28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Ver respuesta completa
Contents
- 1 ¿Qué quiere decir Romanos 8 28 39?
- 2 ¿Qué nos dice Romanos 8 26?
- 3 ¿Qué quiere decir amar a Dios?
- 4 ¿Qué quiere decir Romanos 8 26 27?
- 5 ¿Qué quiere decir Romanos 8 29 30?
- 6 ¿Qué quiere decir en Romanos 8 27?
- 7 ¿Cómo es buscar a Dios con todo el corazón?
- 8 ¿Que nos quiere enseñar Romanos 8 28?
- 9 ¿Que nos enseña Romanos 8 38?
¿Qué dice Romanos 8 28 de la Biblia?
Romanos 8
- 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no conforme a la carne, sino conforme al espíritu.
- 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha de la ley del pecado y de la muerte.
- 3 Porque lo que era imposible para la, por cuanto era,, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne,
- 4 para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu.
- 5 Porque los que viven conforme a la carne, en las cosas que son de la carne se ocupan; pero los que viven conforme al espíritu, en las cosas del espíritu.
- 6 Porque el ánimo es, pero el ánimo es vida y,
- 7 Por cuanto la inclinación de la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede.
- 8 Así que, los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el espíritu, si es que el de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el, no es de él.
- 10 Y si está en vosotros, cuerpo a la verdad está muerto a causa del pecado, pero el Espíritu es vida a causa de la,
- 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de los muertos también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
- 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne,
- 13 porque si vivís conforme a la carne, ; pero si por el espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
- 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son de Dios.
- 15 Porque no habéis recibido el espíritu de para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
- 16 Porque el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos de Dios.
- 17 Y si hijos, también ; herederos de Dios, y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
- 18 Porque considero que los de este tiempo no son dignos de ser comparados con la venidera que ha de ser manifestada.
- 19 Porque el anhelo profundo de la creación es el esperar la manifestación de los hijos de Dios.
- 20 Porque la creación fue a la vanidad, no de buen grado, sino por causa del que la sujetó en esperanza,
- 21 porque también la creación misma será de la servidumbre de la corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
- 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una sufre dolores de parto hasta ahora.
- 23 Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la, a saber, la de nuestro cuerpo.
- 24 Porque en fuimos salvos; pero la esperanza que ve, ya no es esperanza, porque lo que se ve, ¿para qué esperarlo?
- 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo esperamos.
- 26 Y asimismo, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque no sabemos lo que hemos de como es debido, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
- 27 Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque él, conforme a la voluntad de Dios, por los santos.
- 28 Y sabemos que para los que aman a Dios, las cosas obrarán juntamente para su bien, para los que conforme a su propósito son llamados.
- 29 a los que conoció, también para que fuesen hechos a la de su Hijo, a fin de que él sea el entre muchos hermanos;
- 30 y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.
31 ¿Pues qué diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién ? 32 que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.34 ¿Quién es el que condenará? es el que murió; más aun, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.35 ¿Quién nos apartará del de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
- 36 Como está escrito: causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos considerados como ovejas de matadero.
- 37 Antes bien, en todas estas cosas somos más que por medio de aquel que nos amó.
- 38 Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
- 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá apartar del de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
¿Qué quiere decir Romanos 8 28 39?
Romanos 8:28-39 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a s | Nueva Biblia de las Américas (NBLA) | Descargue La Biblia App ahora Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito.
- Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos.
- A los que predestinó, a esos también llamó.
- A los que llamó, a esos también justificó.
- A los que justificó, a esos también glorificó.
- Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: «POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DíA; SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO».
Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
NBLA: Nueva Biblia de las Américas Compartir : Romanos 8:28-39 Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a s | Nueva Biblia de las Américas (NBLA) | Descargue La Biblia App ahora
Ver respuesta completa
¿Qué hace Dios por aquellos que le aman?
Romanos 8:28: ‘Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados’ (Ro 8:28).
Ver respuesta completa
¿Qué nos dice Romanos 8 26?
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora Lea la Biblia, descubra Planes y busque a Dios todos los días. : Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora
Ver respuesta completa
¿Qué significa ser herederos y coherederos de Dios?
Coherederos con Cristo Es un enorme privilegio para mí poder participar de esta conferencia celebrando la obra de Dios en la Reforma del siglo XVI y los invito a ir conmigo a Romanos capítulo 8. Vamos a leer los versículos 12 al 17, en los que vamos a estar basando nuestra exposición de hoy.
- Dice así la Palabra del Señor: Esí que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne, porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
- Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él, a fin de que también seamos glorificados con Él.
- Si hay algo que todos nosotros necesitamos en estos días, es seguridad y confianza.
- De repente, el mundo parece estar desmoronándose a nuestro alrededor.
- Lo que antes dábamos por sentado ha desaparecido por completo de nuestras vidas.
- El congregarnos libremente en muchos lugares.
- El poder darle un abrazo a nuestros hermanos en la fe.
Estamos aprendiendo a vivir en el contexto de una nueva normalidad, por lo que necesitamos un terreno firme donde podamos anclar nuestras almas en medio de tanta turbación, en medio de tanta inestabilidad. Y difícilmente podamos encontrar una roca más sólida en toda la Escritura que el capítulo 8 de la carta de Pablo a los Romanos.
Este es el capítulo más extenso de la carta y es uno de los más ricos en contenido. Lutero le llamaba »la obra maestra del Nuevo Testamento», y otro autor decía que «si la Sagrada Escritura fuera un anillo, y la epístola a los Romanos fuera su gema preciosa, el capítulo 8 sería el punto brillante de la gema».
Este capítulo comienza, en el capítulo 8 versículo 1, con la declaración de que no hay condenación para aquellos que hemos sido justificados por causa de nuestra unión con Cristo. Y el capítulo concluye diciendo que tampoco hay separación. No hay condenación; no hay separación.
Ahora bien, ¿cómo podemos estar seguros de que realmente estamos en Cristo? ¿Cómo cómo tú y yo podemos saber que de verdad hemos sido justificados por medio de la fe? Bueno, la respuesta de Pablo en este capítulo es que todos los que han sido justificados por medio de la fe sola, ahora están siendo gradualmente santificados por la obra del Espíritu en nosotros.
Todos los que han sido justificados están siendo, en el presente, en una manera progresiva, santificados. Esa es la evidencia de que somos hijos adoptados de Dios, como vemos en los versículos 12 al 17 que vamos a considerar en esta ocasión. Ahora, es interesante notar que hasta este punto de la carta, Pablo no se había referido a los creyentes refiriéndose como hijos de Dios.
