Qué Religión Tenían Los Indígenas?

Qué Religión Tenían Los Indígenas
Visión general – La espiritualidad nativa precolombina en la América abarcó las formas del animismo, politeísmo, el uso de plantas para introducir estados alterados de conciencia o espirituales, rituales o bailes especiales. Algunos de estas prácticas continúan hoy en ceremonias tribales privadas o en sus propias comunidades.

Desde los años de 1600 los católicos europeos y las denominaciones protestantes enviaron misioneros para convertir tribus amerindias al cristianismo, Algunos de estas conversiones ocurrieron a través del gobierno y la iglesia cristiana, con esfuerzos cooperativos que forzaban a sacar niños americanos nativos de sus familias a un sistema de gobierno/estatal cristiano conocido como las escuelas de abordaje de las indias dónde los niños nativos eran enseñados e instruidos en las creencias cristianas europeas, los valores de la cultura blanca, y la lengua inglesa (española en los casos de Latinoamérica).

En el caso de México y Sudamérica la pérdida de las religiones autóctonas vinieron dadas por el proceso denominado la evangelización. Esto forzaba la conversión y supresión de los indígenas en sus correspondientes lenguas y culturas. ​ ​ ​ Como parte de la supresión del gobierno de EE.UU.

  • A las religiones tradicionales nativas, produjo que los bailes del sol y otros rituales ceremoniales estuvieran prohibidas más de 80 años por una serie de leyes federales de EE.UU.
  • Que prohibió las logias y santuarios tradicionales.
  • ​ Esta persecución del gobierno y el procesamiento continuado hasta que 1978 dio paso al Acto de Libertad Religioso indio americano (AIRFA), obviamente esto en USA.

​ Mientras tanto en los países latinoamericanos se creó un sincretismo cultural entre las religiones cristianas y las nativas, esto ocurrió en la mayoría de los grupos étnicos (más no en todos).
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¿Cómo era la religión de los indígenas antes de la llegada de los españoles?

Colombia es un país que, por su constitución, es declarado abiertamente laico, por lo tanto, se ha abierto el espacio para la pluralidad de creencias sin que este sea un motivo de discriminación. En la actualidad la religión más profesada en nuestro país es el catolicismo, pero ¿en qué creían los indígenas antes de la llegada de las religiones? Para conocer más sobre este tema, el equipo de Canal Institucional, en el especial ‘Más allá de la fe’ consultó a José Fernando Rubio, historiador y director de historia de la Universidad Externado, y David Henao Neuta, antropólogo indígena perteneciente al Cabildo Muisca de Bosa, para contextualizarnos de las cosmovisiones ancestrales en nuestro país.

En primer lugar, el historiador Fernando Rubio, afirma que no sería correcto hablar sobre religiones en las épocas previas a la conquista, ya que este es un término que se ha ido forjando desde siglos después, sino que se debería entender a las creencias ancestrales como “formas de comprensión del mundo”.

” Se creía mucho en las fuerzas de la naturaleza ; el sol, por ejemplo, como una de las fuerzas las deidades principales en el pueblo muisca, al igual que la luna. Partiendo de aquí se entienden algunos principios masculinos y femeninos”, afirma el antropólogo David Henao.

Lee también: Diferencias y similitudes: así son las religiones en Colombia Asegura que, para los diferentes pueblos indígenas, con creencias muy variadas, siempre se mantuvo como factor de importancia el respeto y el valor de la vida, para la que es necesaria la presencia del sol y la luna. Adicionalmente, como parte de los saberes ancestrales fue relevante siempre “el ver hacia arriba, para intentar entender todo lo que contiene el universo.

De allí derivó un desarrollo intelectual muy importante, en cuanto a los astros, el cosmos, las constelaciones, etc.” Por su parte, Rubio aclara que c ada grupo indígena tiene creencias distintas, a pesar de tener coincidencias particulares, como el rol fundamental de la naturaleza como dadora de vida y su carácter necesario para el humano.
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¿Qué religión enseñaban los españoles a los indígenas?

Introducción – En el caso de la Nueva España la enseñanza de la religión fue una necesidad primordial al tener enormes núcleos de población en Mesoamérica con un grado avanzado de desarrollo religioso, así como estados teocráticos y prácticas opuestas a principios religiosos occidentales como el sacrificio humano y la poligamia,

Millones de indígenas tenían que ser adoctrinados en el catolicismo por la Monarquía hispánica para tres fines fundamentales: la salvación eterna, el credo católico y su integración a los usos occidentales. España poseía a principios del siglo XVI aún el llamado espíritu de Reconquista para combatir a los infieles y la creencia en un plan divino para llevar el evangelio, la verdadera fe y la civilización a todos los rincones de la tierra, según las enseñanzas de Jesucristo,

Los reyes hispanos desde los Carlos I fueron los principales impulsores de este proceso que tuvo como protagonistas principales a los frailes de las llamadas órdenes mendicantes, las cuales además de atender la espiritualidad nativa con notables soluciones y métodos -que incluyeron esfuerzos importantes en arquitectura, pintura, música, teatro, traducción de textos y aprendizaje de lenguas indígenas – intentaron implementar entre las cantidades ingentes de indígenas mesoamericanos el estilo de vida europeo.
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¿Cómo se llama el dios de los indígenas?

Dioses Cultura
Dioses Cultura
Dichin Navajo
Dios Descendente Maya
Duende Colla

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¿Quién evangelizó a los indígenas?

“La encomienda era convertir a los indígenas paganos en cristianos susceptibles de ser explotados” Aunque suele pensarse que la Conquista de México y la evangelización de los pueblos originarios son cosas muy diferentes, no se podría entender la expansión imperial y comercial de la España de Carlos V, ni la explotación masiva de los yacimientos mineros de América, sin la connivencia de militares y frailes, señaló el profesor Antonio Rubial, de la Facultad de Filosofía y Letras, al participar en el ciclo El Historiador frente a la Historia 2019, organizado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

“Pese a lo paradójico que pueda sonarnos, los intereses imperiales y los principios católicos estaban en armonía debido a que el cristianismo es una religión tan extraña que es capaz de justificar guerras, Cruzadas e instituciones como la Inquisición y, a un mismo tiempo, predicar sobre amor universal y protección a los débiles”.

Nuestra tendencia a concebir Conquista y evangelización como empresas independientes —señala el académico— es herencia del siglo XIX. De hecho, el ver a la primera como un evento nefasto y a la segunda como lo único rescatable de ese periodo salió de las mentes de los historiógrafos decimonónicos quienes, aunque liberales y hasta masones, en el fondo eran católicos y, por lo mismo, consideraban a la llegada del cristianismo como algo necesario para civilizar a las culturas originarias de Mesoamérica.

“No olvidemos que los religiosos encargados de adoctrinar a los indígenas llegaron a lo que hoy es México justo tras la caída de la gran Tenochtitlan —en 1523 lo hicieron los franciscanos, en 1526 los dominicos y en 1533 los agustinos— ni que todos estos frailes eran funcionarios del rey, pagados por la corona y desembarcados en el Nuevo Mundo con una encomienda: convertir a los indígenas paganos en cristianos susceptibles de ser explotados”.

A decir del profesor Rubial, cristianismo y poder siempre han estado unidos y, desde el principio, la evangelización fue clave para el plan español de expansión y sometimiento. Las tres órdenes —añade— consideraban que la violencia ejercida por los conquistadores era necesaria para hacerles llegar la Biblia a los pueblos originarios y, amparados bajo esta lógica, le decían a los nativos: ‘venimos a darles la salvación, a cambio ustedes deben trabajar para nosotros’.

  1. El cristianismo defiende una verdad absoluta en la que no cabe lo diferente.
  2. Bajo esta óptica el islam, el judaísmo, las herejías cristianas y los cultos prehispánicos debían desaparecer así que, aunque nos hayan dicho tantas veces que fray Bernardino de Sahagún escribió su libro para entender el mundo mesoamericano y rescatarlo para las generaciones futuras esto es falso; lo hizo para que los indígenas no practicaran sus cultos y erradicar idolatrías”.

El profesor Rubial es claro al señalar que en el imaginario colectivo suele verse a los frailes como etnólogos en ciernes sumamente interesados en entender y preservar la cultura, lengua y pensamiento de los pueblos originarios; no obstante, estas ideas corresponden más bien a la Ilustración y a una serie de cambios en el siglo XIX que condujeron a que las sociedades concibieran el respeto y la protección de otras civilizaciones como algo de mucha valía.

Los religiosos del siglo XVI eran de posturas antagónicas a las recién mencionadas y, a tal grado, que llegaron a comparar a Hernán Cortés con Moisés por haber rescatado a los pueblos indígenas de la esclavitud del pecado y haberlos llevado a la libertad de la salvación. Como se ve, para los frailes desembarcados en la Nueva España la tolerancia era algo impensable, y lo mismo el respeto al otro”.

La religión como escultora de la sociedad Para el profesor Antonio Rubial, el hecho de que hoy vivamos en una sociedad secular, es decir, en una donde la religión es un asunto personal e individual, hace que olvidemos que en siglos pasados todo giraba en torno a la idea de un dios y ello moldeaba las conductas y formas sociales hasta en sus más mínimos detalles.

“El rey lo era por voluntad divina; el ayuno determinaba lo que la población comía a lo largo del año; las fiestas religiosas interrumpían dinámicas económicas al prohibir el trabajo en ciertas fechas; los templos eran sitios en donde la gente iba a enterarse de las noticias del mundo, y la jornada se medía según el repicar de las campanas (por ejemplo, al mediodía se le conocía como la hora del ángelus )”.

