Versículos de consuelo por la muerte de un ser querido
- El Señor está cerca de los que tienen el corazón quebrantado; libra a los de espíritu abatido. ( Salmos 34:18)
- Les dejo la paz, les doy mi paz; pero no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni tengan miedo. (
- No se angustien.
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¿Cómo consolar a alguien según la Biblia?
La tarea de consolar “Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). En la Biblia encontramos muchos textos que enseñan sobre lo que implica consolar, tanto en una manera positiva y sanadora, como también con falencias, cuando se consuela erróneamente.
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Pensemos en Bernabé (Hechos 4:36-37), no solo porque tuvo el gesto bondadoso de vender sus bienes para compartir con los demás, sino porque fue capaz de acompañar a quienes eran rechazados para ayudarlos en su peregrinaje. Bernabé ayudó a Saulo (Hechos 9:26-27) y a su propio sobrino, Marcos, a quien Pablo rechazó para su segundo viaje misionero (Hechos 15:37-39).
- La forma negativa de animar a otros la muestran los amigos de Job, que durante su sufrimiento lo acusaron y juzgaron.
- La tarea de animar o consolar es un ministerio que engrandece la obra de Dios, quien es él mismo el que primero nos consuela y nos da dones que nos capacitan para acompañar a otros.
- En parte, aprendemos a animar a otros cuando atravesamos por situaciones difíciles.
Paradójicamente, las situaciones adversas posibilitan que descubramos una mayor profundidad de Dios, una nueva realidad de su amor, un enfoque diferente a nuestra fe. Esta experiencia se pone, luego, al servicio del prójimo, nos ayuda a ser compañeros de fe, sin imponer ni menoscabar al otro, sino facilitando su proceso espiritual y desarrollo de la vida humana.
- Esto puede ser tanto en términos personales, familiares y comunitarios, en dimensión individual o social.
- En 2 Corintios 1:3-11, Pablo presenta a Dios como “Padre misericordioso”.
- Dios mismo se acerca a la miseria de nuestro corazón y de nuestra vida.
- Se ofrece para recuperarnos, para que no perdamos nuestra relación filial.
Todo esto nos permite sentirnos vulnerables frente a Dios con la seguridad de no ser condenados, ni aplazados, sino de estar abiertos a comprender que él busca ofrecernos una vida abundante. Al compartir con aquellos que están atribulados cómo Dios nos consoló de una manera particular, encendemos en ellos un fuego esperanzador que renueva sus fuerzas.
- Esa expresión de misericordia es garantía de vida nueva, de perdón, de la restauración de una relación armoniosa con Dios, nosotros mismo, nuestro prójimo y con el ambiente global.
- A Dios también se le llama “Dios de toda consolación”.
- Notemos que dice de “toda consolación”, si dejar fuera de su consolación ninguna situación humana.
Pablo subraya la misericordia y consolación de Dios a causa de sus propias experiencias. Nos narra cómo él mismo se sintió confortado por Dios, cuando estuvo en apuros y tribulaciones difíciles de soportar, donde experimentó la amenaza de la muerte misma.
En medio de su aflicción, la consolación de Dios fue para Pablo como un bálsamo que no pudo dejar de compartir con otros, pues sabía que fue consolado para extender a otros esta bendición. La misericordia y consolación de Dios llenaron a Pablo con la suficiente fuerza para desarrollar su capacidad de acompañamiento en situaciones extremas, tal como Dios lo hizo con él.
Dios nos consuela para que aprendamos a consular a otros, para que mostremos ese mismo amor de Dios a aquellas personas que están pasando tiempos de tribulación. Si alguien pregunta cómo tiene que consolar a otros, Pablo responde: de la misma manera que el Señor te ha consolado a ti; con la misma paciencia, ternura y fuerza que Dios obró para tu consolación.
Rdo. Fabián E. Rey |
La manera en que Dios nos consoló cobra en nosotros un vigor fundamental. Al compartir con aquellos que están atribulados cómo Dios nos consoló de una manera particular, encendemos en ellos un fuego esperanzador que renueva sus fuerzas. Por ejemplo, recuerdo una vez cuando acompañé a una joven en un proceso de sanidad emocional.
En su niñez, había sido víctima de un abuso sexual por un familiar directo. Vivía una vida sin sentido, no podía encontrar futuro, su pasado la aplastaba y se sentía siempre condenada. La amargura de su corazón era notoria, aunque nunca había hablado de lo que le había sucedido. En una conversación y proceso gradual que nos llevó algunos meses, ella pudo manifestar su dolor, su sentimiento de culpa y enojo.
Esto nos permitió poder empezar a sacar de raíz viejos resentimientos y descubrir cómo a pesar de estas fatalidades, Dios siempre estuvo presente con su misericordia. Comenzó a perdonarse, incluso a su agresor, y a experimentar el perdón amoroso de Dios, su rostro se ilumino y la risa comenzó a llenar su boca.
En especial, esa vivencia del consuelo de Dios la llevó a reorientar su vida y ver cómo podía ayudar a otras personas que habían sido víctimas de lo mismo. Sus palabras no sonaban huecas, sino que tenían la profundidad de compartir el mismo dolor, pero dando una respuesta de esperanza y vida hacia las demás.
No solo recupero la alegría, sino su propósito de vida. Tanto el regocijo como la esperanza eran los nuevos signos de una vida transformada por el amor de Dios. -Rdo. Fabián E. Rey, licenciado en Psicología, capellán de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano y pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina.
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¿Qué dice el Salmo 116 15?
