El evangelismo es el acto de difundir el buen nuevo de Jesucristo. En la Biblia, el término «evangelio» significa « las buenas nuevas ». El evangelio es la verdad de lo que Dios ha hecho para salvarnos.
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¿Qué es evangelización en la Biblia?
Se conoce como evangelización el acto de predicar el evangelio de Jesús, es decir, de difundir el cristianismo. La evangelización es una función propia de los creyentes de Cristo y del resto de confesiones cristianas.
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¿Cuál es el significado de evangelizar?
Tr. Predicar la fe de Jesucristo o las virtudes cristianas.
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¿Qué es evangelizar ejemplo?
Se le llama evangelización al acto de predicar o compartir algunas de las enseñanzas presentes en los libros religiosos, como la Biblia, con el fin de dar a conocer a la doctrina en zonas en donde no se es practicada.
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¿Cuál es el propósito del evangelismo?
EVANGELIO: Es llevar las buenas nuevas, la buena noticia que DIOS envía a su pueblo o al mundo para que se conviertan al DIOS VIVO. – El Evangelio o sea las buenas noticias es una iniciativa de DIOS basada en su gran amor por la humanidad. Y su propósito es darle a conocer al mundo y a su pueblo su misericordia, su justicia, su salvación y su verdad.
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¿Cuál es la función de un evangelista?
Predicar un sermón sobre evangelismo, enseñar una clase de evangelización, leer un libro sobre el evangelismo o escribir un artículo sobre la evangelización no sustituye la práctica del evangelismo.
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¿Cuál es el sinonimo de evangelizar?
Hacer prédica de la fe cristiana: 1 catequizar, cristianizar, predicar, adoctrinar, doctrinar.
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¿Qué es y que no es evangelizar?
¿Qué no es evangelizar? Por Sugel Michelén Durante varias semanas hemos estado predicando una serie de sermones enfocando la iglesia como una comunidad de gracia. Estas dos últimas semanas hemos estado tratando el tema: “La Comunidad Alcanzando a los de Afuera”.
- Hemos respondido preguntas como: ¿Qué es el evangelio? ¿Quiénes deben evangelizar? ¿Qué no es evangelizar? Y ¿cómo debemos hacerlo? Para estos dos sermones me fue de mucha ayuda el libro de Mark Dever “”, el cual recomiendo con entusiasmo.
- He aquí parte de las notas del sermón que compartí este domingo con la iglesia, siguiendo sobre los puntos del pastor Dever.
Evangelizar no consiste en imponer nuestras opiniones religiosas sobre otros:
En una época tan pluralista como la que nos ha tocado ministrar, una de las objeciones más comunes en contra del evangelismo es que nadie tiene derecho a imponer sus opiniones sobre los demás, y mucho menos en algo tan personal como la religión. Pero lo cierto es que cuando predicamos el evangelio no nos estamos imponiendo sobre los demás, porque el mensaje que debemos proclamar no es una opinión personal, sino un hecho revelado por Dios en Su Palabra. Cuando un piloto anuncia a los pasajeros que se amarren el cinturón de seguridad porque están a punto de aterrizar, él no está “imponiendo” sobre ellos su opinión o preferencia personal, sino compartiendo un anuncio que puede evitarles un daño o incluso salvarles la vida.
Pues lo mismo ocurre cuando evangelizamos. Nosotros no inventamos el evangelio. Ni estamos tratando de imponer sobre las personas nuestras perspectivas de Dios o de la salvación. De hecho, ni siquiera podemos imponer sobre los demás el verdadero mensaje de salvación que encontramos en las Escrituras.
- Nuestra responsabilidad es anunciar el mensaje, sembrar la semilla de la Palabra, pero no tenemos la más mínima capacidad para hacer que esa semilla germine.
- Eso es algo que nadie puede imponer sobre otro.
- Escuchen lo que Pablo escribió a los hermanos de Corinto, los cuales se estaban “alineando” en torno a sus predicadores favoritos.
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento” (1Cor.3:5-7).
Por más efectivo que un predicador pueda ser comunicando el mensaje de las Escrituras, él no tiene el más mínimo poder para hacer que sus oyentes se conviertan. Ningún hombre puede imponer el cristianismo sobre otro. Evangelizar no consiste en compartir nuestro testimonio: Con esto no estoy diciendo que sea incorrecto, o que no tenga ningún valor, el hecho de que nosotros compartamos con otros nuestro testimonio personal de salvación.
Eso tiene su lugar, tanto entre los incrédulos, como entre los creyentes. En el libro de los Hechos vemos a Pablo en dos ocasiones compartiendo el testimonio de su conversión. Es estimulante escuchar las diversas maneras como el Señor trata con los Suyos para traerlos a salvación.
Alguien dijo una vez que hay un solo camino para llegar al Padre, nuestro Señor Jesucristo, pero que hay muchos caminos para llegar a Cristo. Pero una cosa es compartir nuestra historia personal de salvación y otra muy distinta compartir el mensaje de la cruz. El testimonio personal puede ser el punto de partida para predicar el evangelio, pero si queremos evangelizar no podemos quedarnos ahí.
Evangelizar no consiste en involucrarnos en obras de bien social: Y aquí debemos decir lo mismo que dijimos en el punto anterior. Es correcto que los creyentes manifiesten en formas concretas la misericordia del Señor haciendo bien; eso es algo que recomienda el evangelio que predicamos (comp.
- Mt.5:16; 1P.2:12).
- El Señor espera que los Suyos se involucren en este tipo de cosas (Mt.25:34-36).
- Pero de ninguna manera podemos confundir las obras de bien social con el evangelismo.
- La tarea de evangelizar implica la comunicación de un mensaje, ya sea de forma oral o escrita.
- Mientras ese mensaje no sea claramente comunicado a los hombres, allí no ha habido evangelismo, independientemente del bien que podamos hacer a otros.
