que los podrían guiar en situaciones parecidas. Para resumir, explique que estos versículos hablan de los últimos años de Abraham en la tierra, su muerte, y la muerte del hijo de Abraham y Agar, Ismael.
Antes de morir, Abraham se casó con una mujer llamada Cetura, quien tuvo seis hijos. En las Escrituras se hace referencia a Cetura como una concubina (véase ). Explique que la palabra concubina se usa para describir a las mujeres del Antiguo Testamento que, en la época y la cultura en la que vivían, estaban legalmente casadas a su esposo, pero tenían una posición social inferior a la esposa.
Pida a un alumno que lea en voz alta, e invite a la clase a seguir la lectura en silencio para saber lo que Abraham dio a sus hijos antes de morir.
¿Qué le dio Abraham a Isaac? ¿Qué les dio a Abraham a sus otros hijos? ¿Por qué piensan que Abraham dio todo lo que tenía a Isaac, en lugar de dividir sus posesiones igualmente entre todos sus hijos?
Explique que Isaac recibió más que los otros hijos de Abraham debido a la primogenitura de Isaac. El hijo que tenía la primogenitura heredaba no sólo las tierras y posesiones del padre, sino también la posición del padre como el líder espiritual de la familia y la “autoridad de presidir” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, ).
Entonces, el hijo era responsable de usar esos recursos para proveer para las necesidades de la familia. A menudo, la primogenitura se pasaba del padre al hijo mayor. Sin embargo, la rectitud era más importante que ser el primogénito. La primogenitura que Isaac recibió de Abraham también incluía todas las bendiciones y responsabilidades del convenio de Abraham.
Esaú vende su primogenitura a Jacob Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cómo bendijo el Señor a Isaac y a su esposa, Rebeca. (Puede que tenga que explicar que estéril significa que no podía tener hijos.) Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.
¿Qué hizo Rebeca para saber por qué sintió una lucha en el vientre? ¿Qué le enseñó el Señor a Rebeca en cuanto a los dos hijos que tendría?
Destaque la frase “el mayor servirá al menor” en, Explique que eso indica que el hijo menor con el tiempo heredaría la primogenitura en lugar del primogénito. Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio, y que una mitad averigüe el nombre y las características del hijo mayor, y la otra mitad que busque el nombre y las características del hijo menor.
¿Qué hubieras hecho en esta situación si hubieras estado en la posición de Esaú?
Haga referencia a la porción de comida que mostró o dibujó antes en la pizarra, y recuerde a la clase la pregunta que hizo de si querrían una pequeña porción en el momento, o esperar para recibir un suministro interminable de su comida favorita.
¿En qué se parece la decisión a la que se enfrentó Esaú a la situación con la porción pequeña de comida?
Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y vea lo que escogió Esaú.
¿Qué quiere decir en el que “menospreció Esaú la primogenitura”? (Si lo desea, señale que Esaú trató su primogenitura como si tuviera muy poco significado o valor.)
El Señor guía y bendice a Isaac Resuma y explique que el Señor guió a Isaac y lo bendijo, tanto espiritual como temporalmente. El destacar las bendiciones de Isaac, nos ayuda a entender lo que Esaú perdió cuando vendió su primogenitura a Jacob. Pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y se fije en maneras en las que el Señor bendijo a Isaac.
Basándose en lo que encontraron en, ¿qué bendiciones podía haber heredado Esaú si hubiera retenido su primogenitura?
Muestre un recipiente pequeño y pida a los alumnos que mediten en la decisión que tomó Esaú.
Pensando en lo que han aprendido en cuanto a la primogenitura que vendió Esaú, ¿cómo describirían la decisión que él tomó de vender la primogenitura por un recipiente de potaje?
Explique que Esaú perdió bendiciones no sólo por su decisión de vender la primogenitura, sino también debido a otras malas decisiones que tomó. Pida a un alumno que lea en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer más decisiones que tomó Esaú que le privaron de bendiciones.
De acuerdo con, ¿con qué tipo de mujeres se casó Esaú? (Explique que los heteos eran personas que no creían en Dios, sino que adoraban a ídolos.) ¿Por qué podían haber entristecido a Isaac y a Rebeca esos matrimonios? (Quizás deba explicar que las decisiones de matrimonio de Esaú impidieron que él, sus esposas y sus hijos recibieran las bendiciones del convenio de Abraham, incluso el convenio del matrimonio eterno, que es un requisito para que logremos la vida eterna.) ¿En qué se parece la decisión de Esaú de casarse con mujeres Heteas a la decisión que tomó de vender su primogenitura? ¿Qué podemos aprender de las elecciones de Esaú y sus consecuencias? (Después de que respondan los alumnos, podría usar sus palabras para escribir una declaración en la pizarra parecida a la siguiente: Si valoramos más los placeres temporales o mundanos que las bendiciones eternas, entonces podríamos perder esas bendiciones.)
Para ayudar a los alumnos a entender cómo se relaciona este principio con ellos, quizás podría darles copias del siguiente volante. Podría pedir a los alumnos que llenen el papel de forma individual o en grupos pequeños.
Debido a los convenios que hemos hecho como miembros de la Iglesia de Jesucristo, somos herederos de todas las bendiciones del convenio de Abraham, tal como lo era Esaú antes de vender su primogenitura.Enumera algunos placeres temporales o mundanos que los jóvenes de hoy en día podrían tener la tentación de valorar más que las bendiciones eternas: Escoge un punto de la lista y explica cómo el procurar tener eso podría causar que una persona perdiera bendiciones:
Después que los alumnos hayan tenido tiempo suficiente para llenar el papel, podría invitar a algunos a compartir lo que escribieron con la clase. Isaac bendice a Jacob para presidir a sus hermanos Explique que, aunque Esaú había vendido su primogenitura a Jacob, su padre, Isaac, seguía teniendo la responsabilidad de otorgar la bendición de la primogenitura sobre uno de los hijos.
Para resumir, explique que Isaac tenía la intención de dar la bendición de la primogenitura a Esaú. Sin embargo, Rebeca había sabido por revelación que Jacob debía recibir la primogenitura (véase ). Rebeca indicó a Jacob que se acercara a Isaac, que era ciego, y se presentara como si fuese Esaú para que Jacob pudiera recibir la bendición de la primogenitura.
Jacob llevó a cabo el plan renuentemente y recibió la bendición. Si lo desea, explique que el Señor quería desde el principio que la bendición de la primogenitura se le diera a Jacob. Después de que Isaac se enteró que había otorgado la bendición de la primogenitura a Jacob sin saberlo, él pudo haber anulado la bendición y haber maldecido a Jacob.
¿Qué principio podemos aprender de la reacción de Esaú en cuanto a las consecuencias de poner deseos mundanos o inmediatos por encima de las prioridades eternas? (Los alumnos pueden usar otras palabras, pero deben poder determinar algo semejante a lo siguiente: Poner los deseos mundanos o inmediatos por encima de las prioridades eternas, con el tiempo llevará al pesar y al remordimiento.)
Destaque que parece que Esaú no experimentó pesar y remordimiento de inmediato, sino que eso ocurrió más adelante, cuando Esaú comenzó a experimentar las consecuencias de sus malas decisiones.
¿Por qué creen que es importante darse cuenta de que quizás no experimentemos pesar y remordimiento inmediatamente después de nuestras malas decisiones?
Resuma y explique que Esaú sí recibió una bendición de Isaac. Sin embargo, al estar enojado por haber perdido la bendición de la primogenitura, Esaú decidió matar a Jacob. Rebeca instruyó a Jacob que viajara a Harán, donde podría estar a salvo de Esaú.
Si lo desea, invite a los alumnos a testificar de los principios que han analizado hoy. Podría añadir su testimonio a los que se compartan. Asegure a los alumnos que cualquier mala decisión que hayan tomado puede superarse por medio de la fe en Jesucristo y el arrepentimiento. A fin de ayudar a los alumnos a aplicar lo que han aprendido, muestre la siguiente declaración: Invite a los alumnos a escribir esta declaración en una hoja de papel, y que la pongan donde la puedan ver a menudo para alentarlos a tomar decisiones rectas.
“Piensa en la perspectiva futura, no sólo en lo que sucederá hoy o mañana. No renuncies a lo que más anhelas en la vida por algo que ahora crees desear ” (Richard G. Scott, “Jesucristo, nuestro Redentor”, Liahona, julio de 1997, pág.66). Comentarios e información de contexto Diferencias entre Esaú y Jacob El élder Dallin H.
Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, resumió las diferencias que hay entre Jacob y Esaú y describió una valiosa lección de los errores de Esaú: “Esaú, que era el primogénito, ‘menospreció’ su primogenitura. (véase ). Jacob, el gemelo que nació segundo, la deseaba; Jacob valoraba lo espiritual, mientras que Esaú quería lo mundano Muchos como Esaú han renunciado a algo de valor eterno por satisfacer un apetito pasajero por las cosas del mundo” ( “La espiritualidad”, Liahona, enero de 1986, pág.47).
” me voy a morir” Seguramente, las palabras de Esaú, “yo me voy a morir” eran una exageración y una justificación de sus acciones. “Jacob ciertamente habría socorrido a Esaú, de corazón, si su vida hubiera estado en peligro. El propósito de este relato parece ser principalmente demostrar cuán poco valoraba Esaú la primogenitura.
Sus necesidades físicas inmediatas eran más importantes para él que el convenio. Una evidencia adicional de esta actitud es el hecho de que Esaú se casó con mujeres cananeas, lo cual interrumpía la línea del convenio (véase )” ( El Antiguo Testamento, Manual para el alumno, Génesis–2 Samuel,, pág.65 ).
Jacob recibe de Isaac la bendición de la primogenitura Es posible que algunos alumnos se sientan confundidos con el relato en porque parece indicar que hubo personas justas que cometieron errores al procurar el control de quién recibiría la bendición de la primogenitura.
- Después de que Isaac se enteró que había otorgado la bendición de la primogenitura a Jacob sin saberlo, él pudo haber anulado la bendición y haber maldecido a Jacob.
- Sin embargo, en lugar de cancelar las bendiciones de la primogenitura a Jacob y conferirlas a Esaú, Isaac confirmó que la bendición de la primogenitura se había otorgado a la persona que el Señor quería que la tuviera.
Debido a que el Espíritu del Señor lo dirigía, Isaac supo que había dado la bendición al hijo correcto. : Lección 30: Génesis 25–27
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¿Qué hijo engaño a Isaac?
Su esposa, Rebeca, le hizo un disfraz a su hijo favorito, Jacob (Génesis 27:15–17), que finalmente engañó a Isaac, quien ya estaba muy viejo y era ciego, para que se lo diera a la persona equivocada (Génesis 27:33–34).
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¿Cómo bendijo Dios a Isaac?
Génesis 26:12-33 Isaac sembró en aquella tierra y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado y se hizo rico y prosperó. Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manad | Reina Valera Contemporánea (RVC) | Descargue La Biblia App ahora Isaac sembró en aquella tierra y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado y se hizo rico y prosperó.
Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manadas de vacas, y mucha servidumbre. Los filisteos lo envidiaban. Todos los pozos que en los días de Abrahán, su padre, habían abierto sus criados, los filisteos los habían tapado y rellenado con tierra. Por su parte, Abimelec le dijo a Isaac: «Apártate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.» Entonces Isaac se fue y acampó en el valle de Gerar, y allí se quedó a vivir; volvió a abrir los pozos de agua que en los días de Abrahán su padre se habían abierto, y que después de la muerte de Abrahán los filisteos habían cegado, y volvió a ponerles los nombres que su padre les había dado.
Luego los siervos de Isaac cavaron en el valle, y encontraron allí un manantial de agua viva; entonces los pastores de Gerar contendieron con los pastores de Isaac, pues decían: «Esta agua es nuestra.» Por eso Isaac llamó a ese pozo «Esek», porque habían contendido con él.
