El Viacrucis En La Biblia?

El Viacrucis En La Biblia
¿En qué consiste el Vía Crucis? – Esta devoción está centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio de Pilatos al Calvario, representa el recorrido de Jesús que nos redimió con su Santa Cruz.

  1. En su práctica, las estaciones tienen un núcleo central que es la meditación y contemplación de uno de estos momentos.
  2. Puede seguirle la exposición del acontecimiento propuesto o una meditación silenciosa,
  3. Este núcleo suele ir precedido y seguido de diversas preces y oraciones, según las costumbres y tradiciones de las diferentes regiones o comunidades eclesiales.
  4. Las quince estaciones son las siguientes:
  1. Jesús es condenado a muerte.
  2. Jesús carga con la Cruz.
  3. Jesús cae por primera vez.
  4. Jesús encuentra a María, su Santísima Madre.
  5. Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús.
  6. La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
  7. Jesús cae por segunda vez.
  8. Jesús consuela a las hijas de Jerusalén.
  9. Jesús cae por tercera vez.
  10. Jesús es despojado de sus vestiduras.
  11. Jesús es clavado en la Cruz.
  12. Jesús muere en la Cruz.
  13. Jesús en brazos de su Madre.
  14. Jesús es sepultado.
  15. Y al tercer día resucitó.

A los devotos del Vía Crucis, Jesucristo les da unas promesas por medio del joven español el Hermano Estanislao (1903-1927), un alma escogida por Dios que recibía mensajes del cielo, Su director espiritual le ordenó escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del Vía Crucis.
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¿Qué es el Vía Crucis de Jesús?

Los más jóvenes del Distrito de Ite fueron este martes protagonistas de un clásico en la programación por Semana Santa. Como vivencia de fe y compromiso cristiano en un emotivo recorrido por las principales calles del distrito de Ite se realizó la escenificación en vivo del Vía Crucis de nuestro Señor Jesucristo este martes 15 de abril y se inició a las 5:00 p.m.

Bajo la conducción del párroco John Barrera Juárez, con la participación de la Institución Educativa José Carlos Mariátegui y la Municipalidad Distrital de Ite. El Vía Crucis (Camino de la cruz) se refiere a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesús desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y sepultura.

La costumbre es hacer un recorrido grupal por las principales calles del distrito, deteniéndose en cada estación y haciendo una oración en cada una, una lectura de algún pasaje del evangelio y también un canto. En cuyo recorrido se revivió el sacrificio y la entrega de Jesús por la humanidad.

Primera Estación: Jesús en el huerto de los Olivos. Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado. Tercera Estación: Jesús es condenado por el Sanedrín. Cuarta Estación: Jesús es negado por Pedro. Quinta Estación: Jesús es condenado a muerte por Pilato Sexta Estación: Jesús es flagelado y coronado de espinas. Séptima Estación: Jesús carga la cruz. Octava Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz. Novena Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. Décima Estación: Jesús es crucificado. Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón. Duodécima Estación: Jesús en cruz, su madre y el discípulo Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz. Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.

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¿Que nos enseña el Vía Crucis?

Regulaciones actuales sobre las indulgencias – Publicadas en el Enchiridion Indulgentiarum Normae et Concessiones, en mayo de 1986, Librería Editrice Vaticana: Se concede indulgencia plenaria a los fieles cristianos que devotamente hacen las Estaciones de la Cruz.

  1. Deben hacerse ante Estaciones de la Cruz erigidas según la ley.
  2. Debe haber catorce cruces. Para ayudar en la devoción estas cruces están normalmente adjuntas a catorce imágenes o tablas representando las estaciones de Jerusalén.
  3. Las Estaciones consisten en catorce piadosas lecturas con oraciones vocales. Pero para hacer estos ejercicios solo se requiere que se medite devotamente la pasión y muerte del Señor. No se requiere la meditación de cada misterio de las estaciones.
  4. El movimiento de una Estación a la otra. Si no es posible a todos los presentes hacer este movimiento sin causar desorden al hacerse las Estaciones públicamente, es suficiente que la persona que lo dirige se mueva de Estación a Estación mientras los otros permanecen en su lugar.
  5. Las personas que están legítimamente impedidas de satisfacer los requisitos anteriormente indicados, pueden obtener indulgencias si al menos pasan algún tiempo, por ejemplo, quince minutos en la lectura devota y la meditación de la Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
  6. Otros ejercicios de devoción son equivalentes a las Estaciones de la Cruz, aún en cuanto a indulgencias, si estos nos recuerdan la Pasión y muerte del Señor y están aprobados por una autoridad competente.
  7. Para otros ritos. Los patriarcas pueden establecer otros ejercicios devotos en memoria de la Pasión y muerte de nuestro Señor, en manera similar a las Estaciones de la Cruz. Dejando claro que todo por lo que Jesús murió en la cruz fue por nosotros, para poder salvarnos.

Los requisitos de arriba son necesarios para obtener las indulgencias, pero siempre que se hacen las Estaciones con devoción en cualquier lugar, ya sea públicamente o en privado, se obtendrán muchas gracias. Claro que deben hacerse de corazón, con sincera intención de conversión.
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¿Cuántas veces cae Jesús en el Vía Crucis?

La vía sacra contempla tres caídas de Cristo, pero ninguna de ellas aparece en los evangelios canónicos.
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¿Cómo se debe rezar el Vía Crucis?

¿Cómo se reza el Via Crucis? – Oraciones iniciales Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme.

  1. No permitas que me aparte de Ti.
  2. Del maligno enemigo, defiéndeme.
  3. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con tus santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
  4. Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
  5. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén. Acto de contrición Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. 1ª ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla. Nosotros huimos de ser reprochados. 2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad. 3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. 4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. 5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. 6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el “qué dirán”, del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti. 7ª ESTACIÓN: SEGUNDA CAÍDA EN EL CAMINO DE LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más. Caes delante de todos. 8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia. 9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor. Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. 10ª ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. 11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Se reza a continuación un Padrenuestro. 12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado. ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos. 13ª ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí. 14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que perdura. 15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro de Jesús muy temprano.

El anuncio de la resurrección convierte su tristeza en alegría. Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él para siempre. La resurrección de Cristo inaugura para la humanidad una renovada primavera de esperanza. Jesús, enséñame a mantener siempre la esperanza. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Se reza a continuación un Padrenuestro ORACIÓN FINAL Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios.

Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén. Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas.

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¿Qué es el Vía Crucis y cómo se reza?

¿Cómo se reza el Vía Crucis? El Vía Crucis o Camino a la Cruz es una de las más antiguas devociones practicadas por los Católicos en todo el mundo. Consiste en acompañar a Jesús en su Pasión y Muerte, en sus horas finales, repasando 14 momentos (las 14 Estaciones del Vía Crucis) desde que fue condenado a muerte hasta su sepultura.

  1. Más recientemente a veces se suele agregar una nueva 15ª Estación: la Resurrección del Señor, en consideración a que si Cristo no resucitó, vana sería nuestra Fe (1 Cor 15, 14),
  2. El Vía Crucis se reza de pie, y en algunos momentos de rodillas.
  3. Debe hacerse caminando, deteniéndose en cada estación, para recordar el camino de Jesús al Calvario.

Es por eso que las imágenes de la representación del Vía Crucis están en la pared, alrededor del templo. Si se reza en casa, ayuda tener en la mano imágenes de la Pasión y Muerte del Señor, para que puedas recordar e imaginar su dolor. + En el nombre del Padre + del Hijo + y del Espíritu Santo.

  • 1ª ESTACIÓN:
  • Jesús es condenado
  • a muerte.

Por la envidia de los Fariseos y la debilidad de Pilato, Jesús fue juzgado injustamente y condenado a muerte. Porque yo también te he juzgado al reclamarte algo, Señor. Porque también te he juzgado al juzgar a mis hermanos., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

2ª Estación: Jesús carga con la Cruz.

Simplemente se la echaron encima sin ninguna consideración, y Él no la rechazó. Por las veces que yo he dejado de llevar mi cruz y por las veces que he renegado de mis penas y enfermedades., Perdón, Señor, perdón,, Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

3ª ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez.

No es fácil llevar la cruz. Muchas veces cae uno vencido bajo su peso. Por las ocasiones en que he tardado tanto en levantarme y también por todos aquéllos que no quieren levantarse., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

  1. 4ª ESTACIÓN:
  2. Jesús se encuentra
  3. con su Madre.