Cuando sustituimos el evangelismo por las obras de bien social estamos perdiendo de vista que la mayor necesidad del hombre es reconciliarse con Dios contra el cual se encuentra enemistado por causa de su pecado. Kevin DeYoung dice al respecto: “Las buenas obras pueden adornar el evangelio y son el fruto del evangelio.
Pero las buenas obras en sí mismas no son el evangelio. Las personas necesitan escuchar las buenas nuevas de que Cristo vino a salvar a los pecadores”. Los creyentes debemos hacerle bien a todos según tengamos la oportunidad, dice Pablo en Gal.6:10, pero sin olvidar que cualquier otro problema humano pasa a ser secundario ante la realidad de que todos nosotros nos presentaremos algún día delante de nuestro Creador para rendir cuenta de nuestras vidas.
Tampoco debemos confundir el evangelismo con la apologética: La palabra apologética significa presentar defensa de nuestra fe. Y una vez más, eso es algo bueno y necesario. Pedro nos dice en su primera carta que los creyentes deben estar preparados para presentar defensa (del griego “apología”), con mansedumbre y reverencia, ante todo aquel que nos demande una razón de la esperanza que hay en nosotros.
- Muchas veces nos toparemos con personas que niegan la existencia de Dios, o que tienen dudas acerca del origen divino de la Biblia.
- Y nosotros debemos aprender cómo responder a tales personas.
- Pero no es lo mismo defender la fe que predicar el evangelio.
- Presentar pruebas a favor de la inspiración de las Escrituras o de la existencia de Dios es una cosa, transmitir el mensaje de salvación es otra (aunque es posible que en ocasiones tengamos que hacer una labor apologética antes de que podamos proclamar el mensaje del evangelio).
Por otra parte, creo que es a lugar la advertencia de Mark Dever de que la apologética tiene sus peligros. Uno de ellos es que sin querer podemos confirmar a alguien en su incredulidad por nuestra inhabilidad de responder ciertas preguntas, algunas de las cuales no tienen una respuesta de este lado del cielo.
Por más buen apologeta que una persona pueda ser, nadie en este mundo puede responder todas las preguntas que la gente se hace en relación con la revelación bíblica. Pero como bien señala el pastor Dever, “el hecho de que no lo sepamos todo no quiere decir que no sepamos nada” (pg.78). A partir de lo que Dios sí ha revelado podemos dar a conocer a los hombres la condición en que se encuentran delante de Él, y la solución que Él mismo ha provisto para que podamos ser salvos.
No nos dejemos intimidar por el hecho de que no tenemos todas las respuestas, porque no existe un solo ser humano en el mundo que las tenga. Otro peligro de la apologética es que puede distraernos de comunicar el mensaje que los pecadores necesitan escuchar.
En ese sentido debemos estar alertas para no dejarnos arrastrar por la agenda de los incrédulos (cuando los pecadores se sienten entre la espada y la pared con respecto a su pecado, muchas veces tratan de desviar la atención como hizo la mujer samaritana con el Señor Jesucristo, y de repente comienzan a preguntar por la esposa de Caín, o qué pasó con los indios que nunca escucharon el evangelio, o si hay vida en otros planetas).
Cristo tiene Su propia agenda: que los hombres conozcan cuál es su verdadero problema y la solución que Dios ha provisto para resolverlo; esa es la agenda que debemos seguir a final de cuentas. No debemos confundir el evangelismo en sí con los frutos del evangelismo: Esa es una distinción muy sutil, pero sumamente importante.
Nosotros tenemos la responsabilidad de predicar el evangelio, pero no tenemos ni la capacidad ni la responsabilidad de convertir a nadie. Como veíamos hace un momento, eso es algo que no está en nuestro poder. Como dice John Stott: “Evangelizar no significa ganar convertidos sino simplemente anunciar las buenas nuevas, independientemente de los resultados” (cit.
por Dever, pg.79). Nosotros debemos ser fieles comunicando el mensaje, pero ese mensaje no tendrá siempre el mismo efecto en aquellos que escuchan (comp.2Cor.2:15-16 – el mismo mensaje puede tener resultados distintos; esa es, en parte, la enseñanza del Señor en la parábola del sembrador).
- Si no distinguimos entre el evangelismo y sus frutos dos cosas pueden suceder: la primera es que nos sintamos tan frustrados por la falta de resultados visibles que entonces dejemos de evangelizar; la segunda, es que recurramos a técnicas humanas en busca de resultados.
- Mark Dever dice al respecto: “¿Quién puede negar que mucho del evangelismo moderno ha venido a ser emocionalmente manipulador, procurando simplemente provocar una decisión momentánea de la voluntad del pecador, pero descuidando la idea bíblica de que la conversión es un acto sobrenatural y bondadoso de Dios a favor del pecador?” (pg.80).
¿Qué es, entonces, evangelizar? John Cheeseman lo define de esta manera: “Es declarar, en base a la autoridad de Dios, lo que Él ha hecho para salvar a los pecadores, advirtiendo a los hombres de su condición perdida, guiándolos a arrepentirse, y a creer en el Señor Jesucristo” (cit.
- Por Dever; pg.80).
- Como dice Pablo en 2Cor.5:20, nosotros “somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
- Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”.
Evangelizar no es otra cosa que dar a conocer a los hombres ese mensaje de reconciliación: El hombre está en problemas con Dios por causa de sus pecados, porque Dios en Su justicia dará a cada uno lo que merece; pero Él mismo proveyó el medio a través del cual Su justicia quedó plenamente satisfecha y los pecadores pueden ser perdonados: la obra redentora de Su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, de la cual nos apropiamos por medio del arrepentimiento y la fe.