- Abrieron otro pozo, y también riñeron por él; y le puso por nombre «Sitna».
- Luego Isaac se apartó de allí, y abrió otro pozo, y ya no riñeron por él, así que le puso por nombre «Rejobot», pues dijo: «Ahora el Señor nos ha hecho prosperar, así que fructificaremos en la tierra.» De allí, Isaac se fue a Berseba.
Y esa misma noche el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios de Abrahán tu padre. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; y por causa de Abrahán, mi siervo, yo te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.» Isaac edificó allí un altar, e invocó el nombre del Señor; luego plantó allí mismo su tienda, y sus siervos abrieron un pozo.
Abimelec fue desde Gerar a visitarlo. Lo acompañaban su amigo Ajuzat y Ficol, el capitán de su ejército. Y les dijo Isaac: «¿Por qué vienen a mí, si ustedes me odian, y hasta me echaron de entre ustedes?» Pero ellos respondieron: «Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo. Por eso dijimos: “Que haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros.” Queremos hacer un pacto contigo, de que no nos hagas ningún daño, así como nosotros no te hemos tocado.
Nosotros solo te hemos tratado bien, y te dejamos ir en paz, y ahora tú eres bendecido por el Señor.» Entonces Isaac les ofreció un banquete, y ellos comieron y bebieron. Al día siguiente se levantaron de madrugada, y el uno al otro se hicieron juramentos.
Luego Isaac los despidió, y ellos se marcharon en paz. Ese mismo día los criados de Isaac fueron a darle buenas noticias acerca del pozo que habían abierto, y le dijeron: «Hemos hallado agua.» Isaac lo llamó «Sebá»; de allí que el nombre de aquella ciudad sea Berseba, hasta este día. RVC: Reina Valera Contemporánea Compartir : Génesis 26:12-33 Isaac sembró en aquella tierra y Dios lo bendijo, y ese año cosechó cien veces lo sembrado y se hizo rico y prosperó.
Tanto se engrandeció que llegó a tener mucho poder. Tuvo rebaños de ovejas y manad | Reina Valera Contemporánea (RVC) | Descargue La Biblia App ahora
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¿Qué le dijo Dios a Abraham cuando iba a sacrificar a Isaac?
Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Abraham y Sara tuvieron un bebé, tal como Jehová lo prometió. Lo llamaron Isaac. Génesis 17:9 ; 21:1–3 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Ellos amaban a Isaac. Le enseñaron a elegir lo correcto y a confiar en Jehová. Génesis 21:8 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Jehová prometió a Abraham y a Sara que por medio de Isaac su familia crecería para bendecir a toda la tierra. Pero un día Jehová le dijo a Abraham que llevara a Isaac al monte Moriah y que ofreciera a Isaac como sacrificio. Génesis 17:1–8 ; 22:1–2 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Mientras iban hacia la montaña, Isaac preguntó dónde estaba el cordero para el sacrificio. Abraham dijo que Jehová proveería uno. Génesis 22:4–8 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac En el monte Moriah, Abraham edificó un altar y colocó leña sobre él. Génesis 22:8–9 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Como Dios lo mandó, Abraham le pidió a Isaac que se acostara sobre el altar. Isaac confió en Abraham al igual que el Salvador Jesucristo confió en Su Padre. Génesis 22:9 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, un ángel de Jehová lo detuvo. Abraham mostró su fe en Jehová. Abraham supo que siempre seguiría a Jehová. Génesis 22:10–12 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Abraham levantó la mirada y vio un carnero atrapado entre los arbustos. Jehová proveyó el carnero para el sacrificio. Génesis 22:13 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Abraham e Isaac Abraham e Isaac aprendieron acerca de cómo el Padre Celestial ofrecería a Su Hijo Jesucristo como sacrificio. El Señor Jesucristo confiaba en Abraham porque él obedeció. Abraham confiaba en la promesa del Señor de que un día su familia crecería mucho más que el número de estrellas en el cielo. Génesis 22:17–18 ; Jacob 4:5
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¿Qué enseñanza deja el sacrificio de Isaac?
En Jesucristo se cumple la palabra del sacrificio de Isaac, – Pero la diferencia es que Isaac no fue finalmente sacrificado y Cristo sí, Por amor a nosotros dió su vida y Dios lo resucitó. El único sacrificio verdadero que le gusta a Dios es este: hacer las cosas por amor aunque supongan un sacrificio.
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¿Quién engaño a su padre Isaac?
Jacob, con la ayuda e insistencia de su madre Rebeca, ha logrado engañar a Isaac. Es cierto que el padre de Jacob era muy viejo y estaba ciego, pero engañarlo para que le diera lo que aparentemente era una bendición familiar irrevocable había sido todo un logro (Génesis 27:6–17).
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¿Qué enseñanza nos deja la historia de Isaac y Rebeca?
Objetivo – Enseñar a los niños que las mismas bendiciones eternas que se les prometieron a Abraham, a Isaac y a Jacob pueden ser de ellos si hacen convenios matrimoniales en el templo y los honran.
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¿Por qué Abraham Isaac y Jesucristo fueron bendecidos?
Abraham hizo convenio con el Señor. – Abraham deseaba llegar a ser un digno poseedor del sacerdocio y hacer convenios con el Señor (véase Abraham 1:1–4 ). El diccionario bíblico en inglés describe el convenio que Abraham hizo con el Señor: “Abraham recibió el Evangelio primeramente por medio del bautismo (el cual es el convenio de la salvación) (véase “Abraham: Covenant of”).
- Luego fue ordenado al sacerdocio mayor, y entró en el convenio del matrimonio celestial, el cual es el convenio de la exaltación, obteniendo con ello la garantía de que tendría engrandecimiento eterno.
- Finalmente recibió la promesa de que todas las bendiciones de estos convenios se ofrecerían a su posteridad terrenal ( D.
y C.132:29–50 ; Abraham 2:6–11 )” (véase Guía para el Estudio de las Escrituras: “Abraham, Convenio de”). Cuando el Salvador visitó a los descendientes de Lehi en el continente americano, Él les dijo que eran hijos de los profetas, de la casa de Israel y herederos de las promesas hechas a Abraham.
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¿Qué semejanzas tiene Jesucristo con Isaac?
La vida de Isaac evoca la expiación del Salvador Cuando el Señor mandó a Abraham que sacrificara a su hijo, Isaac, fue “una semejanza de Dios y de su Hijo Unigénito”, es decir, un símbolo de la expiación de Jesucristo que se llevaría a efecto muchos años más tarde.
El Señor le dice a Abraham que lleve a Isaac a “la tierra de Moriah”, Muchos eruditos creen que ese es el mismo lugar donde más tarde se edificó el templo de Jerusalén, lo cual significa que está a poca distancia de donde el Salvador sería crucificado. Cuando Abraham hace que Isaac lleve la leña del holocausto (véase, se puede comparar a cuando Jesús tuvo que llevar Su propia cruz (véase ).Isaac pregunta dónde está el cordero que se supone que deben sacrificar, y Abraham le dice: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto”, Esto se puede interpretar de dos maneras, ambas verdaderas: “Dios mismo proveerá un cordero” o “Dios se proveerá a Sí mismo como Cordero”. A corto plazo, Dios les da un carnero para sacrificarlo en lugar de Isaac (véase ). A largo plazo, por supuesto, Jehová mismo vino a la tierra y fue sacrificado en favor nuestro.
¿Puedes encontrar algún otro paralelismo entre Isaac y la expiación de Jesucristo? : La vida de Isaac evoca la expiación del Salvador
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¿Qué aportes hizo Isaac?
Isaac Newton – Wikipedia, la enciclopedia libre Para otros usos de este término, véase, Isaac Newton Retrato hecho por en 1689,,,1703-1727Predecesor Sucesor Información personalNacimiento 25 de diciembre de 1642 () /4 de enero de 1643 () ()Fallecimiento 20 de marzo de 1727 (jul.) /31 de marzo (greg.) (84 años) ()Causa de muerte Sepultura Nacionalidad (desde 1707) (hasta 1707) Religión FamiliaPadres Isaac NewtonHannah AyscoughEducaciónEducado en Supervisor doctoral Alumno de Información profesionalÁrea,,,, Conocido por Tratamiento Alumnos, y Obras notables Título (por ) Maestro de la Casa de MonedaMiembro de Firma Isaac Newton (, ; 25 de diciembre de 1642 / de -, ; 20 de marzo / 31 de marzo de 1727 ) fue un,,, y,
- Es autor de los, más conocidos como los Principia, donde describe la y estableció las bases de la mediante las que llevan su nombre.
- Entre sus otros descubrimientos científicos destacan los trabajos sobre la naturaleza de la y la (que se presentan principalmente en su obra ), y en matemáticas, el desarrollo del,
Newton comparte con el crédito por el desarrollo del, que utilizó para formular sus leyes de la y, También contribuyó en otras áreas de las, desarrollando el y las, Entre sus hallazgos científicos se encuentran el descubrimiento —considerado el — de que el que se observa cuando la luz blanca pasa por un es inherente a esa luz, en lugar de provenir del prisma (como había sido postulado por en el siglo XIII ); su argumentación sobre la posibilidad de que la luz estuviera compuesta por ; su desarrollo de una, que describe la tasa de enfriamiento de los objetos expuestos al aire; sus estudios sobre la en el aire; y su propuesta de una teoría sobre el origen de las,
Fue también un pionero de la, estableciendo una ley sobre la, Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Es, a menudo, calificado como el más grande de todos los tiempos, y su obra como la culminación de la,
El matemático y físico (1736-1813) dijo que «Newton fue el más grande genio que ha existido y también el más afortunado, dado que solo se puede encontrar una vez un sistema que rija el mundo».
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¿Qué enseñanza deja el sacrificio de Isaac?
En Jesucristo se cumple la palabra del sacrificio de Isaac, – Pero la diferencia es que Isaac no fue finalmente sacrificado y Cristo sí, Por amor a nosotros dió su vida y Dios lo resucitó. El único sacrificio verdadero que le gusta a Dios es este: hacer las cosas por amor aunque supongan un sacrificio.
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¿Que le mando Dios que hiciera con su hijo Isaac?