Salmo 116 Jehová es clemente y justo — Ante los ojos de Jehová la muerte de Sus santos es estimada.1 a Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas.2 Porque ha inclinado a mí su oído, le invocaré, por tanto, en todos mis días.3 Me rodearon los lazos de la muerte; me encontraron las a angustias del b Seol ; angustia y dolor encontré.4 Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Libra ahora, oh Jehová, mi alma.5 Clemente es Jehová y justo; sí, misericordioso es nuestro Dios.6 Jehová guarda a los a sencillos ; estaba yo postrado, y me salvó.7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.8 Pues tú has a librado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas y mis pies de tropezar.9 Andaré delante de Jehová en la tierra de los vivientes.10 Creí; por tanto, hablé, estando afligido en gran manera.11 Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.12 ¿Qué a daré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? 13 Tomaré la copa de la salvación e invocaré el nombre de Jehová.14 Ahora cumpliré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo.15 Estimada ante los ojos de Jehová es la a muerte de sus santos.16 Oh Jehová, yo soy tu a siervo, siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; tú has roto mis cadenas.17 Te ofreceré sacrificio de a alabanza e invocaré el nombre de Jehová.18 A Jehová cumpliré ahora mis votos delante de todo su pueblo, 19 en los atrios de la a casa de Jehová, en medio de ti, oh Jerusalén.
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¿Qué dice el Salmo 147 3?
Salmo 147 Alabad a Jehová por Su poder — Su entendimiento es infinito — Él envía Sus mandamientos, Su palabra, Sus estatutos y Sus juicios a Israel.1 Alabad a Jah, porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios, porque agradable y hermosa es la alabanza.2 Jehová edifica a Jerusalén; a los a desterrados de Israel b recogerá,3 Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.4 Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus a nombres,5 Grande es el Señor nuestro y de mucho poder; su a entendimiento es infinito.6 Jehová sostiene a los mansos; humilla a los malvados hasta la tierra.7 Cantad a Jehová con a acción de gracias; cantad alabanzas con arpa a nuestro Dios.8 Él es el que cubre los cielos de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba.9 Él da a la bestia su alimento y a los hijos de los cuervos que claman.10 No se deleita en la fuerza del caballo ni se complace en la a agilidad del hombre.11 Se complace Jehová en los que le a temen y en los que esperan en su misericordia.12 Alaba a Jehová, oh Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sion.13 Porque ha reforzado los cerrojos de tus puertas; ha bendecido a tus hijos dentro de ti.14 Él pone en tu territorio la paz; te hará saciar con lo mejor del trigo.15 Él envía sus mandamientos a la tierra; velozmente corre su palabra.16 Él da la nieve como lana; esparce la escarcha como ceniza.17 Él echa su hielo como migajas; ante su frío, ¿quién se sostendrá en pie? 18 Envía su palabra y los derrite; hace soplar su viento y fluyen las aguas.19 Él declara sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.20 No ha hecho esto con ninguna otra nación, y no han conocido sus juicios.
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¿Cómo dar el pésame a alguien?
Por lo general, un sentido pésame debe ser breve y amable. Elige un mensaje que muestre respeto y empatía, y abstente de dar consejos o contar anécdotas en ese momento. ‘Mi más sentido pésame por tu pérdida. Estoy aquí para lo que necesites’.
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¿Qué dice en Mateo 11 28?
Él sana a los que están cargados El Salvador dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Muchas personas llevan cargas pesadas. Algunas han perdido a un ser querido o deben cuidar de un discapacitado; algunas han sufrido un divorcio; otras ansían un matrimonio eterno; algunas se encuentran atrapadas en las garras de las sustancias o prácticas adictivas como el alcohol, el tabaco, las drogas o la pornografía; otras tienen severas discapacidades físicas o mentales.
- Nuestro Salvador nos extiende a todos esta amorosa invitación:
- “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
- “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
- “porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).
Las Escrituras contienen innumerables relatos donde el Salvador sanó a los que llevaban cargas pesadas; Él hizo que el ciego viera, que el sordo oyera; que el paralítico, el atrofiado o el mutilado fuesen restablecidos; que los leprosos fuesen limpiados y que los espíritus inmundos fuesen echados.
- Con frecuencia leemos que la persona a la que se curó de esas dolencias físicas era “sanada” (véanse, Mateo 14:36, 15:28; Marcos 6:56; 10:52; Lucas 17:19; Juan 5:9).
- Jesús sanó a muchas personas de enfermedades físicas, pero no negó la curación a aquellos que buscaban ser “sanados” de otros padecimientos.
Mateo escribe que Cristo sanaba toda enfermedad y toda dolencia entre los del pueblo (véase Mateo 4:23; 9:35). Las multitudes lo seguían y Él “sanaba a todos” (Mateo 12:15). Esas curaciones ciertamente incluían a aquellos cuyas enfermedades eran emocionales, mentales o espirituales.
Él los sanaba a todos. En uno de sus primeros sermones en la sinagoga, Jesús leyó en voz alta de esta profecía de Isaías: “Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18).
Al declarar que había venido a cumplir esa profecía, Jesús afirmó, específicamente, que curaría a los que tuviesen dolencias físicas y que también liberaría a los cautivos y a los oprimidos, y que sanaría a los desconsolados. El Evangelio según Lucas contiene muchos ejemplos de ese ministerio.
Relata la ocasión en que “se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades” (Lucas 5:15). En otras oportunidades, indica que Jesús “sanó a muchos de enfermedades” (Lucas 7:21) y que “sanaba a los que necesitaban ser curados” (Lucas 9:11). También describe cómo una gran multitud de personas de Judea, de Jerusalén y de la costa de Sidón vino a un lugar llano “para oírle y para ser sanados” (Lucas 6:17).