La Iglesia, como administradora del orden social, tenía un gran poder y estaba a la cabeza de una comunidad que, supuestamente, se preparaba para el final de los tiempos, por lo que no debería extrañar que la huella de la evangelización sea perceptible incluso en el ordenamiento del México actual, ya que todos los pueblos hoy conocidos se crearon durante la época colonial, detalla el académico.

Aunque sedentarios, las comunidades mesoamericanas no estaban urbanizadas en el sentido occidental: tenían un núcleo donde se erigían sus templos y alrededor había múltiples aldeas dispersas en un gran territorio. Ello entorpecía la conversión indígena ya que a veces los frailes tardaban años en volver y, al retornar de donde habían partido, su adoctrinamiento se había olvidado, los nativos habían integrado la cruz a sus dioses y los rituales continuaban”.

A fin de evitar estas evangelizaciones malogradas, la estrategia fue sacar a los indígenas de sus hogares y congregarlos en un solo lugar —casi siempre lejos de donde estaban sus santuarios a fin de que olvidaran a los dioses originales—, creando comunidades que le dieron un ordenamiento geográfico definitivo a Nueva España, tanto en sus asentamientos chicos como en sus concentraciones urbanas.

  1. Puebla fue fundada por 14 familias de colonos y franciscanos; Oaxaca por un grupo de hispanos provenientes de Segura de la Frontera y de dominicos; Mérida nace con el arribo de una avanzada de españoles y frailes, y lo mismo pasa en Guadalajara y Valladolid.
  2. Las órdenes religiosas cofundan las ciudades y hacen de ellas centros logísticos desde donde se coordinaba la evangelización”.

Todo esto, además de ayudar a la propagación del cristianismo, facilitó el cobro de tributos a la hacienda novohispana, el manejo de mano de obra nativa a mineros y terratenientes y benefició tanto a la Corona y a encomenderos como a las autoridades indígenas que se aliaron con los recién llegados.

  1. Y es que muchos caciques pactaron con los frailes.
  2. Se repite que los indígenas participaron activamente en la Conquista y poco se menciona que también se sumaron a la evangelización, pues muchos hicieron todo lo posible para sustituir las creencias originales por el credo de Cristo”.
  3. El problema de la Virgen Cuenta la leyenda que en 1531, justo 10 años después de la caída del imperio azteca, la Virgen de Guadalupe se le apareció a un chichimeca de nombre Juan Diego y que esta epifanía hizo posible la evangelización indígena, pues despejaba cualquier duda sobre cuál era la religión verdadera, lo que a decir del profesor Rubial no es más que un mito colonial diseñado para crear identidad primero en la zona bajo influencia mexica, y después en el resto de la Nueva España.

“Pero partimos de una falsedad, porque lo que se veneraba en el santuario erigido ahí, en el siglo XVI, era a la Virgen de Guadalupe de Extremadura (divinidad proveniente de la misma región en la que nació Hernán Cortés), la cual es una imagen española que poco impacto tuvo en el proceso evangelizador.

El dedicar el templo a una virgen supuestamente indígena se daría un siglo después”. De hecho, señala el experto, la aparición guadalupana y lo que gira en torno a ella es fabulación del obispado, del cabildo de la catedral y del clero secular del siglo XVII. La finalidad era desacreditar la labor mendicante y usar este relato como estandarte en esa gran batalla librada durante los tres siglos entre obispos y frailes por el control de las comunidades originarias.

“Evidencia de ellos es que los principales opositores al culto guadalupano fueron los franciscanos. Existe un texto muy famoso del padre Francisco de Bustamante en la que alertaba sobre el peligro de que dicha adoración se volviera un culto idolátrico y cuestionaba al arzobispo Alonso de Montúfar por afirmar que una imagen pintada por el indio Marcos Cipac hacía milagros.

¡Incluso daba el nombre del artista! Ese documento, aunque publicado en muchas ocasiones y trabajado por múltiples académicos curiosamente desapareció de la Basílica y si lo llegas a solicitar simplemente te dicen ‘no está'”. Para Antonio Rubial, la evangelización es un proceso que no se suele apreciar en toda su complejidad debido a que tenemos una visión bastante monolítica del periodo colonial.

“No separamos etapas ni vemos que el siglo XVI fue muy diferente al XVII y al XVIII. La evangelización siguió, pero fueron otros los parámetros usados al ir cambiando la realidad social y sus problemas”.
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¿Por qué los indígenas aceptaron el catolicismo?

Por qué los indígenas aceptaron el catolicismo Los frailes que en el siglo XVI se encargaron de la evangelización de los pueblos indígenas de la Nueva España proclamaron casi inmediatamente el éxito de su empresa cristianizadora: los indígenas acudían en masa a las iglesias, se bautizaban con avidez y participaban con entusiasmo en las atractivas procesiones y misas organizadas por los religiosos; además, con su trabajo se construyeron centenares de iglesias y monasterios que modificaron irreversiblemente el paisaje sagrado del país.

  • ¿Qué atrajo a los indígenas a la nueva fe predicada por los franciscanos, dominicos y agustinos? En primera instancia, no hay que olvidar que los españoles destruyeron y proscribieron los templos, los cultos, los libros y las doctrinas de las antiguas religiones estatales mesoamericanas.
  • Inhabilitaron de esta manera a las antiguas deidades tutelares, los dioses patronos que regían la vida ritual y política de los Estados mesoamericanos y que definían su historia, su identidad y su fuerza, desde la fertilidad de su maíz hasta el poderío de sus ejércitos.

Pero esa persecución no basta para explicar por qué tantos aceptaron voluntariamente la predicación católica. En primer lugar, los mesoamericanos estuvieron dispuestos a conocer y adorar a los dioses cristianos —así concibieron la pléyade de santos, vírgenes y apóstoles que acompañaban a la Santísima Trinidad— porque sus religiones eran politeístas y tenían una larga tradición de aceptación de las divinidades de otros pueblos.

  • Además, desconocían el principio de intolerancia constitutivo del catolicismo: la convicción de ser la única verdadera religión.
  • Por si esto no fuera suficiente, los nuevos dioses cristianos habían demostrado brutalmente su poder: para los es pañoles tanto como para los indígenas, la conquista de los mexicas fue, sobre todo, la derrota de su temible dios guerrero, Huitzilopochtli, por el sanguinario Santiago Matamoros, santo patrono de los conquistadores.

La siguiente copla de la Danza de moros y cristianos, practicada hoy en día en muchas comunidades indígenas mexicanas, explicita, en un ficticio diálogo entre Cortés y Moctezuma, este razonamiento que equipara la fuerza bélica con el poder divino: Cortés: Es tan eterno este Dios, que si quieres ver su gloria olvida tu ley que tienes y observa a un Dios verdadero.

  • Moctezuma: ¿Y para qué traes tu acero? Cortés: Porque si renuente estás y no admites lo que quiero, en él experimentarás que éste es el Dios verdadero.
  • Los cronistas cuentan que ya durante la guerra de conquista los tlaxcaltecas se acogían a la protección de Santiago Matamoros y pronto hicieron lo mismo la mayoría de sus coterráneos, pues les convenía buscar el auxilio de las poderosas deidades de los españoles para evitar el triste destino de los mexicas.

Este cálculo pragmático explica el rápido entusiasmo de los indígenas por las deidades católicas y marca claramente los límites de su conversión. Los indígenas adoptaron a los santos cristianos como sus nuevas deidades tutelares y los utilizaron, muchas veces, en contra del poder español e incluso de la Iglesia Católica.

Los habitantes de Tlalmanalco sustituyeron a Tezcatlipoca por San Juan Bautista para preservar el lucrativo negocio de su centro de peregrinación. En los Títulos primordiales escritos por las pequeñas comunidades campesinas del Valle de México en el siglo XVII, encontramos testimonios de los sueños, revelaciones y milagros por medio de los cuales los pueblos nahuas establecieron pactos directos con Santiago o San Matías.

Todas las rebeliones mayas hasta el siglo XIX fueron encabezadas por un santo, por la Virgen María o por Cristo. Estos santos que hablaban náhuatl o tzeltal, que se proclamaban padres y protectores de los indios y que, incluso, se nahualizaban en diversos animales,no se conformaban a la ortodoxia cristiana, como tampoco lo hacen los santos que hoy en día se enamoran, se casan y se pelean para reflejar las alianzas, pactos y pleitos entre sus pueblos.

El santo de las comunidades indígenas coloniales y actuales es un dios propio y particular que reside en la estatua de madera a la que adoran y castigan y que poco tiene que ver con la figura del santoral cristiano. En suma, el culto a los santos patronos, que conforma la columna vertebral de la religiosidad indocristiana, es una combinación característica de las complejas negociaciones culturales que han marcado la historia indígena tras la conquista.

Por un lado, los santos continúan la tradición prehispánica de los dioses tutelares, pues cumplen el mismo papel de símbolo y encarnación de la identidad comunitaria, pero por el otro su efectividad y su poder dependen precisamente del hecho de que son diferentes de los antiguos dioses, de que son extranjeros, güeros y poderosos, y por ello pueden dar a los indígenas algo del poder y la fuerza que perteneció a los conquistadores.
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¿Cuál fue la religión que impusieron los españoles?

Como ideología, la religión católica modeló la interpretación de la historia y la vida social. Como institución, la Iglesia se impuso en todas las esferas de la sociedad. Por una parte, la hegemonía política y cultural de la España moderna estriba en el catolicismo.
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¿Cuál era la religión de los españoles?