Dossier: Biblia y filosofía política contemporánea Violencia y responsabilidad: releer el silencio de Abraham 1 Violence and Responsibility: Re-reading Abraham’s Silence Miriam Jerade Dana Sorbonne Paris IV, Francia Fecha de recepción: 21 de abril de 2009 Fecha de aceptación: 26 de abril de 2010 Resumen El presente ensayo propone hacer una lectura del sacrificio de Isaac (Gén.22) a partir de la reflexión que Derrida hace de este pasaje bíblico en Dar la muerte, en diálogo con la interpretación de Kierkegaard en Temor y temblor. La pregunta que guía nuestra lectura gira en torno a la responsabilidad en relación con el dar la muerte y el lenguaje en el silencio de Abraham. Evocaremos igualmente la reflexión tanto de Kant como de Patočka y Levinas, con el propósito de responder a la inquietud ética y política sobre la legitimación de la violencia y el asesinato. Palabras clave: sacrificio, violencia, responsabilidad, Derrida, Abraham. Abstract The purpose of this paper is to offer a reading of the sacrifice of Isaac (Gen.22) from the perspective that Derrida offers in The Gift of Death in dialogue with Kierkegaard’s interpretation of the same biblical passage in Fear and Trembling. The main question guiding our intent points to the idea of responsibility in relation with the act of giving death and the language in Abraham’s silence. We will also refer to the thoughts on the subject from Kant, Patočka, and Levinas, to respond the ethical and political questions about the legitimacy of violence and murder. Key Words: sacrifice, violence, responsibility, Derrida, Abraham. En el capítulo XXII del Génesis, Dios se dirige a Abraham y le exige el sacrificio de su hijo: “Y aconteció, después de estas cosas, que probó 2 Dios a Abraham, y le dijo: ‘¡Abraham!’ y él dijo: ‘¡Heme aquí!’. Y dijo Él: ‘Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moriá— y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te diré'” (Gén.22:1-2).3 Este pasaje bíblico encierra una paradoja: Dios ordena a Abraham darle muerte a Isaac y, a pesar del absurdo que esta exigencia conlleva, Abraham se dispone a sacrificar a su hijo. La historia nos sorprende porque implica, según la fórmula de Kierkegaard, la suspensión de la ética. La paradoja se agrava si tomamos en cuenta que Dios había prometido a Abraham una larga descendencia; la expresión en hebreo “lej lejá”, que significa ‘Vete” es la misma que encontramos anteriormente en el capítulo XII, cuando Dios ordena a Abraham abandonar su tierra de nacimiento y la casa de su padre, bendiciéndolo con la promesa de las generaciones. El versículo desconcierta también por el hecho de que Isaac no es el único hijo de Abraham: el capítulo da la impresión de negar la existencia de Ismael, 4 lo que posibilita otra interpretación del elemento “tu hijo único” (yejidjá). Este pasaje bíblico invita a la reflexión ética y política, pues Dios parece exigirle al patriarca una ruptura con el mundo y su ética, es decir, un exilio de la comunidad humana. Sin embargo, una pregunta se impone a partir de esta paradoja: ¿hay alguna diferencia entre matar y sacrificar? ¿Entre cometer o consentir el homicidio y dar la muerte? En el cuarto libro de La religión dentro de los límites de la mera razón, y en específico en el parágrafo intitulado “Del hilo conductor de la conciencia moral en asuntos de fe”, Kant recurre al ejemplo del inquisidor, “firmemente apegado a la exclusividad de su fe estatutaria” (182), que condena a muerte al herético a causa de sus creencias o de su incredulidad. Kant argumenta que “es injusto quitar la vida a un hombre por causa de su creencia religiosa, esto es seguro, a no ser que (para conceder el caso extremo) una voluntad divina, que se le ha hecho conocida de un modo extraordinario, lo haya decretado de otra manera” (183). A la suposición de que Dios pueda exigir un acto asesino y que la ley divina legitime ciertos crímenes, Kant responde haciendo alusión a Abraham: Pero que Dios haya manifestado nunca esta terrible voluntad se basa en documentos históricos y no es jamás apodícticamente cierto. La revelación ha llegado a él, sólo a través de hombres y ha sido interpretada por éstos, y aunque a él le parezca que ha venido de Dios mismo (como la orden dada a Abraham de sacrificar a su hijo como a un carnero), es al menos posible que haya aquí un error. Pero entonces él osaría aquello a riesgo de hacer algo que sería sumamente injusto, y precisamente en esto obra sin conciencia moral (183). Kant se opone a la convicción de Abraham que supone que es Dios mismo quien le habla y le reprocha que no dude de que lo que él asume que es un mandamiento divino pueda provenir de las trampas de lo demoníaco. Kant no condena únicamente el acto de Abraham por no ser conforme al derecho, o porque aquello que toma por un mandato divino no puede traducirse en términos generales y universales; el autor de las críticas se opone radicalmente a cualquier especie de fe que admita la injusticia y, concluye citando a Plin: “no se debe osar nada con peligro de que sea injusto” (Plin, apud Kant, La religión, 182). Sin embargo, en el caso de Abraham no hay exigencia moral, no se trata de una nueva ley dirigida a la comunidad o de una máxima generalizada como en el caso del inquisidor. Dios se dirige únicamente a Abraham y el acto de Abraham, en vista del absurdo, se justifica por su fe. El asesinato del inquisidor se justifica igualmente por la fe, mas su acto no es un sacrificio, en el sentido en que Derrida lo define: “el sacrificio supone matar a lo único en lo que tiene de único, de irremplazable y de más valioso” (Derrida, Dar la muerte, 61), y que a su vez significa un acercamiento con lo divino en la víctima: qorbán (“sacrificio” en hebreo) pertenece al ámbito semántico de la proximidad, del “acercamiento”. La singularidad del acto de Abraham, arguye Derrida citando a Kierkegaard, se encuentra en el temor y temblor, no en una operación apodíctica de la razón sino en el sacrificio. Nuestro propósito es mostrar de qué manera, contrariamente a Kant, algunas lecturas de la filosofía contemporánea han intuido en este pasaje bíblico, que Kant tiene por documento histórico, la posibilidad de una justicia que mide el riesgo de la injusticia. Derrida retoma la lectura de Kierkegaard, que es más cercana a una interpretación cristiana que a las interpretaciones de la tradición judía. La escena del sacrificio de Abraham se inscribe en una época donde eran comunes los sacrificios humanos entre los cananeos y el sacrificio del hijo primogénito debía calmar la ira de una divinidad, de ahí que Abraham haya comprendido el mandamiento divino de ese modo. El monoteísmo judío provocó así una ruptura con las ideas previas de la relación entre fiel y divinidad, al plantear la idea de un Dios cuya voluntad es incognoscible y de una relación con lo divino que no se basa en la recompensa. En el Corán, Abraham tiene una visión, un sueño en el que inmola a Isaac 5 y se lo cuenta a su hijo adolescente (Corán, 37:102); la interpretación común es que Abraham no debe inmolar a su hijo, sino consagrarlo a Dios. En el Corán, Abraham no tiene que guardar el secreto del mandamiento en silencio, sino que lo comparte con Isaac, quien acepta el sacrificio y le aconseja al padre acatar el mandato divino. Derrida retoma la lectura de Kierkegaard, que se centra en gran parte en el silencio de Abraham, porque en ella la esfera de lo religioso comprendido como la posibilidad de lo imposible se impone a la ética. Este sería un rasgo de la deconstrucción: pensar lo religioso sobre la religión. Si bien el Dios de Justicia significa en el impedimento del sacrificio del hijo una relación entre el hombre y lo divino a partir del respeto por la vida del viviente, que sería igualmente la esencia de lo religioso o de la religión como lo recuerda Derrida en “Fe y saber”: “La religión de lo que está vivo ¿no es acaso una tautología?” (102). Derrida provoca un vuelco en la deconstrucción con respecto de la vida y de lo que está vivo, de la sacrificialidad de la vida a partir “de lo muerto en lo que está vivo” (102) o de “la fantasmagoría espectral del muerto como principio de vida y de supervivencia” (102). Hemos decidido centrar nuestro análisis en la lectura que hace Derrida del pasaje bíblico por la dimensión política que se deriva de analizar la religiosidad de la religión o la eticidad de la ética (como llamó en “Violencia y metafísica” a la inquietud levinasiana) de manera paradójica. En el §40 de “Fe y saber”, enuncia la paradoja de toda religión, al menos de los grandes monoteísmos: por una parte, el respeto absoluto de la vida como “no matarás” y, por otra parte, la vocación sacrificial, que sacrifica “lo más propio al servicio de lo más propio”, de modo que “la salvación de lo salvo, el respeto púdico de lo que es sacrosanto (heilig, holy), exige y excluye a la vez el sacrificio, a saber, la indemnización de lo indemne, el precio de la inmunidad” (106). Derrida enuncia así un principio que él llama “mecánico” sobre la santidad de la vida: “la vida no vale absolutamente salvo si vale más que la vida, por consiguiente, salvo si lleva luto por sí misma, salvo si se convierte en lo que es en el trabajo del duelo infinito, en la indemnización de una espectralidad sin bordes” (104). La vida es sagrada ahí donde el sacrificio no solo se refiere a la vida “natural”, “animal” o “biológica”, sino ahí donde en la paradoja se sacrifica también la primacía de la dignidad de la vida humana o del “viviente antropoteológico” (105). Derrida llama a este principio “mecánico” y arguye que en nuestras “guerras de religión” la violencia tiene dos edades: una “contemporánea” que responde a una hipersofisticación de la teletecnología militar, otra arcaica; esto último hace ecos del residuo orgiástico, como lo describe Patočka. Derrida propone una reflexión política en la que respeto y dignidad de la vida se vinculan con la marioneta, el autómata, la máquina y la prótesis, con esa “suplementariedad autoinmunitaria y autosacrificial”, y este principio mecánico o este suplemento son en realidad intrínsecos a toda comunidad. Esta elipsis o duplicidad originaria de la religión, ese double bind del que habla Derrida, expone tanto la responsabilidad que han tenido y que tienen las religiones en cuanto a la “Violencia del sacrificio en nombre de la no-violencia” (106) como la posibilidad de entender de otra manera la responsabilidad desde la esfera de lo religioso, según lo entiende Kierkegaard. De manera opuesta a Kant, quien afirma: “La conciencia moral es una conciencia que es para sí misma deber” 6 (181), Kierkegaard lee en Abraham el paradigma de la fe. El misterio 7 del sacrificio de Abraham enfrenta a la conciencia con sus límites y no consiente a ningún saber. En este sentido, el autor de Temor y temblor afirma: “la fe comienza precisamente allí donde la razón termina” (Kierkegaard, Temor y temblor, 43). Si se tratara de una falta de razón, el acto de Abraham sería asimilable a la locura, mas la fe implica no una carencia sino una suspensión, hay una epokhé de la razón en la fe: un salto, un riesgo, la aceptación apasionada de una incertidumbre. Kierkegaard establece una diferencia entre el héroe trágico —tomando como ejemplo a Agamenón, quien sacrifica a su hija Ifigenia— y el caballero de la fe. Sobre el primero escribe: “el héroe trágico se asegura de que la obligación ética se halle totalmente presente en él por el hecho de que la transforma en un deseo” (55, n.90) y agrega: “el héroe trágico renuncia a su deseo para cumplir su deber” (55, n.90). El héroe trágico se identifica con la moral kantiana, según la cual es necesario transformar el deber en deseo de la voluntad. Por el contrario, escribe Kierkegaard, Deseo y deber son idénticos para el caballero de la fe, pero se le exige renunciar a ambos. De modo que cuando quiere resignarse no encuentra reposo, porque ese es precisamente su deber. Si quiere continuar en su deber y en su deseo no es entonces un caballero de la fe, pues el deber absoluto requiere precisamente la renuncia a ambos. El héroe manifiesta una expresión muy alta del deber, pero no del deber absoluto (55, n.90). El texto bíblico señala que el patriarca sale muy temprano de mañana hacia el Monte Moriá, explicitando que este no tarda en cumplir la palabra de Dios. La fe de Abraham nos espanta porque no mide ni retarda la respuesta, no la reflexiona. El texto bíblico muestra