Seamos fieles comunicando el mensaje, vivamos en consonancia con nuestra predicación, y dejemos los resultados en las m anos de Dios, que son infinitamente mejores y más confiables que las nuestras. © Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.
: ¿Qué no es evangelizar?
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¿Qué metodos utilizo Jesús para evangelizar?
El método de Jesús era sencillo, alcanzaba a la gente donde estaban sus intereses inmediatos. De allí pasaba a sus nece- sidades fundamentales. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza.
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¿Cuál es la obra de un evangelista?
Haz la obra que hacen los evangelistas. Examine su conciencia con la ley de Dios. Muéstreles su pecado y su peligro. Déjeles en claro las realidades de la eternidad y señálelas de nuevo a Jesús para su esperanza y rectitud.
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¿Quién tiene la misión de evangelizar?
La evangelización, tarea de todo el pueblo de Dios | Archidiócesis de Sevilla La Iglesia siempre ha tenido una preocupación por la evangelización, pero con la nueva eclesiología nacida del Concilio Vaticano II que nace de un conocimiento más profundo sobre la naturaleza de la misma Iglesia, su razón de ser, su finalidad y su relación con el mundo.
De ahí nace también una nueva conciencia más clara sobre la necesidad, la importancia y la urgencia de la evangelización, Todo esto queda de manifiesto sobre todo en la Constitución Dogmática de la Iglesia, en la Constitución Pastoral en la Iglesia en el mundo actual en el mundo de hoy y en el Decreto sobre la evangelización de los pueblos del Concilio Vaticano II.
Otro documento de gran importancia fue la primera Encíclica programática del Papa Beato Pablo VI, En el año 1974 es convocado el Sínodo de los Obispos para reflexionar sobre la evangelización, como la gran preocupación de la Iglesia en esos momentos.
- Ante los procesos de una secularización galopante y el alejamiento y abandono de la Iglesia por parte de muchos creyentes, el Papa San Juan Pablo II anuncia en Haití, en el año 1983, la necesidad y urgencia de una Nueva Evangelización que él mismo impulsó por todos los continentes en sus viajes apostólicos.
- Otro gran signo de la preocupación de la Iglesia por la evangelización fueron los Sínodos de los Obispos, de carácter continental, estudiando el mismo fenómeno de la secularización y de la necesidad de esa nueva evangelización.
- El Papa Benedicto XVI, durante todo su pontificado tuvo como objetivo prioritario la evangelización y el Papa Francisco, de una manera u otra, una semana sí y otra también, con su estilo sencillo, directo, incisivo, nos está recordando nuestra vocación misionera, tanto a la jerarquía como a los seglares,
Durante el Sínodo de los Obispos sobre la evangelización, afirmaron con frecuencia, que Jesús mismo ha sido el primero y más grande evangelizador, Escuchemos el testimonio que Jesús da de sí mismo y que San Lucas ha recogido en su evangelio (Lucas 4, 43).
Cuando la muchedumbre que le seguía entusiasmada por sus palabras y por sus milagros le piden a Jesús que se quede con ellos y Jesús les dice: ” Es preciso que anuncie también el Reino de Dios en otras ciudades”. Y el mismo Jesús da la razón: “porque para esto he sido yo enviado “. Recordemos también aquí cómo Jesús se aplica a sí mismo en la sinagoga de Nazaret las palabras del profeta Isaías: ” El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres “.
Jesús como evangelizador anuncia, ante todo, un reino, el Reino de Dios que es tan importante en relación él que todo se convierte en ” lo demás “, que es dado por añadidura, La Iglesia nace de la misión evangelizadora de Jesús y de los doce. Nacida de la misión de Jesucristo, la Iglesia es a su vez, enviada por Él : ” como el Padre me envió a mí al mundo, así os envío yo también al mundo” y también: ” Id al mundo entero a anunciar la Buena Noticia”.
- La Iglesia es enviada al mundo para evangelizar a todos los hombres.
- Al terminar el Sínodo sobre la evangelización, los obispos participantes decían: “nosotros queremos afirmar, una vez más, que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de toda la Iglesia, misión y tarea que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgente,
“Evangelizar, afirma el Beato Pablo VI, constituye la dicha y la vocación propia de la Iglesia y su identidad más profunda, Ella existe para evangelizar, ella prolonga y continúa la misión evangelizadora de Jesús”. Con razón afirmaba el mismo Papa: “la presentación, el mensaje evangélico, no constituye para la Iglesia algo de orden facultativo, ya que está de por medio el deber que la incumbe a la Iglesia por mandato del Señor, con vista a que los hombres crean y se salven “.
- El papa Benedicto XVI, en el último año de su pontificado, en dos discursos subrayó con firmeza y claridad que también los seglares tienen el derecho y el deber de evangelizar, anunciar la Buena Noticia de la salvación a todos los hombres, pero no por una concesión de la jerarquía, sino que tiene su origen, su raíz, su fundamento en el bautismo y hacía hincapié en que los seglares no son meros colaboradores de los pastores en la tarea evangelizadora, sino que son verdaderos corresponsables,
- Y el mismo Papa Francisco ha insistido en la misma idea en varias ocasiones, pero últimamente añadía que esa corresponsabilidad no debiera ser solamente en la ejecución de los planes pastorales, sino también en el análisis de la realidad, en el señalar los objetivos y prioridades para que ellos no sean meros ejecutores.
- Hemos visto que la tarea de la evangelización es tarea de todo el pueblo de Dios, de todos los bautizados y que su derecho y su deber de anunciar la Buena Nueva arrancan del bautismo,
- Es muy necesaria y urgente una verdadera corresponsabilidad en la misión evangelizadora, respetando los distintos dones y carismas de cada uno.
- Seguiremos reflexionando. Con el cariño de PUBLIO ESCUDERO
: La evangelización, tarea de todo el pueblo de Dios | Archidiócesis de Sevilla
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¿Qué es ser una persona evangélica?