El 80,56% de la población del país practica el Cristianismo, así pues se trata de la religión más seguida por su población. En los últimos años el porcentaje de creyentes ha disminuido, ha pasado del 86,5% al 84%. Disminuyen los creyentes y el Cristianismo en España.

España Cristianismo No creyentes
España 80,56 16,00

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¿Qué religión enseñaron los misioneros a los indígenas?

La historia de los misioneros en la Nueva España, comenzó obviamente con la llegada de los europeos a la Nueva España. En el sentido estricto, el término de misión alude a la labor que debían de realizar como parte de un compromiso o tarea asignada. – En el vasto escenario mexicano, la misión de los frailes era bastante compleja: la conversión al cristianismo de miles de indígenas por vía de catequización, dentro de un gran programa que inicialmente permitió a las recién llegadas órdenes religiosas de cristianos repartiese en las regiones donde era más urgente efectuar la tarea de evangelización.

  • Para los frailes el territorio era extenso, desconocido y en muchos casos agreste e inhóspito, amén de la resistencia de los grupos indígenas que se negaban a aceptarlos a ellos, a su doctrina y a los conquistadores por igual.
  • A esto hay que agregar la enorme dificultad que tuvieron los sacerdotes para aprender la lengua de las diferentes regiones en las que debieron trabajar.

La magna obra de evangelización fue iniciada por los franciscanos, les siguieron los dominicos, agustinos y jesuitas. Los primeros llegaron a tierras mexicanos en 1524, y en pocos años lograron la fundación de templos y conventos, consecuencia lógica del establecimiento de las primeras misiones en casi toda la parte central y porciones del sureste de la República, aunque luego debieron compartir parte de su territorio con los dominicos, quienes llegaron a la Nueva España en 1526, iniciando su actividad religiosa en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y Morelos.

  • Por su parte, los agustinos arribaron en 1533 y sus misiones abarcaron porciones de los actuales estados de México, Hidalgo, Guerrero y algunas zonas de la huasteca.
  • La Compañía de Jesús hizo su aparición hacia fines de 1572; aunque desde un principio sus tareas se dedicaron a la educación, sobre todo de la niñez, no descuidaron la labor apostólica en los lugares donde apenas se iniciaba y que no habían sido cubiertos por las otras órdenes religiosas.

Así llegaron con relativa rapidez a Guanajuato, San Luis Potosí y Coahuila, para después extenderse al norte llegando hasta Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango. Hacia fines del siglo XVII los franciscanos, con autorización de la Santa Sede, fundaron los colegios apostólicos de misioneros de Propaganda de Fide(o propagación de la fe), pretendiendo con ello dar un nuevo impulso a la evangelización y preparando misioneros para redoblar esfuerzos en todo el territorio de la Nueva España.

  • Así se abrieron los colegios de Querétaro, Zacatecas, México, Orizaba y Pachuca, junto con otros dos más tardíos en Zapopan y Cholula.
  • Posteriormente, a la expulsión de los jesuitas del territorio nacional en 1767, permitió que los franciscanos se hicieran cargo de sus fundaciones establecidas en el norte, y ocuparon la Alta California, además de porciones de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Texas, Nuevo México y desde luego parte de la Sierra Gorda que, junto con la Baja California, compartían con los dominicos.

En algunos lugares persistió la costumbre de seguir llamando misiones a aquellas fundaciones levantadas por los frailes en su larga y penosa labor evangelizadora. Muchas de ellas desaparecieron para dar paso a templos y conventos bien establecidos, que se usaban además como punto de partida para alcanzar nuevos lugares donde propagar la religión católica.

  1. Otras más quedaron abandonadas como mudos testimonios de sangrientas insurrecciones indígenas o como fieles recuerdos de la indómita geografía que ni la fe pudo doblegar.
  2. Lo que encontrará el lector en este hipertexto de méxico desconocido integral en las Rutas de las Misiones es un resabio de la historia, que a veces se entrelaza con lo legendario y aún lo heróico.

Encontrará también los restos materiales de una titánica labor emprendida por un puñado de hombres, cuyo único objetivo fue el de enseñar su religión a otros tantos que no sabían cómo aprenderla; una tarea que críticos e historiadores han juzgado de muchas formas y desde muchos enfoques, aunque nadie podrá negar la enorme carga espiritual y artística que todos esos hombres dejaron a su paso por una tierra que aún recuerda sus nobles sentimientos. Qué Religión Tenían Los Indígenas Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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¿Que se les enseñaba a los indígenas?

Dorothy Tanck de Estrada El Colegio de México Los “justos títulos” Apenas vuelto a España CRISTÓBAL COLÓN, después de haber encontrado las tierras de “las Indias “, el papa ALEJANDRO VI se dirigió al rey FERNANDO y a la reina ISABEL en un documento conocido como la “donación papal”. En mayo de 1493, el pontífice señaló la manera en la cual España y Portugal se iban a repartir los terrenos descubiertos. Reconoció que los monarcas españoles habían financiado el viaje de Colón con el “santo y loable propósito sujetar las dichas islas y tierras firmes y los habitadores y naturales de ellas, reducirlos a la fe católica.” Luego, el Papa ordenó: “Os requerimos queráis y debáis con ánimo pronto y celo de verdadera fe, inducir los pueblos que vivan en tales islas y tierras a que reciban la religión cristiana.” Luego les concedió los territorios a cien leguas hacia el occidente de las Azores y el Cabo Verde, al mismo tiempo que les mandó “en virtud de santa obediencia. La concesión que obligó a España a evangelizar a los naturales del Nuevo Mundo fue conocida como los “justos títulos.” La enseñanza a los nativos de la religión y de buenas costumbres era la condición que justificaba la concesión a la monarquía española de los territorios occidentales. durante los trescientos años de la época colonial. Su principal ayuda durante el siglo XVI fue la iglesia católica, cuyos frailes, los franciscanos, dominicos y agustinos, dirigían las parroquias de los indios, llamadas “doctrinas”, y se encargaban de la evangelización y de la enseñanza., En 1585 el III Concilio Mexicano legisló sobre dos puntos relacionados con la educación indígena. Prohibió la ordenación de los indios como sacerdotes y mandó que los párrocos usaran la lengua indígena de cada región para la evangelización. La primera disposición sirvió para desanimar los esfuerzos para promover estudios avanzados para los indígenas porque ya no podían llegar a ser sacerdotes de la iglesia católica. A pesar de la prohibición para las órdenes sacras, algunos indígenas asistieron a la Universidad de México para estudiar filosofía, gramática latina, derecho y medicina, ya que esa institución, fundada en 1551, estaba reservada para alumnos españoles y para indígenas nobles El segundo mandato del Concilio por el cual los clérigos debieran aprender la lengua de los neófitos y al mismo tiempo procurar enseñarles el castellano no concordaba con la opinión del Consejo de Indias en España. Ahí las autoridades peninsulares criticaban que la conservación de los idiomas americanos propiciaba la idolatría y la superstición; además, la habilidad de hablar una lengua indígena por los sacerdotes “mestizos y criollos” perjudicaba, según el Consejo, el nombramiento a las doctrinas del Nuevo Mundo de clérigos ibéricos mejor calificados. Las cédulas reales posteriores al siglo XVII reiteraron el doble mandato: la colocación en las doctrinas de sacerdotes que supieran las lenguas indígenas y el fomento de la enseñanza del castellano a los indios En la práctica, más importante que la legislación, tres hechos contribuyeron a la divulgación de la lengua española entre los indígenas. La primera era la situación demográfica: en lugares donde la población india no era tan numerosa en relación con los mestizos y criollos, se extendió el uso del castellano., Durante el reinado del último rey de los Habsburgos, CARLOS II, el “hechizado”, se expidieron una serie de cédulas reales, relacionadas con la queja del arzobispo de Lima de que había sido “tan conservada en esos naturales su lengua india como si estuvieran en el imperio del inca.” Por primera vez se hablaba de “escuela”, y no sólo de “maestros”, para la enseñanza del castellano. También se inició en la legislación el mandato de enseñar a “leer y escribir” a los indios. En tercer lugar, se prestó atención a la manera de financiar las escuelas. Se ordenó pagar a los maestros con fondos “de los bienes de comunidad de pueblos de los indios”, esto es, del dinero recaudado anualmente en las tesorerías municipales. Finalmente, se mencionó por primera vez el establecimiento de escuelas para las niñas indígenas en las poblaciones con mayor número de habitantes. En 1693 el rey encargó el fomento de las escuelas a las autoridades civiles locales (los alcaldes mayores) porque ellos eran los supervisores de las cajas de comunidad de los pueblos de indios, de donde se pagaba a los profesores, Estas cédulas se dirigían principalmente a los obispos de México, Puebla, Oaxaca, Michoacán y Guadalajara quienes respondieron que habían empezado a llevar a cabo la fundación de escuelas, Otro estímulo para la educación indígena que se realizó en este periodo fue la cédula real de 1697, repetida en 1725, que revocó la prohibición para la ordenación sacerdotal de los indios. Se declaró que los indígenas podrían recibir las órdenes sagradas y deberían ser tratados “según y como los demás vasallos en mis dilatados dominios de la Europa, con quienes han de ser iguales en todo.” Los tres colegios internos para indígenas en Parras, Coahuila, en 1622; en San Luis de la Paz en 1640, añadido la escuela establecida en 1594; y el Colegio de San Javier, Puebla, en 1751, probablemente sirvieron con los cuatro del siglo XVI, para la preparación de los alumnos nativos para ocupar puestos “eclesiásticos, políticos y civiles,” además de los seminarios diocesanos, fundados al final del XVII, que tenían becas para los seminaristas indios Educación indígena en el siglo XVIII Para entender la educación indígena en el siglo XVIII es importante tomar en cuenta la estructura y funciones de los “pueblos de indios” de la Nueva España. En la cédula real de 1691, el rey ordenó pagar a los maestros de escuela “de los bienes de comunidad de pueblos de los indios” y así reconoció que los pueblos representaban una forma de gobierno local y una fuente de divisas que se podría usar para las escuelas. era uno de tres tipos de asentamientos humanos reconocidos en la legislación. La base de la estructura política y administrativa del virreinato al nivel local consistía en las ciudades y las villas de españoles y los pueblos de indios. En el siglo XVIII había aproximadamente 70 ciudades y villas de españoles y 4 000 pueblos de indios.