la disponibilidad de Abraham en su respuesta al llamado de Dios por su nombre, al cual responde “heme aquí” (hinneni). A partir de esta respuesta irreflexiva, Levinas propone una ética como heteronomía.8 El mandamiento y la ley (nomos) tienen por lo tanto su origen en la exterioridad y no en la interioridad del sujeto moral, o dicho de otro modo, el psiquismo es fundamentalmente, originalmente (en un origen anterior a todo arkhé) respuesta y responsabilidad. Esto tiene consecuencias importantes para una moral que es capaz de legitimar la violencia a partir de ciertos presupuestos o normas que tiene como universales pero que, de hecho, se revelan excluyentes. Derrida, a partir de la excepcionalidad de esta escena, muestra en Dar la muerte (83-84) que la escena escandalosa del Monte Moriá revela la estructura misma de la responsabilidad y de la cotidianidad. Los dos filósofos plantean una ética más allá del deber, sin embargo, como intentaremos exponer, hay una diferencia entre los dos autores en cuanto a la relación entre ética y política. Kierkegaard sostiene que la vida de Abraham es tan paradójica que no se deja pensar. Esto último es la definición misma de la aporía. Siguiendo a Kierkegaard, Derrida sostiene que esta aporía de la ética no es una dificultad de orden racional y escribe: “Aporías de la responsabilidad: siempre se corre el riesgo de no poder acceder, para formarlo, a un concepto de responsabilidad” (63). ¿Cómo pensar la responsabilidad a partir de la aporía? Una sospecha común contra la deconstrucción sostiene que en ella la responsabilidad está atajada en la aporía, condenándonos así a la indiferencia.9 Para Derrida, la aporía es una inyunción, 10 y de ningún modo un impasse nihilista que justifica la violencia; tampoco es un impedimento de la acción, sino la exigencia de responder y actuar sacrificando a la moral. Es cuestión de sacrificio, y el sacrificio se refiere a la unicidad, a lo irremplazable de la vida del otro, que revela así su mortalidad; pero a su vez, es cuestión de la propia finitud, de aquello que nadie puede hacer en mi lugar porque nadie puede responder por mí. Para Derrida, solo los mortales son responsables. Se trata entonces de la muerte del otro, de la posibilidad de darle la muerte. Esta posibilidad de dar la muerte se abre a partir de la finitud; Derrida escribe: “Desde la muerte como lugar de mi irremplazabilidad, es decir, de mi singularidad, me siento llamado a la responsabilidad” (47). En este punto Derrida cruza distintas aproximaciones de la finitud, de menos dos: la de Heidegger en El ser y el tiempo y la de Levinas, sin por ello dejar de lado a Platón, Patočka y toda la tradición de la filosofía que ha pensado el despertar a la responsabilidad como conversión en la experiencia de la muerte. Si bien los autores antes mencionados enraizan la responsabilidad en la experiencia de la singularidad en relación con la finitud, hay, no obstante, una diferencia en cuanto a la dimensión política de cada una de estas aproximaciones filosóficas. Las diferencias que Derrida subraya en las aproximaciones de Heidegger y de Levinas se concentran específicamente en torno al sacrificio en tanto don, por el cual, según Patočka, la vida responsable en el cristianismo está ligada al Bien en el seno del mysterium tremendum cristiano. Patočka señala: Tremendum, pues la responsabilidad a partir de entonces ya no está situada en la esencia, accesible a la mirada humana, del Bien y de lo Uno, sino en la relación con un ente supremo, absoluto, inaccesible, que nos tiene en sus manos no exterior, sino interiormente (Ensayos heréticos, 129). Tremendum, pues la responsabilidad surge con relación al absoluto en la interioridad, y no como una ley que me doy de manera autónoma sino como heteronomía, un absoluto que ordena desde el interior, un “Misterio espantoso, secreto que hace temblar” (Derrida, Dar la muerte, 57). Sin ser explícito, hay en el título de Derrida una referencia al cristianismo pues Dios encarna y muere por amor a los hombres: ofrece su muerte. Falta inquirir, como lo haremos más adelante, de qué manera lo orgiástico, según Patočka, se encuentra sublimado en la concepción cristiana de la responsabilidad. Conforme a Patočka, como Derrida lo expone al inicio de Dar la muerte, es necesario asumir la responsabilidad del concepto occidental de responsabilidad. La diferencia en la concepción de la responsabilidad entre Heidegger y Levinas radica en la cuestión del sacrificio. Heidegger sostiene que se puede morir por el otro, mas no morir en lugar del otro. Para Heidegger el sacrificio comporta una dimensión determinante mas no total para el Dasein, 11 siendo que para Levinas la responsabilidad comienza por el Da de mi Dasein, con el riesgo de ocupar el lugar del otro.12 Levinas le reprocha a Heidegger centrar la responsabilidad en el sí mismo como finitud; para Levinas, como Derrida lo recuerda, “la mismidad del mí mismo se instaura a partir del otro, viniendo a sí misma como responsable y mortal desde mi responsabilidad ante otro, por la muerte de otro y ante ella. Es sobre todo porque el otro es mortal, por lo que mi responsabilidad es singular e ‘intransferible'” (Derrida, Dar la muerte, 51). Derrida piensa la muerte a partir del adiós, la muerte del amigo, la desaparición de los seres amados: cada única vez el fin del mundo; el fin de la posibilidad siempre única, de un mundo, del mundo.13 Derrida habla del adiós en el momento de la muerte de Levinas: “esa misma palabra ‘à-Dieu’ que en cierto sentido me viene de él. Una palabra que él me enseñó a pronunciar de otra manera” 14 (Adiós a Emmanuel, 11). Adiós significa para Derrida pensar la muerte más allá del complejo “dar-recibir” y pensar toda decisión como posibilidad de morir por el otro, que “instituye la responsabilidad como un dar-se-(la)-muerte u ofrecer mi muerte, es decir mi vida, en la dimensión ética del sacrificio” (Dar la muerte, 52). estas distintas maneras de pensar la muerte, el dar la muerte y el adiós, no están desprovistas de exigencias para la filosofía política pues, si es cuestión de mi mortalidad, de la relación entre mi finitud y la muerte del otro, es entonces cuestión de la vida, de la responsabilidad frente a los vivos y de cara a los muertos, a los muertos en los vivos. Esto es lo que constituye la importancia, véase la urgencia, de leer este pasaje bíblico, de releer el silencio de Abraham, quien no se justifica frente a nadie, en un acto que la consciencia juzgaría injusto. Según Kierkegaard, justificar su acto sería para Abraham la tentación, lo que Derrida llama la insolencia de la paradoja. La tentación consiste entonces en querer ser responsable y subsumir sus actos en la generalidad. La insolencia se halla posiblemente en desenmascarar la irresponsabilidad del concepto de responsabilidad, es decir, la legitimación de la violencia en una ética de lo general y de lo universal. En Dar la muerte, Derrida escribe: La ética puede, por lo tanto, estar destinada a irresponsabilizar. Haría falta a veces rechazar su tentación, es decir, la propensión o la facilidad, en una responsabilidad que no tiene cuentas que calcular —o que rendir, al hombre, a lo humano, a la familia, a la sociedad, a los semejantes, a los nuestros (64). Quisiéramos centrar nuestra lectura del silencio de Abraham en una reflexión que indague el consentimiento al asesinato, para utilizar una expresión de Camus a la que Marc Crépon hace comúnmente alusión, intentando elucidar cómo se relacionan la violencia y el sacrificio y qué consecuencias tienen para la responsabilidad moral y política. El consentimiento a la violencia no es en nada ajeno a la inquietud kantiana a propósito del inquisidor, sin embargo, tanto la lectura de Kierkegaard, como la de Derrida, se oponen a la noción de conciencia en el seno de la autonomía, mostrando que la fe de Abraham no renuncia ni al tiempo ni al mundo; de ahí que el sacrificio tenga una dimensión política. Estos dos autores nos exhortan a pensar lo político en tanto que invención de una imposible posibilidad.15 El otro cabo, Derrida escribe: Me atrevería a sugerir que la responsabilidad, si la hay, no habrá empezado jamás sin la experiencia de la aporía. Cuando la vía de paso está dada, cuando por adelantado un saber posibilita el camino, la decisión está ya tomada, lo que es tanto como decir que no hay ninguna que tomar: irresponsabilidad, buena conciencia, aplicación de un programa. La condición de posibilidad de esta cosa, la responsabilidad, es una cierta experiencia de la posibilidad de lo imposible: la prueba de la aporía a partir de la cual inventar la única invención posible, la invención imposible (43). Esta prueba de la aporía no va sin temor y temblor, ella hace la experiencia de la angustia. Kierkegaard sostiene: puesto que ama a Dios, Abraham se relaciona de manera absoluta al absoluto, y en consecuencia, la ética se ve revocada. Pero al mismo tiempo, para sacrificar a Isaac, para darle la muerte, ha de amarlo con un amor único y desmedido. “Temor y temblor”, el título de la obra de Kierkegaard, designa la esfera de la vida a la cual la respuesta de Abraham pertenece (Temor y temblor, 74); este título no encierra ninguna intención dramática. Es necesario cuestionar entonces de qué manera el sacrificio se relaciona con la vida. Si bien el ángel de Dios impide a Abraham darle la muerte a su hijo, esto no disipa el espanto que nos produce la escena del Génesis. Este pasaje ancla en la conciencia el temor ante la idea de que un individuo pueda ser sometido a semejante prueba. Para referirse a este pasaje se utiliza de manera indiferente la denominación “el sacrificio de Isaac” o “el sacrificio de Abraham”. La exigencia de dar la muerte al más querido, a lo más querido en uno, nos hace pensar en una cierta dimensión de la tortura que fractura la subjetividad al punto de exiliarla de la interioridad y de fracturar su relación con el mundo.16 Emmanuel Levinas consagró una gran parte de su reflexión filosófica a pensar la violencia de la irresponsabilidad de la responsabilidad. El prefacio de Totalidad e infinito se abre con la pregunta por la necesidad de saber si la moral no es una farsa (47). En este mismo prefacio considera que la violencia de la tortura no fuerza únicamente a traicionar compromisos, sino a traicionarse a uno mismo consintiendo al asesinato: Sin embargo, la violencia no consiste tanto en herir y aniquilar como en interrumpir la continuidad de las personas, en hacerles desempeñar papeles en los que ya no se encuentran, en hacerles traicionar, no sólo compromisos, sino su propia sustancia; en la obligación de llevar a cabo actos que destruirían toda posibilidad de acto (47-48). Encontramos no obstante en Levinas una noción de violencia completamente distinta, que deberíamos confrontar con la primera: se trata del encuentro con el rostro que impide el asesinato y hace posible la responsabilidad. En “Paz y proximidad”, el último capítulo de Altérité et transcendance, publicado en francés en 1995, Levinas escribe: “El pensamiento que despierta el rostro del otro hombre no es un pensamiento de., una representación, sino de entrada un pensamiento por., una no-indiferencia por el otro”.17 Esta no-indiferencia puede leerse como sinónimo de responsabilidad; lo que el rostro despierta no tiene mediación por el pensamiento, 18 no está vehiculado por la representación que podemos hacernos del otro. Para Levinas, esta no-indiferencia equivaldría a la respuesta de Abraham: “heme aquí”, El encuentro con el rostro del otro es ante todo violento; más adelante en el texto de Levinas leemos: “Partiendo de la rectitud del rostro del otro, pudimos escribir en otra ocasión que el rostro del otro en su precariedad, en su sin-defensa es para mí a su vez la tentación de matar y el llamado a la paz, el ‘No matarás'” (Levinas, “Paz y proximidad”, 145). Hay una tentación de la ética a partir de la cual podemos pensar la suspensión de toda decisión responsable. Si bien el mandamiento “no matarás” como tal fue transmitido a Moisés, que aparece mucho más tarde en la Biblia, de acuerdo con Levinas el rostro del otro aparece a la vez como precariedad 19 y como deseo de matar, lo que nos remite a la escena de Abraham en el Monte Moriá. En el rostro del otro se manifiesta, según Levinas, la huella del infinito, la relación con el absoluto se da por lo tanto en el encuentro con el rostro, con su unicidad irreducible que