- Pero a partir del versículo 14 y en el resto del capítulo 8, Pablo hace referencia a esta filiación una y otra vez.
- En el versículo 14, Pablo nos dice que «todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios».
- En el versículo 15, dice que todos los creyentes hemos recibido «el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!».
En el versículo 16, dice que «el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». En el versículo 17, dice que porque somos hijos, también somos «herederos de Dios y coherederos con Cristo». En el versículo 19, dice que la creación está « ansiosamente la revelación de los hijos de Dios».
- Y en el versículo 21, que esta creación anhela ser «libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios».
- En el versículo 23, dice que los cristianos aguardamos ansiosamente la llegada de ese momento, cuando nuestra adopción como hijos se haga evidente, de una forma plena, a través de la redención de nuestros cuerpos.
Y finalmente, en el versículo 29, Pablo nos dice que fuimos « a ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos». ¿Ven el lenguaje de familia aquí? Somos una familia en Cristo. Somos la familia de los hijos de Dios.
- Es obvio, mis hermanos, que Pablo quiere que estos cristianos en Roma y todos los cristianos de todas las épocas comprendamos las implicaciones de esta nueva filiación que disfrutamos con Dios por causa de nuestra unión con Cristo.
- Y eso es básicamente lo que encontramos en esta porción de la carta.
- Las evidencias y los privilegios de nuestra filiación con Dios.
Y eso es básicamente lo que vamos a estar viendo en esta exposición: evidencias y privilegios. Y la primera evidencia que Pablo señala en los versículos 12 al 14 es que el Espíritu impulsa y capacita al creyente para darle muerte al pecado. El creyente está siendo impulsado y capacitado por el Espíritu de Dios para darle muerte al pecado.
Veamos una vez más el versículo 12: «Así que, hermanos, somos deudores no a la carne, para vivir conforme a la carne». Aunque este texto no contiene ninguna exhortación explícita, podemos decir que hay una exhortación implícita a ser coherentes con la obra que Dios ha hecho a nuestro favor en Cristo.
Noten que el texto comienza con un «así que». Pablo está conectando lo que ha venido diciendo a través del capítulo 8 con lo que va a decir ahora a partir del versículo 12. Ya que no hay ninguna condenación para los otros por causa de nuestra unión con Cristo; ya que hemos sido librados de la esclavitud del pecado para no vivir más conforme a la carne, sino conforme al Espíritu; ya que tenemos la certeza de que al final de los tiempos, el Dios trino resucitará nuestros cuerpos mortales para vivir eternamente en cuerpo y alma en Su presencia, ahora Pablo dice, por todas esas bendiciones, por todas esas razones, ahora debemos mostrar en nuestra conducta que no tenemos obligación alguna con la carne, dice Pablo, para vivir «conforme a la carne».
Y este es un término teológico que hace referencia al principio pecaminoso que domina a los incrédulos y que aún reside en el cristiano. No como nuestro rey, no como nuestro amo. Ya fuimos librados de esa esclavitud, pero sí como un enemigo permanente que pone resistencia en nuestra obediencia a Dios.
El pecado ya no nos domina como cuando éramos sus esclavos, pero aún no ha sido erradicado de nuestros cuerpos. El pecado continúa obrando sigilosamente en nuestros deseos, en nuestras ambiciones, para llevarnos de nuevo al terreno de la desobediencia; y no para que nuestra vida sea más feliz, sino para que sea más desgraciada.
- Como bien ha dicho alguien: «El pecado está tratando de destruirte desde el día de tu nacimiento».
- Y ahora Pablo está diciendo aquí: «¿Por qué te vas a unir a las fuerzas del enemigo y pagarle para tu propia destrucción, cediendo a los impulsos pecaminosos de la carne?».
- Pablo había usado un argumento similar al final del capítulo 6 de Romanos, de la carta a los Romanos.
Dice Pablo en el versículo 21 del capítulo 6: «¿Qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
- Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios —el regalo de Dios— es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro».
- En vez de darnos el miserable salario que merecíamos por nuestros pecados, Pablo dice el Señor nos regaló de pura gracia el don de la vida eterna a través de la muerte de Su Hijo.
Él nos libertó de la esclavitud del pecado para que ahora tengamos como fruto la santificación y como fin la vida eterna. Si no está el fruto, no está el árbol. Escuchen lo que Pablo continúa diciendo en el versículo 13: «Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis».
- Pablo no está enseñando aquí que es posible que un creyente pierda la salvación si de repente comienza a vivir conforme a la carne.
- Lo que Pablo está enseñando, en este versículo 13 de Romanos 8, es que la evidencia de que tenemos nueva vida en Cristo es que en dependencia del Espíritu Santo estamos en pie de guerra contra el pecado que mora en nosotros.
Y hay un balance aquí que debemos resaltar. Por un lado, Pablo nos dice que los creyentes somos responsables de darle muerte al pecado. Nosotros somos los verdugos que debemos llevar a cabo el fusilamiento del pecado, si podemos decirlo de esa manera. Es lo mismo que Pablo dice en Colosenses capítulo 3 versículo 5: «Haced, pues, morir lo terrenal en vosotros».
- Esa es nuestra responsabilidad.
- Tenemos una involucración personal en esta lucha, una involucración activa.
- Pero al mismo tiempo, Pablo reconoce que es imposible para el creyente hacer morir las obras de la carne si no es en dependencia del Espíritu de Dios.
- «Porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu —por medio del Espíritu, por la obra del Espíritu— hacéis morir las obras de la carne, viviréis».
Como bien señala John Stott: «Solo el Espíritu Santo puede proporcionar el deseo, la determinación y la disciplina para rechazar el pecado». Es el Espíritu en nosotros quien nos guía y nos capacita en esa lucha por medio de Su Palabra. De manera que esa lucha es una evidencia de nuestra filiación con Dios.
- Vean el versículo 14 —y esto es todo un conjunto; es la unidad— Pablo dice: «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios».
- Y esa expresión «los tales» aquí es enfas. enfática.
- Ellos y solo ellos, «los que son guiados por el Espíritu de Dios», son contados como hijos de Dios.
Ahora, mis hermanos, Pablo no ha cambiado repentinamente de tema. Hay una conexión evidente entre «hacer morir las obras de la carne», versículo 13, y «ser guiados por el Espíritu», en el versículo 14. De manera que la guía de la que Pablo está hablando aquí no tiene nada que ver con mostrarle al creyente qué carrera debemos estudiar, o en qué lugar debemos vivir, o con quien debemos casarnos.