Cuando el Salvador se apareció a los justos en el Nuevo Mundo, pidió que se le acercaran los cojos, los ciegos o los que tuviesen otras dolencias físicas. Extendió la misma invitación a los que ” afligidos de manera alguna” (3 Nefi 17:7). “Traedlos aquí y yo los sanaré”, dijo (versículo 7).
- El Libro de Mormón relata cómo la multitud se acercó con “todos los que padecían cualquier aflicción” (versículo 9).
- En ese grupo debió haber personas con todas las variedades de aflicciones físicas, emocionales o mentales y en la Escritura se testifica que Jesús “los sanaba a todos” (versículo 9).
- El Salvador nos enseña que en el mundo tendremos tribulación, pero que debemos confiar, ya que Él ha “vencido al mundo” (Juan 16:33).
Su expiación es lo suficientemente poderosa no sólo para abarcar y pagar el precio del pecado, sino también para sanar toda aflicción terrenal. En el Libro de Mormón se enseña que: “él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo” (Alma 7:11; véase también 2 Nefi 9:21).
Él conoce nuestras angustias y está allí para ayudarnos. Al igual que el buen samaritano de Su parábola, cuando nos halla heridos al costado del camino, Él venda nuestras heridas y cuida de nosotros (véase Lucas 10:34). Hermanos y hermanas, el poder sanador de Su expiación es para ustedes, para nosotros, para todos.
Su poder sanador, que todo lo abarca, se invoca en las palabras de súplica de nuestro himno “Paz, cálmense”:
- Cristo, con grandes angustias
- inclino ante Ti mi faz.
- Dolores mi alma acongojan.
- Oh mándame tu solaz.
- Olas de males me cubren,
- vénceme su furor,
- y perezco, perezco, oh Cristo.
- Oh sálvame del dolor.
- (Himnos, Nº 54).
Podemos ser sanados por medio de la autoridad del Sacerdocio de Melquisedec. Jesús confirió a Sus Doce Apóstoles poder “para sanar toda enfermedad y toda dolencia” (Mateo 10:1; véanse también Marcos 3:15; Lucas 9:1–2), y ellos salieron “anunciando el evangelio y sanando por todas partes” (Lucas 9:6; véanse también Marcos 6:13; Hechos 5:16).
- Los Setenta también fueron enviados con poder y dirección para sanar a los enfermos (véanse Lucas 10:9; Hechos 8:6–7).
- Aunque el Salvador podía sanar a todos los que quisiera sanar, ése no es el caso de los que poseen la autoridad del sacerdocio.
- La voluntad de Aquél a quien pertenece el sacerdocio limita el ejercicio de tal autoridad por parte de los mortales.
Por lo tanto, se nos indica que algunas personas a las que los élderes dan una bendición no sanan debido a que están “señalad para morir” (véase D. y C.42:48). De manera similar, cuando el apóstol Pablo deseó ser sanado del “aguijón en la carne” que lo abofeteaba (2 Corintios 12:7), el Señor rehusó curarlo.
- Pablo escribió más adelante que el Señor le explicó: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (versículo 9).
- Pablo respondió obedientemente: “de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (versículos 9–10).
Las bendiciones para sanar vienen de muchas maneras, cada una adaptada a nuestras necesidades individuales, que son conocidas para Él, quien más nos ama. A veces “la curación” sana nuestras enfermedades o levanta nuestras cargas; pero, otras veces se nos “sana” al otorgársenos fortaleza, comprensión o paciencia para soportar las cargas que llevamos.
El pueblo de Alma se hallaba bajo el yugo de opresores inicuos. Cuando oraron para ser liberados, el Señor les dijo que con el tiempo los libraría, pero, mientras tanto, les aliviaría las cargas “de manera que no podréis sentirlas sobre vuestras espaldas, mientras estéis en servidumbre; y esto haré yo para que me seáis testigos que yo, el Señor Dios, visito a mi pueblo en sus aflicciones” (Mosíah 24:14).
En ese caso, al pueblo no se le quitaron las cargas, sino que el Señor los fortaleció “de modo que pudieron soportar sus cargas con facilidad, y se sometieron alegre y pacientemente a toda la voluntad del Señor” (versículo 15). La misma promesa y el mismo efecto se aplica a ustedes, madres que son viudas o divorciadas, a las personas solteras que se sienten solas, a los que cuidan a otros y se sienten cansados; a los que tienen alguna adicción, y a todos nosotros, cualesquiera sea nuestra carga.
“Venid a Cristo”, dice el profeta, “y perfeccionaos en él” (Moroni 10:32). A veces tal vez nos desesperemos porque nuestras cargas son demasiado pesadas. Cuando parezca que la tormenta ruja en nuestra vida, quizás nos sintamos abandonados y clamemos como los discípulos durante la tempestad: “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (Marcos 4:38).
En momentos como esos, debemos recordar Su respuesta: “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” (versículo 40). El poder sanador del Señor Jesucristo, ya sea que quite nuestras cargas o nos fortalezca a fin de perseverar y vivir con ellas como lo hizo el apóstol Pablo, está a nuestro alcance para toda aflicción de la vida terrenal.
Después de hablar en una conferencia general sobre la maldad de la pornografía (véase “La pornografía”, Liahona, mayo de 2005, págs.87–90), recibí muchas cartas de personas que llevaban la carga de esa adicción. Algunas de esas cartas eran de hombres que ya la habían superado. Uno de ellos escribió: “Hay varias lecciones que he aprendido de la experiencia de salir de las tinieblas de un pecado tan adictivo que domina de manera tan absoluta la vida de los que atrapa.