es igualmente su exposición, su vulnerabilidad. La irresponsabilidad de la responsabilidad se debe a que lo general no tiene en cuenta ni la precariedad, ni el deseo de matar; es decir, esta tensión de la ética como violencia. La significación del rostro como sin-defensa contradice a la moral que se erige a partir de la guerra como condición natural. La exigencia ética frente al rostro del otro no es algo dado, sino una prueba que experimentamos cada vez que la responsabilidad suspende la generalidad; y esto último no se vive sin angustia. Levinas puntualiza en Etica e infinito que esta exigencia ética “aparece también en las Escrituras, en las que la humanidad del hombre se encuentra tanto expuesta como comprometida en el mundo” (Levinas, Éthique et infini, 81). De hecho, la palabra en hebreo que se traduce por sacrificio es ‘aqedá 20 que significa el acto de amarrar.21 Si Abraham guarda silencio, si no le comenta nada ni a Sara ni a Eliézer ni a Isaac y si oculta sus intenciones a sus acompañantes, ¿cómo se compromete con el mundo? Jean Wahl, en su introducción a Temor y temblor en la edición francesa de 1984 escribe: “El caballero de la resignación infinita permanece como extranjero en el mundo de las cosas y de las personas; el caballero de la fe entra en posesión de toda esta herencia; habiendo renunciado a todo, recibe más y más que todo” (Wahl, “Introduction”, 16). Esta economía de la fe no está desligada del mundo ni de las personas, ella ofrece la posibilidad de un mundo que tiene sentido por la precariedad de la vida. No obstante, recordemos que la primera exigencia de Dios a Abraham, ligada a la promesa de las generaciones, consistía en volverse extranjero; la partida y no la pertenencia a la tierra de nacimiento, a la cual no regresará jamás, es la herencia de Abraham, como lo subraya Levinas contraponiéndolo a Ulises.22 Posiblemente, a partir de esta economía de la renuncia, la extranjería de Abraham responde a la excepcionalidad del inquisidor. Encontramos otra reflexión de Levinas sobre la violencia, esta vez en Difícil libertad: Es violenta toda acción en la que uno actúa como si estuviese solo: como si el resto del universo no estuviese ahí sino para recibir la acción; es violenta, consecuentemente también, toda acción que nosotros sufrimos sin colaborar en nada con ella (23). Intentaremos releer el silencio de Abraham a partir de esta exigencia, punto de intersección entre la ética y la política, que nos convoca a no ser los actores o los colaboradores de la violencia en soberana soledad.23 El silencio de Abraham se quiebra en dos momentos: cuando responde hinneni, que se traduce como “heme aquí”. La primera era una respuesta al llamado de Dios. La segunda es una respuesta a Isaac; cito uno de los momentos de la escena bíblica donde la tensión crece: —Dijo Isaac a su padre Abraham: “¡Padre!” Respondió: “Heme aquí, hijo”. —”Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el carnero para el holocausto?”. —Dijo Abraham “Elohim proveerá el cordero para el holocausto”. Y siguieron los dos juntos (Gén.22:7-8). Habría que preguntarse por qué el sacrificio de un animal, de un cordero en este caso, tomará el lugar del hijo, mientras en el caso de Caín y Abel (Gén.4) el hermano asesinado es aquel que sacrifica animales; 24 Abel, quien había ofrecido a Dios los primogénitos de sus ovejas, muere de mano de Caín.25 La tercera vez que Abraham responde hinneni, “heme aquí”, es en el versículo 11, cuando Isaac está sobre el altar y Abraham levanta la mano para dar muerte a su hijo. El mensajero de Dios llama dos veces: Abraham, Abraham; como si en ese instante de sordera, el deseo de dar la muerte hubiese sido más fuerte que la voz del ángel. Este instante de sordera se acompaña de un punto ciego, pues si bien Abraham le asegura a Isaac que Dios proveerá el carnero para el holocausto, es solo cuando el ángel llama la segunda vez que el patriarca, apenas levanta la vista, ve al carnero, enredados los cuernos en una zarza. Este instante de sordera y de ceguera da pie a una interpretación en torno al deseo de asesinar que siempre acompaña al “no matarás”, y que la palabra del ángel detiene, en el segundo llamado, pues el deseo de matar parece tan primario y espontáneo como la respuesta “heme aquí”. La dimensión temporal de esta escena parece ser entonces la del instante entre el llamado y la respuesta, el instante de una conversión, mas una conversión no es algo que se obtiene para siempre: el deber absoluto frente al único ha de renovarse en todo instante. Jean Wahl escribe a propósito de la temporalidad del texto de Kierkegaard sobre Abraham: Esta transmutación del tiempo se cumplió en el instante que, como ya lo hemos dicho, consagra el tiempo e inaugura un tiempo nuevo. Y este instante debe ser renovado a cada instante. Es necesario realizar sin cesar el movimiento del infinito. Y éste se realiza en la angustia que “toma tiempo”. El instante que inicia la eternidad tiene lugar en un proceso largo y doloroso. Duración e instante eternos están íntimamente ligados el uno al otro (“Introduction”, 16-17). Parecería haber una paradoja en esta concepción del instante donde la eternidad intercepta la duración temporal, sin embargo, la cuestión de la temporalidad de este pasaje bíblico no se restringe al presente. En el instante en que Abraham se dispone a sacrificar a su hijo, el ángel le retiene la mano renovando la promesa de Dios, abriendo la escena del sacrificio al porvenir de las generaciones. El capítulo bíblico concluye con una serie de nacimientos.26 Encontramos sin embargo una paradoja al interior de la paradoja de la suspensión ética. Kierkegaard escribe: “La paradoja se puede también expresar del siguiente modo: existe un deber absoluto para con Dios, pues en esta relación de deber, el Particular como tal se relaciona absolutamente con el absoluto” (Temor y temblor, 51). Derrida resume esta paradoja en la fórmula: “Cualquier/radicalmente otro es cualquier/radicalmente otro”, Juega con los dos homónimos, “tout autre” que significa cualquier otro y “tout autre” que significa radicalmente otro, y con cada una de las formas presentes en esta fórmula que pareciera, pero no es, una tautología. Derrida escribe: Una se reserva la posibilidad de reservar la cualidad de lo radicalmente otro, dicho de otro modo, de infinitamente otro, a Dios, a un único otro en todo caso. La otra partitura atribuye o reconoce esta alteridad infinita de lo radicalmente otro a cualquier otro: en otras palabras, a todos, a cada uno, por ejemplo, a cada hombre o mujer, incluso a todo ser vivo, humano o no (Dar la muerte, 83). Esta fórmula expresa el modo en que la historia de Abraham devela una estructura que tiene lugar cotidianamente, pues cualquier otro en calidad de todo otro nos exige sacrificar al otro; “siendo cada uno sacrificado a cada uno sobre esta tierra de Moriá que es nuestro entorno de todos los días y de cada segundo” (71). Derrida le hace una crítica a Levinas, quien a su vez reprochaba a Kierkegaard no admitir que la ética no es únicamente del orden de la generalidad, sino el respeto a la singularidad absoluta. No obstante, replica Derrida: Levinas ya no puede distinguir entre la alteridad infinita de Dios y la de cada hombre: su ética ya es religión. En ambos casos, la frontera entre lo ético y lo religioso se hace más que problemática, como ocurre con todos los discursos referidos a ella (83). Volviendo a la cuestión de la irresponsabilidad de la responsabilidad, habría que analizar no tanto la responsabilidad que sacrifica el todo otro a un todo otro: lo que de religioso comporta el concepto de responsabilidad, sino lo que una aproximación religiosa de la ética está dispuesta a sacrificar a la tradición. La dimensión ética de la filosofía de Levinas reside en la disimetría en la relación al otro, ahí donde el sacrificio nunca puede convertirse en un cálculo, ahí donde el don no significa de ninguna manera intercambio. Ni Levinas ni Derrida plantean una ética de la no-violencia, sino una ética hiperbólica, como economía de la violencia. En el célebre ensayo que Derrida consagra a la filosofía de Emmanuel Levinas: “Violencia y metafísica”, leemos: La técnica no es condenada nunca simplemente por Levinas. Aquella puede salvar de una violencia peor, de la violencia “reaccionaria”, la del arrobamiento sagrado, el enraizamiento, la proximidad natural del paisaje. Aquí sólo pretendemos dejar presentir que ninguna filosofía de la no-violencia puede nunca en la historia —pero ¿tendría sentido en otra parte?— otra cosa que escoger la violencia menor en una economía de la violencia (124, n.15). Esta economía de la violencia del encuentro con el otro precave contra esas otras violencias nacionalistas, enraizadas en la identidad, pero también contra las violencias de la economía moral y teológica. Volvamos ahora a la expresión “El todo otro es todo otro”, que es una expresión idiomática de la lengua francesa. Abraham no articula su acto en el lenguaje, mientras que hemos presupuesto que el inquisidor hacía uso del discurso para justificar sus crímenes. ¿Cómo se implica el lenguaje en la relación al radicalmente otro? ¿En qué idioma se dice la responsabilidad? ¿Existe una dimensión lingüística del sacrificio de Abraham ligada a la singularidad de la muerte, de la llamada y de la decisión silenciosa? ¿Acaso la decisión responsable, siguiendo a Abraham, debería sustraerse del lenguaje o hablar a partir de lo indescifrable del secreto para romper con aquello que caracteriza al lenguaje como mediación? Según Kierkegaard, la prueba de Abraham es la imposibilidad de hablar de ella, puesto que es imposible dar testimonio del absoluto. En Temor y temblor, dice de Abraham: “Es incapaz de hablar porque no habla una lengua humana. Aun cuando conociese todas las lenguas de la Tierra, aun cuando las comprendiesen también los seres que ama, aun así no podría hablar. Abraham habla un lenguaje divino, habla en lenguas” (73). Sin embargo, el silencio de Abraham no está desprovisto de lenguaje, su silencio testifica su imposibilidad de hablar en el lenguaje de lo general, de justificarse frente a las instituciones comunitarias, morales o jurídicas. Abraham tampoco puede expresarse frente a Sarah o a Isaac, aun bajo la hipótesis de que estos pudiesen comprenderlo. Kierkegaard dice que Abraham habla en lenguas, lo que nos hace pensar en la dimensión idiomática de la responsabilidad: abrir la lengua a una pluralidad, testimoniando en silencio. Derrida nos invita a pensar que el silencio de Abraham se opone también a otra violencia del lenguaje, aquella que consiste en comparecer, en presentarse, en pedir cuentas: Una responsabilidad tal guarda su secreto; no puede ni debe presentarse. De modo indómito, celoso, rechaza la auto-presentación ante la violencia que consiste en pedir cuentas y justificaciones, en exigir la comparecencia ante la ley de los hombres (Dar la muerte, 64). Hay una violencia en la justificación y en la comparecencia ante la ley, así como hay una violencia intrínseca a la ley que el acto de Abraham desafía. La ley tiene una historia, mientras que el secreto de Abraham está desprovisto de genealogía. Por otra parte, según Derrida, el sacrificio de Abraham inaugura la posibilidad de la literatura en su dimensión críptica: 27 un secreto interior que forma parte por igual de la esfera pública que de la naturaleza de la psique, 28 el lugar de todos los secretos sin secreto, ese lugar en donde acontece la obra. En el capítulo de Dar la muerte que se intitula “La literatura en secreto. Una filiación imposible” Derrida escribe: “La literatura comenzaría ahí donde no se sabe quién escribe y quién firma la narración del llamado y del “¡Heme aquí!”, entre el Padre y el hijo absolutos”. La posibilidad de la literatura se significa en el testimonio de la mirada de Isaac y encuentra su vocación en la paradoja de la responsabilidad. Derrida rechaza que la historia de Abraham tenga una dimensión fabulosa, o que sea un misterio fabricado a partir de una hipocresía mistagógica, aquella que Baudelaire denuncia en La escuela pagana. No obstante, como Derrida lo muestra en el seminario “La bestia y el soberano”, 29 la fábula es el recurso retórico por excelencia de la soberanía y de la política.30 La deconstrucción del concepto de responsabilidad en Dar la muerte muestra el consentimiento a la violencia haciendo una genealogía de la responsabilidad en Occidente