El Espíritu de Dios guía a los hijos de Dios a darle muerte al pecado. Podemos ponerlo de esta manera: todos aquellos que son guiados por el Espíritu Santo al campo de batalla para hacerle guerra al pecado y ser cada vez más como Jesús, esos y solo esos, son los hijos de Dios. Más adelante, en el versículo 29, Pablo va a decirnos que el propósito de la salvación es conformarnos a la imagen de Jesús.
¿Cómo podemos saber que somos hijos de Dios y que el Espíritu habita en nosotros? Porque estamos siendo guiados por Él a darle muerte al pecado y a cultivar en nuestras vidas el carácter de Jesús? Él está guiando a todos aquellos en quienes Él habita para que batallemos contra todo lo que nos hace diferentes a Jesús.
- Y ahora yo te pregunto: ¿Esa es una realidad en tu vida? ¿Odias ese mismo pecado que tanto te atrae? Eso es lo que precisamente provoca la lucha en el creyente: el pecado sigue siendo atractivo, pero al mismo tiempo lo aborrecemos.
- ¿Te sientes bien contigo mismo cuando «te sales con la tuya»? O más bien ¿te sientes avergonzado por haber pecado contra Dios, y eres movido luego a confesar tu pecado con un deseo genuino de divorciarte de él? Esa es la primera evidencia que Pablo nos muestra en este pasaje de nuestra filiación con Dios.
Pero Pablo nos enseña también, en segundo lugar, que el Espíritu Santo ha reemplazado en nosotros el temor de un esclavo por la libertad y la confianza de un hijo. Vean el versículo 15: «Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor —para volver al temor— sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!».
Y Pablo ha introducido aquí una de las doctrinas más hermosas de la Biblia: la doctrina de la adopción. Por causa de nuestra unión con Cristo, ya no nos relacionamos con Dios meramente o únicamente como criaturas delante del Creador, y mucho menos como reos culpables delante de un juez, sino como hijos con un padre.
Nos relacionamos con Dios como los hijos se relacionan con un padre. El capítulo 12 de nuestra Confesión de fe dice lo siguiente acerca de la adopción: «A todos aquellos que son justificados. Dios les ha concedido, en y por causa de su único Hijo Jesucristo, el venir a ser partícipes de la gracia de la adopción, por medio de la cual son contados entre los hijos de Dios y gozan de las libertades y privilegios de los mismos».
¿Y cuáles son esos privilegios? Sigue diciendo la Confesión de fe: «Tienen su nombre puesto sobre ellos, reciben el espíritu de adopción; tienen acceso con confianza al trono de la gracia, son capacitados para clamar: «¡Abba, Padre!», son tratados con compasión, protegidos, provistos y corregidos por Él como por un Padre, sin embargo, nunca son desechados, sino que han sido sellados para el día de la redención y reciben la herencia de las promesas como herederos de la salvación eterna».
Ahora tenemos toda confianza para venir delante de nuestro Señor, delante de nuestro Dios y clamarle: «¡Abba, Padre!». Ese término «Abba» era un término arameo que no era tan formal como nuestra palabra «padre», sino un término que denota mucha ternura y confianza.
- Es la expresión que usa el Señor Jesucristo cuando está orando en el huerto de Getsemaní: «¡Abba, Padre! Para Ti todas las cosas son posibles; aparta de Mí esta copa, pero no sea lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieras».
- Y es con esa misma confianza que tú y yo podemos venir ahora delante de nuestro Padre Celestial.
Unos versículos antes, en Romanos 8, Pablo había, se había referido al Espíritu Santo como «el Espíritu de Cristo», vea la mitad del versículo 9: «Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él». Bueno, lo que Pablo está diciendo aquí es que cuando el Espíritu de Cristo viene a morar en nosotros, nos mueve a clamar al Padre con la misma confianza de Jesús en momentos de angustia y de necesidad.
Pablo dice en Gálatas capítulo 4, versículo 6 que debido a nuestra adopción como hijos, «Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba! ¡Padre!». No se trata de una oración ritualista, una oración mecánica es el clamor espontáneo y sincero que nace del corazón por la obra del Espíritu en nosotros, confirmando nuestra adopción.
Y eso nos lleva a la tercera evidencia de nuestro texto en el versículo 16. Y es que el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Versículo 16: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios».
- Y es muy probable que Pablo se esté refiriendo a la experiencia subjetiva, pero real, de que Dios nos ama y de que Él es nuestro Padre.
- Pablo ya había dicho, en Romanos capítulo 5 versículo 5, que «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado».
Y no es que Pablo esté hablando aquí de nuestro amor por Él, sino más bien de la experiencia de Su amor por nosotros. Esa es la obra del Espíritu Santo en los creyentes. Para que sepamos que fuimos adoptados por Dios y que somos los seres más privilegiados del planeta.
- El Espíritu da testimonio a nuestro espíritu.
- Y esto no es una voz misteriosa que viene del cielo.
- Es algo que viene a través de la Palabra y al mismo tiempo es la aplicación de las promesas de esa Palabra, de las realidades de la redención reveladas en la Palabra, que es colocada en nuestro corazón.
- Es esa experiencia el testimonio de que somos hijos de Dios.
Y eso nos lleva a nuestro segundo encabezado. Ya vimos las evidencias de nuestra filiación con Dios. Veamos ahora los privilegios de esa filiación. Ahora, antes debo decir que no podemos hacer una diferencia muy marcada entre las evidencias y los privilegios en este pasaje, porque esas evidencias son en sí mismas privilegios.
- Ya no hay ninguna condenación para nosotros por el hecho de estar en Cristo Jesús.
- Tenemos al Espíritu Santo morando en nuestro interior, guiándonos a la santidad para confirmar nuestra adopción, para darnos plena confianza, de modo que podamos acercarnos a Dios y clamar a Él como Padre.
- Eso por sí solo es suficiente para llenar nuestros corazones de asombro y de gratitud por todo lo que Dios nos ha concedido en Cristo de pura gracia.
Pero ahora Pablo nos dice también en el versículo 17 que por el hecho de haber sido adoptados por Dios, ahora somos Sus herederos. Versículo 17: «Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él».
- De primera impresión esto puede parecer redundante, porque si somos herederos de Dios, obviamente tenemos que ser coherederos con Cristo.
- Pero Pablo quiere enfatizar aquí el hecho de que es por causa de Él, es por causa de nuestra unión con Él que los creyentes heredamos todas las bendiciones de Dios.
Es la misma idea del capítulo 1 de la carta de Pablo a los Efesios: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo». Somos herederos de Dios únicamente por causa de Jesús.
