Que Son Las Bienaventuranzas En La Biblia?

Que Son Las Bienaventuranzas En La Biblia
¿Qué son las Bienaventuranzas? – Jesucristo enseñó Su evangelio y describió cómo ser un discípulo justo en un poderoso sermón llamado el Sermón del Monte, en el que también impartió ocho enseñanzas importantes llamadas las Bienaventuranzas. La palabra bienaventuranza significa “bendición suprema” o “felicidad exaltada”.
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¿Cuáles son las bienaventuranzas en la Biblia?

Catecismo de la Iglesia Católica, Tercera parte, Primera sección, capítulo primero, artículo 2, 1716-1729

  • TERCERA PARTELA VIDA EN CRISTO
  • PRIMERA SECCIÓNLA VOCACIÓN DEL HOMBRE:
  • LA VIDA EN EL ESPÍRITU
  • CAPÍTULO PRIMEROLA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
  • ARTÍCULO 2NUESTRA VOCACIÓN A LA BIENAVENTURANZA
  • 1716 Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos:

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

  1. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
  2. ( Mt 5,3-12)
  • 1717 Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos.
  • 1718 Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer:

«Ciertamente todos nosotros queremos vivir felices, y en el género humano no hay nadie que no dé su asentimiento a esta proposición incluso antes de que sea plenamente enunciada» (San Agustín, De moribus Ecclesiae catholicae, 1, 3, 4). «¿Cómo es, Señor, que yo te busco? Porque al buscarte, Dios mío, busco la vida feliz, haz que te busque para que viva mi alma, porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive de ti» (San Agustín, Confessiones, 10, 20, 29).

«Sólo Dios sacia» (Santo Tomás de Aquino, In Symbolum Apostolorum scilicet «Credo in Deum» expositio, c.15).1719 Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el fin último de los actos humanos: Dios nos llama a su propia bienaventuranza. Esta vocación se dirige a cada uno personalmente, pero también al conjunto de la Iglesia, pueblo nuevo de los que han acogido la promesa y viven de ella en la fe.1720 El Nuevo Testamento utiliza varias expresiones para caracterizar la bienaventuranza a la que Dios llama al hombre: la llegada del Reino de Dios (cf Mt 4, 17); la visión de Dios: “Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” ( Mt 5,8; cf 1 Jn 3, 2; 1 Co 13, 12); la entrada en el gozo del Señor (cf Mt 25, 21.23); la entrada en el descanso de Dios ( Hb 4, 7-11): «Allí descansaremos y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos.

He aquí lo que acontecerá al fin sin fin. ¿Y qué otro fin tenemos, sino llegar al Reino que no tendrá fin? (San Agustín, De civitate Dei, 22, 30).1721 Porque Dios nos ha puesto en el mundo para conocerle, servirle y amarle, y así ir al cielo. La bienaventuranza nos hace participar de la naturaleza divina ( 2 P 1, 4) y de la Vida eterna (cf Jn 17, 3).

  • Con ella, el hombre entra en la gloria de Cristo (cf Rm 8, 18) y en el gozo de la vida trinitaria.1722 Semejante bienaventuranza supera la inteligencia y las solas fuerzas humanas.
  • Es fruto del don gratuito de Dios.
  • Por eso la llamamos sobrenatural, así como también llamamos sobrenatural la gracia que dispone al hombre a entrar en el gozo divino.

«”Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Ciertamente, según su grandeza y su inexpresable gloria, “nadie verá a Dios y seguirá viviendo”, porque el Padre es inasequible; pero su amor, su bondad hacia los hombres y su omnipotencia llegan hasta conceder a los que lo aman el privilegio de ver a Dios “porque lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 20, 5).1723 La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas.

Nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera dicha no reside ni en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino sólo en Dios, fuente de todo bien y de todo amor: «El dinero es el ídolo de nuestro tiempo.

A él rinde homenaje instintivo la multitud, la masa de los hombres. Estos miden la dicha según la fortuna, y, según la fortuna también, miden la honorabilidad Todo esto se debe a la convicción de que con la riqueza se puede todo. La riqueza, por tanto, es uno de los ídolos de nuestros días, y la notoriedad es otro La notoriedad, el hecho de ser reconocido y de hacer ruido en el mundo (lo que podría llamarse una fama de prensa), ha llegado a ser considerada como un bien en sí mismo, un bien soberano, un objeto de verdadera veneración» (Juan Enrique Newman, Discourses addresed to Mixed Congregations, 5 ).1724 El Decálogo, el Sermón de la Montaña y la catequesis apostólica nos describen los caminos que conducen al Reino de los cielos.

  1. Por ellos avanzamos paso a paso mediante los actos de cada día, sostenidos por la gracia del Espíritu Santo.
  2. Fecundados por la Palabra de Cristo, damos lentamente frutos en la Iglesia para la gloria de Dios (cf la parábola del sembrador: Mt 13, 3-23).1725 Las bienaventuranzas recogen y perfeccionan las promesas de Dios desde Abraham ordenándolas al Reino de los cielos.

Responden al deseo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón del hombre.

  1. 1726 Las bienaventuranzas nos enseñan el fin último al que Dios nos llama: el Reino, la visión de Dios, la participación en la naturaleza divina, la vida eterna, la filiación, el descanso en Dios.
  2. 1727 La bienaventuranza de la vida eterna es un don gratuito de Dios; es sobrenatural como también lo es la gracia que conduce a ella.
  3. 1728 Las bienaventuranzas nos colocan ante opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos; purifican nuestro corazón para enseñarnos a amar a Dios sobre todas las cosas.
  4. 1729 La bienaventuranza del cielo determina los criterios de discernimiento en el uso de los bienes terrenos en conformidad a la Ley de Dios.

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¿Cuál es el mensaje de las bienaventuranzas?

El Sermón del monte empieza con las bienaventuranzas —ocho declaraciones que comienzan con la palabra bienaventurados, Esta palabra declara un estado de bendición que ya existe. Cada bienaventuranza declara que un grupo de personas que por lo general son considerados como afligidos, en realidad son bendecidos.