Tuviste, Jesús, el apoyo de tu Madre en la subida al Calvario. Ella no se quejó, sino que te acompañó en ese penoso camino. Por las veces que no he dado apoyo a otros en los momentos difíciles y por haberlos dejado solos en su vía crucis., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

5ª ESTACION: Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la cruz.

Tuviste, Jesús, a Simón el Cireneo, quien –obligado- cargó la cruz contigo. ¡Qué gracia la de éste que cruzaba por tu camino al Calvario! Por las veces, Señor, que no me he dado cuenta que Tú has sido mi Cireneo, que has sido Tú Quien me ha ayudado a llevar mi cruz.

  • 6ª ESTACIÓN:
  • La Verónica limpia el rostro
  • de Jesús.

Aquella mujer fue valiente al limpiar tu rostro cruzando la fuerte guardia que te llevaba a empujones y jalones camino al lugar de tu Crucifixión. Y dejaste impreso tu rostro en su paño. Por las veces que no he visto tu rostro en los que sufren, en los abandonados y débiles, en los ancianos y enfermos.

7ª ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez.

No sabemos si tropezaste o si caíste por un empujón. Por las veces que con mi ejemplo hice que otros tropezaran y cayeran, y por las veces que deliberadamente los he empujado. Por las veces que por mi ejemplo, otros han pecado., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

  1. 8ª ESTACIÓN:
  2. Jesús habla a las mujeres
  3. de Jerusalén.

En medio de su dolor, Jesús no deja de preocuparse por la pena de aquellas mujeres. Por las veces en que me he dejado abrumar tanto por mis problemas, que me he olvidado de los sufrimientos de los que me rodean o se han acercado a mí., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo, (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

9ª ESTACION: Jesús cae por tercera vez.

Y por tercera vez hace un esfuerzo inmenso y se levanta. Por esas ocasiones en las que, ante las dificultades, me he desanimado y no he continuado en aquello que me has pedido a favor de los demás., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

10ª Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.

Antes de crucificarlo, lo despojaron de sus vestiduras. Por las veces en que yo he despojado a otros de su fama, de sus bienes, de sus derechos, de su inocencia, de sus ilusiones, Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

11ª ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz.

Y desde la Cruz pidió a su Padre que perdonara a sus verdugos y que nos perdonara a nosotros. Por tantos perdones que yo he negado, por tanta represalias, por tantas venganzas que he tomado, por tanto resentimiento que conservo y que amarga mi alma., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

12ª ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz.

No hay amor mayor que dar la vida por otro. Por la facilidad con que me olvido de cuánto me amas, Señor, cuánto me has dado, cuánto te costaron mis pecados. Por la poca importancia que doy a tu Pasión y Muerte que me ha redimido y por no darme cuenta de la necesidad que tengo de ser redimido por Ti.

13ª ESTACIÓN: Jesús es bajado de la cruz.

Y su cuerpo es puesto en brazos de su Madre. Por ese tierno Niño que tú nos diste una Nochebuena y que una mala tarde te devolvimos muerto por nuestros pecados., Perdón, Madre, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

14ª Estación: Jesús es sepultado.

Aquél que algunos judíos esperaban fuera el liberador de Israel ha sido sepultado. Por las veces en que he olvidado que es necesario pasar por todas esas cosas para poder entrar en la gloria., Perdón, Señor, perdón., Te adoramos, Cristo y te bendecimos., Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria)

15ª ESTACIÓN: Y al tercer día resucitó.

Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Por las veces que he hecho vana mi fe al creer en mitos que van en contra de tu Resurrección. Por las veces en que olvido que si no muero a mí mismo, Jesús, no podré resucitar contigo. Perdón, Señor, perdón.

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu santa Cruz redimiste al mundo. (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) Oración final: Señor mío Jesucristo, que con tu Pasión y Muerte diste vida al mundo, líbranos de todas nuestras culpas y de toda inclinación al mal, concédenos vivir apegados a tus Mandamientos y jamás permitas que nos separemos de Ti.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. : ¿Cómo se reza el Vía Crucis?
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¿Qué sentido tiene para los cristianos el Vía Crucis?

Significado de Viacrucis (o Vía crucis) Viacrucis o Vía crucis es un antiguo acto de devoción que realizan los cristianos para recordar y representar la pasión y muerte de Jesucristo a lo largo del camino hasta el Calvario, Viacrucis deriva del latín via crucis y significa “camino de la cruz”. El Viacrucis En La Biblia El origen del Viacrucis data de los primeros años del cristianismo cuando los cristianos veneraban aquellos lugares que se relacionaban con la vida y muerte de Jesucristo en Jerusalén. De hecho, se dice que la misma María, madre de Jesús, visitaba a diario cada uno de estos espacios.

Sin embargo, no existe un origen cierto pero, esta costumbre se fue extendiendo y fue practicada cada vez por un número mayor de personas que buscaban visitar los lugares santos donde había estado Jesucristo a lo largo de su pasión, muerte y resurrección.Luego, tras las Cruzadas la devoción por realizar el Viacrucis se expandió y se acrecentó a otros territorios donde había cristianos, por lo que se adoptó la costumbre de realizar algo muy similar a lo que se hacía en Jerusalén a fin de manifestar la fe, agradecer el amor de Dios y recordar el sacrificio de Jesucristo por la salvación de la humanidad.De esta manera, los devotos que no tenían la posibilidad de llegar hasta Jerusalén, podrían realizar el Viacrucis en sus pueblos o ciudades a fin de cultivar y reavivar su fe cristiana.

Ahora bien, a los franciscanos se les atribuye la propagación del Viacrucis luego de que recibieran una indulgencia del papa Inocente XI, para que fueran los los encargados de custodiar los lugares santos o Tierra Santa donde estuvo Jesús. Asimismo fueron los franciscanos quienes establecieron las catorce estaciones del Viacrucis en sus iglesias, la cual debía ser precedida obligatoriamente por un sacerdote franciscano.

Tiempo después, el papa Benedicto XIV en 1742, solicitó a todos los sacerdotes a colocar en las iglesias las estaciones representadas con una cruz. Años más tarde se eliminó la restricción de que solo los franciscanos podían guiar el Viacrucis y lo extendió a todos los obispos en general, pero, dentro de su diócesis.

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¿Que le sucedio a Jesús cuando cae por primera vez?

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez. Te adoramos Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Jesús, agotado por la flagelación y las vejaciones de los soldados, los sufrimientos y la coronación de espinas, cae por primera vez bajo la cruz.
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¿Cuándo se comienza a rezar el Vía Crucis?

De acuerdo con el portal católico especializado ACI prensa, el viacrucis consiste en recorrer espiritualmente el camino que hizo Jesús hasta el monte Calvario mientras cargaba la Cruz, así como la oportunidad de interiorizar en su sufrimiento. (Puede leer: Dónde ver ‘La pasión de Cristo’ y más clásicos de Semana Santa ) “Viacrucis” significa en latín “El camino de la Cruz”.

  • Este trayecto está compuesto por 14 estaciones que representan ciertas escenas de la Pasión, correspondientes a un incidente en particular o la forma especial de devoción relacionada con tales representaciones.
  • ¿Cuándo se hace el viacrucis? Rezar el Viacrucis es una tradición popular muy antigua, surgida de las peregrinaciones que los cristianos realizaban a Tierra Santa.

Se reza los días viernes, especialmente los de Cuaresma y el Viernes Santo, pues es una manera de prepararnos para la gran fiesta de la Pascua, al mismo tiempo que ponemos toda nuestra confianza en Dios. ¿Cuántas estaciones tiene el viacrucis? Antiguamente, el número de estaciones variaba considerablemente en diferentes lugares, pero ahora el Magisterio de la Iglesia Católica prescribe 14: 1.

  1. Cristo es condenado a muerte 2.
  2. Jesús es cargado con la Cruz 3.
  3. Su primera caída 4.
  4. Se encuentra con su Santísima Madre 5.
  5. Simón de Cirene es obligado a cargar la cruz 6.
  6. La Verónica limpia el rostro de Cristo 7.
  7. Su segunda caída 8.
  8. Su encuentro con las mujeres de Jerusalén 9.
  9. Su tercera caída 10.
  10. Jesús es despojado de sus vestiduras 11.