(1) Se trata de un problema grave que es increíblemente difícil de superar (2) fuente más importante de apoyo y de fortaleza en el proceso de arrepentimiento es el Salvador (3) El estudio diario y profundo de las Escrituras, la asistencia frecuente al templo y la participación en la ordenanza de la Santa Cena de manera seria y contemplativa, son todas partes indispensables del proceso de un verdadero arrepentimiento.
- Supongo que esto se debe a que todas esas actividades sirven para aumentar y fortalecer nuestra relación con el Salvador, nuestra comprensión de Su sacrificio expiatorio y nuestra fe en Su poder curativo” (Carta del 24 de octubre de 2005).
- Venid a mí”, dijo el Salvador “y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28–29).
Ese hombre, que llevaba pesadas cargas, se volvió al Salvador, y también lo podemos hacer nosotros. Una mujer, cuyo matrimonio se vio amenazado por la adicción que su esposo tenía por la pornografía, describió cómo lo ayudó durante cinco dolorosos años hasta que, como ella dijo: “Por medio del don de la gloriosa expiación de nuestro amado Salvador y de lo que Él me enseñó sobre el perdón, finalmente es libre, y yo también”.
- Como alguien que no necesitaba ser limpia de pecado, sino que sólo buscaba la liberación del cautiverio de un ser amado, ella escribió este consejo: “Estén en comunión con el Señor ¡Él es su mejor amigo! Él conoce sus sufrimientos porque ya los ha sentido por ustedes.
- Él está presto a llevar esa carga.
Confíen en Él lo suficiente como para poner la carga a Sus pies y permitir que la lleve. Entonces la paz de Él reemplazará su angustia, desde las profundidades mismas de su alma” (Carta del 18 de abril de 2005). Un hombre le escribió a una Autoridad General sobre la forma en la que el poder de la Expiación lo ayudó con su problema de sentir atracción hacia personas del mismo sexo.
Se le había excomulgado por serias transgresiones que infringían sus convenios del templo y las responsabilidades hacia sus hijos, tuvo que escoger entre intentar vivir el Evangelio o seguir en un curso contrario a sus enseñanzas. “Sabía que sería difícil”, escribió él, “pero no me imaginaba por lo que tendría que pasar”.
En la carta describe el vacío, la soledad y el increíble dolor que experimentó en lo profundo de su alma al tratar de regresar a la Iglesia. Oró fervientemente pidiendo perdón, a veces durante horas. Recibió fortaleza a través de la lectura de las Escrituras, de la compañía de un obispo amoroso y de bendiciones del sacerdocio; pero, lo que finalmente marcó la diferencia, fue la ayuda del Salvador.
- El hombre explicó: ” sólo por medio de Él y de Su Expiación Ahora siento una inmensa gratitud.
- A veces mis sufrimientos han sido casi más de lo que podía soportar, y aún así, tan pequeños comparados con lo que Él sufrió.
- Donde antes había tinieblas en mi vida, ahora hay amor y gratitud”.
- Agrega: “Algunas personas dicen que es posible cambiar y que la terapia es la única respuesta.
Saben mucho sobre el tema y pueden ayudar mucho a los que luchan con ese problema, sin embargo, me temo que olvidan incluir a nuestro Padre Celestial en el proceso. Si va a suceder un cambio, sucederá de acuerdo con la voluntad de Dios. También me preocupa que muchas personas se concentren en las causas de la atracción hacia personas del mismo sexo No hay necesidad de determinar por qué tengo esa debilidad.
- Desconozco si nací con ella o si hubo factores ambientales que contribuyeron a ello; el hecho es que tengo este problema en mi vida y lo que importa es lo que haga con él de aquí en adelante” (Carta del 25 de marzo de 2005).
- Las personas que escribieron estas cartas saben que la expiación de Jesucristo y el remedio que brinda hacen mucho más que proporcionarnos la oportunidad de arrepentirnos de nuestros pecados.
La Expiación también nos da la fortaleza para soportar “dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases”, ya que nuestro Salvador también tomó sobre sí “los dolores y las enfermedades de su pueblo” (Alma 7:11). Hermanos y hermanas, si su fe, sus oraciones y el poder del sacerdocio no los sanan de las aflicciones, el poder de la Expiación con seguridad les dará la fortaleza para sobrellevar la carga.
- Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”, dijo el Salvador, “y yo os descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28–29).
- Al enfrentarnos con los desafíos de la vida terrenal, ruego por cada uno de nosotros, como el profeta Mormón oró por su hijo Moroni, que “Cristo anime, y sus padecimientos y muerte y su misericordia y longanimidad, y la esperanza de su gloria y de la vida eterna, reposen en mente para siempre” (Moroni 9:25).
Testifico de Jesucristo, nuestro Salvador, que nos invita a todos venir a Él y a ser perfeccionados en Él. Jesús vendará nuestras heridas y sanará a los que se hallan con pesadas cargas. En el nombre de Jesucristo. Amén. : Él sana a los que están cargados
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¿Qué dice Proverbios 31 25?
25 Fuerza y honor son su vestidura,y se ríe de lo por venir.26 Abre su boca con sabiduría,y la ley de la clemencia está en su lengua.27 Considera la marcha de su casay no come el pan a de balde.28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada,y su marido también la alaba.
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¿Qué es el consuelo en la Biblia?