Los bendecidos no tienen que hacer nada para obtener esta bendición, Jesús simplemente declara que ellos ya han sido bendecidos. Por tanto, las bienaventuranzas son primero que todo declaraciones de la gracia de Dios, no son condiciones de la salvación o planes de acción para ganarse la entrada al reino de Dios.

Los que pertenecen a los grupos de bienaventurados experimentan la gracia de Dios, ya que el reino de los cielos se ha acercado. Observe la segunda bienaventuranza, “Bienaventurados los que lloran” (Mt 5:4). Por lo general, las personas no creen que llorar sea una bendición.

Es algo doloroso. Sin embargo, con la venida del reino de los cielos, el llanto se convierte en una bendición, porque los que lloran “serán consolados”. La implicación es que Dios mismo será quien los consuele. La aflicción del llanto se convierte en la bendición de una relación profunda con Dios. ¡Esa en realidad es una gran bendición! Aunque el propósito principal de las bienaventuranzas sea declarar las bendiciones dadas por el reino de Dios, la mayoría de eruditos también las ven como una imagen del carácter de ese reino.

Cuando entramos al reino de Dios, deseamos parecernos más a aquellos que se llaman bienaventurados —ser más humildes, más misericordiosos, tener más hambre de justicia, ser más propensos a hacer la paz y así sucesivamente. Esto les da un carácter imperativo moral a las bienaventuranzas.

Después, cuando Jesús dice, “haced discípulos de todas las naciones” (Mt 28:19), las bienaventuranzas describen el carácter que estos discípulos deben tener. Las bienaventuranzas describen el carácter del reino de Dios, pero no son condiciones de la salvación. Jesús no dice, por ejemplo, “solo los puros de corazón pueden entrar al reino de los cielos”.

Estas son buenas noticias porque las bienaventuranzas son realmente difíciles de cumplir. Dado que Jesús dice, “todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt 5:28), ¿quién podría en realidad ser “de limpio corazón” (Mt 5:8)? Si no fuera por la gracia de Dios, nadie sería bienaventurado.

Las bienaventuranzas no son un juicio en contra de todos los que no alcanzan los estándares, son una bendición para cualquiera que decida unirse al reino de Dios mientras este “está cerca”. Una bendición adicional de las bienaventuranzas es que benefician a la comunidad de Dios, no solo a los individuos de Dios.

Al seguir a Jesús, somos miembros bendecidos de la comunidad del reino, incluso aunque nuestro carácter todavía no haya sido formado a la semejanza de Dios. Individualmente, no cumplimos las características de algunas o todas las bienaventuranzas, pero aun así somos bendecidos por el carácter de toda la comunidad a nuestro alrededor.

  1. La ciudadanía en el reino de Dios comienza ahora.
  2. El carácter de la comunidad del reino será perfeccionado cuando Jesús regrese “sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mt 24:30).
  3. Al entender estas ideas, estamos listos para examinar el carácter específico de cada una de las bienaventuranzas y analizar cómo se aplican en el trabajo.

Aunque no intentamos analizar cada bienaventuranza de forma exhaustiva, esperamos sentar las bases para recibir las bendiciones y experimentar las bienaventuranzas en nuestro trabajo diario. La palabra bienaventurado es la traducción del término griego makarios,

  1. No es una oración que pide bendición sino que ratifica un estado existente de bendición.
  2. Existe otra palabra griega que es eulogia.
  3. Esta se traduce como “bendecido” y es la palabra que se usa para pedirle a Dios que bendiga o traiga algo bueno a una persona o comunidad.
  4. Esta palabra no aparece en las bienaventuranzas.

Donald A. Hagner, Matthew 1–13, vol.33A, Word Biblical Commentary (Nashville: Thomas Nelson, 1993), 97. Aunque esta perspectiva es ampliamente reconocida, no es universal. Para consultar un breve resumen de varias alternativas, ver W.F. Albright y C.S. Mann, Matthew, vol.26 de The Anchor Bible (Nueva York: Doubleday, 1971), 50–53.
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¿Qué son las bienaventuranzas y ejemplos?

Mateo 5: Las Bienaventuranzas “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” Ser pobre en espíritu es ser humilde y enseñable. Jesús desea que siempre reconozcamos humildemente que lo necesitamos a Él. Mateo 5:3 “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra como heredad” Ser manso es ser cordial, amable, paciente y tolerante; no orgulloso, jactancioso ni presuntuoso. El Salvador mostró Su mansedumbre al estar dispuesto a someterse a la voluntad de Dios. Incluso en un momento de extrema agonía, Él le dijo a Dios: “ero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Mateo 5:5 “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” Jesucristo fue un ejemplo perfecto de mostrar perdón y misericordia. Aun cuando estaba sufriendo en la cruz, Él dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Ya que todos necesitamos misericordia, todos debemos mostrar misericordia. Mateo 5:7 “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” Otro nombre que tiene Jesús es “Príncipe de paz”. Jesús nos alienta a seguir Su ejemplo al amar a todos para que podamos convivir en paz. Mateo 5:9 “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Afrontaremos desafíos y problemas que nos pondrán a prueba. Cuando nos lamentamos por nuestras pérdidas y pruebas, recibimos la promesa de que seremos bendecidos a medida que perseveremos. Dios enviará Su Santo Espíritu para consolarnos en momentos de necesidad. Mateo 5:4 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” Podemos acercarnos más a Dios al tratar de seguir Sus enseñanzas y aprender más acerca de Él. Cuanto más conocimiento busquemos, con más conocimiento nos bendecirá Él. Mateo 5:6 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” Dios se nos dará a conocer si somos puros de corazón. Si nos esforzamos fervientemente por ser como Dios, nuestros motivos y hechos serán honorables y nuestro corazón será puro. Mateo 5:8 “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia” Es posible que se nos critique por la forma en que vivimos, por lo que creemos y por las cosas que hacemos. Defiende con orgullo los principios de Dios y Él te bendecirá. Mateo 5:10 : Mateo 5: Las Bienaventuranzas
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¿Qué quiere decir la palabra Bienaventurados?

​ que se puede traducir como «feliz», «dichoso», « bienaventurado » y que califica al poseedor de la cualidad como «digno de felicidad». En muchos casos se añade un segundo miembro a la expresión que puede estar en tiempo presente o en tiempo futuro.
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¿Cómo se pueden aplicar las bienaventuranzas en mi vida?