Lo que esto quiere decir en la práctica es que todo lo que le pertenece a Cristo por derecho nos pertenece a nosotros los creyentes por adopción. Somos herederos de Dios y coherederos con Cristo, aunque en este cuerpo de muerte todavía no podamos experimentar plenamente todos esos privilegios. El pecado todavía mora en nosotros.
Tenemos un cuerpo caído en un mundo caído. Es por eso que Pablo concluye este pasaje con una nota de realismo: «Y si hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él».
Podemos saber con certeza que vamos camino a la presencia de Dios porque estamos transitando por el mismo camino que Cristo transitó y ese camino primero pasa por la cruz antes de llegar a la gloria. No puede haber gloria sin cruz. Eso no fue posible para Cristo y no lo será para todos aquellos que fueron comprados por Él.
Ahora, esta observación es extremadamente importante porque muchos creyentes tienden a poner en dudas su adopción. La realidad de su adopción cuando están en medio de las aflicciones. Pero es todo lo contrario. Las aflicciones por causa de Cristo nos confirman que estamos en Él.
Escuchen lo que Pedro nos dice en el capítulo 4 de su primera carta, y nota la similitud entre un texto y otro: «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría.
Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros». ¿Ven que hay una conexión entre los padecimientos de Cristo y la revelación de Su gloria? Eso es lo que Pablo nos dice en Romanos 8:18: « considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada».
- El camino que conduce hacia la gloria pasa primero por la cruz.
- Recuerda, así lo fue para Cristo, y así será sin duda para todos los que están en Él.
- «Si somos muertos con Él —dice Pablo en 2ª Timoteo capítulo 2 versículo 11— también viviremos con Él.
- Si sufrimos —literalmente, «si soportamos hasta el fin en medio del sufrimiento»— también reinaremos con Él».
Hay una conexión entre el sufrimiento y la gloria. Dice Sinclair Ferguson que «el sufrimiento es el cordón umbilical que nos une con el Cristo glorificado». Pero como dice Pablo en Romanos 8:18, hay una diferencia cuantitativa y cualitativa entre el sufrimiento presente y la gloria futura.
Pablo dice: «No se pueden comparar». Mis hermanos, muchos pueden tener más comodidades que tú, pero ningún incrédulo, por rico que sea, tendrá nunca jamás un privilegio mayor que el tuyo. «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre —dice en 1ª de Juan capítulo 3, versículo 1— para que seamos llamados hijos de Dios».
Gózate, mi hermano, en tu filiación. Gózate mi hermano en la gloria de ser ahora, de haber sido adoptado por Dios, de tener al Espíritu Santo morando en tu interior. Pero si al ver estas evidencias que hemos mencionado, te das cuenta que tú todavía no estás en Cristo, que estas evidencias son completamente ajenas a ti, mi amigo, arrepiéntete de tus pecados y pon toda tu confianza en Jesús, mientras todavía tienes tiempo de arreglar tus cuentas con Dios.
- La razón por la que Dios tiene que adoptarnos como hijos es porque todos nosotros nacemos huérfanos de Dios.
- Todos nosotros nacemos huérfanos de Él.
- Pero ese estatus legal es cambiado en el mismo momento en que depositamos nuestra fe en la persona y la obra de nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo.
Dice en Juan capítulo 1, versículo 12, que «a todos que le la potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios». Mi amigo, no sigas buscando fuera de Cristo lo que solo se encuentra en Él.
- Ven a Cristo y ven ahora.
- Arrepiéntete de tus pecados y clama por misericordia, porque la oferta del evangelio sigue disponible para todos solo por gracia, solo por Cristo y solo por medio de la fe.
- Vamos a orar.
- Padre, queremos darte muchas gracias por habernos dado una vez más la oportunidad de predicar tu santa y bendita Palabra.
Y te rogamos, oh Señor, que Tú apliques esta Palabra con poder, avivando a unos y levantando de los muertos a otros. Te suplicamos, oh Señor, bendice Tu Palabra y gracias, gracias, gracias, oh Señor, por los enormes privilegios que tenemos en Cristo. Que a Él sea toda la gloria, la alabanza, la honra y el honor por los siglos de los siglos.
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir amar a Dios?
Lo que significa amar a Dios Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua. Así te contemplaba en el santuario, para ver tu poder y tu gloria. (Salmos 63:1-2) Solo Dios puede satisfacer un corazón como el de David.
David era un hombre conforme al corazón de Dios mismo. Fuimos creados para ser así. Esta es la esencia de lo que significa amar a Dios: estar satisfechos en él. ¡En Él! Amar a Dios implica obedecer todos sus mandamientos, implica creer toda su Palabra, implica agradecerle por todos sus dones; pero la esencia del amor a Dios es deleitarse en todo lo que él es.
Y es este deleite en Dios lo que glorifica su valía del modo más completo. Todos sabemos esto tanto por intuición como por leerlo en las Escrituras. ¿Nos sentimos más halagados por el amor de aquellos que nos sirven debido a que los constriñe una responsabilidad, o por el amor de aquellos que disfrutan nuestra compañía? Mi esposa se siente más halagada cuando le digo: «Me hace feliz pasar tiempo contigo».
Mi felicidad es el eco de su excelencia. Lo mismo sucede con Dios. Él es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en él. Ninguno de nosotros ha alcanzado la satisfacción perfecta en Dios. A menudo me apena percibir que mi corazón está quejumbroso por haber renunciado a los placeres del mundo.
Pero he probado que el Señor es bueno. Por la gracia de Dios ahora conozco la fuente del gozo eterno. Por eso amo invertir mis días atrayendo a las personas hacia el gozo, hasta que puedan decir conmigo: «Una cosa he pedido al Señor, y esa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo» (Salmos 27:4).
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir Romanos 8 26 27?
Devoción diaria: Todas las cosas De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Nunca separes estos versículos. El Espíritu ora de acuerdo a la mente de Dios, y el Padre contesta al traer a nuestras vidas las experiencias que necesitamos. Él manda a nuestra vida las experiencias que necesitamos, sin importar lo que sean.
Ahora, eso significa que incluso las pruebas y las tragedias que nos ocurren son una contestación del Padre a la oración del Espíritu, ¿no es cierto? Puede que estés en un accidente de automóvil hoy. Puede que alguien te robe el bolso. Quizás encuentras que tu casa se está quemando.