Descanso y alivio de la pena, molestia o fatiga que aflige y oprime el ánimo.
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¿Cómo nos consuela Dios en su palabra?
Le puede interesar: – Del sufrimiento por la evangelización han existido en la Iglesia uno o varios seguidores de Gamaliel quienes advierten como en los Hechos de los Apóstoles. Llama la atención esta última afirmación porque también significa que hay autoridades que no hacen caso.
Así se convirtió Gamaliel en uno de los judíos más simpáticos del Nuevo Testamento. Con este espaldarazo Felipe se hace parte del kerigma, la muerte y resurrección de Jesús en el interior de las personas por la acción del Espíritu Santo, el bautismo, mantengan la paz interior cuyo signo es el gozo y la alegría (Primera lectura) En la carta de Pedro se anima a los cristianos que sufren por el evangelio a no perder la humildad y la esperanza: “dispuestos siempre a dar, al que las pidiere, las razones de su esperanza, pero con sencillez y respeto y estando en paz de conciencia” (segunda lectura).
Pablo enseña que la alegría es uno de los frutos del Espíritu Santo (Gal 5,22). Nada, ni nadie puede arrancar a un creyente la paz y la alegría pascual si cree que las incomprensiones y dificultades son signos de la cercanía de Jesús. ¿por qué será? Porque el sufrimiento o las persecuciones por el evangelio y los obstáculos a la evangelización hacen parte del seguimiento de Jesús, es decir de sus promesas que no quedarán sin recompensa.
Mas vale si es la voluntad de Dios sufrir por hacer el bien que por hacer el mal. El que era inocente murió por los culpables, para llevarlos a Dios” (segunda lectura) El consuelo de Dios no es de palabras, es Dios quien nos consuela desde nuestro interior para que mantengamos la paz, es el Espíritu consolador en nuestro corazón; y en el corazón de otros hermanos, para que nos consuele a nosotros.
Paradójico que los creyentes a pesar de las dificultades de la evangelización no pierdan la paz interior cuyo signo es la alegría. Cuando el diácono Felipe llegó a Samaría, predicó, curó, quitó los miedos y liberó del mal para que la ciudad se llenara de gozo y alegría.
Primera lectura) “Si me aman, cumplirán mis mandamientos, yo le rogaré al Padre y Él os enviará otro consolador que esté siempre con vosotros” (Evangelio). El amor de Dios en nuestro corazón es el amor “consuelo” que nos hace capaces de consolar. “Bendito sea el Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en la tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Cor 1,3-4).
Hay una consolación irrespetuosa que consiste en repetir palabras ocasionales o de circunstancias para salir del paso con quien sufre. “Ánimo, no te desesperes, energía positiva, tu siempre has sido fuerte, calidad total, resignación que es la voluntad de Dios”.
No faltaron razones a un hombre, San Francisco de Asís, quien tenía la paz del amor de Dios en su corazón para decir: “Que no busque tanto ser consolado sino consolar; que no busque ser comprendido sino comprender; que no busque ser amado sino amar” El Espíritu recordaba a los profetas de Israel, y en ellos a todos los creyentes: “Consolad, consolad a mi pueblo” (Si 40,1). La puerta estrecha La primera carta de San Pedro podría ser la primera carta a todos los creyentes que, durante esta Pascua, cayeran en cuenta de lo que significa la victoria de Jesucristo sobre la muerte, llamada Resurrección y entrar a la vida cristiana por la puerta estrecha de la fe: “me amó y se entregó por mí”.
Este Kerigma es propio del corazón: “glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de nuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo: que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal”.
Porque también Cristo, murió una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu” (Segunda lectura) Dar razón de la esperanza Es tan importante para la evangelización que hoy en una sociedad pluralista sepamos dar cuenta de la fe y la esperanza con amor, sin agresividad incluso respetuosos con los que murmuran y denigran, pues no pocas veces la murmuración es signo de orgullo y de un problema mal planteado y la prudencia signo de conciencia limpia de prejuicios.
Ser fiel en medio de las difamaciones o prejuicios es un homenaje en el seguimiento de Jesucristo (1 Pe.2,20,21) “Regocijaos en la medida que participes en los sufrimientos de Cristo”. El amor es un consuelo Que otra relación más profunda podríamos tener en el seguimiento de la muerte y resurrección de Jesús que el amor : “Si me amáis, guardareis mis mandamientos”; recordemos que para Pablo el amor no es una experiencia moral sino una experiencia de Dios.
El Espíritu de Dios habita en vosotros” (Rm 8,8). Así entendemos que Pablo diga: “para mí la vida es Cristo y morir es una ganancia” (Flp 1,21). “El consolador, el Espíritu de la verdad, que siempre estará con los creyentes no lo puede recibir el mundo porque no lo ve, ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis porque vive en nosotros y está con nosotros”.
(evangelio) El consolador permite a los creyentes “creer sin haber visto” (Jn 20,29).
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¿Qué dice el Salmo 94 19?
19 En la multitud de mis inquietudes dentro de mí,tus consolaciones alegran mi alma.20 ¿Se aliará contigo el trono de la iniquidad,que maquina agravio por decreto? 21 Se juntan contra la vida del justo,y condenan la sangre inocente.
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¿Qué dice Efesios 5 20?
Efesios 5
- 1 Sed, pues, de Dios como hijos amados.
- 2 Y en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y a Dios en olor,
- 3 Pero y toda impureza, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a los ;
- 4 ni indecentes, ni, ni relatos groseros, que no convienen; sino antes bien acciones de gracias.