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra como heredad – Ser manso es ser cordial, amable, paciente y tolerante; no orgulloso, jactancioso ni presuntuoso. El Salvador mostró Su mansedumbre al estar dispuesto a someterse a la voluntad de Dios. Incluso en un momento de extrema agonía, le dijo a Dios: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).4
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¿Que nos pide y que nos promete Jesús en las bienaventuranzas?

Las bienaventuranzas, un camino a la felicidad Los seres humanos vivimos esforzándonos por encontrar el camino a la felicidad, y pasamos toda nuestra vida trabajando en ello, es un trabajo que inconscientemente hacemos. Desafortunadamente en muchas ocasiones optamos por caminos y veredas equivocadas, provocándonos grandes frustraciones y desacatos.

Toda nuestra vida gira en torno a la búsqueda de la felicidad, el Papa Benedicto XVI en la JMJ en 2008 explicaba que “La vida () es una búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. Con ese fin tomamos nuestras decisiones, ejercemos nuestra libertad y, en esto, en la verdad, en el bien y en la belleza, encontramos la felicidad y la alegría” (JMJ Sydney Australia, 2008/VII) Es por ello que ser felices, implica que de manera individual nos esforcemos por vivir ante la presencia de Dios y seguir la regla de vida que Jesús nos dejó plasmada en las bienaventuranzas que han sido consideradas como el corazón del evangelio.

Con las bienaventuranzas Jesús quiere llevarnos a tener una mente y un corazón despejado y feliz. Es justo lo contrario a las ofertas de felicidad que nos ofrece el mundo. En lugar de ofrecernos cosas y elementos exteriores lo que nos propone es el crecimiento interior, llenar nuestra vida de unos valores que no fallan en el camino de la felicidad.

Jesús contrapone la felicidad entendida según el mundo: los que son ricos en múltiples cosas: dinero, cultura, poder, placeres y nos da una noción totalmente distinta. Ser feliz no es tener sino ser. Las bienaventuranzas nos indican el espíritu que ha de inspirar el cómo llevar y vivir nuestra vida mientras peregrinamos hacia la casa del Padre.

Las hemos de escuchar en actitud de conversión personal y comunitaria. Sólo así hemos de caminar hacia la felicidad, tanto personal como también de todos aquellos que nos rodean, convirtiéndonos así en referentes de santidad para los demás. En la primera bienaventuranza Jesús elogia a los “pobres de espíritu” y de corazón sencillo, que actúan sin prepotencia ni arrogancia, sin riquezas ni esplendor, sostenidos por la autoridad humilde de Jesús y por su evangelio, su única riqueza es vivir cumpliendo la voluntad de Dios.

Cuando se cumple la voluntad de Dios se hace nuestro verdaderamente es el reino de Dios. Jesús no es ajeno a que en muchas ocasiones padeceremos tristeza y aflicción, por ello trata de consolarnos al afirmar “Felices los que están tristes porque Dios los consolará.” Muchos están afligidos por sus pecados, ésta es la aflicción que produce el arrepentimiento en la vida de los seres humanos.

Dios consolará a los arrepentidos les ungirá con el bálsamo de su amor y su perdón, entonces su lagrimas serán de alegría. Cuando nos dejamos alcanzar por el perdón suyo, nos volvemos humildes y comenzamos a heredar la tierra prometida, el cielo. “Felices los de corazón humilde, porque recibirán la tierra que Dios le ha prometido.” Son humildes de corazón los que se someten de verdad a la voluntad de Dios.

  • Un hombre o una mujer que no busca la paz, no puede llamarse cristiano, creo que la búsqueda de la felicidad comienza por la búsqueda de la paz, interior en primer lugar.
  • Felices los que procuran la paz entre los hombres, porque Dios los llamará hijos suyos.” Debemos siempre de sembrar la paz interior y exterior para lograr la auténtica armonía espiritual donde quiera que nos encontremos.

Ahora bien, surge en las últimas dos bienaventuranzas un contraste bastante difícil, porque nos cuesta aceptar que la persecución y los maltratos son parte de la felicidad y el crecimiento, es duro entenderlo, mas sin embargo es parte del ser cristiano “Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.” La persecución surge cuando vivimos con autenticidad y transparencia la voluntad de Dios, esta actitud provoca persecuciones y tensiones.

Felices ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.” Incluso en los momentos más difíciles y duros de la vida el seguidor de Jesús siempre lo sentirá cercano. En conclusión las bienaventuranzas, son un camino para encontrar la santidad y sobre todo para ser felices en la gracia de Dios.

En un mundo marcado por la desigualdad y el egoísmo, donde todo lo que no da placer o poder es mal visto, es necesario implantar el espíritu de las bienaventuranzas. Cuando se vive el evangelio con autenticidad y sin miedo, es entonces cuando la felicidad comienza a florecer y se tiene autoridad y credibilidad para mostrar el rostro de Jesús a los hombres y mujeres de hoy.
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¿Qué significa Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados?

El Papa explica qué significa “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” En la audiencia general, el Papa habló de la segunda bienaventuranza, “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”. Aseguró que se trata “una actitud fundamental en la espiritualidad cristiana: el dolor interior que nos abre a una auténtica relación con el Señor y con el prójimo”.

Sobre éste, explicó que “el dolor por haber ofendido y herido a quien amamos es lo que llamamos el sentido del pecado, que es un don de Dios y obra del Espíritu Santo, que siempre nos perdona y corrige con ternura”. CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL Queridos hermanos y hermanas:En nuestras reflexiones sobre las bienaventuranzas, hoy consideramos la segunda: «Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados», que nos indica una actitud fundamental en la espiritualidad cristiana: el dolor interior que nos abre a una auténtica relación con el Señor y con el Prójimo.

Según las Sagradas Escrituras, este llanto tener dos aspectos. El primero, la aflicción causada por la muerte o por el sufrimiento de alguien que amamos. El segundo, un llanto por el dolor de nuestros pecados, provocado por haber ofendido a Dios y al prójimo.