En las ciudades y villas había ayuntamientos o cabildos, y en los pueblos de indios, el cabildo se llamaba la “república.” El pueblo de indios era una entidad corporativa, reconocida legalmente, con gobernantes indígenas electos anualmente, donde vivían por lo menos 80 tributarios (aproximadamente 360 indígenas) y había una iglesia consagrada y una dotación de tierra comunal inalienable.

Los “oficiales de república” eran el gobernador, el alcalde, el regidor, el alguacil mayor y el escribano, encargados de recolectar el tributo, supervisar las tierras de comunidad y los fondos de la caja de comunidad, administrar justicia para crímenes menores según la costumbre del pueblo, financiar y dirigir las principales fiestas religiosas, representar al pueblos legalmente y ser testigos de los testamentos de los indígenas. Los ingresos del pueblo provenían principalmente del producto de diez varas cuadradas de tierra (diez metros cuadrados) que cada tributario cultivaba y el arrendamiento de terrenos sobrantes de los bienes de comunidad. Casi todos los fondos eran gastados cada año en las ceremonias litúrgicas, comida comunal, fuegos pirotécnicos, música y flores de las festividades sacras, especialmente la del santo patrón del pueblo, Corpus Christi, Jueves Santo, y las tres pascuas: Navidad, Resurrección y Pentecostés A principios del siglo XVIII los obispos empezaron a ordenar que las cajas de comunidad o los padres de los niños indios financiaran las “escuelas de lengua castellana”, nombre usado hasta 1773 para las escuelas donde se enseñaban el castellano, la doctrina cristiana, leer y escribir., Posiblemente en otras diócesis los prelados llevaron a cabo programas parecidos al de México, A mediados del siglo XVIII, el arzobispo Manuel Rubio y Salinas ordenó a los párrocos en las doctrinas que establecieran escuelas Tres fueron los documentos enviados a cada sacerdote: un edicto del 31 de julio de 1753 en el cual se mandó que se cumpliera “las reiteradas cédulas de su majestad” referentes a la enseñanza del castellano: una “Instrucción para el establecimiento de escuelas de lengua castellana para los niños y niñas,” y las “Diligencias judiciales que se debían observar en orden a plantar, fundar y establecer la escuela. ” La “Instrucción” presentaba los ocho pasos que cada párroco debía seguir para lograr el establecimiento de la escuela. El primero era “captar la voluntad” de los gobernantes indígenas del pueblo y hablar a cada oficial indio “uno por uno, mañosamente para que condesciendan.” Los pasos dos a cuatro se referían al salario mensual adecuado para el maestro que se debería conseguir, según había ordenado el rey, de los bienes de comunidad, del cultivo de una tierra común o de una contribución de todos los del pueblo.

El quinto paso recomendó enseñar separadamente a los niños y la niñas a “leer, hablar y escribir en lengua castellana y a rezar y cantar en ella la doctrina cristiana.” El sexto punto señalaba que el fiscal indio del pueblo “ha de llevar los niños y niñas a la escuela aunque sus padres resistan.” El séptimo paso aconsejaba al sacerdote “exhortar pero no compeler” a los adultos a que aprendieran el español y el octavo, mostrar a los indígenas el edicto del arzobispo.

Se mencionó poner la escuela en la casa del párroco para poder supervisar el desempeño del preceptor y la posibilidad de que el sacerdote contribuyera al salario del maestro, Rubio y Salinas llevó a cabo el proyecto educativo al mismo tiempo que cumplió con la real cédula de 1749 que ordenaba la secularización de las doctrinas en todo el arzobispado de México. Esta sustitución de los frailes de las órdenes religiosas por sacerdotes diocesanos, esto es por clérigos seglares, provocó oposición de los feligreses indígenas, de los franciscanos y agustinos, y de los habitantes de la ciudad de México., El Rey Felipe V, dándose cuenta de la oposición, suavizó la secularización al ordenar que se debía realizar gradualmente, sin quitar al fraile hasta que muriera, para poner el sacerdote diocesano, y que los nuevos párrocos estuvieran “con perfección instruidos en los idiomas de los naturales y éstos en el castellano”, Para 1754 había escuelas en 281 pueblos de indios en el arzobispado de México. La mayoría estaba financiada por los padres de familia y las demás por el dinero de las cajas de comunidad o del subsidio dado por el párroco. Pueblos de indios con escuelas de lengua castellana en el Arzobispado de México, 1754, La década de 1760 a 1770 fue un teimpo de cambios abruptos en la política virreinal, los que no fueron bien recibidos por los moradores de la Nueva España. En 1765 llegaron 5 000 soldados mercenarios de España para formar el primer ejército permanente; durante los 250 años anteriores no habían existido tropas estacionarias en el virreinato.

Luego llegó el visitador José de Gálvez para iniciar reformas económicas y tributarias y en 1767 la Corona ordenó la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios de la monarquía. Unos 400 jesuitas tuvieron que salir de la Nueva España al exilio en Italia. La mayoría eran criollos, que se habían dedicado a tres tareas: evangelizar a los indios en el norte; directores de ejercicios espirituales y predicadores en las áreas urbanas; y profesores en los colegios ubicados en 21 ciudades y villas de la Nueva España.

En muchos de estos colegios, un hermano coadjutor enseñaba las primeras letras a niños de todos los grupos sociales, incluyendo a los indígenas Uno de los encargos del visitador Gálvez fue la reforma administrativa de las finanzas de las ciudades españolas y de los pueblos de indios. El modelo para este proyecto era la Real Instrucción del 30 de julio de 1760, expedida por Carlos III para las poblaciones de España. ) El visitador redactó reglamentos para varias ciudades, como Guanajuato, San Luis Potosí y la ciudad de México y en 1773 se empezaron a elaborar reglamentos para los pueblos de indios. Para ambos tipos de municipios, de españoles y de indígenas, la pauta fue la misma: aumentar los ingresos, disminuir los gastos y enviar el dinero sobrante fuera de las localidades a las cajas reales., Reglamento del pueblo de Tequila, intendencia de Guadalajara, 1792 Gradualmente se fueron estableciendo escuelas para los niños indígenas o se aumentaron los sueldos en pueblos que ya tenían maestros antes de 1773 En el campo de la educación, el resultado de esta política fue que en la intendencia de México, 467 pueblos de indios (37% de los 1 245 pueblos) tenían escuelas de primeras letras; en la intendencia de Michoacán, 94 pueblos (37% de los 254 poblaciones) y en Guanajuato 50% de los 39 pueblos. Los reglamentos de bienes de comunidad y las cuentas financieras anuales de cada pueblo en la intendencia de México presentan datos sobre los 467 escuelas. En primer lugar, la Iglesia financió solamente 14 de estas 467 escuelas, esto es 3%. Los padres indígenas sostenían 114 (24%); las cajas de comunidad contribuían parte del salario en 205 localidades (44%) y en 134 (29%) pueblos de indios el salario completo del maestro fue otorgado por las cajas comunales. Nueve de las 43 subdelegaciones de la intendencia de México se destacaban por tener escuelas con excelentes salarios (96 pesos o más al año pagados por las cajas de comunidad): Tetela del Río, Otumba, Lerma, Tacuba, Coyoacín, las parcialidades de Santiago Tlatelolco y de San Juan Tenochitlan en la ciudad de México, Querétaro, Apan y Chalco.

En las demás intendencias varios pueblos de indios también pagaban buenos sueldos a sus maestros y en algunos lugares sostenían escuelas para niñas indígenas. Los lugares donde se otorgaban los salarios más altos eran: Tenancingo, intendencia de México, 500 pesos al año Yanhuitlán, intendencia de Oaxaca, 300 pesos al año Pátzcuaro, intendencia de Michoacán, 300 pesos al año Malpaís, intendencia de Durango, 250 pesos al año San Andrés Tuxtla, intendencia de Veracruz, 250 pesos al año Tlaltenango, intendencia de Zacatecas, 200 pesos al año Tacámbaro, intendencia de Michoacán, 200 pesos al año Malinalco, Yautepec, Asuchitlan y Poliutla, intendencia de México, 200 pesos al año.