- 5 Porque sabéis esto, que ningún, o, o avaro, que es idólatra, tiene en el reino de Cristo y de Dios.
- 6 Nadie os con, porque por estas cosas viene la de Dios sobre los hijos de la,
- 7 No seáis, pues, partícipes con ellos,
- 8 porque en otro tiempo erais tinieblas; pero ahora sois luz en el Señor; andad como de luz
- 9 (porque el del Espíritu es en toda bondad, y justicia y verdad),
- 10 comprobando lo que es agradable al Señor.
- 11 Y no en las obras infructuosas de las, sino antes bien,
- 12 Porque es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
- 13 Mas todas las cosas son visibles cuando son expuestas a la luz; porque lo que lo manifiesta todo es la luz.
- 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te Cristo.
- 15 Mirad, pues, con cuidado cómo andéis, no como necios, sino como sabios,
- 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
- 17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor.
- 18 Y no os con vino, en lo cual hay desenfreno; antes bien, sed llenos del Espíritu,
- 19 hablando entre vosotros con, y con himnos, y cánticos espirituales, cantando y al Señor en vuestros corazones;
- 20 dando gracias siempre por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
- 21 los unos a los otros en el temor de Dios.
- 22 Las sujetas a sus propios maridos, como al Señor.
- 23 Porque el marido cabeza de la mujer, así como Cristo es de la ; y él es el salvador del cuerpo.
- 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
- 25 Maridos, a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para, habiéndola en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.28 Así también los maridos deben amar a sus esposas como a sus mismos cuerpos. El que ama a su, a sí mismo se ama.
- 29 Porque ninguno aborreció jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia;
- 30 porque somos de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
- 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se allegará a su esposa, y los dos serán sola carne.
- 32 Grande es este, pero yo digo esto con respecto a Cristo y a la iglesia.
- 33 Por tanto, cada uno de vosotros ame también a su esposa como a sí mismo; y la esposa a su marido.
¿Qué dice Jeremías 29 13?
Jeremías 29
- 1 Y estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los del cautiverio, y a los sacerdotes, y a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia
- 2 (después de haber salido el rey Jeconías, y la reina, y los oficiales del palacio, y los de Judá y de Jerusalén, y los artesanos y los herreros de Jerusalén),
- 3 por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías (a quienes envió Sedequías, rey de Judá, a Babilonia, a Nabucodonosor, rey de Babilonia), diciendo:
- 4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice llevar cautivos de Jerusalén a Babilonia:
- 5 Edificad casas y morad en ellas; y plantad huertos y comed del fruto de ellos;
- 6 casaos y engendrad hijos e hijas; dad esposas a vuestros hijos y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos allá y no os disminuyáis.
- 7 Y procurad la de la ciudad a la cual os hice desterrar y rogad por ella a Jehová, porque en su paz tendréis vosotros paz.
- 8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni hagáis caso de los que soñáis.
- 9 Porque falsamente os ellos en mi nombre; yo no los envié, ha dicho Jehová.
- 10 Porque así ha dicho Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré y os cumpliré mi buena palabra de volver a este lugar.
- 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros un y una esperanza.
- 12 Entonces me, y vendréis y oraréis a mí, y yo os escucharé;
- 13 y me y me hallaréis cuando me busquéis con todo vuestro,
- 14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y os haré volver de vuestra cautividad y os de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar al destierro.
- 15 Por cuanto habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas en Babilonia,
- 16 así ha dicho Jehová acerca del rey que está sentado sobre el trono de David y acerca de todo el pueblo que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con vosotros al cautiverio,
- 17 así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo envío contra ellos espada, hambre y pestilencia, y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se pueden comer.
- 18 Y los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia; y los haré objeto de terror todos los reinos de la tierra, de maldición, y de espanto, y de burla y de afrenta entre todas las naciones adonde los habré arrojado.
- 19 Porque no escucharon mis palabras, dice Jehová, que les envié por medio de mis siervos los profetas, madrugando y enviándolos, pero no habéis escuchado, dice Jehová.
- 20 ¡Escuchad, pues, la palabra de Jehová, todos vosotros los desterrados que envié de Jerusalén a Babilonia!
- 21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías y acerca de Sedequías hijo de Maasías, quienes os profetizan mentira en mi nombre: He aquí, yo los entrego en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros ojos.
- 22 Y todos los desterrados de Judá que están en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo: Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab, a quienes asó al fuego el rey de Babilonia.
- 23 Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron con las esposas de sus prójimos y hablaron palabras mentirosas en mi nombre, palabras que no les mandé; yo soy el que sabe y soy testigo, dice Jehová.
- 24 Y a Semaías, el nehelamita, hablarás, diciendo:
- 25 Así habló Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, diciendo: Por cuanto enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y a Sofonías hijo de Maasías, el sacerdote, y a todos los sacerdotes, diciendo:
- 26 Jehová te ha puesto como sacerdote en lugar del sacerdote Joiada, para que te encargues en la casa de Jehová de todo hombre loco que profetice, poniéndolo en el cepo y en el collar de hierro.
- 27 ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías de Anatot, que os profetiza?
- 28 Porque él nos envió a decir en Babilonia: Largo será el cautiverio; edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed el fruto de ellos.
- 29 Y el sacerdote Sofonías había leído esta carta a oídos del profeta Jeremías.
- 30 Y vino la palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
- 31 Envía a decir a todos los cautivos: Así ha dicho Jehová de Semaías, el nehelamita: Por cuanto os profetizó Semaías sin que yo lo hubiera enviado, y os hizo confiar en,
- 32 por eso, así ha dicho Jehová: He aquí que yo castigaré a Semaías, el nehelamita, y a su descendencia; no tendrá varón que more en medio de este pueblo ni verá el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová, porque contra Jehová ha hablado rebelión.