Hay mil y una posibilidades. Lo que necesitamos entender es que estas cosas no pasan por accidente. Pasan porque el Espíritu que está en ti oró y le pidió al Padre que permitiera que estas cosas ocurrieran, porque tú o alguien cercano a ti lo necesita. Estos son los resultados de la oración del Espíritu.
Los júbilos, las bendiciones inesperadas y las cosas inusuales que te ocurren también son el resultado de la oración del Espíritu. El Espíritu está orando por que estas cosas ocurran; está expresando el profundo interés de Dios mismo para tus necesidades y las mías.
De esto crece la seguridad que, sin importar lo que ocurra, todas las cosas ayudarán a bien. Este versículo no nos dice que todas las cosas que nos ocurran serán buenas. Lo que sí dice es que, sea que la situación sea mala o buena, ayudará para bien para ti si eres uno de los que son amados y llamados por Dios.
¡Qué diferencia hace eso al esperar la venida de la gloria! Dios está obrando Sus propósitos en nosotros. Pablo nos está diciendo aquí que podemos esperar con paciencia porque la naturaleza testifica de Su gloriosa venida, y nuestra propia experiencia lo confirma así mismo.
- Estamos siendo preparados para algo.
- No podemos realmente decir lo que es específicamente, pero nos estamos preparando para algo.
- Uno de estos días, al final de nuestras vidas, si no antes, saldremos del tiempo a una increíble experiencia de gloria, algo que pide descripción, una gloria que Cristo mismo comparte y que todos compartiremos con Él.
Es para esto que Dios nos está preparando. No es de extrañar que el apóstol cierre este pasaje con uno de los más grandes himnos de alabanza en las Escrituras. Al enfrentarnos con los sufrimientos que estamos pasando ahora, qué bendición y qué ayuda nos es acordarnos de la gloria que nos ha sido otorgada.
- Hemos sido contados como merecedores de sufrir por Su nombre, para que podamos también compartir en la gloria venidera.
- Gracias, Padre, por estas poderosas promesas.
- Pido que pueda entenderlas y así ser capaz de padecer pacientemente y con acción de gracias lo que estoy pasando ahora, sabiendo que es el mismo sufrimiento que está obrando y produciendo gloria.
¿En qué maneras cambia nuestra perspectiva en nuestras oraciones esta colaboración con el Espíritu? ¿Estamos aprendiendo a recibir con confianza todos los aspectos de nuestras vidas como la perfecta y amorosa voluntad de Dios?
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir Romanos 8 29 30?
“También Los Predestinó” – La segunda obra de Dios hecha hace tanto tiempo para añadir certidumbre o seguridad a la promesa de que todas las cosas cooperan para nuestro bien, es que él nos “predestinó”. “a los que de antemano conoció, también los predestinó”.
Esto significa simplemente que habiendo sido elegidos para él, y habiendo recibido su amor y cuidado desde antes que siquiera existiéramos, entonces Dios decidió nuestro futuro, a saber, que seríamos transformados conforme a la imagen de su Hijo. “Predestinó” significa decidir u ordenar desde antes del tiempo sobre el destino que tendremos.
Y la razón por la que este verso añade un fundamento tan sólido a la promesa de Romanos 8:28 es que los que aman a Dios y son llamados según su promesa son predestinados a ser como Jesús –destinados a ser conforme a la imagen de Cristo. Todas las cosas cooperan para el bien, porque fuimos escogidos y amados desde antes de existir, y su amor se expresa al ordenar un futuro indescriptiblemente grande para nosotros: ser como Cristo.
Ver respuesta completa
¿Qué es lo que más quiere Dios para todos los hombres?
Haz preguntas durante la oración – Dios siempre escucha y contesta nuestras oraciones, En el libro de Mateo, Jesús hace una promesa: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Dios quiere bendecirnos. Él desea dirigirnos, guiarnos y enseñarnos, pero no suele contestar las oraciones o las preguntas que nunca le hacemos.
- Demuestra tu fe en Dios comunicándote con Él por medio de la oración.
- Pregúntale qué es lo que Él desea para ti en la vida.
- Es posible que no recibas una respuesta inmediata o de la manera que esperas, pero llegará.
- Las Sagradas Escrituras están llenas de los tratos de Dios con Sus hijos.
- Tanto la Santa Biblia como el Libro de Mormón nos enseñan quién es Dios, cómo podemos desarrollar una relación con Él y cómo podemos volver a vivir con Él algún día.
Dios es el mismo ayer, hoy y para siempre, por lo que Sus palabras y mandamientos son importantes para nosotros. Desde los días antiguos, Dios ha llamado a profetas para guiar a Su pueblo. Un profeta es alguien al que Dios ha llamado para dar guía al mundo entero.
- Aunque los mandamientos de Dios nunca cambian, las circunstancias que enfrentamos en el mundo siempre lo hacen.
- Por medio de los profetas, Dios nos ayuda a saber cómo navegar a través de los desafíos y las pruebas singulares de nuestros días.
- Al estudiar las palabras de los profetas, apóstoles y otros líderes inspirados, puedes descubrir el mensaje que Dios tiene para ti en la actualidad.
“Siento su amor al leer las escrituras, al tener gente tan buena en mi vida, al saber que me protege de tentaciones y al yo ser feliz por lo que tengo. Eso me hace ser agradecida con él y saber que me ama.” “Lo siento cada vez que miro a mi familia y contemplo a mis hijos.
- Veo a Dios en todo el amor que me rodea.
- Cada vez que sucede algo inesperado veo a Dios y su infinito amor ayudándome a seguir su camino, ayudándome a gozar y disfrutar la vida.
- Él nos quiere felices y cada vez que siento alegría y felicidad, yo siento su amor.” “Siento el amor de Dios en mi vida a través de todas las situaciones positivas que me ocurren; al igual que los momentos difíciles, porque sé que me traerán algo bueno.
Desde el momento en que veo el sol salir hasta el momento en que me despido de mis hijos al dormir.” “Al ver sus creaciones, cuando voy por la calle corriendo o caminando ver las flores, el sol, los pájaros, ver triunfar a las personas que amo.” “Siento el amor de Mi Padre al despertar, al saber que tengo las verdades restauradas del Evangelio para recibir sus bendiciones.
Siento su amor a través de mi familia y amigos. Siento su amor cada vez que tengo una segunda oportunidad. Siento su amor cada vez que me tengo que arrodillar a pedirle ayuda por los desafíos que tenga en mi vida. Son muchas las oportunidades en que siento este sentimiento cálido en mi corazón. De que no estoy solo y que puedo sentir que alguien está a mi lado dándome un amor infinito que no puedo comprender pero que es real.” “El amor de Dios para mi es el ver su mano día a día en mi vida, ya sea por actos de servicio o pequeñas oportunidades que se presentan a través del día.