  1. El primer significado alude al luto, que es siempre amargo y doloroso, que paradójicamente puede ayudarnos a tomar conciencia de la vida, del valor sagrado e insustituible de toda persona y de la brevedad del tiempo.
  2. El segundo, indica el llanto por el mal ocasionado, por el bien que no se hizo y por la deslealtad a la relación con Dios; es un llanto por no haber correspondido al amor incondicional del Señor hacia nosotros, por el bien que no quisimos hacer, por no haber querido a los demás.

El dolor por haber ofendido y herido a quien amamos es lo que llamamos el sentido del pecado, que es un don de Dios y obra del Espíritu Santo, que siempre nos perdona y corrige con ternura. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y de Latinoamérica.
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¿Dónde Jesús dio las bienaventuranzas?

El lugar tradicional para el Monte de las Bienaventuranzas está en la orilla noroeste del Mar de Galilea, entre Cafarnaúm y Genesaret (Ginosar).
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¿Cuál es la primera bienaventuranza?

Publicado: March 10, 2017 Este es el 2º artículo de una serie de diez. Por Cackie Upchurch Directora del Estudio Bíblico de Little Rock In English A los que nos consideramos discípulos de Jesús, una y otra vez se nos llama a examinar nuestras vidas. ¿Qué nos motiva? ¿Qué moldea nuestro sentido del bien y el mal? ¿Cómo estamos avanzando en este camino de la fe? ¿Dónde encontramos nuestra alegría más profunda? ¿Qué nos produce ansiedad y cómo estamos aprendiendo a confiar más profundamente? ¿Estamos comprometidos con la construcción del Reino de Dios, o, como lo llama Mateo, el Reino del cielo? Me vienen a la mente las palabras de Pablo cuando pienso en el carácter radical del Reino de Dios. Él nos recuerda: “No se conformen a este tiempo, sino sean transformados por la renovación de su mente, para que puedan discernir la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto” (Romanos 12,2).

  1. Existe el riesgo de caer en la trampa de confundir nuestros valores culturales con los valores del Reino de Dios.
  2. Ciertamente las Bienaventuranzas son piedra de toque para el tipo de transformación y renovación al que animaba Pablo.
  3. Nos ayudan a discernir en qué áreas vivimos según el Reino de Dios y en cuáles podríamos haber perdido el rumbo.

Nos desafían a ver, pensar y actuar como lo hace Dios. Ilustran que, para el seguidor de Cristo, los mensajes culturales sobre el deseo de éxito, poder y reivindicación son absurdos por sí mismos. El Reino de Dios vuelve del revés los valores de otros reinos.

La primera Bienaventuranza se expresa en Mateo 5,3 como “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque ellos es el Reino de los cielos” y en Lucas 6,20, como “Bienaventurados ustedes los pobres, porque suyo es el reino de Dios.” Podríamos tener la tentación de hacer una distinción entre los pobres y los pobres de espíritu, asumiendo que una cosa se refiere a la pobreza económica y otra a la pobreza spiritual.

Sin embargo, eso podría ser una distinción falsa. En su ministerio, Jesús encarnó al ungido que se describe en Isaías 31, el que trae la Buena noticia a los oprimidos, sanación a los quebrantados y libertad a los cautivos. En realidad, la opresión, el cautiverio y la desolación son formas de pobreza, como lo es la incapacidad de sustentar la propia vida.

Si no fuera así, ¿por qué defendería Jesús a las viudas y los huérfanos como se ve en Marcos 12,38-40? La pobreza material no se alaba ni se idealiza en la Biblia, ni se ve como virtud spiritual. Eso sería una conclusión errónea después de leer y reflexionar sobre la primera bienaventuranza. Los pobres no son “bienaventurados” porque sean pobres.

De hecho, a través de todo el Antiguo y el Nuevo Testamento, se ordena al pueblo de Dios que cuide de los pobres, que ayuden a aliviar una pobreza aplastante. Los profetas de Israel regañaban a sus líderes por descuidar o incluso abusar de los pobres, indicando, por ejemplo, que los ancianos de Israel y los príncipes, decoraban sus hogares con “botín robado a los pobres” (Isaías 3,14) y los acusaban de actos criminales cuando esclavizaban a los pobres como pago por las deudas (Amos 2,6).

  1. No, la pobreza en sí misma no es una virtud.
  2. La virtud reside en la capacidad de cada uno, tanto si es rico como pobre, de tocar y entender nuestra necesidad del exuberante amor y generosidad de Dios.
  3. Se trata de descubrir entro de nosotros una pobreza que nos permite recibir lo que Dios tan generosamente nos concede, que se describe en esta bienaventuranza como “el reino de los cielos.” Esta recepción de la bendición de Dios no es solo por nuestro propio beneficio, sino que nos equipa para hacer la obra del reino—mostrar compasión, extender la paz, luchar por la justicia y proclamar que lo que Dios ofrece sobrepasa con mucho cualquier cosa que pudiéramos obtener por nuestros propios medios.

De hecho, la pobreza de espíritu que alaba Jesús reconocería que incluso nuestras capacidades y logros son dones más que méritos personales. “Bienaventurados los pobres de espíritu.” ¿Te describe esto a ti? ¿Describe a tu comunidad parroquial? ¿Estamos comprometidos con cumplir la voluntad de Dios incluso cuando es difícil? ¿Podemos pedir la gracia de desprendernos de nuestras posesiones para poder poseer lo que Dios nos tiene reservado? ¿Estamos abiertos a una continua conversión, una renovación de la mente que no nos permita conformarnos a este tiempo y sus valores? Las bienaventuranzas no son fáciles de digerir, pero nos alimentarán de modos que quizá aún no comprendamos.
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¿Qué es ser pobre y humilde de espíritu?

DEVOCIONAL: ¿QUIÉN ES UN POBRE EN ESPÍRITU? Que Son Las Bienaventuranzas En La Biblia Lectura Bíblica Mateo 5:1-3. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3). “Makarios oi ptojos to pneumatic, oti auton estin e basileia ton ouranon” Esta es la primera de las ocho bienaventuranzas que nuestro Señor enseñó a sus discípulos en el conocido Sermón del Monte.