¿Qué dice 2 Timoteo 4 7?
2 Timoteo 4
- 1 Yo te encargo solemnemente delante de Dios y del Señor Jesucristo, que ha de a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
- 2 que prediques la palabra, instes a tiempo y fuera de tiempo;, reprende, con toda paciencia y doctrina.
- 3 Porque vendrá tiempo cuando no la sana ; sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán conforme a sus propias,
- 4 y el oído de la verdad y se volverán a las fábulas.
- 5 Pero tú sé prudente en todo, soporta las aflicciones, haz obra de, cumple tu ministerio.
- 6 Porque yo ya estoy a punto de ser ofrecido como sacrificio, y el tiempo de mi partida está cercano.
- 7 He peleado la batalla, he la carrera, he guardado la fe.
- 8 Por lo demás, me está reservada la de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
- 9 Procura venir pronto a verme,
- 10 porque Demas me ha, amando este, y se ha ido a Tesalónica; Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia.
11 Solo está conmigo. Toma a y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.
- 12 A Tíquico lo envié a Éfeso.
- 13 Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los, mayormente los pergaminos.
- 14 Alejandro, el calderero, ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos.
- 15 Cuídate tú también de él, pues en gran manera ha resistido a nuestras palabras.
- 16 En mi primera defensa, ninguno estuvo de mi parte, sino que todos me desampararon; no les sea en cuenta.
- 17 Pero el estuvo a mi lado y me fortaleció, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen; y así fui librado de la boca del león.
18 Y el Señor me de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.19 Saluda a Prisca y a Aquila, y a la casa de Onesíforo.20 Erasto se quedó en Corinto; y a Trófimo dejé en Mileto, enfermo.21 Procura venir antes del invierno.
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¿Qué dice Jeremías 30 17?
Jeremías 30
- 1 La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehová, diciendo:
- 2 Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escribe en un libro todas las palabras que te he hablado.
- 3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver de la cautividad a los de mi pueblo de y de Judá, ha dicho Jehová, y los haré a la tierra que di a sus padres, y la poseerán.
- 4 Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá.
- 5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor, de terror y no de paz.
6 Preguntad ahora y mirad: ¿Acaso da a luz el varón? ¿Por qué veo que todo hombre tiene las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y que se han puesto pálidos todos los rostros? 7 ¡Ah, cuán grande es aquel ! Tanto, que no hay otro semejante a él; es tiempo de angustia para Jacob, pero de esta será librado.8 Y sucederá en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, que yo romperé el de tu cuello y romperé tus ; y extranjeros no volverán a ponerlo en servidumbre, 9 sino que servirán a Jehová su Dios y a, su rey, a quien yo les levantaré.10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, oh Israel, porque he aquí que yo soy el que te desde lejos, a ti y a tu descendencia, de la tierra de su cautividad.
- 11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y por completo a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré del todo, sino que te castigaré con justicia; y de ninguna manera te dejaré sin castigo.
- 12 Porque así ha dicho Jehová: es tu quebranto y grave tu herida.
- 13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces.
- 14 Todos tus amantes te olvidaron; no te buscan, porque te herí como hiere un enemigo, con azote de adversario, a causa de la magnitud de tu iniquidad y de la multitud de tus pecados.
15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebranto? es tu dolor, porque por la magnitud de tu iniquidad y por la multitud de tus pecados te he hecho esto.16 Pero serán devorados todos los que te devoran; y todos tus adversarios, todos ellos irán al cautiverio; y saqueados serán los que te saquearon, y a todos los que te despojaron daré en despojo.
- 17 Mas yo haré venir sanidad para ti y sanaré tus heridas, dice Jehová, porque Desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, a la que nadie busca.
- 18 Así ha dicho Jehová: He aquí, yo hago volver del cautiverio las tiendas de Jacob, y de sus moradas tendré ; y la ciudad será edificada sobre su colina, y la ciudadela será asentada en su lugar.
- 19 Y saldrá de ellos acción de gracias y voz de los que están en regocijo; y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los glorificaré, y no serán menospreciados.
- 20 Y serán sus hijos como antes, y su congregación delante de mí será confirmada, y castigaré a todos sus opresores.
21 Y de ellos saldrá su soberano, y de en medio de ellos saldrá su gobernante; y le haré acercarse, y él se acercará a mí, porque, ¿quién es aquel que dedicó su corazón para acercarse a mí?, dice Jehová.
- 22 Y vosotros seréis mi, y yo seré vuestro Dios.
- 23 He aquí, la de Jehová sale con furor; la tempestad que se avecina se arremolinará sobre la cabeza de los malvados.
- 24 No se aplacará el ardor de la ira de Jehová hasta que haya hecho y cumplido los propósitos de su corazón; en los entenderéis esto.
¿Qué dice Hebreos 12 15?
Hebreos 12
- 1 Por tanto, nosotros también, teniendo a nuestro alrededor tan gran nube de testigos, dejemos a un lado todo peso y pecado que rodea, y corramos con la carrera que tenemos por delante,
- 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y de la fe, quien, por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
- 3 Considerad a aquel que sufrió tal de pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis en vuestro ánimo hasta desmayar.
- 4 Porque aún no habéis resistido hasta derramar sangre, combatiendo contra el pecado;
- 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él.
- 6 Porque el Señor al que ama,, y azota a todo el que recibe como hijo.