a partir de los Ensayos heréticos sobre la filosofía de la historia de Jan Patočka, en particular de aquel que se intitula: “Sobre si la civilización técnica es una civilización en decadencia”. Según Patočka, la historia de la responsabilidad como historia de Europa reprime sus momentos genealógicos y, en este sentido, devela una cripta. Patočka sostiene que la responsabilidad está íntimamente ligada a la religión, puesto que esta última supone el acceso a la responsabilidad y la ruptura con otro tipo de misterio que él asocia con el secreto demoníaco y con el misterio orgiástico. Esta posición se asimila a la de Levinas, quien escribe en Difícil libertad: “Sufrir la violencia en el entusiasmo y el éxtasis y el delirio es ser poseído” (27). El sacrificio de Abraham no debe leerse como éxtasis o delirio, aun si tomamos en cuenta su ceguera y su sordera ante el primer llamado del ángel; podríamos afirmar que por el impedimento del sacrificio de su hijo único se inaugura una relación con lo divino contraria a la posesión mística, en la infinita distancia del llamado y la respuesta. El ensayo de Patočka sobre la civilización técnica concluye con la frase: “La cuestión consistiría más bien en saber si el hombre histórico quiere todavía reconocer la historia” 31 (Ensayos heréticos, 141), que Derrida comenta: “Esta última frase sugiere que la historicidad sigue siendo un secreto. El hombre histórico no quiere confesar la historicidad ni mucho menos confesarse el abismo que socava su propia historicidad” (Dar la muerte, 16). Según Patočka, el secreto platónico incorpora el misterio orgiástico y el misterio cristiano reprime a su vez el misterio platónico. No es cuestión de subordinación sino de represión, lo que complica aún más la confesión. Pero quizás esto explique mejor ciertos pasajes al acto. Derrida analiza esta genealogía de la responsabilidad en términos de economía: “La historia no borra nunca aquello que oculta; siempre guarda en sí el secreto de lo que encripta, el secreto de su secreto. Es una historia secreta del culto guardado. Por eso, esta genealogía es una economía” (30). Patočka sostendrá incluso que el dispositivo cognitivo en la génesis del racionalismo moderno, sin ser sinónimo de cristianismo, se inscribe dentro de la ecuación de querer racionalizar la responsabilidad y disciplinar la voluntad. Lo que es necesario confesar, según Derrida, no son únicamente esas conversiones en la historia de la responsabilidad sino las distintas figuras del dar la muerte.32 Tanto el sacrificio como el don comprenden un exceso y están por sobre todo cálculo, son un más allá-del-deber por sobre toda deuda. Derrida afirma entonces: “La muerte dada sería esta alianza de la responsabilidad y de la fe” (17). Esta alianza, como lo hemos intentado mostrar, reside en la responsabilidad frente al otro, un morir por el otro, es decir, la responsabilidad por la vida del otro en tanto que precariedad. Patočka relaciona la decadencia del hombre histórico a la vida y afirma que: “la decadencia y su opuesto, lejos de ser solamente ‘valores’ abstractos y ‘conceptos morales’, son inseparables de la vida humana y de la naturaleza íntima, en su propio ser” (Patočka, Ensayos heréticos, 119). Más adelante declara que una vida caída es aquella que se mutila a cada paso. Sería preciso preguntarse si la indiferencia frente a la vulnerabilidad del otro o la negación del temor y del deseo de asesinar en la aproximación al rostro, este “heme aquí” al que nadie puede responder en mi lugar del que habla Levinas, son únicamente violencias cometidas contra otras vidas, o bien, las de una vida que se mutila. Quisiera concluir el presente ensayo con la pregunta por lo político, en la que según algunos comentaristas radica la distancia entre Levinas y Derrida.33 ¿Cómo argumentar el paso de lo ético a lo político? ¿Se puede deducir una política a partir del dar la muerte? Uno de los grandes problemas políticos de la filosofía de Levinas, como Derrida lo muestra en Politicas de la amistad, es la relación entre fraternidad y monoteísmo, ya que el autor de De otro modo que ser o más allá de la esencia conceptualiza tanto la justicia como la comunidad y la legalidad a partir del tercero, y este último está continuamente ligado al concepto agustiniano de amistad secularizado en el republicanismo francés como “fraternidad”, 34 siendo la amistad una relación entre hermanos, entre hombres y estando esta mediada por la presencia del Dios monoteísta. La deconstrucción acomete principalmente contra toda unidad de lo común, toda auto-inmunidad común, 35 sin embargo, es esta posibilidad de destruir su propia seguridad de permanencia o de supervivencia la que permite que la vida se exponga a otra cosa que sí misma, y que el tiempo se abra a una mesianicidad espectralizante. Otra controversia entre Derrida y Levinas, como Howard Caygill lo sugiere riesgosa, aunque cuidadosamente en su brillante trabajo sobre Levinas y lo político, 36 el no-lugar de la relación con el otro —fraterno— se convierte en las fronteras del Estado de Israel, 37 ahí donde Israel se suspende entre idealidad y realidad, entre historia sagrada e historia política, ahí donde en la alteridad también se encuentra el enemigo. Derrida, por el contrario, como lo recuerda Simon Critchley (“Five Problems”, 172-175), busca una política no-fraterna, no-androcéntrica, no-monoteísta, a-filial, a-familiar y a-sionista. De ahí que el Adiós a Emmanuel Levinas sea sucedido por palabras de bienvenida que significan no solo una ética sino una política y una ley de la hospitalidad. Una política sin fundamento y a su vez no-arbitraria como decisión del otro en mí, como pasividad que exige inventar la regla en cada decisión.38 Una de las formas en las que yo leo en el Génesis el lazo entre lo ético y lo político es con relación a Abimelej, que aparece antes y después del pasaje del sacrificio de Isaac. Pero esta es una decisión de lectura, puesto que la Biblia, si bien ha sido el prototipo de Libro, 39 es ante todo un texto, pues de entrada es imposible darle una intención de autor o coherencia alguna. Abimelej aparece en Gén.20, cuando Abraham reside en Guerar y presenta a Sara como a su hermana. Dios le habla en sueños a Abimelej, rey de Guerar, para advertirle que no toque a Sara pues golpeará a su pueblo con la muerte. Abimelej restituye a Sara y Abraham reza a Dios para que las mujeres del rey puedan concebir. En el capítulo 21:22, justo después de que el ángel intercede por la vida de Ismael cuando Dios escucha la voz del niño en el desierto, profiriéndole la promesa de una gran nación, Abimelej aparece junto con el jefe de su ejército, Pikol, para hacer un juramento de que no los engañará más, ni a ellos ni a sus hijos y, a su vez Abraham les pide cerrar una suerte de contrato sobre los pozos de agua que los siervos de Abimelej habían usurpado. Concluyen una alianza y Abraham, extranjero, residirá varios años más en el país de los filisteos. En el capítulo 26, después de la muerte y el entierro de Sara y posteriormente de Abraham, Abimelej aparece en esta ocasión con Isaac, quien permanece en Guerar. Al igual que su padre miente diciendo que su esposa, Rebeca, es su hermana. Abimelej percibe el engaño y lo manda llamar para echarle en cara el poder hacer culpables a sus hombres por tener tratos con su mujer. El rey comunica al pueblo que castigará con pena de muerte a quien ose tocarla. Dios bendice a Isaac, quien obtiene cierto poderío que los filisteos envidian. Abimelej le pide a Isaac que no viva más con ellos, pues es demasiado poderoso —lo que contradice la hospitalidad que había caracterizado a Abimelej y a los filisteos—, Isaac se establece en el valle de Guerar, vuelve a abrir los pozos que su padre había excavado y como esto causa problemas con los habitantes, nombra a los pozos “Contestación”, “Oposición” y “Desarrollo, anchura”, Abimelej se dirige a Isaac junto con Pikol para decirle que saben que el Señor está con él y vienen para concluir un pacto de paz. Isaac los recibe en su casa, les da de comer y de beber y los reconduce en la mañana. En ese lugar se funda la ciudad de Beersheva. Estas historias que cruzan el sacrificio de Isaac entretejen, para mí, el cruce entre ética y política; no una amalgama, 40 sino un pasaje de una a otra a partir de la responsabilidad como dar la muerte, que siempre responde a la precariedad de la vida del otro. Esta, que sería la ética, no se contrapone a la política, ni la posterga (recordemos que el título del ensayo de Levinas que habla de la visita del presidente Sadat a Jerusalem se intitula “¡Política después!” ). La política refiere aquí al pacto, incluso al contrato; pero se relaciona con la ética en la hospitalidad. Hospitalidad como un releer la historia de la responsabilidad como legitimación de la violencia, releer el consentimiento al asesinato para romper la regla o la ley, la frontera, en la invención de una decisión política que responda cada vez a la singularidad del otro. Y sin embargo, la tentación del asesinato permanece, la sordera y la ceguera de Abraham al instante del primer llamado son llevados al extremo en el poema de Wilfred Owe La parábola del viejo y el joven, 41 que escribió en 1918, antes de morir a los veinticinco años en la batalla del Canal de Sambre, poco antes del armisticio de la Primera Guerra Mundial: Así pues, Abraham se levantó, cogió la tabla, y partió, y se llevó el fuego consigo, y un cuchillo. Y mientras avanzaban, ambos juntos, Isaac habló el primero, y dijo: Padre, mira los preparativos: fuego y metal, pero ¿dónde está el cordero para este sacrificio? Entonces Abraham ató al joven lo ató con correas y tirantes, y construyó parapetos en las trincheras, y agarró el puñal directo para clavarlo en su hijo. Cuando, he aquí que un ángel lo llamó desde los cielos, diciendo: No oses tocar al muchacho, ni le hagas nada. Mira, un cordero, atado por los cuernos; ofrece en sacrificio el cordero en lugar del muchacho. Pero el viejo nunca hará eso, sino que sacrificará a su hijo, y la mitad del germen de Europa, uno a uno.42 Derrida relaciona el sacrificio de Isaac con la realidad política del Medio Oriente, una que, a pesar de estar conformada por culturas semitas, opera según la política de la fraternidad excluyente. El lugar del sacrificio de Isaac no es únicamente una toponimia bíblica, sigue siendo hasta el día de hoy causa de disputa para las tres religiones llamadas del Libro: 43 lugar de esperanza y de terror. Derrida nos devuelve a la actualidad, al día de hoy como lo enuncia en El otro cabo, denunciando los crímenes justificados por la dimensión orgiástica persistente en las religiones. En Dar la muerte, escribe que el sacrificio de Isaac continúa todos los días donde artefactos incontables para dar la muerte libran una guerra sin frente. La guerra en el siglo XX se acompaña, según Patočka, “de un recrudecimiento de lo orgiástico bajo nuevas formas” (Ensayos heréticos, 136). Releer el silencio de Abraham significa pensar ese regreso de lo orgiástico, oponerse a las violencias que no reconocen el derecho de vivir o de morir de algunos, de cada uno, siempre de alguien. Releer el silencio de Abraham, sin pensar que repetimos la religión sin religión, sino repitiendo la posibilidad de la religión. REFERENCIAS Nueva Biblia de Jerusalén, Descleé de Brouwer, 1998. La Bible, trad. André Chouraqui, Genève, Desclée de Brouwer, 2003. The Jewish Study Bible, Tanakh Translation, Adele Berlin y Marc Zvi Brettler (eds.), Oxford, Oxford University Press, 1999. Butler, Judith, “Vida precaria”, en Vida precaria. El poder del duelo y la violencia, Buenos Aires, Paidós, 2006, 163-187. Caygill, Howard, Lévinas and the Political. Thinking the Political, New York, Routledge, 2002. Camus, Albert, “L’homme révolté”, en Essais, Paris, La Pléiade, La Nouvelle Revue Française, Gallimard, 1965. Chalier, Catherine, Des anges et des hommes, Paris, Albin Michel, 2007. 