En algunas subdelegaciones había escuelas en la mayoría de los pueblos de indios y una escuela por cada 160 niños entre seis y doce años de edad: Huexolotitlán y Cuatro Villas, intendencia de Oaxaca Xalacingo y Orizaba, intendencia de Veracruz Chietla y Totmehuacan, intendencia de Puebla Jiquilpan, Zamora y Uruapan, intendencia de Michoacán Zapotlán, intendencia de Guadalajara Aguascalientes, intendencia de Zacatecas Zimapán, Lerma, Apan, Coyoacán, Tetela del Río, Malinalco, Ecatepec, Cuautla, Coatepec, Temascaltepec, Zumpango de la Laguna, intendencia de México, Las escuelas para niñas indígenas, llamadas “amigas” o “migas”, eran menos que las de varones. Sin embargo, al final del siglo XVIII, había escuelas para muchachas en las intendencias de México, Veracruz, Puebla y Durango, y posiblemente en otras regiones. Escuelas para niñas indias Además, en 1805 existían colegios internados para jóvenes indias en la ciudad de México (2), Cuescomatitlán y Cajititlán, subdelegación de Tlajomulco (intendencia de Guadalajara) y Toluca, Los internados de estudios primarios y avanzados para varones indígenas, al final del siglo XVIII, eran San Gregorio en la ciudad de México, el colegio en Pátzcuaro y el colegio de San Javier en Puebla. Los otros cuatro colegios (Santiago Tlatelolco, Parras, San Luis de la Paz y Tepotzotlán) ya no tenían internados, pues se habían convertido en escuelas de primeras letras, La educación indígena no consistía solamente en la enseñanza de la doctrina cristiana, sino que también incluía el castellano, la lectura, la escritura, el canto y a veces tocar algún instrumento musical y la aritmética, Los maestros eran laicos, no sacerdotes ni frailes; en Oaxaca seminaristas bi-lingües enseñaban en algunos pueblos Su financiamiento venía de las cajas de comunidad o de las familias indígenas, con excepción de la intendencia de Oaxaca, donde casi la mitad de las escuelas recibían ayuda financiera del párroco. Es importante recordar que había lugares donde se pagaba al maestro con dinero de la “dominica”, una recolecta llevada a cabo por los oficiales de república después de la misa dominical.

Los fondos venían de los indios, no del sacerdote, aunque él supervisaba la colecta y recibía parte del dinero. En pueblos donde la caja de comunidad contribuía al salario magisterial, era la autoridad civil local, en la persona del subdelegado, quien vigilaba el pago al maestro de los fondos en las cajas comunales y nombraba al preceptor, a veces con la anuencia del párroco.

La vida escolar en los pueblos de indios Para los indios de la Nueva España no era extraño enviar a sus hijos a la escuela. Desde el siglo XVI la enseñanza diaria catequística en la parroquia, generalmente impartida en la lengua indígena por el fraile, el sacerdote o el indio fiscal, era común y los niños iban una o dos horas cada mañana Lo que cambió a mediados del siglo XVIII era que además de la enseñanza religiosa se incluían el castellano, la lectura y a veces la escritura; el horario era más largo y el sueldo del maestro era pagado por las cajas de comunidad o por los padres de familia.

  • Las escuelas de doctrina cristiana se convirtieron en escuelas de lengua castellana y el “doctrinero” en “maestro de escuela” o preceptor.
  • A menudo los documentos de este periodo mencionan la “repugnancia” de los padres indígenas de enviar a sus hijos a la escuela, argumentando tres razones principales.
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La insistencia en el periodo de 1754 a 1770 de enseñar solamente en castellano no era del agrado de las familias, en parte por la actitud de las autoridades eclesiásticas y gubernamentales hacia las lenguas indígenas por considerarlas “bárbaras”, y en parte por querer que la instrucción estuviera en su propio lengua “por parecerles que su idioma tiene más sal o porque les parezca más dulce por ser de su Patria o porque lo maman.” Especialmente para la doctrina cristiana, los indios querían que la enseñanza fuera en su lengua nativa. Otro motivo de protesta estaba relacionado con el costo de la escuela. En vista de que frecuentemente los padres tenían que contribuir de sus bolsillos parte o todo del salario magisterial, la carga económica les pesaba y solicitaron al gobierno que las cajas comunales asumieran el financiamiento.

Otra razón económica para oponerse a la escuela en la Nueva España y en el resto del mundo occidental en esta época, era que la asistencia de los niños a clases durante varias horas, los apartaba de sus tareas en la agricultura. En general, la resistencia hacia la escuela estaba ligada a los efectos negativos que causaban en la economía familiar.

Los indios, afianzado su caudal más que en su propio trabajo, en el servicio que les hacen sus hijos desde la pequeña edad de cinco años en que les aplican a guardar sus cerdos, gallinas, burros y bueyes, cuidando sus cortas siembras del perjuicio de estos animales y suministrando a sus padres la comida en el trabajo y habiendo de separarse de dichas cosas por la diaria concurrencia a las escuelas, estos mismos indios que antes eran beneficiarios y útiles a sus padres, les serán perjudiciales y gravosos, Por eso, en lugares donde las cajas de comunidad cubrían el salario del preceptor casi desaparecieron las quejas de los padres, aunque a veces el sacerdote quedó insatisfecho con la asistencia porque consideraba que debían asistir “todos los niños” Aunque en la cédula real de 1770 la meta oficial para América y las Filipinas era que “de una vez se llegue a conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se usan en los mismo dominios, y sólo se hable el castellano”, cédulas posteriores de 1778 y 1782 dejaron de insistir en este mandato y pusieron hincapié en las primeras letras al promover, pero no obligar, la castellanización.

Como resultado, a menudo los maestros eran bilingües y de hecho los indígenas los preferían así. El gobernador de Xochimilco señalaba que “necesitamos un sujeto que a más de estar impuesto perfectamente en los misterios de la fe que ha de enseñar, tenga facilidad de traducirla del idioma castellano a el mexicano.

Esta es casi la cualidad principal que se debe solicitar en el maestro que haya de cultivar a los párvulos de esta feligresía”, Muchas veces en las áreas rurales el preceptor de escuela era el único no indio en el pueblo. De los 36 maestros en la subdelegación de Tlapa (estado actual de Guerrero), 21 preceptores eran los únicos no indios en el pueblo. Características de los maestros en los pueblos de Tlapa, intendencia de Puebla, 1791 Regiones, como Tecali, Huachinango (Puebla), Villa Alta, Antequera, Nochistlán, Miahuatlán, Cuuilapan y Tehuantepec (Oaxaca), tenían maestros indígenas. En Yucatán, probablemente 33% de las 72 escuelas fueron dirigidas por “maestros de color” (mulatos) y las demás por españoles, algunos de los cuales cambiaron su residencia de Mérida al pueblo donde enseñaban., Lista de maestros de escuelas en la jurisdicción de Miahuatlán, Oaxaca, 1784 Si los moradores de un pueblo no estaban satisfechos con el preceptor, no podían despedirlo si su salario era pagado por la caja de comunidad, porque esta fuente de financiamiento estaba bajo la jurisdicción del gobierno virreinal; por ende, era el subdelegado de la región quien nombraba el maestro y sólo él, con el permiso del gobierno, podía destituirlo.

  • ¿Qué podían hacer los pueblos con un preceptor no deseado? Lo más común era retirar sus hijos de la escuela o mandarlos sin pagar al maestro.
  • Esta táctica se llamaba “aburrir” al maestro “y los maestros compelidos a la hambre se vean precisados a retirarse.” En pueblos donde el sueldo entero venía de las cajas comunales, la república tenía que solicitar por escrito su destitución, que en 50% de los casos estudiados era aprobada y en el resto, negada.

En otros casos los gobernantes indígenas llegaban a un acuerdo con el subdelegado y el sacerdote para cambiar al preceptor Los indios sabían lo que querían en un maestro: capacidad en la enseñanza, un trato amable con los niños y una vida ejemplar. No estaban conformes con preceptores ineficaces. Los padres de familia en Tepoztlán, al ver con disgusto que pocos alumnos habían aprendido a escribir, protestaron que “Perder dinero sin provecho a nadie le gusta.” Los de Villa Alta, Oaxaca, molestos por la falta de progreso de los niños, informaron que habían pagado al profesor “sin haber enseñado niño a leer. Generalmente el lugar de la escuela era un cuarto en la vivienda del maestro. En Chiapas era común tener las clases en el cabildo, esto es, el edificio ubicado en la plaza donde se reunía la república, donde viajeros pasaban la noche y donde se encarcelaba a los culpables de crímenes menores., También los alumnos y sus maestros se reunían en las salas de casas alquiladas para este propósito, en moradas vacías, en jacales, en la casa del párroco, en la portería de la iglesia, en la capilla poza en el atrio y en haciendas y trapiches Durante la época colonial, ni en las ciudades y villas de españoles, ni en los pueblos de indios se acostumbraba construir un edificio especialmente para la escuela de primeras letras. Sin embargo, cuatro pueblos se destacaban por haber edificado escuelas para acomodar alrededor de 100 alumnos. Otros pueblos con edificios escolares eran San Andrés Tuxtla, Veracruz, con un cuarto para los muchachos que aprendían a leer y otro para los que aprendían a escribir; San Miguel Nonoalco y Santa Ana Zacatlamanco, cerca de la ciudad de México. Esta última fue diseñada por el arquitecto Francisco Antonio Guerrero y Torres y costeada por la caja de comunidad., Croquis arquitectónico de la escuela y amiga de Santa Ana Zacatlamanco, Iztacalco, hecho por Francisco Antonio Guerrero y Torres ¿Qué pasaba dentro de la escuela? La enseñanza impartida a los indígenas era bastante parecida a la de las escuelas en las ciudades y villas de españoles. Había pocos útiles y textos escolares; de cuatro a seis niños compartían la cartilla y el catecismo.

  • Se dividía a los alumnos en dos grupos: los principiantes en la clase de leer y los más avanzados, de mayor edad, en la clase de escribir.
  • Como en todos los países de Europa y América en el siglo XVIII, el niño aprendía a leer durante dos o tres años y solamente después, cuando tenía alrededor de nueve años, aprendía a escribir.