Estas muchas veces evidencian que Dios nos cuida y que provee para nuestras necesidades.” “Siento el amor de mi Padre Celestial en cada detalle de mi vida. De verdad, Él participa de cada detalle de nuestras vidas. Él me ha dado bendiciones sumamente personales y especiales, me ha brindado fortaleza para hacer frente a mis desafíos, me ha otorgado la confianza necesaria ante las pruebas.
Ver respuesta completa
¿Que nos podrá separar del amor de Dios?
Pablo lo explica claramente en el verso 35: ‘¿ Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?’. Nadie podrá separarnos.
Ver respuesta completa
¿Quién amó más a Dios?
II. Dios es amor (1 Juan 4:8-18) – «El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
- Amados, si Dios así nos ha amado, también debemos amarnos unos a otros.
- Nadie ha visto jamás a Dios.
- Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
- En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
- Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
- En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo.
- De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor».
- Las sencillas y a la vez muy profundas palabras: «Dios es amor», van más allá de todo contexto histórico y de todo enfoque temporal.
- En ellas se revela claramente el carácter eterno de Dios.
Dios es, siempre ha sido y siempre será el Ser Supremo cuyo carácter es el amor. El mensaje de toda la vida de Jesús tuvo como fin llenar la palabra, «amor» con sus características: misericordia, bondad, fidelidad, gracia, cariño, benignidad, pasión, lealtad, favor, constancia, ternura.
Dios es amor. Este es el aspecto más destacado de la naturaleza de nuestro Padre celestial. Cuando vivimos en su amor, encontramos suplidas todas nuestras necesidades emocionales y afectivas. Su amor en nosotros es el motor que nos motiva a hacer su voluntad. El cumplimiento de la ley es el amor (Rom.13.10).
Este amor es nuestra motivación para vivir una vida agradable a sus ojos. Cuando Pablo dice: «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado» (Rom.5.5), se refiere al conocimiento del amor de Dios hacia nosotros.
- Derramado – Es el vocablo utilizado para hablar sobre el «derramamiento del Espíritu Santo» en Hechos 2.
- Sugiere un fluir libre y una gran cantidad, es decir, inundación.
- Ha sido – El tiempo verbal es perfecto, lo cual indica un estado permanente, resultante de una acción completada en el pasado.
- La idea es que el conocimiento del amor de Dios, habiendo inundado nuestro corazón, ahora lo mantiene colmado.
Ministerio del ES – Parte del ministerio regular del Espíritu Santo es impartir a la Iglesia dicho conocimiento. La medida del amor depende de cuánto da, y la medida del amor de Dios es la dádiva de su Hijo único para hacerse hombre y para morir por nuestro pecados.
- El amor de Dios ha dado todo.
- Por eso Pablo habla del “gran amor con que nos amó” (Ef.2.4).
- Los escritores del Nuevo Testamento señalan constantemente a la cruz de Cristo como la prueba culminante de la realidad y del carácter ilimitado del amor de Dios.
- Así Juan, pasa de su «Dios es amor» a decir: «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestro pecados» (1 Juan 4.9ss). Los gnósticos creían y enseñaban que Dios era luz y espíritu inmaterial, pero ante la verdad de que Dios era amor no tenían respuesta.
Es verdad que las palabras Dios es amor no significan que amar es la única de las muchas actividades de Dios; más bien significan que toda su actividad es una amorosa actividad y que, por lo tanto, si él juzga, juzga en amor. Entonces, si su juicio es en amor, su amor es en justicia. El que es amor, también es luz y fuego.
Lejos de condonar el pecado, su amor ha encontrado un camino para exponerlo (porque él es luz) y consumirlo (porque él es fuego) sin destruir al pecador, sino salvándolo, a través de la cruz de Cristo. Decir que Dios es luz equivale a decir que la santidad de Dios encuentra expresión en todo lo que dice y hace.
Asimismo, la afirmación: «Dios es amor» significa que su amor se expresa en todo lo que hace y dice. El Dios que es amor, nos amó y expresó su amor enviando a su Hijo a la Tierra. Mientras que el origen del amor está en el ser de Dios, la manifestación del amor está en la venida de Cristo. Su amor permanece cuando otros amores desaparecen.
Las Escrituras no dicen que Dios tiene amor, como si el amor fuera una posesión que Dios pudiera dejar a un lado cuando está enojado. La Biblia dice: Dios es amor pues el amor no es un atributo de Dios sino la sustancia misma de su ser. Dado que Dios es amor, la descripción de Pablo en 1 Corintios 13, concerniente al amor, es una descripción de Dios.
El amor de Dios era costoso, tan costoso que fue hasta la cruz para declararlo. Pero aunque su gran amor es costoso, también es gratis. Es la dádiva de Dios. ¡Oh! ¡Qué maravilloso amor! Decir que Dios es amor no significa que Dios es igual a amor. El amor no describe exhaustivamente a Dios. Él tiene otras cualidades, tales como sabiduría y fortaleza.
Lo que sí significa es que en la naturaleza de Dios no hay nada que vulnere al amor. Dios siempre actúa amorosamente, aún en el juicio. Dios es la fuente de todo amor verdadero (1 Juan 4.7, 19). Él no estaba obligado a amar a causa de algún elemento exterior.
- Amor es la manera que Dios es.
- Esta es una de las grandes evidencias de la Trinidad.
- Dios el Padre ama a Dios el Hijo y a Dios el Espíritu Santo por toda la eternidad.
- Lo mismo sucede con las otras personas de la Trinidad, que se aman mutuamente.
- Por consiguiente, es el amor el que los aúna.
- Es la Triunidad en amor; y únicamente a causa del amor por otros esa unidad fue quebrantada en la cruz.
Cuando consideramos la sabiduría de Dios vemos algo de su pensamiento; al contemplar su amor, hemos de introducirnos en su corazón. La expresión «Dios es amor» tampoco encierra toda la verdad de Dios en lo que respecta a la Biblia, pero esta declaración presupone el resto del testimonio bíblico acerca de Dios.
El Dios del que habla Juan es el Dios que hizo el mundo, y lo juzgó con el diluvio; el que llamó a Abraham para hacerlo una nación, y el que castigó a su pueblo a causa de la desobediencia y lo envió al cautiverio; el que envió a su Hijo para salvar al mundo, y desechó al Israel incrédulo, y algún día juzgará al mundo con justicia.