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Notas 1 El presente texto es la traducción de la ponencia “Violence et responsabilité: relire le silence d’Abraham” que presenté en el coloquio “Bible et philosophie politique contemporaine” organizado por los Archivos Husserl y la Universidad de Northwestern, que tuvo lugar en la École Normale Supérieure de París, del 15 al 17 de octubre de 2009.2 El verbo en hebreo lenassot significa probar. Algunos comentaristas (por ejemplo Von Rad) ven en la elección de este verbo el signo de que Dios impedirá la muerte de Isaac puesto que solo se trata de una prueba. Algunos traducen como “tentar”, pero eso respondería al hebreo pittá y no nissá. Agradezco a Silvana Rabinovich este comentario.3 Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, 1998. Consultamos también La Bible, traduction d’André Chouraqui, Genève, Desclée de Brouwer, 2003 y The Jewish Study Bible, Tanakh Translation, Adele Berlin and Marc Zvi Brettler (eds.), Oxford, Oxford University Press, 1999.4 El versículo parece ignorar a Ismael, quien había sido expulsado de la casa de Abraham junto con su madre en el capítulo XXI. Más adelante ahondaremos en la correlación entre los dos capítulos donde un ángel impide la muerte de los hijos de Abraham. Rashi (rabí Salomón Ytsjaqui, 1040-1105, uno de los principales exegetas bíblicos de la traducción judía) interpreta cada especificación de este versículo en forma de preguntas a Abraham: “Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac tu hijo (binjá). ¿Cuál? Tu único (yejidjá), es único para cada una de las madres. Al que amas (asher ahavta), amo a los dos y, finalmente la respuesta a estas preguntas llega al fin del versículo: Isaac”. Sin embargo, hay un error común y muy grave que radica en la confusión entre (yejidjá: “único”), con (yedidjá: “tu favorito”), de ahí que encontremos en algunas traducciones la formulación: “tu hijo amado, aquel que prefieres”. Agradezco a Silvana Rabinovich por la interpretación de Rashi.5 Ibn ‘Arabî (1165-1240) interpreta que Abraham soñó con un carnero con los rasgos de su hijo. Sería interesante contrastar esta línea de interpretación con la crítica que hace Derrida del binomio hombre/animal, y la legitimidad de los sacrificios animales. Véase a este respecto: El animal que luego estoy si(gui)endo.6 La formulación en francés es ligeramente distinta: “La conscience est un savoir qui est en soi un devoir” (Kant, La religion dans les límites de la simple raison, IV, 2, §4, 201).7 Kierkegaard habla del misterio, no en el sentido que le daba la Antigüedad como un culto secreto del politeísmo, donde la iniciación era la condición para ser admitido en la comunidad, sino en el sentido que la palabra “misterio” tiene a partir del cristianismo: un objeto de la fe contrario a la razón humana y por encima de esta. En su sentido corriente, el misterio se asimila al secreto.8 Sobre la expresión me voici (“heme aquí”) como fundamento de una ética con base en la heteronomía, véase Levinas, De otro modo.9 Por ejemplo, Eddo Evnik escribe: “Derrida’s plea for an absolute responsibility can be counter-effective. By so strongly emphasizing that our responsibility Hill always fall too short, that our good decisions Hill never be good enough, bad is relevant after all. Derrida’s hyper-ethical avoiding of ‘good conscience’ runs the danger of stressing an inevitable bad conscience, which makes one wonder if it really matters whether we have a conscience at all” (“Patočka and Derrida”, LXXXIX, 317). En este ensayo el autor no solo hace una crítica al concepto de responsabilidad aporética en Derrida sino a su lectura de Patočka. Se puede encontrar una crítica parecida a la de Evnik en Nancy Fraser, “The Force of Law”, 157-163.10 Derrida escribe en L’autre cap: “J’oserai suggérer que la morale, la politique, la responsabilité, s’il y en a, n’auront jamais commencé qu’avec l’expérience de l’aporie” (43) (“Osaría sugerir que la moral, la política, la responsabilidad, si existen, podrán empezar tan solo tras la experiencia de la aporía”; versión española El otro cabo, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1992). En Fuerza de ley, el fundamento místico de la autoridad, Derrida escribe: “Creo que no hay justicia sin esta experiencia de la aporía, por muy imposible que sea. La justicia es la experiencia de lo imposible. Una voluntad, un deseo, una exigencia de justicia cuya estructura no fuera una experiencia de la aporía, no tendría ninguna posibilidad de ser lo que es, a saber, una justa apelación a la justicia” (38). Véase igualmente Espectros de Marx.11 Véase en particular el §53 de El ser y el tiempo.12 Para una comparación entre el pensamiento de Levinas y el de Derrida a propósito de la violencia en el sacrificio de Isaac, me permito remitir al lector al ensayo de Hent de Vries, “On Sacrificing Sacrifice”, 37.13 “La mort de l’autre, non seulement mais surtout si on l’aime, n’annonce pas une absence, une disparition, la fin de telle ou telle vie, à savoir de la possibilité pour un monde (toujours unique) d’apparaître à tel vivant. La mort déclare chaque fois la fin du monde en totalité, la fin de tout monde possible, et chaque fois la fin du monde comme totalité unique, donc irremplaçable et donc infinie” (Derrida, Chaque fois unique la fin du monde, 9).14 Oración fúnebre pronunciada durante el sepelio de Emmanuel Levinas el 28 de diciembre de 1995.15 Recordemos que en otro sentido, pero no lejano a Derrida, Kierkegaard afirmaba: “La fe consiste en mantener firme la posibilidad” (Diario íntimo, 245).16 Sobre la tortura, véase la obra iluminadora de Elaine Scary, The Body in Pain.17 “La pensée éveillée au visage de l’autre homme n’est pas une pensée de., une représentation, mais d’emblée une pensée pour., une non-indifférence pour l’autre.” (Levinas, Altérité et transcendance, 143). Existe versión al español, traducción de Francisco Amoraga Montesinos y Andrés Alonso Martos.18 “La noción de acto implica esencialmente una violencia, la de la transitividad que falta a la trascendencia del pensamiento, encerrado en sí mismo, Lo que irrumpe como violencia esencial en el acto es la excedencia del ser con respecto al pensamiento que pretende contenerlo, la maravilla de la idea de lo infinito” (Levinas, Totalidad e infinito, 53).19 Sobre la precariedad en Levinas, véase el capítulo “Vida precaria” de Judith Butler.20 La palabra bíblica que designa el “sacrificio”: ‘olá aparece en Génesis 22:2: veha’alehu sham le’olá.21 Chouraqui traduce ‘aqedat Yitzjaq como “Is’hac aux liens” (Isaac atado o enlazado).22 Sobre la comparación Abraham-Ulises, me permito reenviar al lector a la introducción que hace Silvana Rabinovich a Levinas, La huella del otro.23 “La violence est souveraineté mais solitude” (Difícil libertad, 23).24 “Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador” (Gén.4:2).25 En la tradición del Islam, Caín ofrece a Dios un cordero para salvar la vida de su hermano. Sura 5:31.26 Como ya lo habíamos mencionado antes, hay un eco entre el sacrificio de Isaac y los dos ángeles que aparecen en la historia de Ismael. Como lo muestra Catherine Chalier, Des anges et des hommes. En Gen, 16:7, un ángel (maláj Adonai) encuentra a Hagar, madre de Ismael, cerca de una fuente de agua en el desierto, al que se nombrará el pozo del viviente de mi visión (beer le jai roi). El ángel prodiga a Ismael la promesa de una gran nación. En Gén.21:17, Hagar se niega a ver a su hijo morir en el desierto, después de que Sarah ha pedido a Abraham que los aleje. Elohim escucha la voz del adolescente y envía un ángel (maláj Elohim) que confirma la promesa del primer ángel. Una fuente de agua aparece. Apenas Ismael es salvado por el ángel, el episodio del sacrificio de Isaac comienza. Chalier recuerda la interpretación del Zohar, que subraya que el ángel de Ismael es el ángel de Elohim y el ángel de Isaac, de Adonai, y explica que ciertos emisarios (los ángeles) emanan del horizonte del rigor (Din) al cual tradicionalmente se asocia el nombre de Elohim, mientras que otros provienen del horizonte de la bondad (Jesed) al cual está asociado el tetragrama (leído como Adonai). El Zohar precisa que aquellos que lloraron a Isaac fueron “los ángeles de la paz” (malajei shalom) —aquellos que se reciben en Shabbat— mientras que los “ángeles de las alturas” (malajei llaei) gritaron exigiendo que se cumpliera la promesa dada a Abraham de una gran descendencia.27 Sobre el tema de la cripta y la literatura, véase Derrida, “Fors”.28 “Al interior de este foro, lugar de libre circulación para los intercambios de discurso y de objeto, la cripta construye otro fuero: cerrado, al interior de sí mismo, interior secreto al interior de la gran plaza, y al mismo tiempo, exterior a ella, exterior al interior” (Derrida, “Fors”, 13). Agradezco a Michael Johnduff el haber guiado mi atención hacia este texto.29 El seminario que Derrida dictó durante los años 2001-2002 fue publicado en francés con el título La bête et le souverain, volume I.30 Sobre la fábula y la soberanía, véase la primera sesión del seminario La bête et le souverain.31 En francés la traducción difiere ligeramente y reza: “La question serait plutôt de savoir si l’homme historique veut encore avouer l’histoire”. Es decir, si el hombre histórico quiere confesar la historia.32 “La historia que es preciso confesar es el secreto de la incorporación y de la represión, lo que sucede de una conversión a otra: es el tiempo de la conversión —y de aquello en torno de lo cual gira, a saber, la muerte dada” (Derrida, Dar la muerte, 20-21).33 Véase en específico el artículo de Simon Critchley, “Five Problems”, 172-185. Véase igualmente la obra de Howard Caygill, Lévinas and the Political. Thinking the Political.34 “Autrui est d’emblée le frère à tous les autres hommes” (Levinas, Autrement qu’être, 201).35 En “Fe y saber”, Derrida escribe: “Comunidad como auto-inmunidad común: no hay comunidad que no alimente su propia autoinmunidad, un principio de auto-destrucción sacrificial que arruina el principio de protección de sí (del mantenimiento de la integridad intacta de uno mismo), y ello con vistas a alguna super-vivencia invisible y espectral. Esta atestación autocontestataria mantiene a la comunidad autoinmune en vida, es decir, abierta a otra cosa distinta y que es más que ella misma: lo otro, el porvenir, la muerte, la libertad, la venida o el amor del otro, el espacio y el tiempo de una mesianicidad espectralizante más allá de cualquier mesianismo. Ahí reside la posibilidad de la religión, el vínculo religioso (escrupuloso, respetuoso, púdico, continente, inhibido) entre el valor de la vida, su ‘dignidad’ absoluta, y la máquina teológica, la ‘máquina de hacer dioses'” (105-106).36 Cfr. Howard Caygill, Levinas and the Political. Véase en particular el 5to capítulo: “Israel in Universal and Holy History”.37 Y quizás esto explique, agrega Howard Caygill, el silencio de Levinas ante la matanza de palestinos en el campo de Sabra y Shaila en 1982.38 Sobre este punto véase Derrida, Fuerza de ley.39 Sobre la crítica derridiana a la noción de Libro, véase De la Gramatología.40 Me refiero a la falta de rigor y a la facilidad con la que algunos escriben “ético-político”, sin cuestionar la relación entre ambas (de igual modo que se escribe “filosófico-literario” sin aclarar si es preciso mantener la diferencia o las disciplinas y sin explicar la pertinencia del guión).41 Agradezco a Bonnie Honig el envío de este poema.42 The Parable of the Old Man and the Young. So Abram rose, and clave the wood, and went, And took the fire with him, and a knife. And as they sojourned both of them together, Isaac the first-born spake and said, My Father, Behold the preparations, fire and iron, But where the lamb for this burnt-offering? Then Abram bound the youth with belts and straps, And builded parapets and trenches there, And stretched forth the knife to slay his son. When lo! an angel called him out of heaven, Saying, Lay not thy hand upon the lad, Neither do anything to him, thy son.Behold! Caught in a thicket by its horns; A Ram. Offer the Ram of Pride instead But the old man would not so, but slew his son, And half the seed of Europe, one by one.43 Es en cierto sentido la idea de Libro como totalidad de significación lo que lo hace terrorífico y totalitario. Información sobre la autora Miriam Jerade Dana. Cursó la licenciatura en Filosofía en la UNAM (premio Norman Sverdlin 2004-2005). Cursó la maestría en Filosofía en la Universidad Paris X Nanterre con una tesis sobre Franz Rosenzweig bajo la dirección de Catherine Chalier Actualmente redacta su doctorado sobre la violencia en la deconstrucción de Jacques Derrida, bajo la dirección de Marc Crépon, en la École Normale Supérieur, rue d’Ulm, Archives Husserl-Paris IV Sorbonne. Fue miembro del seminario de Samuel Weber del Paris Program organizado por la Universidad de Northwestern durante el 2009.