No se enseñaba a leer y a escribir simultáneamente. Como resultado de esta práctica, en el mundo occidental durante el siglo XVIII y en buena parte del siglo XIX, debido a que muchos alumnos abandonaban la escuela al haber aprendido a leer, más personas sabían leer que escribir Para leer, primero se enseñaba la pronunciación de cada letra del alfabeto, como estaba presentada en la “cartilla”. Luego se aprendía a deletrear las sílabas de dos letras, tres, y cuatro letras, pronunciando cada letra y luego el sonido de la sílaba.

  • Este método, el deletreo, era usado desde el siglo XVI y se empezó a introducir el silabeo en la Nueva España a principios del siglo XIX.
  • La cartilla también contenía las oraciones más conocidas para practicar la lectura.
  • También se leía el catecismo de Jerónimo Ripalda, otro libro del siglo XVI, además de memorizar las preguntas y respuestas del catecismo.

Había versiones del catecismo de Ripalda en varias lenguas indígenas y numerosas ediciones de enseñanza religiosa en la lengua mexicana en el Catecismo breve, del jesuita Bartolomé Castaño (1744,1746,1774, 1803, 1809) y en la Doctrina breve, del sacerdote Antonio Vázquez Gastelu (1689, 1793, 1716, 1726, 1756, 1792, 1838, 1846, 1854, 1878, 1885, 1888). Las parcialidades de Tlatelelco y Tenochitlan en la ciudad de México financiaron la publicación de la biografía de una india otomí de Querétaro quien tenía fama de santa: la Vida exemplar de la hermana Salvadora de los Santos, india otomí. En la primera frase del prólogo escrito por los dos gobernadores indígenas, se proclamaba que el propósito de la publicación era tener un texto escolar de lectura para los alumnos en las 13 escuelas y 9 amigas de las parcialidades., El libro fue publicado originalmente por el jesuita Antonio de Paredes en 1763, un año después de la muerte de Salvadora de los Santos. Los gobernadores indios decidieron imprimirlo en 1784 para que sirviera como libro de texto en las escuelas. Relataba la vida de una india nacida en Fresnillo, Zacatecas, que creció cerca de Querétaro.

  1. Ahí conoció a un grupo de beatas carmelitas y se unió a ellas durante 26 años, como ayudante en la vivienda y limosnera.
  2. Viajaba por el Bajío en busca de donaciones y en los recorridos encontraba gente buena y egoísta, santa y malvada, pero siempre les trató con bondad y consejos religiosos.
  3. Renombrada en la región por su abnegación, curaciones médicas para los enfermos, alegre canto y apariencia singular, el jesuita quiso conservar su memoria entre la población.

Al utilizar la obra en las escuelas, los gobernantes indígenas deseaban promover una orientación educativa que resaltara entre los alumnos las virtudes de un ilustre antepasado y fortaleciera la identidad étnica y cohesión social de los indios. Por haber sido financiado por las cajas de comunidad en 1784 y 1791 (mil ejemplares cada edición) y distribuido gratuitamente en las escuelas, se puede considerar este libro, Vida exemplar de Salvadora de Los Santos, india otomí, como el primer libro de texto gratuito en México.

Para la escritura los niños más grandes se sentaban frente al maestro para poder practicar la formación de las letras cursivas. No se enseñaba a los principiantes las letras de molde, sino directamente el estilo manuscrito. Empleaban plumas o “cañones” fabricados de las alas de pájaro y tinta hecha de huizache y vinagre.

La aritmética consistía en aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir; en algunas escuelas, como en Tecali, se incluía la quinta regla de las fracciones Para las familias indígenas era importante también que sus hijos aprendieran a ayudar en misa y la música. El canto llano, o gregoriano, los preparaba para participar en las ceremonias eclesiásticas, igual que el tocar el órgano o algún instrumento musical, como el violín, el clarín y la chirimía. La enseñanza adquirida en las escuelas ayudaba a preparar a los jóvenes para participar en las ceremonias del culto sagrado, el manejo de los fondos de las cajas de comunidad y las cofradías y liderazgo en el pueblo en puestos civiles y religiosos tales como sacerdotes, gobernadores, alcaldes, escribanos, mayordomos de cofradías, fiscales, maestros de escuela, comerciantes, artesanos, y padres cristianos de familia.

En 1781 el alcalde mayor de Cuernavaca opinaba que la educación en las escuelas para indios era “único, importantísimo medio para hacer capaces a sus hijos, no sólo para los oficios y cargos de su república, sino aun de los que obtienen los españoles” y en el pueblo de Tepospizaloya, Guadalajara, la autoridad española anotaba que la enseñanza servía para el “bien común del pueblo de donde puedan resultar cantores, escribanos, sacristanes y aun sacerdotes y monjas como hay en otras partes.” El promotor fiscal de Chiapas en 1799 escribió que los indígenas con conocimiento de las primeras letras podrían llegar a ser “curas del pueblo.

tenientes o subdelegados de las intendencias” Algunos datos aislados sugieren que las familias indígenas tuvieron opiniones sobre el papel del maestro y su actitud hacia los alumnos que pudieron constituirse en una pedagogía distinta a la que existía en escuelas europeas. Los otomíes de Zayamaquilpa, Huichapan, escribieron que el preceptor español de su pueblo no debía entrometerse en los asuntos de la república y tampoco el hecho de que ayudara en la parroquia le calificara como maestro porque “incumbe eso a el sacristán y fiscal y no al maestro de escuela.” Los dirigentes de Xochimilco querían un maestro hábil en castellano y mexicano, que llamaba “su idioma nacional”, que además debiera “poseer el amor paterno para de algún modo acariciarlos y no amedrentarlos.” Una pedagogía paternal y deferencial para con los niños, sin renunciar los castigos corporales en moderación, parece haber sido importante para los indios y esto contrastaba con las ideas educativas de la época que hacían hincapié en la severidad del preceptor hacía el alumno. Un análisis del número de escuelas en la intendencia de México, de la población de edad escolar en los lugares con maestros de primeras letras y del el número de años que habían existido las escuelas, llega a la conclusión de que en 1810, aproximadamente 9.5% de los varones indígenas mayores de 14 años de edad sabían leer Conclusiones Se puede destacar diez puntos en relación con la educación indígena en el siglo XVIII.1.La educación en los pueblos de indios en el siglo XVIII era diferente a la del siglo XVI. Los maestros eran hombres laicos y no frailes; el financiamiento no era de la Iglesia, sino de los padres de familia y de las cajas de comunidad; y además de la doctrina cristiana, se enseñaba a leer y escribir y el castellano.2.

Desde las cédulas de finales del siglo XVII ( de 1686, 1688, 1691 y 1697) se encargaba el financiamiento de las escuelas a las cajas de comunidad y se permitía la ordenación de los indígenas al sacerdocio.3.Basado en estas cédulas, la corona primero impulsó la fundación de escuelas en los pueblos por medio de los obispos, pero a partir de 1773 se encargó la tarea al gobierno civil, esto es, a los contadores de Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad, bajo la supervisión de los virreyes.4.

El nombre de la institución educativa cambió: se llamaba escuela de doctrina cristiana, luego escuela de lengua castellana, y después de 1786, según el artículo 34 de la Ordenanza de Intendentes, se decían simplemente, “escuela” que significaba “escuela de primeras letras”, el mismo término para las ciudades y villas de españoles y para los pueblos de indios.5.

Para fines del siglo XVIII en casi todo el virreinato, la Iglesia no tenía ingerencia en las escuelas en los pueblos de indios.6. A menudo la enseñanza se impartía en castellano y también en la lengua indígena, y los maestros eran españoles, mestizos, mulatos e indígenas. Los indígenas preferían a los preceptores bi-lingües.7.

La resistencia de las familias indias a las escuelas era básicamente económica: se oponían pagar de su bolsillo, especialmente cuando había fondos suficientes en las cajas de comunidad, y se resentía la ausencia de sus hijos como ayudantes en la agricultura.8.,9. En 1803, calculamos que 26% de los 4 088 pueblos de indios en la Nueva España tenían escuelas de primeras letras. La mayoría de estas 1 015 escuelas fueron financiadas con fondos de las cajas de comunidad.10. Parece que tanto Lucas Alamán, como José María Luis Mora, desconocían este sistema de escuelas sostenidas por las cajas comunales y por eso, no informaban del desarrollo educativo en los pueblos de indios.
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¿Cómo era la religión en la época de la colonia?

Resumen – La religión católica ocupó un papel sumamente importante en la vida colonial. Todavía podemos encontrar vestigios de su importancia en las numerosas obras arquitectónicas y en el arte religioso, tanto en las aldeas pequeñas de América Latina como en sus ciudades grandes.
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¿Por qué los indígenas creían que los españoles eran dioses?

Indios, Categoría general: Gentilicio. El trmino indios, para referirse a la poblacin indgena de Michoacn, slo aparece en el ttulo y en la seccin de la tercera parte de la Relacin donde se narra la conquista espaola. De hecho, la mayora de las menciones estn en el captulo 27 en el cual el autor de la Relacin cont qu es lo que los indios pensaron de los espaoles.

El trmino, por lo tanto, se usa bsicamente para diferenciar y comparar a la poblacin indgena con la espaola. Las primeras impresiones que los indios tuvieron de los espaoles son muy interesantes porque revelan algunas de sus creencias y cmo a partir de stas interpretaron las costumbres espaolas. Primero creyeron que los espaoles eran dioses que haban venido del cielo y que eran inmortales, los llamaron tucupacha (dioses), teparacha (grandes hombres o dioses) y acazecha (gente que trae gorras y sombreros) y a las mujeres espaolas las llamaron cuchaecha (seoras y diosas).