¿En qué creen los evangélicos? – El protestantismo es el antecedente y el marco histórico del conjunto de las iglesias evangélicas. Constituye un movimiento cristiano que, a diferencia del catolicismo, basa la autoridad religiosa de forma exclusiva en la biblia (y por eso su religión es evangélica en vez de apostólica cómo el catolicismo).
A la idea de “solo por medio de la Sagrada Escritura” el protestantismo añade las ideas de “solo por la fe”, “solo por la gracia”, “solo a través de Cristo” y “solo para la gloria de Dios”. Desde el punto de vista evangélico, ser evangélico no es una “religión” en el sentido de una burocracia o un ritual, sino un encuentro personal con Jesús, con el Espíritu Santo y a través de él con Dios.
Las iglesias protestantes no reivindican una autoridad humana suprema al modo de un papado, no practican el culto a los santos ni a la Virgen María. No poseen una instancia centralizada de dirección, pero tienen liderazgos que surgen cada tanto y resultan transversales a distintas ramas.
- También hay asociaciones de segundo grado que cumplen una función de representación corporativa limitada.
- Pero la verdad es que la mayor parte de las iglesias que está por fuera de esas asociaciones y las que pertenecen a distintas asociaciones no tienen toda su existencia controlada por esas redes.
- Pensar que toda religión tiene que tener algo así como un papado es el producto de la imaginación alucinada de ateos que tienen por modelo de la religión al catolicismo, que repudian como identidad pero con el que comparten más sentidos comunes de los que se atreverían a aceptar.
La vida social es algo más compleja y hay muchos modelos de religiosidad.
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¿Dónde inicio el evangelismo?
Metodistas – Surgieron en Inglaterra a comienzos del siglo XVIII, por medio de los hermanos, jóvenes predicadores anglicanos quienes practicaban el evangelio de una manera muy metódica, es decir, estableciendo ordenadamente momentos de oración, ayuno y lectura de la Biblia durante la semana.
- Dato Chilensis : el icónico establecimiento educacional fue fundado en por misioneros norteamericanos, siendo el primer colegio femenino en Chile que enseñó educación física y química, entre otras asignaturas. Esta preocupación por el desarrollo de la mujer no fue la única dentro de esta denominación, entre sus miembros hubo activistas feministas, como la socialista, primera Alcaldesa de Santiago.
- Dato Freak : probablemente uno de los metodistas más conocidos en el mundo sea el periodista Clark Kent, ¿No recuerdas quién es? Cuando se saca los anteojos y comienza a volar sobre Nueva York es más conocido como Superman. Este dato se dio a conocer en la película el Hombre de Acero (2013). Si quieres conocer la religión de otros superhéroes puedes ver,
¿Cómo saber si soy un evangelista?
¿Cómo saber si estoy llamado al ministerio? A través de la historia, hombres llamados por Dios se han levantado para proclamar el evangelio y guiar a la iglesia. En cada generación el Señor llama siervos para el ministerio pastoral y la predicación de su Palabra.
- Hoy en día vemos cómo hombres hispanohablantes alrededor del mundo están siendo llamados y comisionados por Dios como nunca antes en la historia.
- En lo personal me emociona mucho ver cómo Dios está levantando una ola de pastores e iglesias en Iberoamérica que toman con seriedad el estudio de la Biblia.
Reconocer el llamado al ministerio incluye un ardiente deseo por estudiar y conocer la Palabra de Dios, una pasión por la proclamación del evangelio alrededor del mundo y una incesante inquietud por conocer más y más acerca de Dios. Tales aspectos demuestran características del llamado al ministerio.
- Aquí hay cinco preguntas que se debería hacer para saber si Dios le está llamando al ministerio pastoral: 1.
- ¿Tengo el deseo y la pasión por la labor del ministerio? Cuando Pablo instruyó a Timoteo en qué es lo primordial en el llamado al ministerio, le habló acerca de un deseo interno: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea” (1 Timoteo 3:1).
Este anhelo es un sentir interno el cual nace por el Espíritu Santo a medida que el hombre de Dios crece en conocimiento de la Palabra. Un deseo marcado por la humildad, piedad, amor y compromiso con la proclamación del evangelio No estoy hablando de una emoción que debe sentir, pues debemos reconocer que nuestro corazón es engañoso y perverso (Jeremías 17:9) y por lo tanto no debemos guiarnos por nuestras emociones momentáneas.
- Estoy hablando de un deseo que esté constantemente presente en su mente que lo lleve a desear la labor pastoral.
- Si tiene tal deseo, entonces recurra a la oración.
- Ayune, vaya a su habitación y doble sus rodillas delante de Dios.
- Lea la Biblia y examine la raíz de tal deseo.
- Hermano, no entre al ministerio para buscar reconocimiento o un lugar donde pueda liderar a personas.
Tal deseo es un sentir marcado por la humildad, piedad, amor y compromiso con la proclamación del evangelio.2. ¿Estoy calificado bíblicamente? Así como un trabajo requiere de ciertas calificaciones, de la misma manera el ministerio pastoral demanda una lista de calificaciones bíblicas.
Pablo lista estas calificaciones en 1 Timoteo 3:2-7 y Tito 1:5-9. Debe ser un hombre: “irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
T ambién es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo” (1 Timoteo 3:2-7) Si lee esta lista y ve que su vida no refleja un patrón de cumplimiento a estas calificaciones, entonces debe considerar seriamente si es tiempo de entrar al ministerio en este momento.
Muchas veces ciertos hombres requieren de más tiempo para poder crecer en santificación y madurez, para entonces sí poder decir con una limpia conciencia que poseen las calificaciones necesarias. Por otra parte, debe recordar que la labor de predicar y liderar una iglesia requiere de santidad y madurez.