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¿Qué hizo Isaac antes de morir?
Lección 30: Génesis 25–27 Antiguo Testamento: Manual del maestro de seminario Lección 30: Génesis 25–27 Lección 30 Antes de su muerte, Abraham otorgó todo lo que tenía a Isaac. Rebeca, la esposa de Isaac, dio a luz a gemelos, llamados Esaú y Jacob. Esaú vendió su primogenitura a Jacob, y más tarde Isaac otorgó a Jacob la bendición de la primogenitura, que incluía las bendiciones del convenio de Abraham.
¿Qué escogerían? ¿Por qué? ¿En qué se parece esa situación hipotética a algunas de las situaciones que afrontamos en la vida?
A medida que los alumnos estudian las elecciones de una persona que cambió una posesión valiosa por algo que tenía menor valor, aunque inmediato, invítelos a buscar principios que los podrían guiar en situaciones parecidas. Para resumir, explique que estos versículos hablan de los últimos años de Abraham en la tierra, su muerte, y la muerte del hijo de Abraham y Agar, Ismael.
Antes de morir, Abraham se casó con una mujer llamada Cetura, quien tuvo seis hijos. En las Escrituras se hace referencia a Cetura como una concubina (véase ). Explique que la palabra concubina se usa para describir a las mujeres del Antiguo Testamento que, en la época y la cultura en la que vivían, estaban legalmente casadas a su esposo, pero tenían una posición social inferior a la esposa.
Pida a un alumno que lea en voz alta, e invite a la clase a seguir la lectura en silencio para saber lo que Abraham dio a sus hijos antes de morir.
¿Qué le dio Abraham a Isaac? ¿Qué les dio a Abraham a sus otros hijos? ¿Por qué piensan que Abraham dio todo lo que tenía a Isaac, en lugar de dividir sus posesiones igualmente entre todos sus hijos?
Explique que Isaac recibió más que los otros hijos de Abraham debido a la primogenitura de Isaac. El hijo que tenía la primogenitura heredaba no sólo las tierras y posesiones del padre, sino también la posición del padre como el líder espiritual de la familia y la “autoridad de presidir” (véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, ).
Entonces, el hijo era responsable de usar esos recursos para proveer para las necesidades de la familia. A menudo, la primogenitura se pasaba del padre al hijo mayor. Sin embargo, la rectitud era más importante que ser el primogénito. La primogenitura que Isaac recibió de Abraham también incluía todas las bendiciones y responsabilidades del convenio de Abraham.
Esaú vende su primogenitura a Jacob Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cómo bendijo el Señor a Isaac y a su esposa, Rebeca. (Puede que tenga que explicar que estéril significa que no podía tener hijos.) Pida a los alumnos que den un informe de lo que encuentren.
¿Qué hizo Rebeca para saber por qué sintió una lucha en el vientre? ¿Qué le enseñó el Señor a Rebeca en cuanto a los dos hijos que tendría?
Destaque la frase “el mayor servirá al menor” en, Explique que eso indica que el hijo menor con el tiempo heredaría la primogenitura en lugar del primogénito. Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio, y que una mitad averigüe el nombre y las características del hijo mayor, y la otra mitad que busque el nombre y las características del hijo menor.
¿Qué hubieras hecho en esta situación si hubieras estado en la posición de Esaú?
Haga referencia a la porción de comida que mostró o dibujó antes en la pizarra, y recuerde a la clase la pregunta que hizo de si querrían una pequeña porción en el momento, o esperar para recibir un suministro interminable de su comida favorita.
¿En qué se parece la decisión a la que se enfrentó Esaú a la situación con la porción pequeña de comida?
Invite a un alumno a leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y vea lo que escogió Esaú.
¿Qué quiere decir en el que “menospreció Esaú la primogenitura”? (Si lo desea, señale que Esaú trató su primogenitura como si tuviera muy poco significado o valor.)
El Señor guía y bendice a Isaac Resuma y explique que el Señor guió a Isaac y lo bendijo, tanto espiritual como temporalmente. El destacar las bendiciones de Isaac, nos ayuda a entender lo que Esaú perdió cuando vendió su primogenitura a Jacob. Pida a algunos alumnos que se turnen para leer en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y se fije en maneras en las que el Señor bendijo a Isaac.
Basándose en lo que encontraron en, ¿qué bendiciones podía haber heredado Esaú si hubiera retenido su primogenitura?
Muestre un recipiente pequeño y pida a los alumnos que mediten en la decisión que tomó Esaú.
Pensando en lo que han aprendido en cuanto a la primogenitura que vendió Esaú, ¿cómo describirían la decisión que él tomó de vender la primogenitura por un recipiente de potaje?
Explique que Esaú perdió bendiciones no sólo por su decisión de vender la primogenitura, sino también debido a otras malas decisiones que tomó. Pida a un alumno que lea en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para conocer más decisiones que tomó Esaú que le privaron de bendiciones.
De acuerdo con, ¿con qué tipo de mujeres se casó Esaú? (Explique que los heteos eran personas que no creían en Dios, sino que adoraban a ídolos.) ¿Por qué podían haber entristecido a Isaac y a Rebeca esos matrimonios? (Quizás deba explicar que las decisiones de matrimonio de Esaú impidieron que él, sus esposas y sus hijos recibieran las bendiciones del convenio de Abraham, incluso el convenio del matrimonio eterno, que es un requisito para que logremos la vida eterna.) ¿En qué se parece la decisión de Esaú de casarse con mujeres Heteas a la decisión que tomó de vender su primogenitura? ¿Qué podemos aprender de las elecciones de Esaú y sus consecuencias? (Después de que respondan los alumnos, podría usar sus palabras para escribir una declaración en la pizarra parecida a la siguiente: Si valoramos más los placeres temporales o mundanos que las bendiciones eternas, entonces podríamos perder esas bendiciones.)
Para ayudar a los alumnos a entender cómo se relaciona este principio con ellos, quizás podría darles copias del siguiente volante. Podría pedir a los alumnos que llenen el papel de forma individual o en grupos pequeños.
Debido a los convenios que hemos hecho como miembros de la Iglesia de Jesucristo, somos herederos de todas las bendiciones del convenio de Abraham, tal como lo era Esaú antes de vender su primogenitura.Enumera algunos placeres temporales o mundanos que los jóvenes de hoy en día podrían tener la tentación de valorar más que las bendiciones eternas: Escoge un punto de la lista y explica cómo el procurar tener eso podría causar que una persona perdiera bendiciones:
Después que los alumnos hayan tenido tiempo suficiente para llenar el papel, podría invitar a algunos a compartir lo que escribieron con la clase. Isaac bendice a Jacob para presidir a sus hermanos Explique que, aunque Esaú había vendido su primogenitura a Jacob, su padre, Isaac, seguía teniendo la responsabilidad de otorgar la bendición de la primogenitura sobre uno de los hijos.
Para resumir, explique que Isaac tenía la intención de dar la bendición de la primogenitura a Esaú. Sin embargo, Rebeca había sabido por revelación que Jacob debía recibir la primogenitura (véase ). Rebeca indicó a Jacob que se acercara a Isaac, que era ciego, y se presentara como si fuese Esaú para que Jacob pudiera recibir la bendición de la primogenitura.
Jacob llevó a cabo el plan renuentemente y recibió la bendición. Si lo desea, explique que el Señor quería desde el principio que la bendición de la primogenitura se le diera a Jacob. Después de que Isaac se enteró que había otorgado la bendición de la primogenitura a Jacob sin saberlo, él pudo haber anulado la bendición y haber maldecido a Jacob.
¿Qué principio podemos aprender de la reacción de Esaú en cuanto a las consecuencias de poner deseos mundanos o inmediatos por encima de las prioridades eternas? (Los alumnos pueden usar otras palabras, pero deben poder determinar algo semejante a lo siguiente: Poner los deseos mundanos o inmediatos por encima de las prioridades eternas, con el tiempo llevará al pesar y al remordimiento.)
Destaque que parece que Esaú no experimentó pesar y remordimiento de inmediato, sino que eso ocurrió más adelante, cuando Esaú comenzó a experimentar las consecuencias de sus malas decisiones.
¿Por qué creen que es importante darse cuenta de que quizás no experimentemos pesar y remordimiento inmediatamente después de nuestras malas decisiones?
Resuma y explique que Esaú sí recibió una bendición de Isaac. Sin embargo, al estar enojado por haber perdido la bendición de la primogenitura, Esaú decidió matar a Jacob. Rebeca instruyó a Jacob que viajara a Harán, donde podría estar a salvo de Esaú.
- Si lo desea, invite a los alumnos a testificar de los principios que han analizado hoy.
- Podría añadir su testimonio a los que se compartan.
- Asegure a los alumnos que cualquier mala decisión que hayan tomado puede superarse por medio de la fe en Jesucristo y el arrepentimiento.
- A fin de ayudar a los alumnos a aplicar lo que han aprendido, muestre la siguiente declaración: Invite a los alumnos a escribir esta declaración en una hoja de papel, y que la pongan donde la puedan ver a menudo para alentarlos a tomar decisiones rectas.
“Piensa en la perspectiva futura, no sólo en lo que sucederá hoy o mañana. No renuncies a lo que más anhelas en la vida por algo que ahora crees desear ” (Richard G. Scott, “Jesucristo, nuestro Redentor”, Liahona, julio de 1997, pág.66). Comentarios e información de contexto Diferencias entre Esaú y Jacob El élder Dallin H.
- Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, resumió las diferencias que hay entre Jacob y Esaú y describió una valiosa lección de los errores de Esaú: “Esaú, que era el primogénito, ‘menospreció’ su primogenitura. (véase ).
- Jacob, el gemelo que nació segundo, la deseaba; Jacob valoraba lo espiritual, mientras que Esaú quería lo mundano Muchos como Esaú han renunciado a algo de valor eterno por satisfacer un apetito pasajero por las cosas del mundo” ( “La espiritualidad”, Liahona, enero de 1986, pág.47).
” me voy a morir” Seguramente, las palabras de Esaú, “yo me voy a morir” eran una exageración y una justificación de sus acciones. “Jacob ciertamente habría socorrido a Esaú, de corazón, si su vida hubiera estado en peligro. El propósito de este relato parece ser principalmente demostrar cuán poco valoraba Esaú la primogenitura.
- Sus necesidades físicas inmediatas eran más importantes para él que el convenio.
- Una evidencia adicional de esta actitud es el hecho de que Esaú se casó con mujeres cananeas, lo cual interrumpía la línea del convenio (véase )” ( El Antiguo Testamento, Manual para el alumno, Génesis–2 Samuel,, pág.65 ).
Jacob recibe de Isaac la bendición de la primogenitura Es posible que algunos alumnos se sientan confundidos con el relato en porque parece indicar que hubo personas justas que cometieron errores al procurar el control de quién recibiría la bendición de la primogenitura.
Después de que Isaac se enteró que había otorgado la bendición de la primogenitura a Jacob sin saberlo, él pudo haber anulado la bendición y haber maldecido a Jacob. Sin embargo, en lugar de cancelar las bendiciones de la primogenitura a Jacob y conferirlas a Esaú, Isaac confirmó que la bendición de la primogenitura se había otorgado a la persona que el Señor quería que la tuviera.
Debido a que el Espíritu del Señor lo dirigía, Isaac supo que había dado la bendición al hijo correcto. : Lección 30: Génesis 25–27
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