Su crucifixión 12. Su muerte en la cruz 13. Su cuerpo es bajado de la cruz 14. Es colocado en el sepulcro ¿Cómo hacer el viacrucis desde casa esta Semana Santa? (También: ¿Por qué el Papa renunció al lavado de pies del Jueves Santo? ) La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) estipuló que en el ejercicio orante de recorrer las estaciones del viacrucis para este tiempo especial que vive la humanidad, por cuenta de la pandemia por el covid-19, el Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, con la colaboración de los sacerdotes: Doctor Diego Uribe, miembro de la Comisión Nacional de Liturgia, y Francisco Mejía, director del Departamento de Catequesis de la Conferencia Episcopal, ofrece un recorrido al “Camino de la Cruz”, iluminado por el texto del profeta Isaías 53,5 “Sus heridas nos han curado”.

Además: Aquí puede seguir en vivo las misas para este viernes Santo ) Para esta Semana Santa en particular, la CEC dispuso que cada estación del Viacrucis tendrá una intención especial por la que se invita a orar: 1. Víctimas de la injusticia 2. Los enfermos Covid19 3. Los servidores de la salud 4. Las madres 5.

Los agentes de la caridad 6. Los desaparecidos 7. Los niños enfermos 8. Las personas ancianas.9. Los desplazados y migrantes 10. Los perseguidos por la fe 11. Los Mártires 12. Las innumerables víctimas de la violencia 13. Las mujeres víctimas de la violencia 14.

La vida Contemplativa Puede descargar la guía de la CEC para rezar el viacrucis haciendo clic aquí o abriendo el documento a continuación: Recomendaciones para la celebración de la Semana Santa La CEC, a través de un decreto y teniendo en cuenta las observaciones recibidas de las Conferencias Episcopales, hizo una actualización de las indicaciones generales y de las sugerencias sobre cómo celebrar la Semana Santa durante la pandemia.

Jueves Santo: Se omita el lavatorio de los pies, que ya es facultativo. Al final de la Misa en la Cena del Señor, se omita también la procesión y el Santísimo Sacramento se reserve en el sagrario. En este día, se concede excepcionalmente a los presbíteros la facultad de celebrar la Misa, sin la presencia del pueblo, en lugar adecuado.

Viernes Santo: En la oración universal, los Obispos se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos, los difuntos (cf. Missale Romanum). La adoración de la Cruz con el beso se limite solo al celebrante. Vigilia Pascual: Se celebre solo en las iglesias catedrales y parroquiales.

Para la liturgia bautismal, se mantenga solo la renovación de las promesas bautismales (cf. Missale Romanum). (No deje de leer: La maravillosa historia de la Biblia ) (También le recomendamos: Los mensajes del papa Francisco y de la iglesia en la Semana Santa ) ELTIEMPO.COM
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¿Qué peso tenía la cruz de Cristo?

¿Qué hay de verdad sobre la cruz de Jesús? Nota del editor: La ciencia y la arqueología ofrecen una percepción de artefactos antiguos que podrían estar ligados a Jesucristo., se transmite los domingos por la noche a las 21:00 horas, tiempo del este de EU en CNN US. (CNN) — En julio de 2013, la historia más antigua sobre las reliquias de Jesús renació de nuevo cuando arqueólogos turcos descubrieron un baúl de piedra en una iglesia de 1350 años que parecía contener un pedazo de la cruz de Jesús.

  • Hemos encontrado algo sagrado en un cofre.
  • Es una parte de una cruz”, dijo el líder del equipo de excavación Gülgün Köroğlu, un historiador del arte y arqueólogo.
  • En ese momento, ella pensó que el cofre fungía como un ataúd simbólico para las reliquias sagradas de una persona, reliquias conectadas a la crucifixión de Jesús.

Después, el silencio. La historia de la última reliquia de la cruz en la que murió Jesús se estancó pues como luego mencionó Köroğlu, la caja que supuestamente contenía los objetos sagrados estaba de pronto misteriosamente vacía. El último episodio de la búsqueda por la “cruz verdadera” es símbolo de los deslices que se han dado en la búsqueda de las reliquias de Jesús y más cuando se trata de la verdadera cruz, la cual representa la fe de más de 2.000 millones de cristianos.

  • Decir que algo huele a la “cruz verdadera” puede significar que es algo de certeza divina o de fraude absoluto.
  • ¿Podría haber fragmentos de la cruz de Jesús entre nosotros? ¿Los fragmentos de un árbol podrían sobrevivir un milenio? O ¿se trata de fragmentos falsificados que nos hablan de nuestra necesidad de creer? El fenómeno de la cruz verdadera comienza con el emperador Constantino, el primer emperador romano en convertirse al cristianismo.

Él envió a su madre Santa Helena (246-330 de los años en curso) a buscar los objetos de Jesús en la Tierra Sagrada. Cuando Helena viajó a Jerusalén en 326, la ciudad seguía sufriendo la destrucción causada por la última guerra judía en los años de 132-135.

Tras derrotar a Israel, el emperador romano Adriano construyó un templo pagano sobre la tumba de Jesús, cerca de Calvario, un grave insulto a la nueva religión. Helena ordenó que se derrumbara el templo pagano y comenzó a excavar para encontrar las reliquias de Jesús. Sus obreros encontraron tres cruces distintas, un descubrimiento relacionado directamente con los salmos que nos dicen que Jesús fue crucificado junto a dos criminales.

El historiador Rufino (340-410) reveló que para poder diferenciar cual cruz era la de Jesús, Helena hizo que llevaran a una mujer desahuciada al sitio. La mujer tocó dos de las cruces, pero nada sucedió. Después tocó la tercera. y se recuperó. La verdadera cruz de Jesús había sido revelada.

Helena la talló, dejando un poco de ella en Jerusalén y transportó un pedazo a Europa, en donde al parecer se multiplicó, tanto así que el reformador protestante Juan Calvino dijo ” si todas las piezas que se puedan encontrar fueran puestas juntas, se podría construir un gran buque de carga. Y aún así los salmos dicen que un solo hombre fue capaz de cargarla”.

Pero, ¿Calvino exageraba para apoyar sus propias reformas al catolicismo? ¿Cómo podemos saber de qué estaba hecha la verdadera cruz, o cómo se veía, si ni los salmos —ni los romanos— se molestaron en decirnos? Aquí es donde entra la ciencia. En 1870, el arquitecto francés Charles Rohault de Fleury catalogó todos los fragmentos conocidos de la cruz verdadera.

Él determinó que la cruz pesaba 74.8 kilogramos, tenía tres o cuatro metros de alto y dos metros de ancho. Si todos los fragmentos de la cruz se reunieran, no alcanzarían ni la tercera parte de la cruz en la que murió Jesús. Y basado en fragmentos que le permitieron examinar bajo microscopio, de Fleury concluyó que la cruz estaba hecha con madera de pino.

Más tarde, cuatro partículas de la cruz fueron examinadas con el microscopio —parte de 10 piezas de la cruz verdadera—, acompañada por evidencia física de los emperadores bizantinos. Estos fragmentos venían de grandes iglesias europeas: Santa Croce en Roma, Notre Dame en París,y las Catedrales de Pisa y Florencia.

  1. Pero los científicos descubrieron que estaban hechas con madera de olivo.
  2. Así fue que la pregunta clave se convirtió en ¿de qué estaba hecha la cruz de Jesús, de pino o de olivo? Una de las realidades desconcertantes para los arqueólogos es la carencia de residuos de madera de las crucifixiones romanas masivas.
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A pesar de que los romanos mataron decenas de miles de personas por medio de la crucifixión —tantas como 500 al día durante la toma de Jerusalén en los años 66-70—, la única evidencia conectada con este terrible castigo fue descubierta en 1968, cuando unos arqueólogos encontraron el hueso del talón de un hombre con el clavo aún intacto.

En el museo de Israel en Jerusalén, Israel Hershkovitz, quien enseña anatomía y arqueología en la Universidad de Tel Aviv, dijo que el hueso del talón del hombre crucificado fue encontrado en una tumba judía en un suburbio del norte de Jerusalén, cerca de Gólgota, la colina donde los romanos crucificaban personas.