Si ve que su vida no demuestra estas calificaciones, bíblicamente no está calificado para el ministerio, y por lo tanto haría mal en postularse al liderazgo. Una nota de exhortación: hermanos, nosotros no somos perfectos. El ministro de la Palabra no es una persona que nunca peque o que sea completamente piadoso en toda palabra y acción, pues la Biblia misma nos enseña que todos continuamos pecando (1 Juan 1:8).
Si lucha contra algún pecado, arrepiéntase, busque la santidad y pida que le mantengan a cuentas. Recuerde que un hombre de Dios es un hombre que reconoce sus debilidades y vive de rodillas buscando la divina ayuda de Dios para llevar acabo el ministerio pastoral, a pesar de sus errores.3. ¿Poseo los dones necesarios para cumplir con las funciones del ministerio? Una de las características que distinguen a un anciano de un diácono es que un anciano, o pastor, debe ser “apto para enseñar” (1 Timoteo 3:2).
Dios dio a cada miembro de la iglesia diferentes dones, entre estos dio el de la enseñanza: Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza ; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría (Romanos 12:4-8).
Un ministro debe ser un hombre que posee la capacidad mental para poder tomar un texto bíblico y explicarlo en su contexto gramatical, histórico, literario y cultural (por mencionar algunos). Esto requiere de habilidades que Dios otorga a hombres para que puedan exponer y predicar la Biblia.
Así que pregunte: ¿Poseo las capacidades necesarias para predicar con fidelidad y eficacia? Esto no quiere decir que debe hablar como Charles Spurgeon o elaborar sermones como John MacArthur. Pero sí quiere decir que ve en su vida los dones necesarios para la predicación de la Palabra.4. ¿Creen mi iglesia y mis ancianos que estoy dotado y moralmente calificado para este llamado? Uno puede llegar a creer que es la persona más piadosa y moralmente calificada sobre la faz de la tierra, hasta que habla con las personas a su alrededor.
Proverbios 17:24 nos recuerda: ” En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.” Un hombre que está siendo llamado por Dios para cumplir con el ministerio de la Palabra es alguien el cual su iglesia y ancianos, al observarle, confirman su moralidad en cumplimiento a las calificaciones de un hombre de Dios y le exhortan a buscar el ministerio pastoral.
Las calificaciones de 1 Timoteo 3 y Tito 2 deben ser afirmadas por la iglesia local, no por uno mismo. Pablo, cuando habló de su ministerio en Efeso, les recordó: “vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo” (Hechos 20:18). Él no tuvo que defenderse o dar información de su vida privada o calificaciones morales con el fin de que le tuviesen por ministro de la Palabra, pues la iglesia local podía testificar de su piedad ya que le habían visto ministrar de cerca.
Hermano, ¿que tan bien le conoce su iglesia? ¿Permite que sus ancianos le ayuden a crecer espiritualmente? ¿Cuanto tiempo pasa con otros miembros de su congregación? ¿Existen personas en su iglesia las cuales puedan testificar que le conocen bien? 5.
¿Veo en mí la necesidad de crecer en el conocimiento de la sana doctrina? Si usted está siendo llamado por Dios para el ministerio, entonces es sumamente importante que se capacite para tal labor. Ore que Dios abra las puertas para poder ser entrenado en la predicación y el ministerio pastoral en un lugar comprometido con la gloria de Dios en la proclamación de la Palabra.
Prepárese tanto mentalmente como espiritualmente. Lea libros, escuche sermones y hable con hombres más maduros que usted. Finalmente, busque un seminario o una escuela a donde ir para que le ayude a crecer en su conocimiento de la Palabra. **** Alberto Solano, es instructor adjunto de griego en The Master’s Seminary, misma institución donde estudió una Maestría en Divinidades (M.Div.) y actualmente cursa una Maestría en Teología (Th.M.).
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¿Qué diferencia hay entre evangélico y evangelista?
Como indica el Diccionario de la lengua española, la palabra evangélico significa ‘perteneciente o relativo al Evangelio’ o ‘perteneciente o relativo al protestantismo’, mientras que evangelista se usa para referirse a ‘cada uno de los cuatro discípulos de Jesús con cuyo nombre se designa uno de los cuatro Evangelios’
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¿Qué adoran los evangelistas?
Las diferencias entre la Iglesia Católica y las evangélicas -, politólogo y miembro de la iglesia evangélica Catedral de la Fe, dice: “Con respecto a la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas, podemos encontrar tres características que las hacen muy diferentes.
Quizás, la primera es que los evangélicos no tienen papa, son una estructura muy horizontal. En la Argentina, funcionan a través de asociaciones de iglesias. Esto de ser horizontal hace que pueda crecer rápidamente. Cualquier garaje, cocina o patio de una casa puede convertirse en un espacio de oración, un lugar de lectura bíblica.
En segundo lugar, la iglesia evangélica no cree en imágenes —como estampitas— santos y no le rezan a la virgen. Creen en la virgen, pero no le rezan. Tiene que ver con la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero hace más de 500 años. Y, en tercer lugar, el acceso directo a través de la oración a Dios, sin intermediarios.
- A través del Espíritu Santo, la persona puede comunicarse directamente con Dios”.
- Un eje que diferencia a ambas iglesias tiene que ver con la creencia en los milagros.
- Mientras la Iglesia Católica impone más condiciones a la hora de reconocer la existencia de un milagro como tal, los evangélicos creen en la existencia de milagros en la cotidianeidad.
“Los milagros son manifestaciones del poder de Dios que no tienen explicación racional. Los evangélicos creen que el evangelio es poder de Dios. Muchas veces hay personas que están sufriendo, puede ser por una enfermedad, temor, o un problema de difícil solución.
- Los evangélicos creen que Dios oye la oración y se desata un poder sobrenatural en la Tierra.