  1. Ya que la palabra bienaventurado en griego significa dichoso o feliz, es importante establecer que las bienaventuranzas (Makarios) nos presentan un marcado contraste entre la felicidad según Dios y la felicidad según el mundo.
  2. Asimismo, el otro aspecto a considerar en el estudio de las bienaventuranzas es que estas nos presentan las diferencias entre un cristiano y un incrédulo.

Es decir, son una descripción del carácter cristiano que inevitablemente contrasta con el carácter del mundo. Ahora bien, para entender esta primera bienaventuranza, debemos descartar algunas ideas erróneas acerca de lo que significa pobre en espíritu.

  1. Y para eso, es necesario responder ¿Quién no es un pobre en espíritu? Un pobre en espíritu no es alguien con baja estima ni una persona callada e introvertida.
  2. Tampoco se refiere a las personas que sufren y ni las que son oprimidas, rechazadas y abusadas.
  3. Por qué todas estas situaciones también las experimentan los incrédulos y el Señor nunca alabaría al mundo por sus miserias.
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La palabra pobre en griego se escribe (oi ptojos) y comunica la idea de mendigo, pordiosero y desamparado. Esta palabra denota una pobreza absoluta y pública. Con esto en mente y la distinción que hace nuestro Señor al decir “pobres en espíritu”, queda claro que no estamos hablando de una pobreza material o terrenal, sino una espiritual.

Entonces, ¿Quién es un pobre en espíritu? (to pneumatic) Es una persona que reconoce su miseria espiritual en la presencia de Dios. Un pobre en espíritu es quien sabe que esta arruinado espiritualmente cuando estamos sin Dios. Es quien que está desprovisto de toda virtud y reconoce su pobreza total ante el Señor.

“Se refiere a la profunda humildad de reconocer la absoluta bancarrota espiritual de sí mismo, cuando estamos apartados de Dios”, Los pobres en espíritu exhiben una genuina humildad y están despojados de todo orgullo. A partir de aquí entendemos que el pobre en espíritu no confía en sí mismo, más bien procura la gracia y la misericordia con desesperación.

Esto contrasta con el espíritu del mundo que nos dice: Confía en ti. El pobre en espíritu tampoco se jacta de sus progresos ni de sus logros y al reconocer su bajeza, mira a los demás como superiores. Estos son los bienaventurados. Estos son dichosos. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5:3).

Las Escrituras nos muestran esta clase de humildad en varios hombres del pueblo de Dios. Desde Moisés quien no se atrevió a continuar hacia la tierra prometida si Dios no iba con él (Éxodo 33:15). También Isaías reconoció con terror su inmundicia mientras contemplaba la visión de Dios en Su trono (Isaías 6) y hasta el mismo Pedro quien sobrecogido por su pecaminosidad, se postró humillado ante el Señor (Lucas 5:8).

Todos ellos reconocieron su miseria espiritual, todos ellos fueron hombres humildes y dependientes de la gracia divina. Ellos fueron pobres en espíritu. Pero la bienaventuranza termina con la promesa: porque de ellos es el reino de los cielos ((Mateo 5:3) (oti auton estin e basileia ton ouranon”). Es decir que solo aquellos que entienden su condición pecaminosa y reconocen su ruina espiritual son quienes se acercan humillados a Dios y son recibidos en Su reino.

Mi oración es que Dios abra nuestros ojos y nos de entendimiento de nuestra bancarrota espiritual cuando estamos sin él. A nosotros los creyentes, que esa convicción nos haga más humildes, sencillos y dependientes de él. Si no eres cristiano, que al entender tu pobreza espiritual puedas correr a Dios en fe y arrepentimiento, y pedirle, cual desamparado, que te otorgue el perdón de tus pecados y el don de la vida eterna.

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¿Por que serán bienaventurados?

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados» (Mt 5, 5). – Movimiento de los Focolares Noviembre 2020 ¿Quién no ha llorado nunca en su vida? Y ¿quién no se ha cruzado con personas cuyo sufrimiento rebosa entre las lágrimas? Hoy, cuando los medios de comunicación nos traen a casa imágenes de todo el mundo, corremos el peligro de acostumbrarnos, de endurecer el corazón ante una corriente de dolor que puede llegar a arrollarnos.

En el Evangelio de Mateo, Jesús es el Mesías que cumple las promesas de Dios a Israel, y por eso anuncia: «Bienaventurad os los que lloran, porque ellos serán consolados». Jesús no es indiferente a nuestra tribulaciones, y se implica personalmente en curar nuestro corazón de la dureza del egoísmo, en colmar nuestra soledad y dar fuerza a nuestra acción.Así dice Chiara Lubich en su comentario a esta misma Palabra del Evangelio:

« Con e s ta s p a l a br a s s uya s, J e sús no qui e r e ofr ece r a quien es infeliz una simple resignación, prometiéndole una compensación futura. Él piensa también en el presente. Pues su Reino, aunque no de manera d e finiti va, e s tá ya a quí.

  • E s tá pr e s ente en Jesús, el cual, al resucitar de una mue r te sufrid a co n l a mayo r a fli cci ón, ve nció a la muerte.
  • Y está presente también en nosotros, en nuestro corazón de cristianos: Dios está en no sotros.
  • La Trinidad ha hecho morada en él.
  • Así pues, la bienaventuranza a nunci a d a por Jesús puede hacerse realidad ya desde ahora.

Los sufri m i e ntos p ue d e n p e rdur a r, p e ro h ay un nuevo vi gor q ue nos ayuda a ll eva r l a s pr ue b a s d e l a vi d a y a ayudar a los demás en sus penas, a superarlas, a verlas como Él las vio y las aceptó: como medio de r e d e nción »,

«Bienaventurad os los que lloran, porque ellos serán consolados». Siguiendo las enseñanzas de Jesús, podemos aprender a ser, los unos para los otros, testigos e instrumentos del amor tierno y creativo del Padre. Es el nacimiento de un mundo nuevo, que sanea desde la raíz la convivencia humana y atrae la presencia de Dios entre los hombres, fuente inagotable de consuelo para enjugar las lágrimas.

Lena y Philippe, libaneses, compartieron así su experiencia con los amigos de su comunidad eclesial: «Queridos todos, os damos las gracias por vue str a s f e li citaci o ne s d e Pa s cua, ta n e sp ecia l e s te a ño. E s ta mos bi e n y procur a mos e s ta r ate ntos p a r a no e xpo ne rnos a l vi rus.