El hombre, cuyo osario o ataúd lo identificaba como Yehohanan, se encontraba en sus 20 años cuando murió en la cruz. Su buena dentadura y la falta de musculatura indican que probablemente provenía de una familia adinerada, puesto que la mayoría de las víctimas de la crucifixión eran de orígenes humildes y no terminaban en una tumba, a excepción de Jesús, quien fue puesto en una tumba por el adinerado José de Arimatea.

  • Otros enterrados en la misma tumba que Yehohanan tenían conexiones con el templo, así que es posible que fuera asesinado por los romanos por alguna transgresión política.
  • Yehohanan fue bajado de la cruz con un clavo de 11 centímetros aún en el hueso de su talón derecho y con un pedazo de madera todavía anclado a la cabeza del clavo.

Hershkovitz cree que la longitud relativamente corta del clavo revela mucho sobre los métodos de crucifixión romanos. “El clavo era muy pequeño para atravesar dos talones, así que sin duda cada pie era clavado a la cruz por separado”.

  • Hershkovitz está convencido que las cruces no estaban hechas con olivo pues la gente dependía de los olivos para consumo así que no los cortarían para hacer cruces.
  • Lo que es más importante, no serían muy útiles para ese propósito por la estructura misma del árbol.
  • Los olivos no crecen altos y rectos, les salen ramas por doquier y la madera tiene muchos huecos, haciendo muy difícil que los clavos aguanten el peso de la víctima.

“El olivo es el árbol menos apropiado. Tenemos diferentes tipos de robles que serían mejores para ese propósito.”

  1. Actualmente hay aún más fragmentos de la “cruz verdadera” en exhibición alrededor del mundo: en el Monte Athos, en Roma, Bruselas, Venecia, Ghent, París, España, Serbia e incluso en Boalsburg, Pennsylvania, donde llegó un fragmento como parte de una capilla familiar importada y reconstruida por Theodore Boal para su esposa francesa.
  2. Si quiere su propia astilla de la cruz en la que murió Jesús, el sitio eBay ofrece varias opciones, algunas con su propio sello de cera para preservar su integridad y algunas con documentos que atestiguan sobre su autenticidad.
  3. , un profesor del Departamento de Religión de la Universidad de Duke, dice que el énfasis continuo en la genuinidad de los fragmentos de cruz verdadera es usualmente a costa del significado de la cruz misma.
  4. “Lo que pasa con la cruz es que debes recordar siempre que se trata de la persona que colgó de ella, la madera misma es al final solo el instrumento de tortura”.
  5. Michael McKinley es coautor, con Davis Gibson, de Finding Jesus: Fact, Faith, Forgery, Six Holy Objects That Tell the Remarkable Story of the Gospels”.

: ¿Qué hay de verdad sobre la cruz de Jesús?
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¿Cómo rezar el Santo Vía Crucis 2022?

INTRODUCCIÓN – Guía: Oremos: El que preside: Padre santo, mira benigno a quienes junto a Jesús, nuestro Redentor, nos disponemos a recorrer, paso a paso, el camino luminoso de la cruz. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. O bien: Oh Dios, mira benigno a quienes, junto a Jesús, nos disponemos a contemplar los misterios de su pasión; edúcanos en la escuela del dolor redentor, para que sepamos descubrir y aceptar nuestra cruz, abrazándonos a ella por amor.

  • Todos: Amén,
  • Durante el trayecto a la primera estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Viendo entonces Pilato que nada conseguía sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: “Yo soy inocente de esta sangre, allá vosotros”. Y todo el pueblo contestó diciéndole: “Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.

  1. Entonces se lo entregó para que lo crucificasen».
  2. Mt 27, 24-26) Guía: Oremos: El que preside: Te pedimos, Dios nuestro, que nos enseñes a agradecer y corresponder a todo lo que padeció y sufrió Jesucristo por nuestro amor, dando su vida por nosotros en la cruz y derramando toda su sangre para que nosotros nos salváramos.

Por Cristo nuestro Señor.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Segunda estación: Jesús es cargado con la cruz.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Los soldados le llevaron dentro del atrio y convocaron a toda la cohorte, le vistieron una púrpura, le ciñeron una corona tejida de espinas y comenzaron a saludarle: “Salve, Rey de los judíos”. Y le herían en la cabeza con una caña y le escupían, e hincando la rodilla le hacían reverencias.

  1. Después de haberse burlado de Él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus propios vestidos y le llevaron a crucificar».
  2. Mt 15, 16-29) Guía: Oremos: El que preside: Concédenos, Señor, serte fieles no sólo en el momento de la prosperidad, cuando la fidelidad no es difícil, sino también en las horas amargas de la vida, ya que es entonces cuando sobre todo vale la pena ser fieles, siguiendo las huellas de Cristo, camino de la cruz.

Te lo pedimos, por el mismo Cristo nuestro Señor.

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Tercera estación: Jesús cae por primera vez.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre». (Jn 15, 20-21) Guía: Oremos: El que preside: Concédenos, oh Dios, no pensar en vidas sin cruces, sino más bien en cruces con Cristo; porque la cruz es un instrumento connatural a la vida del hombre y, en especial, para aquellos que hemos aceptado seguir a Cristo por los caminos del Calvario.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Cuarta estación: Jesús encuentra a su madre.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Cuando lo vieron en el templo, en medio de los doctores, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo angustiados, te andábamos buscando”. Él les dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”».

(Lc 2, 48-49) Guía: Oremos: El que preside: Al agradecerte, Señor, el claro ejemplo de fe que nos ha dado María, te pedimos que meditando y sufriendo con Ella, crezca en nosotros la comprensión de los misterios de Cristo, y que la fe constituya nuestra fortaleza y seguridad hasta el fin de nuestra vida.

Por Jesucristo nuestro Señor.

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Quinta estación: Jesús es ayudado por el Cireneo a llevar la cruz.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Tomaron a Jesús y lo llevaron fuera para crucificarlo. Mientras salían, encontraron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, y le obligaron a tomar la cruz, detrás de Jesús». (Mc 15, 20-21) Guía: Oremos: El que preside: Señor Jesús, danos la gracia de cargar con entusiasmo y constancia la cruz que tú benignamente nos has entregado para acompañarte camino del Calvario, alentados por el amor a las almas alejadas de ti.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación, todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Sexta estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme». (Mt 25, 34-36) Guía: Oremos: El que preside: Ante el ejemplo de la Verónica que honra a Cristo y le rinde el homenaje sincero de su amor y gratitud, danos tu fortaleza, Señor omnipotente, para que seamos hombres del Reino que no se arredran ante una perspectiva de cruz y sufrimiento.

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra; bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados; bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el Reino de los cielos». (Mt 5, 4-5.10) Guía: Oremos: El que preside: Jesucristo, conscientes de que tú lo mereces todo de nosotros y que siempre será insignificante nuestra donación, mira con agrado nuestro afán de gastar la vida por ti sin cálculo y sin medida, y sé la garantía de nuestro triunfo final.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Octava estación: Jesús consuela a las santas mujeres.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Y les decía: “El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que diere de beber a uno de estos pequeños aunque sólo fuera un vaso de agua fresca, en verdad os digo que no perderá su recompensa”».

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Y Jesús les dijo: “Velad y orad para que no caigáis en tentación; el espíritu está pronto pero la carne es flaca”. Y decía: “Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”». (Mt 26, 41-42) Guía: Oremos: El que preside: Padre Santo, haznos comprender que no importa caer mil veces cuando se ama la lucha y no la caída; danos fuerza para luchar continuamente seguros de que esto le agrada más a Cristo que la posesión pacífica y cómoda de una victoria fácil.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Llegando al sitio llamado Gólgota ?que quiere decir lugar de la calavera?, diéronle a beber vino mezclado con hiel, mas en cuanto lo gustó no quiso beberlo. Después, los soldados se dividieron los vestidos echándolos a suertes, y sentados, hacían allí la guardia».

(Mt 27, 33-36) Guía: Oremos: El que preside: Señor nuestro, clava en nuestra conciencia la certeza de que a medida que la vida avanza y la eternidad se acerca, sólo el amor de Cristo queda; haz que este amor sea nuestro tesoro por el cual vendamos todo, hasta llegar a sentir gusto y alegría de ser semillas caídas en el surco junto a Él.

Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación, todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Tomaron, pues, a Jesús y le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y a Jesús en medio. Escribió Pilato un título y lo puso sobre la cruz. Estaba escrito: “Jesús Nazareno, Rey de los judíos”. Muchos de los judíos leyeron este título porque estaba cerca de la ciudad el sitio donde fue crucificado Jesús, y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego».

(Jn 19, 18-20) Guía: Oremos: El que preside: Padre lleno de amor, que en la cruz de Cristo nos has manifestado la realidad viva de tu amor personal al hombre, ilumina nuestro interior para que creamos que no hay vida más fecunda y hermosa que la del que sigue a Jesucristo hasta la cruz para cumplir tu voluntad.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Uno de los malhechores crucificados le insultaba diciendo: “¿No eres el Mesías? Sálvate, pues, a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le increpaba: “¿Ni tú, que estás sufriendo el mismo suplicio temes a Dios? En nosotros se cumple la justicia pues somos dignos de castigo, pero éste nada malo ha hecho”.

  1. Y decía: “Acuérdate de mí, Señor, cuando llegues a tu Reino”.
  2. Él le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
  3. Después, dando una gran voz, gritó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
  4. Y habiendo dicho esto, inclinó la cabeza y expiró».
  5. Lc 23, 39-43.46) Guía: Oremos: El que preside: Padre Santo, viendo a tu Hijo en la cruz, vituperado por sus enemigos, negado por los suyos, callando y sufriendo por nuestro amor, infúndenos valor para que llevemos nuestra cruz con el optimismo del cristiano que por la fe conoce la trascendencia de su vida frente a la eternidad, y ayudemos a otros a llevarla, como buenos samaritanos.

Por Cristo nuestro Señor.

  • Todos: Amén.
  • Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  • Guía: Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz.
  • El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  • Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Y uno de los soldados atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero; él sabe que dice la verdad para que vosotros creáis, porque esto sucedió para que se cumpliese la escritura: “No romperéis ninguno de sus huesos”.

Y otra que dice: “Mirarán al que traspasaron”. Después, José de Arimatea rogó a Pilato que le permitiese tomar el cuerpo de Jesús, y Pilato lo permitió. Vino, pues, y tomó su cuerpo». (Jn 19, 34-38) Guía: Oremos: El que preside: Haz, Señor, que nuestros sufrimientos no nos alejen de ti, sino que nos hagan comprender mejor los sufrimientos de la pasión de tu Hijo Jesucristo y nos acerquen más a Él.

Por el mismo Cristo nuestro Señor.

  1. Todos: Amén.
  2. Durante el trayecto a la siguiente estación todos rezan el padrenuestro.
  3. Guía: Decimocuarta estación: Jesús es colocado en el sepulcro.
  4. El que preside: Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
  5. Todos: Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lector: «Le envolvieron en una sábana y lo depositaron en un monumento, cavado en la roca, donde ninguno había sido aún sepultado. Movieron la piedra sobre la entrada del monumento. Era el día de la Parasceve y estaba para comenzar el sábado. María Magdalena y María de José, miraban dónde se le ponía».

Lc 23, 53-54; Mc 15, 46-47) Guía: Oremos: El que preside: Ayúdanos, Padre, a meditar y desentrañar el misterio de la cruz, porque en ella están nuestra confianza y nuestra grandeza; y que al morir y sepultarnos con Cristo, nuestra existencia pobre y débil se transfigure y resucite con Él. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.

Todos: Amén.
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¿Cuándo se hace el Vía Crucis 2022?

Video: Viacrucis del Papa Francisco en Viernes Santo 2022 desde El Vaticano Vea el viacrucis y la celebración de la Liturgia de la Palabra del Viernes Santo del Papa Francisco en vivo desde El Vaticano este 15 de abril de 2022. Después de la Celebración de la Pasión del Señor, la adoración de la Santa Cruz y la Santa Comunión en la Basílica de San Pedro, el Sumo Pontífice encabezará el viacrucis desde el coliseo romano a las 9:15 p.m., hora de Italia ( 2:15 p.m., hora de Dallas ).

El día anterior, en la cárcel de Civitavecchia. En la capilla, realizó el rito del lavado de pies de nueve hombres y tres mujeres de diferentes edades y nacionalidades. Para el Viernes Santo, compartió la lista de oraciones que se darán durante cada una de las estaciones (en números romanos) del viacrucis para quienes quieran seguir el recorrido por internet: I estación – La agonía de Jesús en el Huerto de los Olivos V/.

Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Cuando llegaron a un lugar llamado Getsemaní, Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras voy a orar». Se llevó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y angustia.

Entonces les dijo: «¡Me muero de tristeza! Quédense aquí y vigilen». Y, alejándose un poco, se postró en tierra y oraba pidiendo que, si fuera posible, no tuviera que pasar por aquella hora. Decía: «¡Abbá, Padre, tú lo puedes todo! Aparta de mí esta copa, pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».

( Mc 14,32-36) Aquí estamos. Nos casamos hace apenas dos años. Nuestro matrimonio todavía no ha sido probado por demasiadas tormentas. Llegó la pandemia que complicó un poco todo, pero somos felices. Parece que estamos viviendo una larga luna de miel, a pesar de las discusiones cotidianas y de nuestras diferencias.

Aun así, muchas veces tenemos miedo. Cuando pensamos en las parejas de amigos que fracasaron. Cuando leemos en los periódicos que aumentan las rupturas. Cuando nos dicen que seguramente nos separaremos porque así va el mundo, se trata de una cuestión de estadística. Cuando nos sentimos solos porque no nos entendemos.

Cuando llegamos con dificultad a fin de mes. Cuando nos encontramos bajo un mismo techo como dos extraños. Cuando nos despertamos de noche y sentimos en el corazón el peso y la angustia de nuestra “orfandad”. Porque nos olvidamos que somos hijos. Porque creemos que nuestro matrimonio y nuestra familia dependen sólo de nosotros, de nuestras fuerzas.

  • Nos estamos dando cuenta de que el matrimonio no es sólo una aventura romántica, sino que también es un Getsemaní, es experimentar la angustia antes de partir tu propio cuerpo por el otro.
  • Señor Jesús, que sufriste miedo y angustia.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que rezaste en la hora de la prueba.R/.
  • Dona nobis pacem.

Tú que nos llamas a velar y a rezar contigo.R/. Dona nobis pacem.

  • Todos:
  • Pater noster
  • II estación – Jesús es traicionado por Judas y abandonado por los suyos

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Cuando Jesús todavía estaba hablando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de una gran multitud. De inmediato se acercó a Jesús y le dijo: «¡Te saludo, Maestro!».

Y lo besó. Jesús le respondió: «Amigo, ¡hasta dónde has llegado!». Entonces ellos se acercaron, se abalanzaron sobre Jesús y lo arrestaron. En eso, uno de los que estaban con Jesús tomó su espada, la desenvainó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja ( Lc 22,47-50). Jesús, entonces, lo reprendió: «¡Vuelve tu espada a su lugar!, pues todos los que empuñan espada, a espada morirán».

Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. ( Mt 26,52.56) Señor, partimos para la misión hace casi diez años, porque no era suficiente ser felices, queríamos dar nuestra vida para que otros experimentaran esa misma alegría. Queríamos mostrar el amor de Cristo también a quienes no lo conocían, no importaba dónde.

La vida de comunidad y las actividades de cada día nos ayudan a educar a los hijos con una visión abierta de la vida y del mundo. Pero no es fácil; no escondemos la angustia y el miedo de que nuestra familia lleve una vida precaria, lejos de nuestro país. A todo esto, se agrega el terror de la guerra tan dramáticamente actual en estos meses.

No es sencillo vivir sólo de fe y de caridad, porque a menudo no logramos confiar plenamente en la Providencia. Y a veces, ante el dolor y el sufrimiento de una madre que muere en el parto y, por si fuera poco, bajo las bombas, o de una familia destruida por la guerra o por la carestía y los abusos, viene la tentación de responder con la espada, de huir, de abandonarte, de dejar todo pensando que no vale la pena.

Pero sería traicionar a nuestros hermanos más pobres, que son tu carne en el mundo y que nos recuerdan que Tú eres el Viviente. Señor Jesús, que fuiste traicionado con un beso.R/. Dona nobis pacem. Tú que fuiste abandonado por tus discípulos.R/. Dona nobis pacem. Tú que experimentaste soledad y humillación.R/.