Ese Dios, dice Juan, es amor. La amante naturaleza de Dios es la base de su actividad creadora y redentora. Dios creó al hombre porque él es amor y deseaba un ser diseñado a su imagen y semejanza a fin de que pueda amarlo y ser libremente amado por él.
Ver respuesta completa
¿Qué dice Romanos 8 28 y 29?
Romanos 8:28-29 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora Lea la Biblia, descubra Planes y busque a Dios todos los días. : Romanos 8:28-29 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir en Romanos 8 27?
y aquel que escudriña los corazones sabe cuál es el sentir del Espíritu, porque El intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.8:26,27 A pesar de las flaquezas de los cristianos son muchos y muy grandes, por lo que serían dominados abandonados a sí mismos, sin embargo, el Espíritu Santo les apoya.
El Espíritu, como Espíritu esclarecedor, nos lo enseña a orar por; como Espíritu santificador, que funciona y suscita orando gracias; como Espíritu consolador, silencia nuestros miedos, y nos ayuda sobre todos los desalientos. El Espíritu Santo es la fuente de todos los deseos hacia Dios, que a menudo son más que las palabras pueden expresar.
El Espíritu que escudriña los corazones, puede percibir la mente y la voluntad del espíritu, la mente renovada, y aboga por su causa. El Espíritu intercede con Dios, y el enemigo no prevalece. Romanos 8 Comentario de Matthew Henry, traducido del Inglés Enlaces Romanos 8:27 Interlineal • Romanos 8:27 Plurilingüe • Romanos 8:27 Español • Romains 8:27 Francés • Roemer 8:27 Alemán • Romanos 8:27 Chino • Romans 8:27 Inglés • Bible Apps • Bible Hub Las citas Bíblicas son tomadas de La Biblia de las Américas © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org,
Ver respuesta completa
¿Qué dice Romanos 8 35 al 39?
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ver respuesta completa
¿Que nos enseña Romanos capítulo 8?
Sufrir con Cristo para ser glorificados con Cristo (Romanos 8:15-17) – Regresar al Índice Regresar al Índice Pablo contrasta la vida en el Espíritu con la vida bajo la ley judía. Pablo dice que los creyentes han recibido un “espíritu de adopción” como hijos de Dios, en vez de “un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor” (Ro 8:15).
- Todos los que son de Cristo (Ro 8:9–10) ahora son hijos adoptados de Dios.
- En cambio, los que están bajo la ley viven en esclavitud del poder del pecado y también viven con temor, posiblemente a las amenazas de castigo que tiene la ley por la desobediencia.
- Los creyentes son libres de este temor, ya que “no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús” (Ro 8:1).
Cuando vivimos fielmente en Cristo, no enfrentamos las amenazas del castigo de la ley, incluso cuando hacemos algo malo en nuestra vida y trabajo cotidianos. Las dificultades y fracasos aún pueden perjudicar nuestro trabajo, pero la respuesta de Dios no es condenación sino redención.
Dios traerá algo que vale la pena a partir de nuestro trabajo fiel, sin importar lo mal que parezca en el presente. Al menos dos aspectos de estos versículos orientan nuestro enfoque al trabajo o la vida en nuestro lugar de trabajo. Primero, como hijos adoptados de Dios, nunca estamos solos en nuestro trabajo.
Sin importar nuestra falta de satisfacción o frustraciones con las personas con las que trabajamos o con el mismo trabajo, o incluso una falta de apoyo para el trabajo por parte de nuestra familia, el Espíritu de Dios en Cristo mora con nosotros. Dios siempre está buscando una oportunidad de redimir nuestro sufrimiento y convertirlo en algo bueno y gratificante en nuestras vidas.
- Como vimos antes sobre Romanos 5, soportar fielmente la dificultad y el sufrimiento en nuestro trabajo puede llevar a la formación del carácter y a encallar nuestra esperanza para el futuro.
- Ver “La gracia transforma el sufrimiento de nuestra vida en Cristo”, anteriormente en Romanos 5:1–11).
- Segundo, en un momento u otro, la mayoría de personas encuentran fracasos, frustraciones y dificultades en su trabajo.
Nuestro trabajo nos exige ciertas obligaciones que de otra manera no tendríamos, incluso algunas tan simples como llegar a tiempo todos los días. Puede que en efecto asumir estos retos fielmente haga que el trabajo sea más provechoso y gratificante. Con el tiempo, estas vivencias nos dan más confianza en la presencia redentora de Dios y hacen que experimentemos más de Su Espíritu que nos motiva y nos da energía.
En algunos casos, es posible que lo acepten y lo apoyen por traer reconciliación y justicia a su lugar de trabajo. En otras situaciones puede que se opongan, lo amenacen, lo castiguen o lo despidan. Por ejemplo, las malas relaciones son una característica desafortunada de muchos lugares de trabajo. Puede que para un departamento sea común sabotear los logros de otro departamento.
Los conflictos entre los gerentes y los trabajadores pueden haberse convertido en algo institucionalizado. Puede que un bravucón, una camarilla académica, una pandilla del área de producción, una línea racial divisoria o un jefe abusivo aterroricen a las personas en la oficina.
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir los hijos son una herencia del Señor?
Conclusión – Haga hincapié en que los hijos son un regalo de nuestro Padre Celestial. Como lo dijo el salmista: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos” (Salmos 127:3). Cuando los padres terrenales reciben en sus hogares a los hijos de nuestro Padre Celestial, asumen la responsabilidad de amarlos, valorarlos, enseñarles y guiarlos hacia la vida eterna.
- Refiérase a las páginas 35–38 de Matrimonio y relaciones familiares, Guía de estudio para el participante,
- Aliente a los participantes a repasar las doctrinas y los principios de esta lección al: 1) seguir por lo menos una de las sugerencias de “Ideas para poner en práctica” y: 2) leer el artículo “Nuestros queridos niños son un regalo de Dios” por el presidente Thomas S.
Monson. Haga notar que los matrimonios pueden recibir grandes beneficios al leer y analizar juntos los artículos de la guía de estudio. Aliente a los participantes a que lleven a la clase su guía de estudio para la próxima lección.
Ver respuesta completa
¿Donde dice porque herencia de Jehová son los hijos?
Salmo 127. Los hijos son herencia de Jehová.
Ver respuesta completa
¿Cómo adorar a Dios con todo el corazón?
Adorar a Dios es brindarle nuestro amor, reverencia, servicio y devoción. El Señor mandó a Moisés: ‘Adora a Dios, porque a él sólo servirás’ (Moisés 1:15). Él también ha mandado: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza; y en el nombre de Jesucristo lo servirás’ (D.