  • S in e mb a rgo, com o e s ta mos en primera fila en la acción «Parrainage Liban», no siempre pod e mos q ue d a rnos en casa; salimos cada dos días más o menos para pro vee r a las necesidades urgentes de varias familias: dinero, ropa, co mid a, a rtí cu los d e f a r macia, etc.
  • Y a ante s d e l a Co vi d – 19 l a si tuaci ón eco nómi ca d e l p a ís e r a muy dur a, y ahora ha empeorado, como en todo el mundo.

Pe ro l a P ro vi d e nci a no nos f a ll a: lo úl t imo ll e gó l a s emana p a s a d a d e un lib ané s q ue vivía f ue r a d e l p a ís. Le pidió a Lena asegurar una co mid a co mpl eta, tr e s dí a s a la semana, para doce familias durante todo el mes de abril.

Una bonita confirmación del amor de Dios, que no se deja vence r e n g ene rosid a d », Le ti z ia Ma gr i Palabra de vida, noviembre de 1981: C. LUBICH, Palabras de Vida/1 (1943-1990) (ed.F. Ciardi), Ciudad Nueva, Madrid 2020, pp.230-231. Explica Lena: «La acción Parrainage Liban (Apadrinamiento Líbano) nació en 1993 de un grupo de familias que viven la Palabra de vida, para ayudar a una madre con 5 hijos y con su marido en la cárcel.

Hasta ahora hemos ayudado a unas 200 familias de todo Líbano de diversas religiones. Las personas que colaboran se ingenian como pueden para que esas familias recobren la autonomía: visitas domiciliarias, búsqueda de alojamiento y trabajo, ayudas en los estudios.
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¿Cuál es la relacion entre el amor y las bienaventuranzas?

Las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios | Conferencia Episcopal de Colombia Lun, 23/01/2017 – 16:08 Admin9834 Tags: Que Son Las Bienaventuranzas En La Biblia Con frecuencia oímos hablar de planes, de proyectos o de metas. Hoy la Escritura Sagrada nos indica el programa de vida del cristiano que es el de las bienaventuranzas. Pongamos toda la atención del corazón a la proclamación de la Palabra de Dios, pues en ella encontraremos la “lámpara que guía nuestros pasos” (Sal 118,105).

  • Lecturas Primera lectura: So 2,3; 3,12-13 Salmo: 146(145), 6c-7.8-9a.9bc-10 (R.
  • Mt 5,3a) Segunda lectura: 1Co 1,26-31 Evangelio: Mt 5,1-12a CONTEXTO BÍBLICO ¿Qué dice la Escritura? Hoy escuchamos, en la primera lectura, un pasaje bien conocido del profeta Sofonías.
  • En una época dura y compleja de la vida del pueblo de Israel, cuando aparece muy cercana la perspectiva del exilio, el Señor promete un “resto fiel” que buscará al Señor con humildad y confianza.

Así se introduce la figura teológica de los pobres de Yavé, que no se refiere a una clase sociológica, sino a aquellos que siguen con sencillez y humildad los caminos del Señor, que guardan sus mandamientos, que hacen depender toda su vida del amor del Señor.

  • La misma realidad se celebra en el Salmo que, justamente, recuerda, como en un cántico sin término, las acciones de Dios a favor de los pobres en el espíritu.
  • También el trozo que hemos escuchado de la carta a los Corintios recoge la línea veterotestamentaria que ya hemos señalado, aplicada a una comunidad cristiana.

La vida en Cristo no puede fundarse en glorias o conquistas humanas, sino en el amor y misericordia de Dios que nos ha escogido. Se habla, además, del modo de proceder de Dios, en ocasiones desconcertante, porque elige lo débil, lo que no cuenta. Bien sabemos que el pasaje evangélico de San Mateo que se lee hoy en la liturgia, el de las Bienaventuranzas, introduce el llamado Discurso de la Montaña, en el que se anuncia el Reino de Dios, su identidad, su dinámica y sus exigencias.

  • Las palabras de Jesús, que sin duda desconciertan, se refieren al modo de actuar de Dios y, de modo especialísimo, hablan del mismo Cristo en cuya vida y mensaje se refleja cada una de las bienaventuranzas.
  • ¿Qué me dice la Escritura? Como María, en su visita a Isabel, la Iglesia debe lograr la comprensión del modo de ser y de actuar de Dios: “Él derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos” (Lc 1, 46ss.).

Sólo los humildes y sencillos, los que pertenecen al resto que Dios se ha elegido, así como los describe el profeta Sofonías, pueden descubrir el misterio de la acción misericordiosa de Dios. Lo afirma el mismo Cristo en su alabanza al Padre: “has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Lc 10,21).

Dios nos ofrece la felicidad verdadera, la que no se acaba y la que no se compara con la aparente dicha que nos dejan algunas cosas del mundo. En efecto, las bienaventuranzas hacen evidente un nuevo orden, aquel que surge del plan de Dios; las bienaventuranzas nos revelan el amor de Dios, su voluntad salvífica, lo que pasa en cada persona cuando acepta el reinado de Dios en su vida.

Hay que tener presente que las bienaventuranzas no proclaman una especie de resignación y de pasividad frente al sufrimiento. La dicha no está en llorar, sino en el consuelo que se recibe de Dios; no está en sufrir, sino en heredar la tierra; no está en tener hambre y sed de justicia, sino en quedar saciado.

¿Qué me sugiere la Palabra para decirle a la comunidad? Si queremos encontrar la felicidad verdadera, la que el Señor nos promete, tenemos que vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas. El Papa Francisco nos decía en una de sus homilías: “Si alguno de ustedes hace la pregunta: ¿Qué hay que hacer para convertirse en buen cristiano?, aquí tenemos la respuesta de Jesús que nos indica tan ‘contracorriente’ respecto a lo que habitualmente se hace en el mundo”.

El mismo Santo Padre afirmaba: “las bienaventuranzas son el programa de vida del cristiano”. Hay que invitar a nuestras comunidades a hacer de las bienaventuranzas no sólo el programa de cada persona, sino también el itinerario de fe y de práctica de la acción evangelizadora.