Dona nobis pacem.

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  3. III estación – Jesús es condenado por el Sanedrín

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban algún testimonio contra Jesús que permitiera condenarlo a muerte, pero no lo encontraban. El Sumo Sacerdote de nuevo lo interrogó: «¿Eres Tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?».

«Yo soy», contestó Jesús. Y todos juzgaron que merecía la muerte. ( Mc 14,55.61-62.64) Fuimos novios pocos meses, después la vida nos separó largo tiempo, haciéndonos experimentar cómo duelen los cálidos latidos de los corazones que están lejos. Y cuando nos volvimos a encontrar nos casamos inmediatamente, con la prisa de quien ya había esperado y temido bastante.

Dejamos nuestros hogares de origen para crear uno que fuera nuestro. Comenzamos a recorrer nuestro camino de esposos, llenos de proyectos y también de ilusiones de la juventud. Después la vida puso al descubierto nuestra fragilidad, despojándonos al mismo tiempo de nuestras expectativas y llevándonos por una senda muchas veces escarpada, en cuya cima nos encontramos cara a cara con la imposibilidad de ser padres, experimentando a menudo con dolor muchos juicios sobre nuestra esterilidad.

¿Cómo es que no tenéis hijos?”, nos preguntaron miles de veces, como insinuando que nuestro matrimonio y nuestro amor no eran suficientes para ser una familia. Cuántas miradas poco comprensivas tuvimos que digerir. Pero seguimos caminando cada día tomados de la mano, haciéndonos cargo, juntos, de una comunidad de hermanos y amigos que, entre soledades y ternuras, con el tiempo se convirtió en casa y familia.

Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.R/. Dona nobis pacem. Tú que soportaste críticas y acusaciones.R/. Dona nobis pacem. Tú que, siendo inocente, fuiste perseguido.R/. Dona nobis pacem.

  • Todos:
  • Pater noster
  • IV estación – Jesús es negado por Pedro

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Mientras Pedro estaba abajo, en el patio interior, llegó una de las criadas del Sumo Sacerdote. Al ver a Pedro calentándose junto al fuego lo reconoció y le dijo: «¡Tú también estabas con Jesús de Nazaret!».

Pero él lo negó diciendo: «¡No sé ni entiendo de qué hablas!». Y salió afuera, a la entrada del palacio, y cantó un gallo. De inmediato cantó un gallo por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres». Y se puso a llorar. ( Mc 14,66-68.72) Cuando nos casamos creíamos que no podíamos tener hijos.

Después, en el viaje de bodas, llegó el primero, y nos cambió la vida. Teníamos proyectado ir más despacio, realizarnos en el trabajo, viajar, tratar de vivir al menos un poco como novios eternos. Y, en cambio, mientras todavía incrédulos experimentábamos la belleza de este regalo, llegó el segundo hijo: una niña.

  1. Y así, pensándolo hoy, llegaron también los otros, casi sin darnos cuenta.
  2. ¿Y nuestros sueños? Modelados por los acontecimientos.
  3. ¿Nuestra realización profesional? Modificada por la imperiosa realidad de la vida.
  4. Y después el miedo de que podamos un día renegar de todo, como Pedro; la angustia y la tentación del remordimiento ante un nuevo gasto imprevisto, la preocupación por las tensiones con los hijos adolescentes.

Los viejos deseos dieron paso a nuestra familia. Es verdad que no es fácil, pero de este modo es infinitamente más hermoso. Y a pesar de las preocupaciones y la densidad de nuestros días, que parece que jamás alcanzan, nunca volveríamos atrás. Señor Jesús, que has enjugado las lágrimas de Pedro.R/.

  • Dona nobis pacem.
  • Tú que perdonas a quien se reconoce pecador.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que comprendes nuestras incertidumbres.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Todos: Pater noster Señor Jesús,que abres los brazos a quien invoca el perdón,te suplicamos que concedas a las familias numerosaspoder superar con alegría cada dificultady a todos nosotrospoder levantarnos siempre después de una caída.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/.

Amén. V estación – Jesús es juzgado por Pilatos V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Pilato otra vez les preguntó: «¿Y qué quieren que haga con el que ustedes llaman “el rey de los judíos”?». Ellos contestaron a gritos: «¡Crucifícalo!».

  1. Pilato les replicó: «Pero, ¿qué mal ha hecho?».
  2. Sin embargo, ellos gritaban aún más fuerte: «¡Crucifícalo!».
  3. Entonces Pilato, para complacer a la gente, dejó en libertad a Barrabás y a Jesús, en cambio, después de hacerlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.
  4. Mc 15,12-15) Nuestro hijo ya fue juzgado desde antes de venir al mundo.

Encontramos médicos que cuidaron de su vida antes de nacer, y médicos que con toda claridad nos habían hecho entender que era mejor que no naciera. Y cuando elegimos la vida, también nosotros fuimos objeto de juicio: “Va a ser un peso para vosotros y para la sociedad”, nos dijeron.

Crucifícalo”. Y, sin embargo, no había cometido ningún mal. Cuántas veces el juicio del mundo es precipitado y superficial, y nos hace sufrir incluso con una mirada. Cargamos sobre nosotros la vergüenza de una diversidad que con frecuencia es más compadecida que acompañada. La discapacidad no es un alarde ni una etiqueta, sino más bien la apariencia de un alma que con frecuencia prefiere callar frente a los juicios injustos, no por vergüenza sino por misericordia hacia el que juzga.

No somos inmunes a la cruz de la duda o a la tentación de preguntarnos qué habría ocurrido si las cosas hubieran sido de otra forma. Pero, en realidad, la discapacidad es una condición, no una característica, y el alma, gracias a Dios, no conoce barreras.

  1. Todos:
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  3. VI estación – Jesús es flagelado y coronado de espinas

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Pilato, después de hacer azotar a Jesús, lo entregó para que lo crucificaran. Lo vistieron con un manto de color púrpura, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron.

  • Luego comenzaron a saludarlo: «¡Salve, rey de los judíos!».
  • Y le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y le rendían homenaje poniéndose de rodillas.
  • Mc 15,15.17-19) Nuestra casa es grande, no sólo en términos de espacio, sino sobre todo por la riqueza humana que allí habita.
  • Nunca, desde el comienzo del matrimonio, fuimos sólo dos.

Nuestra vocación de acoger el dolor fue y sigue siendo aún ahora —con 42 años de matrimonio, tres hijos naturales, nueve nietos y cinco hijos adoptivos no autosuficientes y con graves dificultades psíquicas— todo lo contrario a triste. No merecemos que la vida nos bendiga tanto.

Para el que cree que no es humano dejar solo al que sufre, el Espíritu Santo mueve en el interior la voluntad de actuar y de no permanecer indiferentes, ajenos. El dolor nos ha cambiado. El dolor nos hace volver a lo esencial, ordena las prioridades de la vida y devuelve la sencillez de la dignidad humana en cuanto tal.

En la “vía dolorosa” de tantos flagelados y crucificados, junto a ellos, bajo el peso de sus cruces, descubrimos que el verdadero rey es aquel que se entrega y se da como alimento, en alma y cuerpo. Señor Jesús, que fuiste flagelado en la carne y en el espíritu.R/.

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  • VII estación – Jesús es cargado con la cruz

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Después de burlarse de Jesús le quitaron el manto de color púrpura, lo vistieron con su ropa y lo sacaron para crucificarlo. ( Mc 15,20) Una mañana como tantas mi mujer se desmayó dos veces.

La carrera al hospital y el descubrimiento de una enfermedad que en su cabeza ya estaba insinuando el veneno. La operación, la rehabilitación, los cuidados; y hoy una cotidianidad completamente nueva para todos nosotros. El Señor nos habla a través de acontecimientos que no siempre comprendemos y nos conduce de la mano para que demos lo mejor de nosotros mismos.

Ella tenía un rol, una posición, una “apariencia”, y se encontró completamente diferente. Desnuda, indefensa, crucificada. Y yo con ella. A través de esta enfermedad, con esta cruz, nos convertimos en el pilar donde los hijos saben que pueden apoyarse. Antes no era así.