- 7 Si soportáis la, Dios os trata como a ; porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
- 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois, y no hijos.
- 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros terrenales que nos y los, ¿por qué no mucho mejor al de los, y viviremos?
- 10 Y aquellos, a la verdad, por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su,
- 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto de rectitud a los que en ella han sido,
- 12 Por lo cual, fortaleced las manos caídas y las rodillas debilitadas;
- 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que el que es cojo no se salga fuera del camino, sino que sea sanado.
- 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie al Señor,
- 15 mirando bien que ninguno aparte de la de Dios, no sea que alguna raíz de amargura, brotando, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
- 16 que ninguno sea fornicario, o profano, como, que por una sola comida vendió su,
- 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado porque no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con,
- 18 Porque no os habéis acercado al que se podía tocar, ni al fuego ardiente, ni a las tinieblas, ni a la oscuridad, ni a la tempestad,
- 19 ni al sonido de la trompeta ni a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les hablase más;
- 20 porque no podían soportar lo que se mandaba: Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o traspasada con dardo.
- 21 Y tan terrible era lo que se veía que Moisés dijo: Estoy aterrado y temblando.
- 22 Pero vosotros os habéis acercado al monte, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a la compañía de muchos millares de,
- 23 y a la asamblea y a la iglesia de los que están en los cielos, y a Dios el de todos, y a los espíritus de los hechos perfectos,
- 24 y a Jesús el del convenio, y a la rociada que habla mejor que la de Abel.
25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos.
- 26 La voz del que conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez más, y temblar no solamente la tierra, sino también el cielo.
- 27 Y esta frase: Aún una vez más, indica claramente la remoción de las cosas que pueden ser removidas, como las cosas creadas, para que permanezcan las cosas que no pueden ser removidas.
- 28 Así que, recibiendo nosotros el reino inconmovible, retengamos la gracia por la cual vamos a servir a Dios, agradándole con y ;
- 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.
¿Qué dice Proverbios 17 22?
Proverbios 17
- 1 Mejor es un bocado seco y en paz que casa de contiendas llena de provisiones.
- 2 El siervo prudente se enseñoreará del hijo que avergüenza, y con los hermanos compartirá la herencia.
- 3 El para la plata y el horno para el oro, pero Jehová los corazones.
- 4 El malo está atento al labio inicuo, y el mentiroso escucha la lengua destructora.
- 5 El que al pobre afrenta a su Hacedor; y el que alegra de la calamidad no quedará sin castigo.
- 6 Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la honra de los hijos son sus padres.
- 7 No conviene al necio la grandilocuencia, ¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
- 8 Piedra preciosa es el cohecho a los ojos de sus dueños; a dondequiera que se vuelve, prospera.
- 9 El que, pero el que reitera el asunto separa a los amigos.
- 10 La reprensión aprovecha al entendido más que cien azotes al necio.
- 11 El malo no busca sino la rebelión, y mensajero cruel será enviado contra él.
- 12 Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros que con un necio en su necedad.
- 13 Al que da mal por bien, el mal no se apartará de su casa.
- 14 El comienzo de la contención es como el soltar de las aguas; deja, pues, la antes que se complique.
- 15 El que al malvado y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová.
- 16 ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría si no tiene entendimiento?
- 17 En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para el tiempo de,
- 18 El hombre falto de entendimiento la mano para salir fiador en presencia de su prójimo.
- 19 El que ama la transgresión ama la rencilla; el que su puerta busca quebranto.
- 20 El perverso de corazón nunca hallará el bien, y el de lengua pervertida caerá en el mal.
- 21 El que engendra al necio, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no se alegrará.
- 22 El corazón hace bien como una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos.
- 23 El malvado soborno de su seno para pervertir las sendas de la justicia.
- 24 La sabiduría está delante del entendido, pero los ojos del necio, vagan hasta el extremo de la tierra.
- 25 El hijo necio es irritación para su padre, y amargura para la que lo dio a luz.
- 26 Tampoco es bueno condenar al justo ni golpear a los nobles por su rectitud.
- 27 sus palabras el que tiene sabiduría; de espíritu excelente es el hombre entendido.
- 28 Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios, por entendido.
¿Qué podemos decir para consolar a los demás?
Elige un mensaje que muestre respeto y empatía, y abstente de dar consejos o contar anécdotas en ese momento. ‘Mi más sentido pésame por tu pérdida. Estoy aquí para lo que necesites’. ‘Te deseo paz, consuelo, fuerza y muchísimo amor en este momento tan triste’.
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¿Cómo consolar a una persona con palabras?
1. Sé que estás pasando por un momento y lo siento mucho – John Gottman, psicólogo clínico, investigador y experto en relaciones de pareja, nos explica también en sus trabajos cómo llevar a cabo esa área que, en realidad, también es decisiva en un vínculo afectivo.
Así, incide en que cuando uno de los miembros sufre, lo que espera del otro es que sea su caja de resonancia -comprensión y empatía-, Gottman lo define como ser “testigo” cercano del dolor de la otra persona. Ser un espejo y esa presencia cercana que entiende y sabe estar presente, Por ello, una de las mejores frases o expresiones que podemos usar es, por ejemplo “sé que estás sufriendo y lo siento mucho”, «”lamento mucho por lo que estás pasando, comprendo tu malestar, tu dolor, tristeza “.
La clave está en validar los sentimientos del otro, en hacerle ver que todo lo que siente tiene sentido, Por ello, es importante facilitar el desahogo, crear un refugio para que la persona se sienta libre a la hora de expresar lo que necesite.
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