CONTEXTO SITUACIONAL Si miramos a nuestro alrededor, observaremos que cada vez más se impone, con fuerza destructora, un estilo de vida que etiqueta como triunfadores o vencedores a los que ostentan el poder, el tener y el placer. Y muchas dinámicas sociales sirven a estos propósitos. El Señor nos propone un ideal bien distinto: el de aceptar su reinado en nuestra vida, el de asemejarnos a Cristo, el de encontrar la dicha en su amor y misericordia.

Las bienaventuranzas deben representar para cada uno y para la comunidad un desafío permanente: el de buscar la felicidad en las cosas del Señor, confiarnos totalmente en su amor, ver las cosas como Dios las ve, aceptar su reino y seguirlo fielmente.

  • La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida cristiana; en ella escuchamos la Palabra que nos anima y recibimos el alimento que nos fortalece para caminar hacia la eterna bienaventuranza.
  • Pidamos de manera especial en esta celebración que podamos ser testigos del Reino de Dios, o lo que es igual, que nuestra vida cristiana sea ejemplo vivo de la validez de las bienaventuranzas.
  • Recomendaciones prácticas
  1. Convendría hacer una cartelera con la frase: “Dichosos los que tienen espíritu de pobres”.
  2. La Plegaria eucarística de hoy pudiera ser la de para diversas circunstancias 4: «Jesús, que pasó haciendo el bien», p.529 del Misal, por destacar la cercanía de Jesús con los pequeños, pobres, enfermos, pecadores, oprimidos y afligidos.
  3. Tener presente que esta semana, el jueves 2 de febrero, es la fiesta de la Presentación del Señor: Jornada Mundial de la Vida Consagrada. La liturgia propone un esquema sencillo de bendición de los cirios y con procesión o sin ella, antes de comenzar la eucaristía.
  4. Recordar que del lunes 6 al viernes 10 de febrero se llevará a cabo la CII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano. Tener presente en las oraciones a los Señores Obispos, pidiendo por el éxito de la Asamblea y el bien de la Iglesia que peregrina en Colombia.

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¿Que nos pide Dios para ser felices según las bienaventuranzas?

Las bienaventuranzas son el camino que señaló Jesús para ser feliz. Jesús nos invita a reconocer que Él nos quiere y busca nuestra felicidad y amistad, especialmente al invitarnos a participar del Reino de Dios. Por eso nos pide abandonar las actitudes que nos impiden ser mejores y crecer como personas.
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¿Qué sentido tiene las bienaventuranzas hoy en día?

El Papa ha señalado que las bienaventuranzas son un camino ‘bello y seguro hacia la felicidad’ que Jesús propone a los hombres porque ‘iluminan las acciones de la vida cristiana’ y además revelan que la presencia de Dios en los hombres les hace ‘verdaderamente felices’.
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¿Cuáles son las bienaventuranzas de Mateo 5 1 12?

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
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¿Cuántas bienaventuranzas hay en la Biblia Reina Valera?

Biblia Reina-Valera 1909/Mateo/5 1 Y vieindo las gentes, subió al monte; y sentándose, se llegaron á él sus discípulos.2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.4 Bienaventurados los que lloran: porque ellos recibirán consolación.5 Bienaventurados los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad.6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.7 Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.8 Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.9 Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el reino de los cielos.11 Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.12 Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron á los profetas que fueron antes de vosotros.13 Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.14 Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.15 Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa.16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.17 No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir.18 Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.19 De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.20 Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.21 Oísteis que fué dicho á los antiguos: No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado del juicio.22 Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.23 Por tanto, si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 Deja allí tu presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y entonces ven y ofrece tu presente.25 Concíliate con tu adversario presto, entre tanto que estás con él en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en prisión.26 De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.27 Oísteis que fué dicho: No adulterarás: 28 Mas yo os digo, que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.29 Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.30 Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.31 También fué dicho: Cualquiera que repudiare á su mujer, déle carta de divorcio: 32 Mas yo os digo, que el que repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.33 Además habéis oído que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus juramentos.34 Mas yo os digo: No juréis en ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 Ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey.36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro.37 Mas sea vuestro hablar: Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.38 Oísteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente.39 Mas yo os digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra; 40 Y al que quisiere ponerte á pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa; 41 Y á cualquiera que te cargare por una milla, ve con él dos.42 Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses.43 Oísteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo.44 Mas yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos.46 Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿no hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si abrazareis á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los Gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
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¿Cuántas son las bienaventuranzas en el texto de Mateo?

Las bienaventuranzas: ¿Lucas versus Mateo? 1:00 p m| 3 feb 17 (BLOG).- En el IV domingo del tiempo ordinario, en el ciclo A, se lee el evangelio de las bienaventuranzas según Mateo, mientras el domingo VI del año C se leen las bienaventuranzas según Lucas.

  1. La versión de Mateo es la que tradicionalmente se ha usado más en la liturgia, pero con los leccionarios posconciliares, que leen también Lucas, han aparecido notables diferencias.
  2. Esto es lo que explica el sacerdote español Hilari Raguer, historiador y especialista en labores de divulgación bíblica, cuando señala que hay quienes encuentran diferencias incluso en la presentación misma de las bienaventuranzas (Mateo las presenta como ocho y Lucas las organiza en cuatro), y hasta en los estilos, el primero visto más erudito y proverbial, mientras que el segundo más directo y cercano.

“Las bienaventuranzas son seguramente la enseñanza más genuina de Jesús. Pero ante las diferencias entre ambos evangelios cabe preguntarse cómo las proclamó Jesús, cuáles fueron sus palabras literales”, dice la reflexión, para luego añadir que más que pensar en una contraposición, probablemente fueron dirigidos a comunidades diferentes y en situaciones distintas.

Mateo tiene ocho bienaventuranzas; Lucas, cuatro. Pero Lucas desdobla sus cuatro bienaventuranzas en cuatro “ayes” o lamentaciones: “bienaventurados los pobres” – “ay de los ricos”. El estilo de Mateo es sapiencial, sentencioso, como los proverbios, en tercera persona: “bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

Lucas es directo, en segunda persona: “bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino del cielo”. Pero la diferencia que más llama la atención es que Mateo especifica que son bienaventurados los pobres “en el espíritu” y “los que tienen hambre y sed de ser justos”, mientras que para Lucas se trata de los pobres-pobres y de los que padecen hambre y sed físicamente, y remacha el clavo con los “ayes” contra los ricos y contra los hartos.