Pensaron que el vino, el trigo y otras semillas se las haba dado a los espaoles la madre Cuerauaperi cuando vinieron a la tierra, tal como el maz y el frijol se lo haba dado Cuerauaperi a sus propios dioses (especficamente a Xaratanga) cuando los envi a la tierra.

Supuestamente les sorprendi la manera de vestir de los religiosos, que no quisieran oro ni plata y que no tuvieran mujeres. Creyeron que stos no haban sido nios, que no haban tenido madres, que haban nacido con sus hbitos, los llamaron curitiecha como a sus sacerdotes, pensaron que como sus hechiceros podan ver el futuro cuando tomaban el caliz en la misa y al oirlos predicar pensaban que adivinaban lo que hacan en sus casas.

Posiblemente haciendo asociaciones con sus propios dioses, los sacerdotes indgenas hicieron creer a la gente que los religiosos eran muertos, que sus hbitos eran mortajas, que en la noche se deshacan y hechos huesos se iban al infierno donde tenan mujeres.

  • Los sacerdotes tambin hicieron creer a la gente que el agua del bautismo era sangre, que daaba la cabeza de los nios y que les provocaba la muerte.
  • No creyeron que los muertos se fueran al cielo porque no los vean ir, pensaron que las cruces eran dioses y las llamaban Santa Mara.
  • No entendan que la confesin era secreta, oan a los que se confesaban y si les preguntaban qu haban dicho lo contaban todo.
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Creyeron que los caballos hablaban y que entendan lo que los espaoles les decan, los llamaron venados o tuycen, unas figuras de masa en forma de venado con cabellos que hacan para la fiesta de Cuingo, pensaron que sus crines eran cabellos postizos, decan que las herraduras eran ctaras o zapatos de hierro y al principio les llevaban raciones de comida como a los espaoles.
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¿Cuántos dioses tenían los indios?

India, el país de los mil dioses (I) En 1968 The Beatles fueron al norte de India a meditar y, aunque yo era muy joven entonces, estaba convencida de que algún día la vida me llevaría hasta esos lugares tan lejanos. La primera impresión que me produjo la llegada a Delhi fue de amor a primera vista, porque a pesar de ser una ciudad caótica y ruidosa con atascos interminables, entre un trazado enredado, lleno de callejuelas repletas de tiendas, vacas, rickshaw y tuk, tuks, posee también un buen trazado urbanístico, grandes avenidas y zonas ajardinadas.

Y es alegre, colorida y entrañable en sus gestos, en su humildad y en su forma de saludar con la palabra Nemasté, mientras bajan la cabeza, sonríen y juntan las palmas de sus manos para que nuestras mentes se encuentren. La aventura de India, el segundo país más poblado del mundo, con más de 1.300 millones de habitantes, comenzó con el recorrido de la parte antigua de Delhi.

Así, un día bastante soleado, visitamos la mezquita Jama Masjid, que dicen que es la más grande del país, construida en mármol blanco y arenisca roja. Fascinante mezquita. Nos tomamos fotos en El Fuerte Rojo. Una construcción declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2007.

  1. Y muy cerca en RAj Ghat encontramos un mausoleo de mármol negro dedicado a Mahatma Gandhi con una llama eterna y una inscripción de sus últimas palabras: “Hey Ram”, que significa “Oh, Señor”.
  2. En ese lugar el 31 d enero de 1948 tuvo lugar su incineración.
  3. A medida que pasa el tiempo, su figura parece distanciarse de las tendencias prevalentes, aunque los políticos siguen explotando con regularidad la nostalgia por él.

Allí mismo se encuentran los puntos de cremación de otros líderes indios como J Nehru e Indira Gandhi. Navegamos por Chandni Chowk y en un riskhaw serpenteamos la ciudad. Yo me sentí como si me hubiese subido a los coches choques de las Ferias. El vehículo se desplazaba entre el caos a derecha e izquierda, avanzábamos en una enorme confusión entre cientos de bocinas de motos y bicicletas, entre risas y desconfianza, por callejas con olor a especias y aguas residuales.

Un lugar repleto de puestos de comidas, joyerías, libros amontonados sobre mesas, frutos secos, perros, cabras y alguna vaca. Bazares de cuento donde brillan los colores de los saris y los pequeños santuarios. Y curiosamente nos encontramos con una especie de pequeña procesión. Un grupo de jóvenes paseaban a la diosa Durga y, mientras cantaban, tocaban tambores y esparcían polvos de mil colores, la diosecilla bailaba.

Nos dijeron que finalmente realizan un ritual: la inmersión la figura en el río Yamuna. Un país entre la realidad y la superstición. La religión en India se considera parte de su identidad. Es la tierra santa del hinduismo y el budismo del yainismo y el sijismo, y es el hogar de importantes gurús espirituales.

Hoy el hinduismo es la tercera religión más grande del mundo. Sus seguidores, denominados hindús suman 1.500 millones o un 15 % o 16 % de la población mundial. Los católicos suman más de 17 millones y el Islam es la segunda religión más grande de India con unos 150 millones de fieles aproximadamente 13,7 % de la población.

El tercer país con mayor cantidad de musulmanes del mundo después de Indonesia y Pakistán. El hinduismo es una religión de grandes contrastes con dos tendencias, una politeísta en la que los hindúes adoran a varios dioses (tiene más de 300 millones de dioses y también existe una rama monoteísta integrada por los brahmánicos, quienes creen que Brahma, es el dios de la creación, el único dios, que representa las tres tríada: Brahmā, dios creador, Visnú, dios preservador y Shiva, dios destructor.

Pero a pesar de los miles de dioses la práctica de las religiones está cambiando entre los jóvenes y la creciente clase media. Visitamos el templo Sij, Gurdwara Bangla Sahib y sus alrededores. Disfrutamos de la capital del estado del Rajasthan, Jaipur, una ciudad que según el guía está siempre metida en fiestas, una de las más conocidas el Teej, que se celebra en los meses del monzón, entre julio y agosto.

Jaipur es conocida por la Ciudad Rosa de India y cuentan una leyenda sobre el color rosa que, una vez un maharajá eligió ese tono para los edificios para impresionar al príncipe Alberto de Sajonia, quien llegó desde el otro lado del mundo. Conocimos la preciosa fachada del Palacio de los Vientos, llena de ventanas con celosías, que servían para que las mujeres de la realeza pudieran contemplar los desfiles y procesiones sin ser vistas.

  • Y en el laboratorio astronómico nos hablaron de la relación de la tierra con la luna y las estrellas.
  • Subimos a la Ciudad Fantasma, construida en el siglo XVI por el emperador Akbar.
  • Bien conservados sus amplios espacios, tanto civiles como religiosos.
  • Al llegar sientes que reina ese estado de metamorfosis inanimado, triste, como embrujado.

Durante casi 16 años fue una brillante capital administrativa, pero después fue abandonada por que la falta de agua, no solo era un problema grave sino que generaba otras situaciones. Curioso vimos un gran parchís en el suelo de un gran patio y nos dijo el guía que con él jugaban las concubinas para escoger quien pasaba la noche con el rey.

  • Descubrimos la tierra de Maharajás, almorzamos en sus palacios.
  • Nos encontramos con niños que no asisten a la escuela para dedicarse a la venta de souvenirs.
  • No hay que olvidar que la pobreza extrema afecta al 30% de la infancia en India.
  • O adultos que te venden lo que sea: un viaje, alfombras o saris, todos tienen un primo que vende calidad.

Te sonríen, te hablan y en forma casi confidencial te preguntan mientras andan al lado tuyo: “Where are you from, my friend? My friend your name, my friend, My friend!” Viajamos en autobús, en metro, en jeep, en guagua, en tren, y a lomos de elefantes subimos al palacio fortificado de Amber, desde donde vimos el lago Maotha y las montañas y murallas que lo rodean.

  1. Una experiencia que encierra la suficiente emoción para no ser tomado como un simple paseo.
  2. Deseo no haberle causado sufrimiento a esos bellos animales.
  3. No faltaron las fotos y, después los fotógrafos nos persiguieron para vendernos varios álbumes.
  4. Los compramos.
  5. En la próxima entrega continuaremos el viaje por el Taj Mahal y los templos eróticos de Khajuraho, juntos visitaremos Varanasi y el Ganges.

Nada de lo que he visitado se ha desplazado de su sitio, pero en el caos diario apenas son visibles, están como disfrazados con la piel, con los problemas y el guirigay diurno. Por eso en el siguiente capítulo nos acercaremos a estos espacios sagrados con una nueva preparación espiritual.
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¿Cómo eran antes los indígenas?

Grupos lingsticos principales poca colonial Repblica mexicana Necesidad de emigrar Patrones migratorios dentro de Mxico Grupos lingsticos principales El Estudio de Trabajadores Agrcolas Indgenas muestra claramente que los jornaleros indgenas mexicanos que vienen a trabajar en los campos de California lo hacen en altas concentraciones de personas unidas tanto por lugar de origen como por grupo lingstico.

  • La gran mayora proviene del oeste y sur de Oaxaca, donde predominan tres lenguas indgenasmixteco, zapoteco y triqui.
  • De hecho, ocho de cada diez trabajadores indgenas vienen del estado de Oaxaca.
  • Otros diez porciento vienen del este del estado de Guerrero, y el diez porciento restante viene de otros estados en Mxico.