Casi podría decir que hoy, con los ojos penetrantes en su glabro dolor, es plenamente madre y mujer. Sin adornos, en la esencialidad de una vida nueva y más difícil. Estar bloqueados, inmovilizados por un pensamiento punzante, me obliga sobre todo a mí, que era tan obstinadamente orgulloso, a descubrir qué maravilloso don son las otras familias, las que intentan hacerte reír, te ayudan en la cocina, acompañan a tus hijos a catequesis, te escuchan, te entienden con una mirada, y, aun teniendo situaciones tanto o más complicadas todavía, se preocupan constantemente por ti.

Señor Jesús, que no buscaste honores mundanos.R/. Dona nobis pacem. Tú que has cargado sobre ti el peso de todos los mortales.R/. Dona nobis pacem. Tú que has abrazado el pesado madero de la cruz.R/. Dona nobis pacem.

  1. Todos:
  2. Pater noster
  3. VIII estación – Jesús es ayudado por el Cireneo a cargar la cruz

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Cuando se llevaban a Jesús detuvieron a un hombre de Cirene, llamado Simón, que volvía del campo, y lo obligaron a cargar la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

  • Lc 23,26) Nos jubilamos hace dos años y, justo cuando comenzábamos a imaginar cómo gastaríamos las energías recuperadas, nos llegó la noticia del despido de nuestro yerno.
  • Durante la pandemia asistimos indefensos a la crisis del matrimonio de nuestra hija mayor.
  • Los nietos empezaron a inundar de vitalidad y confusión nuestra casa, como no ocurría desde que eran pequeños nuestros tres hijos, y esto ya no sólo los domingos.

Pusimos en el coche un portabebés y compramos una pizarra para escribir los compromisos de nuestros cinco nietos, sin correr el riesgo de olvidarnos de algo. Nuestros músculos ya no son los de antes, pero el bagaje de experiencias nos hace más dóciles a la vida respecto a cuando teníamos la fuerza de correr.

  • La cruz de la precariedad de las familias y del trabajo nos preocupa.
  • Y hoy, que naturalmente nos sentiríamos inclinados a ocuparnos de nuestros cansancios y del innegable miedo a la muerte, nos vemos cargados con una cruz inesperada, puesta sobre nuestras espaldas a pesar nuestro.
  • El paso a menudo se hace lento y en la noche, después de haber sonreído, nos encontramos llorando de compasión.

Pero ser “oxígeno” para las familias de nuestros hijos es un don que nos vuelve a llevar a las emociones que experimentábamos cuando eran pequeños. Nunca se deja de ser mamá y papá. Señor Jesús, que compartiste el peso de la cruz.R/. Dona nobis pacem. Tú que nos sometes al juicio de tu cruz.R/.

  • Todos:
  • Pater noster
  • IX estación – Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «¡Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí! Lloren más bien por ustedes y por sus hijos».

( Lc 23,27-28) Ahora somos cuatro. Durante largos años fuimos dos, y tuvimos que afrontar la cruz de la soledad y la gestación de una paternidad diferente a como siempre la habíamos imaginado. La adopción es la historia de una vida marcada por el abandono, que es sanada gracias a una acogida. Pero el abandono es una herida que sangra siempre.

Y la adopción es una cruz que padres e hijos cargan juntos sobre las espaldas, soportándola, tratando de aliviar su dolor y también amándola, en cuanto forma parte de la historia del hijo. Pero duele ver a un hijo que sufre por su pasado, hace daño intentar amarlo sin lograr rasguñar mínimamente su dolor.

  • Nos adoptamos mutuamente.
  • Y no hay un día en el que no nos levantemos pensando que ha valido la pena; que todo este esfuerzo no ha sido en vano; que esta cruz, aun cuando sea dolorosa, esconde un secreto de felicidad.
  • Señor Jesús, que has atraído las miradas de las mujeres de Jerusalén.R/.
  • Dona nobis pacem.
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Tú que enjugaste lágrimas y consolaste corazones.R/. Dona nobis pacem. Tú que recorriste con valentía el camino de la cruz.R/. Dona nobis pacem. Todos: Pater noster Señor Jesús, que te encaminaste hacia la cruz con los ojos abiertos y el corazón dispuesto, te suplicamos que concedas a los padres y a sus hijos adoptivos crecer juntos como familias acogedoras y a todos nosotros contribuir a la alegría del prójimo.

  • Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/. Amén.
  • X estación – Jesús es crucificado V/.
  • Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/.
  • Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
  • Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda.

Jesús decía: «Padre, perdónalos, no saben lo que hacen». Después hicieron un sorteo y se repartieron sus ropas. El pueblo estaba contemplando. Los jefes se burlaban y le decían: «¡Salvó a otros! ¡Que se salve a sí mismo si este es el Mesías de Dios, el elegido!».

Los soldados también se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «¡Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo!». Encima de él había un cartel con la inscripción: «Este es el rey de los judíos». ( Lc 23,33-38) Somos una madre y dos hijos. Desde hace más de siete años somos una silla con tres patas en lugar de cuatro: hermosísima y valiosa, aunque un poquito inestable.

Bajo la cruz, cada familia, incluso la más imperfecta, la más dolorida, la más extraña, la más carente, encuentra su sentido profundo. También la nuestra. Hemos experimentado, no sin lágrimas y dolor, que Jesús, en ese abrazo de maderos clavados, nos mira y no nos deja nunca solos.

No sólo nos encomienda a un amor genérico del creador respecto a sus criaturas, sino que nos confía a un amigo, a una madre, a un hijo, a un hermano. A una Iglesia que, con todos sus defectos, nos tiende la mano y, aunque pueda parecer imposible, a veces sostiene el peso por nosotros, permitiéndonos de vez en cuando recuperar el aliento.

El amor se multiplica porque es gratuito, aun cuando tengo la tentación de querer saber por qué, si “ha salvado a otros, si es el Cristo de Dios, su elegido”, no ha podido salvar también a mi marido. Pero la herida de Uno en la cruz es herencia, vínculo y relación al mismo tiempo.

  • El Amor se hace real, porque, en nuestro abismo y en nuestras dificultades, no somos abandonados.
  • Señor Jesús, que extendiste los brazos en la cruz.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que para salvarnos a nosotros no te salvaste a ti mismo.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que perdonaste a tus verdugos.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Todos: Pater noster Señor Jesús, que con los brazos abiertos en cruz abrazas a quien está solo y abandonado, te suplicamos que concedas a las familias que sufren la pérdida de sus padres sentirte presente en su dolor, y a todos nosotros saber llorar con el que llora.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/.

Amén. XI estación – Jesús promete el Reino al buen ladrón V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda.

Uno de los malhechores le dijo: «¡Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino!». Jesús le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso». ( Lc 23,33.42-43) Recién ahora sonreímos recordando todas las expectativas que habíamos puesto en nuestro hijo. Lo criamos para que fuera feliz, para que se realizara, para que siguiera las huellas del abuelo.

Sí, tal vez hubiéramos querido para él una vida diferente. Una familia, un trabajo, unos hijos, unos nietos. En resumen, la “normalidad”. Ya habíamos vivido su vida en su lugar. Y, en cambio, llegaste Tú y trastocaste todo. Destruiste nuestros sueños por algo más grande.

Hiciste que su vida no siguiera la lógica del “siempre se hizo así” y lo llamaste para que estuviera contigo. Pero, ¿cómo? ¿Por qué precisamente él? ¿Por qué justo nuestro hijo? Al principio no lo tomamos bien, lo combatimos, lo abandonamos. Creímos que nuestra frialdad lo habría hecho volver sobre sus pasos.

Como dos malhechores, intentamos sembrar en su cabeza la duda de que se estuviera equivocando totalmente. Pero comprendimos que no se puede luchar contra Ti. Nosotros somos un vaso y Tú eres el mar. Nosotros somos una chispa y Tú eres el fuego. Y entonces, como el buen ladrón, también nosotros te pedimos que te acuerdes de nosotros cuando entres en tu Reino.

Señor Jesús, que moriste como un malhechor.R/. Dona nobis pacem. Tú que transformaste la cruz en un trono real.R/. Dona nobis pacem. Tú que nos abriste las puertas del paraíso perdido.R/. Dona nobis pacem. Todos: Pater noster Señor Jesús, que nos has revelado los misterios de tu Reino, donde el más grande es aquel que sirve, te suplicamos que guíes a los padres para que acompañen la vocación de sus hijos y a nosotros concédenos ser fieles discípulos tuyos.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/. Amén. XII estación – Jesús entrega la madre al discípulo amado V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. Junto a la cruz de Jesús estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.