  • Al calor del creciente interés por el mensaje social del evangelio, algunos desprecian Mateo creyendo que rebajó la exigencia de pobreza.
  • De hecho, durante muchos siglos las bienaventuranzas (y con ellas el cristianismo en general) se han predicado casi exclusivamente según Mateo y con una interpretación socialmente conformista y tranquilizadora, como si dijéramos a los pobres: “Felices vosotros.

No sabéis la suerte que tenéis de ser pobres. No os imagináis las preocupaciones que padecemos los ricos, velando por la riqueza del país, de la que algo os llegará. Sobre todo, no se os ocurra hacer reivindicaciones, y menos revoluciones, porque perderíais la felicidad de que ahora gozáis.

  • Eso, sin contar el premio que con seguridad os aguarda en el cielo, al salir de este valle de lágrimas, mientras que los ricos lo tenemos mucho más difícil”.
  • La asamblea del CELAM de Medellín del 1968, centrada en el tema de “La misión de la Iglesia en un continente en desarrollo”, rompió rotundamente con esta perversión del evangelio, al afirmar que la pobreza que tantas personas sufren sin quererla es un mal, y que solo es una virtud la que algunos escogen voluntariamente y se comprometen a luchar para que no la sufran los que la padecen muy a su pesar.

La interpretación conformista no es fiel al sentido de las bienaventuranzas según Mateo. No hay más que ver como a continuación, en el mismo sermón de la montaña, exhorta a no acumular tesoros en la tierra, y sentencia: “Nadie puede servir a dos señores No podéis ser servidores de Dios y del dinero” (6,19-20).

Cuando Mateo dice “Bienaventurados los pobres en el espíritu”, en realidad quiere decir: “Bienaventurados los pobres hasta en el espíritu”. O sea que para recibir esta bienaventuranza no basta con ser materialmente pobre pero codiciando la riqueza. Las bienaventuranzas son seguramente la enseñanza más genuina de Jesús.

Pero ante las diferencias entre ambos evangelios cabe preguntarse cómo las proclamó Jesús, cuáles fueron sus palabras literales (ipsissima verba). Tuvo que proclamarlas de un modo del que fácilmente pudieran los evangelistas desprender las acomodaciones a las respectivas comunidades a las que dirigían su evangelio.

  1. En boca de Jesús, las bienaventuranzas eran la proclamación del reino de Dios que él no solo anunciaba sino que lo instauraba.
  2. A diferencia de los reinos de la tierra, en los que prevalecen los ricos, los poderosos, los listos y los que han hecho méritos, el reino que con las bienaventuranzas proclama Jesús tendrá tres géneros de privilegiados: los pobres, los niños y los pecadores.

Las bienaventuranzas, pues, no eran originariamente un programa moral, algo que hay que hacer, sino algo que se recibe, don, pura gracia. Proclaman la bondad del Padre, que hace salir el sol sobre buenos y malos, que ama a todos los hombres, pero que tiene preferencia por los que más lo necesitan.

  • Un reflejo de este proceder de Dios lo podemos entrever en el proverbio árabe que dice: “¿Cuál es el hijo preferido de una madre? El pequeño, hasta que se hace mayor; el enfermo, hasta que se cura; el ausente, hasta que regresa”.
  • Y podríamos añadir: “y el sinvergüenza, hasta que sienta cabeza”.
  • Los pobres y los niños no han hecho ningún mérito: les basta con ser lo que son para ser los predilectos de Jesús, y los pecadores no tienen mérito sino demérito, y son también bienaventurados, o sea preferidos.

Pero Mateo y Lucas, al anunciar la buena nueva a sus respectivas comunidades, añaden algo que Jesús ha enseñado en otros momentos. El Vaticano II declara que los cuatro evangelios transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, hizo y enseñó”, pero escribieron sus evangelios “teniendo presente la situación de las respectivas Iglesias” (Dei Verbum, 19).

  1. La diferente problemática de les comunidades a les que Mateo y Lucas se dirigían es lo que explica su diferente presentación de las bienaventuranzas.
  2. Pero el don de Dios pide ser acogido, invita a la conversión.
  3. Lo que en el sermón de la montaña sigue a las bienaventuranzas explica cuál ha de ser la respuesta del que haya aceptado la buena noticia, para ser sal de la tierra y luz del mundo.

Ambos evangelistas moralizan: Mateo, en sentido espiritual; Lucas, en sentido social. Mateo se dirige a los cristianos palestinenses de origen judío, que tenían el peligro de parecerse a los escribas y fariseos, que hacían consistir la santidad en la materialidad de ser pobres, y por eso añade “en el espíritu”.

En cambio Lucas predica a unos cristianos convertidos del paganismo o del judaísmo helenista, que tenían el peligro contrario: familiarizados con las religiones orientales de los misterios, que entonces estaban de moda en todo el imperio romano (como también en nuestros días están de moda algunas sectas esotéricas) tendían a pensar que con el bautismo y demás sacramentos ya tenían asegurada la salvación, sin necesidad de un cambio de vida.

Por eso les habla de pobreza material y de hambre física. La conversión cristiana ha de ser sobre todo interior, pero si es auténtica se traducirá en un cambio de vida. Por lo tanto, se equivocan los que contraponen Lucas a Mateo. Según los tiempos, según las situaciones de las Iglesias y según las circunstancias personales de cada cristiano, puede ser más oportuna la exhortación moral de Mateo para pasar de las exterioridades a una religión del corazón y del espíritu, o habrá que proponer preferentemente a Lucas, que invita a no quedarse en fervores sentimentales y llevar a la vida práctica lo que se ha vivido en el culto.
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¿Cuántas bienaventuranzas hay en el libro de Mateo?

5 Bienaventurados los a mansos, porque ellos recibirán la b tierra como heredad.6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de a justicia, porque ellos serán b saciados.7 Bienaventurados los a misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.8 Bienaventurados los de a limpio b corazón, porque ellos c verán a Dios.
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