Ver respuesta completa
¿Cómo es buscar a Dios con todo el corazón?
Cuando se siente un vacío espiritual es el momento de buscar y reencontrarse con Dios, Esta es una tarea complicada y que exige un alto grado de dedicación e investigación. Hay que tener en cuenta que para llegar a hacerlo es necesario realizar una serie de sacrificios y concesiones,
Es una manera de encontrar sentido a la vida. Desde unComo.com te ayudamos en los primeros pasos para saber cómo encontrar a Dios, Foto: Google Images Pasos a seguir: 1 Una buena manera de empezar es acudir a tu iglesia o centro de oración local, ya que te darán apoyo y ayuda en tu intención de encontrar a Dios,2 Antes de empezar la búsqueda, es muy importante tener la mente abierta, ya que hay que estar atentos a las organizaciones que se burlan de Dios y a las que dicen que tienen la única verdad.
Cada uno debe encontrar su propia verdad en la espiritualidad.3 Una actividad que puede ayudar a encontrar a Dios es la consulta y lectura de libros de texto que tengan relación. Es una opción amena y de la que podemos sacar mucho provecho.4 Hay que estar dispuesto a la fe,
- Esta puede ser a veces racional y razonable y, a veces, todo lo contrario, pero seguir teniendo fe es lo que nos hará fuertes en la búsqueda de Dios,5 La oración es el punto más importante para nuestro objetivo.
- Ayudará a cultivar nuestra fe y a comunicarnos con el Dios que buscamos.6 Por último, encontrar alguien de confianza que ejerza de guía en nuestra búsqueda y nuestra fe, a través de su experiencia y sabiduría.
En esta persona encontraremos los consejos que necesitamos y la ayuda en momentos de difíciles o de duda. Si deseas leer más artículos parecidos a Cómo encontrar a Dios, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Cultura y Sociedad,
Ver respuesta completa
¿Cómo se puede amar a Dios con todo el corazón?
Amar al Señor con todo nuestro corazón es el mandamiento más importante. Pero amar a Dios no es un estado de la mente, donde ‘sentimos bonito’ respecto a Dios. Amar a Dios es lo mismo que hacer lo que Dios quiere. No hay tal cosa de amar a Dios mientras que al mismo tiempo le desobedezco.
Ver respuesta completa
¿Que nos quiere enseñar Romanos 8 28?
2. Para los que aman a Dios – Algunos creyentes piensan que su amor por Dios es lo que sostiene sus vidas y las promesas de Dios. Quizá sea porque cada vez que ven una promesa, inmediatamente piensan en una condición. “Si todo va a obrar para mi bien, entonces primero tengo que amar a Dios”.
Pero eso no es exactamente así. Lo que sostiene la promesa que tienes en Romanos 8:28 no es el amor que sientes por Dios, sino el mismo Dios que es digno de que lo amemos. Recuerda que el apóstol Juan dice: “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero” (1 Jn.4:19). Este amor se ve en cómo Dios envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Jn.4:10).
Este amor tiene en mente que todas las cosas cooperen para tu bien porque eres hijo de Dios. Así que el apóstol Pablo usa las palabras “para los que aman a Dios” como una forma de identificar a los hijos de Dios. Los que son hijos de Dios lo aman porque hay demasiadas razones para amarle, y todas con forma de cruz.
Ver respuesta completa
¿Qué quiere decir Romanos 8 29 30?
“También Los Predestinó” – La segunda obra de Dios hecha hace tanto tiempo para añadir certidumbre o seguridad a la promesa de que todas las cosas cooperan para nuestro bien, es que él nos “predestinó”. “a los que de antemano conoció, también los predestinó”.
- Esto significa simplemente que habiendo sido elegidos para él, y habiendo recibido su amor y cuidado desde antes que siquiera existiéramos, entonces Dios decidió nuestro futuro, a saber, que seríamos transformados conforme a la imagen de su Hijo.
- Predestinó” significa decidir u ordenar desde antes del tiempo sobre el destino que tendremos.
Y la razón por la que este verso añade un fundamento tan sólido a la promesa de Romanos 8:28 es que los que aman a Dios y son llamados según su promesa son predestinados a ser como Jesús –destinados a ser conforme a la imagen de Cristo. Todas las cosas cooperan para el bien, porque fuimos escogidos y amados desde antes de existir, y su amor se expresa al ordenar un futuro indescriptiblemente grande para nosotros: ser como Cristo.
Ver respuesta completa
¿Que nos enseña Romanos 8 38?
Nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:31-39) | Comentario Bíblico Pablo dice que Dios está por nosotros habiendo dado a Su propio Hijo por “todos nosotros” (Ro 8:31–32). Nada se puede interponer entre nosotros y el amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor (Ro 8:35–39).
“Ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Ro 8:38–39, NVI). Parece que muchos de estos nos amenazan en el área del trabajo.
Tenemos jefes (poderes) amenazantes o incompetentes. Nos atascamos en trabajos sin futuro (lo presente). Hacemos sacrificios ahora —trabajando largas horas, tomando clases después del trabajo, sirviendo en pasantías mal remuneradas, nos mudamos a otro país buscando trabajo— los cuales esperamos que valgan la pena después, pero que tal vez nunca resulten (lo por venir).
Perdemos nuestro trabajo debido a ciclos o normas económicas o acciones inescrupulosas por parte de personas poderosas que ni siquiera vemos (poderes). Nos vemos forzados por las circunstancias, los caprichos o los crímenes de otros para hacer trabajos degradantes o peligrosos. Todas estas cosas nos pueden hacer un daño real, pero no pueden triunfar sobre nosotros.
La fidelidad de Cristo —y la nuestra, por la gracia de Dios— vence lo peor que la vida y el trabajo nos pueden hacer. Si nuestra meta principal en el trabajo es el progreso laboral, los ingresos o el prestigio, puede que terminemos decepcionados. Pero si la salvación —es decir, la reconciliación con Dios y las personas, la fidelidad y la justicia— es nuestra esperanza suprema, entonces la encontraremos en medio de lo bueno y lo malo en el trabajo.
Las afirmaciones de Pablo implican que sin importar cuáles sean las dificultades que encontremos con nuestro trabajo o las complejidades y los retos que enfrentemos con compañeros o superiores en el trabajo, el amor de Dios en Cristo siempre mora con nosotros. El amor de Dios en Cristo es la fuerza firme en medio de la adversidad actual y la esperanza para la redención de nuestro cuerpo en el futuro.
: Nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:31-39) | Comentario Bíblico
Ver respuesta completa