- Cualquiera puede orar y pedir a Dios”, indica Carnival.
- ¿En qué consiste la cotidianeidad del creyente evangélico? “El evangélico es una persona común y corriente que desarrolla una profunda vida espiritual.
- En cualquier momento está conectado con Dios.
Es una fe simple, pero profunda. La Biblia habla de que el reino de los cielos venga a la Tierra. El evangélico desarrolla esa palabra en el mundo cotidiano. Cuando sube al bondi, cuando se toma el tren, es una mujer u hombre que cree que Dios está presente donde se desenvuelven.
En el almacén, la clínica, el hogar, la ferretería. El evangélico se conecta con Dios a través de cuatro maneras: la Biblia, la oración, la música y cuando se reúne en la iglesia con hermanos en la fe; o en cualquier lugar, en cualquier espacio, no es imprescindible que sea en la iglesia”, dice el politólogo y creyente.
Por otra parte, Carnival cuenta que “para ser pastor se debe estudiar como cualquier profesión, se debe tener una carta de recomendación de su pastor, formarse y capacitarse. Lo que puede llegar a suceder es que a muchos evangélicos que predican la palabra de Dios también se les puede llamar pastor y eso genera confusión.
La denominación a la que yo pertenezco, la Unión de las Asambleas de Dios, tiene aproximadamente hay más de 3.000 ministros religiosos en la Argentina”, explica Carnival. Y agrega: “En el país, el 60% de los pastores y pastoras tienen otro trabajo. Esto fue investigado en la primera encuesta nacional de pastores, a través de una investigación del CONICET.
Pueden ser electricistas, mecánicos, médicos o cualquier otra profesión”. Esto se relaciona con cómo se financian las iglesias evangélicas. “En nuestro país, el 80% de las iglesias no supera los 300 miembros, por lo que los pastores y pastoras deben desarrollar otra actividad para sobrevivir.
- Todas las iglesias evangélicas se sustentan a través de las ofrendas o diezmos, que son voluntarios.
- Las iglesias evangélicas hacen una rendición de cuentas tanto a su congregación y a sus asociaciones como a las autoridades financieras, llámese AFIP o Inspección General de Justicia”, aclara Carnival.
Por otro lado, Mallimaci, habla de la importancia de no mirar con desconfianza el hecho de que las iglesias evangélicas, tal como otras iglesias, necesitan de financiamiento. “Hay personas que ponen el diezmo, como se le pidió al mundo católico en la Argentina, y nadie da el diezmo, aunque en otros países sí lo hacen. Foto: Télam
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¿Cuáles son las características de la evangelización?
Evangelización en el día a día Antes solía creer que evangelizar era algo complicado; pensaba que uno tenía que viajar a diferentes partes del mundo, saberse la Biblia de memoria y hablar de Dios con cualquiera que encontrara. Sin embargo, hace poco me ha maravillado ver lo fácil que puede ser transmitir a los demás la palabra de Dios.
- Ya que evangelizar es eso: predicar o dar a conocer la doctrina cristiana.
- Mas, ¿cómo hacemos eso? ¿Cómo podemos “predicar”? No hace falta tener grandes conferencias o viajar al otro lado del mundo para llegar al corazón de una persona.
- Lo que de verdad llega al corazón de los demás son los pequeños actos; esos detalles de amor y servicio hacia los demás, esas palabras cariñosas o poco ordinarias que influyen en las vidas de otros.
Al final, vivir como cristiano es evangelizar; ya que, si escuchas la palabra de Dios y la practicas en tu vida, acabas transmitiendola a los demás a través de tus actos cotidianos. Así que, para poder anunciar el Evangelio, primero uno debe vivirlo; hay que conocer a Jesús para poder hablar de él. Pero ahora, ¿cómo conocemos a Jesús? Con el Evangelio. ¡Ese es el primer paso para Evangelizar! Jesús no envió a sus discípulos de un día a otro, tuvo que enseñarles y corregirles.
Pues igual nosotros debemos dejar entrar a Dios en nuestras vidas para después llevarlo a las vidas de los demás. No podemos recomendar algo que no conocemos. Jesús quiere entrar a nuestras vidas. A las de todos. Quiere que nos salvemos y ayudemos a muchos a salvarse. Si nosotros le abrimos la puerta de nuestro corazón, Él nos ayudará a abrírsela a más personas.
Y si nuestra propia vida es ejemplo de la doctrina cristiana, eso mismo es lo que llevará a los demás a conocer a Dios. Una vez escuché una historia sobre cómo aquellos que conocen y viven el Evangelio serían esas personas que, durante el Titanic, sobrevivieron en los barcos; mientras que los que están alejados de Dios serían los que están en el océano.
Ahora bien, ¿qué crees que haría Jesús si estuviera en uno de los barcos? ¿Se quedaría sano y salvo con los demás? ¿O intentaría subir a más personas? En el barco del amor de Dios hay mucho espacio. Evangelizar es ayudar a esas personas que están en el agua a subir, es compartir todo lo que Jesús nos ha enseñado.
Y si algo nos enseña Cristo es a amar. Evangelizar es dar a conocer ese amor, ese perdón, esas parábolas que tanto nos dicen; es compartir la palabra de Dios y lo que enseña. Y algunas veces los actos dicen más que las palabras.
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¿Cuál es el sinonimo de evangelizar?
Hacer prédica de la fe cristiana: 1 catequizar, cristianizar, predicar, adoctrinar, doctrinar.
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¿Qué es y que no es evangelizar?
¿Qué no es evangelizar? Por Sugel Michelén Durante varias semanas hemos estado predicando una serie de sermones enfocando la iglesia como una comunidad de gracia. Estas dos últimas semanas hemos estado tratando el tema: “La Comunidad Alcanzando a los de Afuera”.