En cuanto a lengua, ms de la mitad habla mixteco, Ms o menos la cuarta parte habla zapoteco y uno de cada diez habla triqui. Slo menos del diez porciento habla otras lenguas (vase el cuadro ms abajo). poca colonial Antes de la llegada de los españoles al Nuevo mundo, los mixtecas, triquis y zapotecas vivían separados del resto de México. Eran sociedades autoritarias en las cuales la mayoría de la población consistía de campesinos que pagaba tributo y debía obligaciones de trabajo a la minoría gobernante.

  • En el siglo 15, poco antes de la llegada de los españoles, los Aztecas conquistaron estos tres pueblos.
  • No alteraron las relaciones de poder locales pero recogieron impuestos y tributo de los élites, quienes continuaron dominando a sus parientes étnicos.
  • Cuando los españoles colonizaron a Oaxaca y a Guerrero, las condiciones cambiaron radicalmente para los pueblos indígenas de la zona.

Implementaron políticas económicas, culturales y demográficas que devastaron no sólo a los pueblos nativos de Oaxaca y Guerrero, sino también al ambiente natural donde vivían. La población, que numeraba en los cientos de miles, fue acabada por enfermedad, prácticas laborales abusivas, y la insistencia de las autoridades españolas que la gente se concentrara en centros poblacionales donde la enfermedad y la explotación aceleraron aún más el colapso demográfico.

Los españoles importaron nuevas actividades económicas que devastaron la economía tradicional de la región. Grandes superficies fueron dedicadas a la producción de seda y grana cochinilla y al pastoreo de ganado de pezuña hendida. Se estima que, durante los primeros cien años posteriores a la conquista, la población sufrió una reducción de hasta 90 porciento.

En 1620, la población empezó a estabilizarse y a aumentar gradualmente. Sin embargo, no fue hasta décadas recientes que se restauró la concentración poblacional que existía antes de la llegada de los españoles. Repblica mexicana Después de 300 años de gobierno colonial, los mexicanos declararon su independencia en 1810.

  • Pero el destino de los pueblos indígenas no mejoró bajo la Nueva República.
  • Las políticas económicas dieron acceso al desarrollo capitalista en México y las políticas sociales intencionaban la deliberada eliminación de la lengua e identidad de los pueblos indígenas.
  • Las reformas solían transferir tierras comunales a haciendas particulares en las cuales los indígenas trabajaban como mano de obra barata o de las cuales huían para establecerse en lugares menos fértiles.

De acuerdo con los censos oficiales, en 1808, en vísperas de la independencia, el 60% del pueblo de México era indígena; en 1921 esa cifra había bajado al 29%. (ahora es aproximadamente el 6%). Desde el punto de vista del gobierno mexicano, los indígenas representaban el retraso y eran un problema que tenía que ser eliminado conforme se modernizaba la nación.

  • La actitud del gobierno y de la población no indígena de México en general ha conducido al prejuicio arraigado hacia los indígenas, los cuales han sido vistos como personas únicamente dignas de lástima y motivo de risa en los medios de comunicación.
  • A la vez que los mexicanos se enorgullecen de su pasado precolombino, los mexicanos mestizos, por lo menos hasta últimas fechas, han menospreciado la población indígena contemporánea.

Aún así, es erróneo pensar que los indígenas son sobrantes de un pasado pintoresco, porque en el transcurso de los últimos 500 años han vivido importantes adaptaciones que permiten que sus culturas perduren. En los últimos años, la opinión pública en México puede estar cambiando ya que los pueblos indígenas han hecho valer sus derechos de adaptarse a la época moderna a su manera, poniendo en armonía sus tradiciones con las reformas que se requieren.

Necesidad de emigrar Pese los agresivos esfuerzos por parte de la sociedad mexicana para eliminar las culturas indígenas, los pueblos de la zona de Oaxaca-Guerrero, el lugar de origen de los trabajadores agrícolas que ahora emigran a California, se habían creado una existencia autosuficiente a principios del siglo veinte.

Los triquis, zapotecas y mixtecas producían muchos de los artículos que necesitaban para sobrevivir, y desarrollaron un sistema regional de intercambio entre sus comunidades. Elaboraban su ropa, calzado, bebidas, material de construcción, y cultivaban sus alimentos. Foto por Holly Mines No obstante, a mediación del siglo veinte, el aislamiento regional y la economía de intercambio de la zona Oaxaca-Guerrero de nuestro interés se desaparecía rápidamente. La creciente economía monetaria del México urbano y del mundo entero finalmente penetró las zonas aisladas que habitaban los indígenas.

  1. La lenta y difícil elaboración de bienes locales fue cediendo paso al deseo de más baratos y más cómodos artículos importados.
  2. Las antiguas formas de vida tenían sus ventajas.
  3. Así que la comunidad trabajaba de acuerdo con convenios colectivos para producir muchas de sus necesidades.
  4. Pero estas ventajas fueron erosionadas por la persistente penetración del mundo del exterior.

Los productos de consumo del mundo externo eran baratos y muchos eran más duraderos. La ropa, los gorros y los zapatos importados pronto reemplazaron las prendas de manta, los sombreros de palma y los huaraches hechos a mano. Las importaciones de Coca Cola y de tequila reemplazaron el tapache y el mezcal local.

  • Las tinas de plástico reemplazaron las hoyas de barro y los techos de lámina corrugada y la teja comercial reemplazaron los techos de paja.
  • Además, en años recientes, la introducción de la agua corriente y la electricidad ha creado demanda para enseres de tubería y aparatos eléctricos de varios tipos, lo cual ha ocasionado la gran necesidad de tener efectivo.

Aparte de la necesidad de comprar bienes de consumo, materiales de construcción e implementos agrícolas, la erosión al terreno no ha permitido que se mantenga el paso de las exigencias alimentarias de una población creciente, ni se diga el generar un excedente en metálico.

  1. La introducción de abonos químicos, pesticidas y bombas para aumentar la producción han tenido secuelas no intencionadas afectando el medioambiente en estas zonas marginales.
  2. La introducción de bombas de agua a gasolina, que efectivamente aumentan la producción, no aumentan los ingresos de los productores locales ya que los intermediarios, mayormente personas de las ciudades, que venden las bombas y el combustible y comercializan la materia prima, se quedan con la parte más grande del beneficio adicional.

Mientras tanto, ya que la tierra y el agua se destinan para los cultivos de exportación, se reduce la producción de cultivos básicos para consumo local. La integración de la zona Oaxaca-Guerrero en la economía monetaria general significó que para sobrevivir, los habitantes de la región se vieron obligados a buscar trabajos que pagaban con dinero tanto para costear los bienes de consumo importados como para reponer las pérdidas en producción alimentaria.

Patrones migratorios dentro de Mxico Cuando por primera vez los indígenas sintieron la necesidad de emigrar para sobrevivir, sus migraciones iniciales, en gran medida, fueron a otras partes de México y de forma temporal. Muchos estudios han documentado estos recorridos. Las entrevistas de historia laboral que realizamos durante el Estudio de Trabajadores Agrícolas Indígenas confirmaron los resultados de previos trabajos.

Los primeros migrantes indígenas en llegar a California vinieron de las comunidades ubicadas cerca de las vías principales de Oaxaca; no fue hasta más tarde que los habitantes de las comunidades más remotas se unieron a la corriente migratoria. En la década de los 1940, los indígenas migraban temporalmente a Veracruz para cortar caña de azúcar y piña.

Posteriormente, en la década de los 1960 empezaron a extenderse al cercano estado de Morelos para trabajar en la cosecha vegetal. Después, debido en parte a las campañas de reclutamiento laboral que emprendieron algunos empleadores, los indígenas realizaron el largo recorrido hacia el norte, a Sinaloa y Sonora a trabajar en la verdura y en el algodón.

Por último en la década de los 1970, cruzaron el Mar de Cortez para trabajar en la industria vegetal y más tarde de la fresa en Baja California. Con el tiempo el destino temporal de trabajo más importante según nuestro estudio fue Sinaloa. Además de relatar sus diferentes destinos de trabajo, los encuestados nos contaron en que lugares de México formaron asentamientos sus comunidades.
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¿Qué hizo Cortés con la vida religiosa de los indígenas?

Cortés se hacía acompañar de un religioso mercedario, el padre Bartolomé Olmedo, quien a pesar de su celo sólo pudo desempeñar un papel muy discreto. Con ayuda de un intérprete, predicó a los indios lo mejor que pudo, la doctrina cristiana.
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¿Qué sacramentos tenían que recibir los indígenas?

Indígenas adultos recibieron el sacramento del bautismo.
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¿Cuál era el nombre de los religiosos que proclamaron la conquista religiosa?

Franciscanos y dominicos De esos religiosos, dos tuvieron un papel importante durante la conquista como emisarios y espías de Cortés.
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¿Qué es lo más sagrado para los indígenas?

Un lugar sagrado es un espacio natural o arquitectónico en donde los pueblos indígenas establecen comu- nicación con sus deidades y antepasados con la finalidad de obtener un beneficio material y/o espiritual.
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¿Qué es lo que quieren los indígenas?

En esta última se discutirán tres temas centrales: crisis de sistemas políticos y Estado Plurinacional Comunitario; territorialidad, identidad y descolonialidad del poder y saber; y crisis de civilización, ‘desarrollo’, TLC y Buen Vivir. Esto es lo que quieren los indígenas y estas son sus propuestas.
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¿Qué culturas indígenas consideran al sol como un dios?

En la mitología de muchas culturas el Sol era un dios ; fue venerado a lo largo de la Historia en muchas civilizaciones, como la egipcia, la mesopotámica, la mexica, la incaica, la china, la japonesa, la griega o en religiones como la hinduista.
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