Hemos respondido preguntas como: ¿Qué es el evangelio? ¿Quiénes deben evangelizar? ¿Qué no es evangelizar? Y ¿cómo debemos hacerlo? Para estos dos sermones me fue de mucha ayuda el libro de Mark Dever “”, el cual recomiendo con entusiasmo. He aquí parte de las notas del sermón que compartí este domingo con la iglesia, siguiendo sobre los puntos del pastor Dever.
Evangelizar no consiste en imponer nuestras opiniones religiosas sobre otros:
En una época tan pluralista como la que nos ha tocado ministrar, una de las objeciones más comunes en contra del evangelismo es que nadie tiene derecho a imponer sus opiniones sobre los demás, y mucho menos en algo tan personal como la religión. Pero lo cierto es que cuando predicamos el evangelio no nos estamos imponiendo sobre los demás, porque el mensaje que debemos proclamar no es una opinión personal, sino un hecho revelado por Dios en Su Palabra. Cuando un piloto anuncia a los pasajeros que se amarren el cinturón de seguridad porque están a punto de aterrizar, él no está “imponiendo” sobre ellos su opinión o preferencia personal, sino compartiendo un anuncio que puede evitarles un daño o incluso salvarles la vida.
Pues lo mismo ocurre cuando evangelizamos. Nosotros no inventamos el evangelio. Ni estamos tratando de imponer sobre las personas nuestras perspectivas de Dios o de la salvación. De hecho, ni siquiera podemos imponer sobre los demás el verdadero mensaje de salvación que encontramos en las Escrituras.
Nuestra responsabilidad es anunciar el mensaje, sembrar la semilla de la Palabra, pero no tenemos la más mínima capacidad para hacer que esa semilla germine. Eso es algo que nadie puede imponer sobre otro. Escuchen lo que Pablo escribió a los hermanos de Corinto, los cuales se estaban “alineando” en torno a sus predicadores favoritos.
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento” (1Cor.3:5-7).
Por más efectivo que un predicador pueda ser comunicando el mensaje de las Escrituras, él no tiene el más mínimo poder para hacer que sus oyentes se conviertan. Ningún hombre puede imponer el cristianismo sobre otro. Evangelizar no consiste en compartir nuestro testimonio: Con esto no estoy diciendo que sea incorrecto, o que no tenga ningún valor, el hecho de que nosotros compartamos con otros nuestro testimonio personal de salvación.
Eso tiene su lugar, tanto entre los incrédulos, como entre los creyentes. En el libro de los Hechos vemos a Pablo en dos ocasiones compartiendo el testimonio de su conversión. Es estimulante escuchar las diversas maneras como el Señor trata con los Suyos para traerlos a salvación.
- Alguien dijo una vez que hay un solo camino para llegar al Padre, nuestro Señor Jesucristo, pero que hay muchos caminos para llegar a Cristo.
- Pero una cosa es compartir nuestra historia personal de salvación y otra muy distinta compartir el mensaje de la cruz.
- El testimonio personal puede ser el punto de partida para predicar el evangelio, pero si queremos evangelizar no podemos quedarnos ahí.
Evangelizar no consiste en involucrarnos en obras de bien social: Y aquí debemos decir lo mismo que dijimos en el punto anterior. Es correcto que los creyentes manifiesten en formas concretas la misericordia del Señor haciendo bien; eso es algo que recomienda el evangelio que predicamos (comp.
- Mt.5:16; 1P.2:12).
- El Señor espera que los Suyos se involucren en este tipo de cosas (Mt.25:34-36).
- Pero de ninguna manera podemos confundir las obras de bien social con el evangelismo.
- La tarea de evangelizar implica la comunicación de un mensaje, ya sea de forma oral o escrita.
- Mientras ese mensaje no sea claramente comunicado a los hombres, allí no ha habido evangelismo, independientemente del bien que podamos hacer a otros.
Cuando sustituimos el evangelismo por las obras de bien social estamos perdiendo de vista que la mayor necesidad del hombre es reconciliarse con Dios contra el cual se encuentra enemistado por causa de su pecado. Kevin DeYoung dice al respecto: “Las buenas obras pueden adornar el evangelio y son el fruto del evangelio.
Pero las buenas obras en sí mismas no son el evangelio. Las personas necesitan escuchar las buenas nuevas de que Cristo vino a salvar a los pecadores”. Los creyentes debemos hacerle bien a todos según tengamos la oportunidad, dice Pablo en Gal.6:10, pero sin olvidar que cualquier otro problema humano pasa a ser secundario ante la realidad de que todos nosotros nos presentaremos algún día delante de nuestro Creador para rendir cuenta de nuestras vidas.
Tampoco debemos confundir el evangelismo con la apologética: La palabra apologética significa presentar defensa de nuestra fe. Y una vez más, eso es algo bueno y necesario. Pedro nos dice en su primera carta que los creyentes deben estar preparados para presentar defensa (del griego “apología”), con mansedumbre y reverencia, ante todo aquel que nos demande una razón de la esperanza que hay en nosotros.
- Muchas veces nos toparemos con personas que niegan la existencia de Dios, o que tienen dudas acerca del origen divino de la Biblia.
- Y nosotros debemos aprender cómo responder a tales personas.
- Pero no es lo mismo defender la fe que predicar el evangelio.
- Presentar pruebas a favor de la inspiración de las Escrituras o de la existencia de Dios es una cosa, transmitir el mensaje de salvación es otra (aunque es posible que en ocasiones tengamos que hacer una labor apologética antes de que podamos proclamar el mensaje del evangelio).
Por otra parte, creo que es a lugar la advertencia de Mark Dever de que la apologética tiene sus peligros. Uno de ellos es que sin querer podemos confirmar a alguien en su incredulidad por nuestra inhabilidad de responder ciertas preguntas, algunas de las cuales no tienen una respuesta de este lado del cielo.
Por más buen apologeta que una persona pueda ser, nadie en este mundo puede responder todas las preguntas que la gente se hace en relación con la revelación bíblica. Pero como bien señala el pastor Dever, “el hecho de que no lo sepamos todo no quiere decir que no sepamos nada” (pg.78). A partir de lo que Dios sí ha revelado podemos dar a conocer a los hombres la condición en que se encuentran delante de Él, y la solución que Él mismo ha provisto para que podamos ser salvos.
No nos dejemos intimidar por el hecho de que no tenemos todas las respuestas, porque no existe un solo ser humano en el mundo que las tenga. Otro peligro de la apologética es que puede distraernos de comunicar el mensaje que los pecadores necesitan escuchar.
En ese sentido debemos estar alertas para no dejarnos arrastrar por la agenda de los incrédulos (cuando los pecadores se sienten entre la espada y la pared con respecto a su pecado, muchas veces tratan de desviar la atención como hizo la mujer samaritana con el Señor Jesucristo, y de repente comienzan a preguntar por la esposa de Caín, o qué pasó con los indios que nunca escucharon el evangelio, o si hay vida en otros planetas).
Cristo tiene Su propia agenda: que los hombres conozcan cuál es su verdadero problema y la solución que Dios ha provisto para resolverlo; esa es la agenda que debemos seguir a final de cuentas. No debemos confundir el evangelismo en sí con los frutos del evangelismo: Esa es una distinción muy sutil, pero sumamente importante.
- Nosotros tenemos la responsabilidad de predicar el evangelio, pero no tenemos ni la capacidad ni la responsabilidad de convertir a nadie.
- Como veíamos hace un momento, eso es algo que no está en nuestro poder.
- Como dice John Stott: “Evangelizar no significa ganar convertidos sino simplemente anunciar las buenas nuevas, independientemente de los resultados” (cit.
por Dever, pg.79). Nosotros debemos ser fieles comunicando el mensaje, pero ese mensaje no tendrá siempre el mismo efecto en aquellos que escuchan (comp.2Cor.2:15-16 – el mismo mensaje puede tener resultados distintos; esa es, en parte, la enseñanza del Señor en la parábola del sembrador).
Si no distinguimos entre el evangelismo y sus frutos dos cosas pueden suceder: la primera es que nos sintamos tan frustrados por la falta de resultados visibles que entonces dejemos de evangelizar; la segunda, es que recurramos a técnicas humanas en busca de resultados. Mark Dever dice al respecto: “¿Quién puede negar que mucho del evangelismo moderno ha venido a ser emocionalmente manipulador, procurando simplemente provocar una decisión momentánea de la voluntad del pecador, pero descuidando la idea bíblica de que la conversión es un acto sobrenatural y bondadoso de Dios a favor del pecador?” (pg.80).
¿Qué es, entonces, evangelizar? John Cheeseman lo define de esta manera: “Es declarar, en base a la autoridad de Dios, lo que Él ha hecho para salvar a los pecadores, advirtiendo a los hombres de su condición perdida, guiándolos a arrepentirse, y a creer en el Señor Jesucristo” (cit.
- Por Dever; pg.80).
- Como dice Pablo en 2Cor.5:20, nosotros “somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
- Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”.
Evangelizar no es otra cosa que dar a conocer a los hombres ese mensaje de reconciliación: El hombre está en problemas con Dios por causa de sus pecados, porque Dios en Su justicia dará a cada uno lo que merece; pero Él mismo proveyó el medio a través del cual Su justicia quedó plenamente satisfecha y los pecadores pueden ser perdonados: la obra redentora de Su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo, de la cual nos apropiamos por medio del arrepentimiento y la fe.
- Seamos fieles comunicando el mensaje, vivamos en consonancia con nuestra predicación, y dejemos los resultados en las m anos de Dios, que son infinitamente mejores y más confiables que las nuestras.
- © Por Sugel Michelén.
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: ¿Qué no es evangelizar?
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¿Cómo hacer un plan de trabajo para evangelizar?
2703 palabras 11 páginas MINISTERIO INTERNACIONAL JESUS EL REY GERENCIA DE PROYECTO PASTORA ANA MARIA CONTRERAS REALIZADO POR: ELIAZAR GALINDO VISION La visión de este proyecto hace alusión a lo referido en el fragmento bíblico dicho por el profeta Isaías que dice de la siguiente manera: “El espíritu del Señor Omnipotente esta sobre mi, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nueva a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del señor y el día de la ver más Un proyecto evangelistico debe ser un diseño entregado por Dios bajo una directriz clara que forman tácticas de ejecución para obtener resultados cien por cientos óptimos y llegar así a cumplir lo preescrito por Jesús que dice: ID por todo el mundo y predicad el Evangelio.
PROYECTO EN EJECUCION a. Preparación ▪ Implica tener el conocimiento necesario para ejecutar el trabajo asignado, para ello se debe poseer un estudio exhaustivo de la palabra de Dios a través de la revelación del espíritu santo. ▪ Procurar una intimidad con Dios a través de una vida de oración.
- Mostrar las estrategias pertinentes del proyecto a todos los colaboradores para un mejor desarrollo.
- Conocer acerca del movimiento religioso y sus dogmas.
- Poseer pasión, motivación, decisión y compromiso.
- Adiestramiento en estrategias militares.b.
- Reconocimiento Después de la preparación es necesario reconocer y verificar el sitio a conquistar para ello hay que hacer lo siguiente: ▪ Enviar a reconocer el sitio o lugar: Es necesario que de manera física se tenga un contacto visual del sitio, verificar el modelo de vida de las personas y el medio en que están envueltos, utilizando los conocimientos previos (Fundamento Doctrinal).
▪ Realización de una cartografía espiritual. Definición: La cartografía espiritual es
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