  • Cuando Jesús vio a su madre y a su lado al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: «¡Mujer, ahí tienes a tu hijo!».
  • Luego dijo al discípulo: «¡Ahí tienes a tu madre!».
  • Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
  • Jn 19,25-27) En casa éramos cinco: nuestros tres hijos, mi marido y yo.
  • Hace cinco años la vida se complicó.

Un diagnóstico difícil de aceptar, una enfermedad oncológica escrita a cada momento en el rostro de la hija más pequeña. Una enfermedad que, aunque nunca apagó su sonrisa, hizo que el rechinar de la injusticia que vivíamos fuera aún más doloroso. A pesar de las “burlas” con las que el dolor parecía que ya nos había envuelto, después de sólo seis años de matrimonio mi marido nos dejó por una muerte improvisa, poniéndonos en un camino de soledad desgarrador, durante el cual acompañamos a la pequeña de casa a su último adiós.

  • Ya pasaron cinco años desde el comienzo de esta aventura que no hemos comprendido en absoluto racionalmente, pero la certeza es que el Señor siempre ha estado en esta gran cruz y lo sigue estando todavía hoy.
  • Dios no llama a los capacitados, sino que capacita a los que llama”: esto nos dijo un día una religiosa, y estas palabras nos han cambiado la perspectiva de vida de los últimos años.

La mentira más grande con la que hemos combatido es la de ya no ser una familia. No conozco otro modo para responder a mi corazón y a mi dolor en la carne, sino confiándome al Señor que vive este tramo de vida terrena conmigo. Muchas veces, en las sesiones de quimioterapia de mi hija, me sentí como María al pie de la cruz; y es esa experiencia la que hoy me hace sentir —aunque sólo sea por un poquito— madre de mi Señor.

  • Señor Jesús, que conociste la agonía de los afectos.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que no diste a la muerte la última palabra.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Tú que nos entregaste a tu misma Madre como última voluntad.R/.
  • Dona nobis pacem.
  • Todos: Pater noster Señor Jesús, que antes de expirar quisiste entregarnos a tu Madre y confiarnos a sus cuidados, te suplicamos que concedas a las familias marcadas por la muerte de un hijo custodiar la gracia recibida con el don de su vida y a todos nosotros, consolados por el Espíritu, aceptar tu última voluntad.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/.

Amén. XIII estación – Jesús muere en la cruz V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: «¡Eloí, Eloí!, ¿lemá sabajtaní?», que significa: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?».

Uno de ellos fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber diciendo: «¡Déjenlo! A ver si viene Elías a descolgarlo». Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. ( Mc 15,34.36-37) La muerte está en torno y la vida parece perder valor. Todo cambia en pocos segundos.

La existencia, los días, la despreocupación de la nieve en invierno, ir a buscar a los niños a la escuela, el trabajo, los abrazos, las amistades, todo. Todo pierde improvisamente valor. Señor, ¿dónde estás? ¿Dónde te escondiste? Queremos la vida de antes.

¿Por qué todo esto? ¿Qué culpa cometimos? ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por qué has abandonado a nuestros pueblos? ¿Por qué has dividido de este modo a nuestras familias? ¿Por qué ya no tenemos ganas de soñar ni de vivir? ¿Por qué nuestras tierras se han vuelto tenebrosas como el Gólgota? Se nos acabaron las lágrimas.

La rabia ha cedido a la resignación. Sabemos que Tú nos amas, Señor, pero no percibimos este amor, lo que nos hace enloquecer. Nos despertamos en la mañana y por algunos segundos somos felices, pero luego nos acordamos inmediatamente de que será difícil reconciliarnos.

  1. Señor, ¿dónde estás? Háblanos desde el silencio de la muerte y de la división, y enséñanos a reconciliarnos, a ser hermanos y hermanas, a reconstruir lo que las bombas habrían querido aniquilar.
  2. Señor Jesús, que nos amaste hasta el fin.R/.
  3. Dona nobis pacem.
  4. Tú que muriendo destruiste la muerte.R/.
  5. Dona nobis pacem.

Tú que exhalando el último respiro nos has dado la vida.R/. Dona nobis pacem. Todos: Pater noster Señor Jesús, que de tu costado traspasado hiciste brotar la reconciliación para todos, te suplicamos que concedas a las familias destruidas por lágrimas y sangre creer en la fuerza del perdón y a todos nosotros construir paz y concordia.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.R/. Amén. XIV estación – El cuerpo de Jesús es puesto en el sepulcro V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum. José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que él había excavado en la roca.

Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas delante del sepulcro. ( Mt 27,59-61) Ya estamos aquí. Hemos muerto a nuestro pasado. Hubiéramos querido vivir en nuestra tierra, pero la guerra nos lo ha impedido.

  1. Es difícil para una familia tener que elegir entre sus sueños y la libertad.
  2. Entre los anhelos y la supervivencia.
  3. Estamos aquí después de viajes en los que hemos visto morir mujeres y niños, amigos, hermanos y hermanas.
  4. Estamos aquí, supervivientes.
  5. Nosotros, que en nuestra casa éramos importantes, aquí somos percibidos como una carga, como números, categorías, simplificaciones.

Sin embargo, somos mucho más que inmigrantes. Somos personas. Hemos viajado hasta aquí por nuestros hijos. Morimos cada día por ellos, para que puedan tener una vida normal, sin bombas, sin sangre, sin persecuciones. Somos católicos, pero también esto a veces parece que pasa a un segundo plano respecto al hecho de que somos migrantes.

Si no nos resignamos es porque sabemos que la enorme piedra sobre la puerta del sepulcro un día será removida. Señor Jesús, que fuiste bajado del madero de la cruz por manos amigas.R/. Dona nobis pacem. Tú que fuiste sepultado en la tumba nueva de José de Arimatea.R/. Dona nobis pacem. Tú que no conociste la corrupción del sepulcro.R/.

Dona nobis pacem. Todos: Pater noster Señor Jesús, que descendiste a los infiernos para liberar a Adán y Eva con sus hijos de la antigua esclavitud, te suplicamos por las familias de los migrantes, sácalos del aislamiento que destruye y a todos nosotros concédenos reconocerte en cada persona como nuestro amado hermano y hermana.

  1. Oración final
  2. El Santo Padre:
  3. Padre misericordioso, que haces salir el sol sobre buenos y malos, no abandones la obra de tus manos, por la que no dudaste en entregar a tu único Hijo, que nació de la Virgen, fue crucificado bajo Poncio Pilato, murió y fue sepultado en las entrañas de la tierra, resucitó de entre los muertos al tercer día, se apareció a María Magdalena, a Pedro, a los demás apóstoles y discípulos, y siempre está vivo en la santa Iglesia, que es su Cuerpo viviente en el mundo.

Mantén encendida en nuestras familias la lámpara del Evangelio, que ilumina alegrías y dolores, cansancios y esperanzas; que cada casa refleje el rostro de la Iglesia, cuya ley suprema es el amor.Por la efusión de tu Espíritu, ayúdanos a despojarnos del hombre viejo, corrompido por pasiones engañosas, y revístenos del hombre nuevo, creado según la justicia y la santidad.

Tómanos de la mano, como un Padre, para que no nos alejemos de Ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco; desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia.

Haz que no nos comportemos como enemigos de la cruz de Cristo, para que participemos en la gloria de su resurrección.Él, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.R/. Amén.

  • Bendición apostólica
  • El Santo Padre:
  • El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu. Bendito sea el nombre del Señor.R/. Ahora y por siempre. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.R/. Que hizo el cielo y la tierra. Os bendiga Dios omnipotente,Padre + Hijo + y Espíritu + Santo.R/. Amén. Vea aquí: : Video: Viacrucis del Papa Francisco en Viernes Santo 2022 desde El Vaticano
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¿Qué quiere decir la palabra Eucaristía?

1.f. Rel. En la tradición católica, sacramento instituido por Jesucristo, mediante el cual, por las palabras que el sacerdote pronuncia, se transustancian el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
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¿Quién creó el Vía Crucis?

El fundador de Scala Coeli fue uno de los difusores del rezo de las estaciones en España – San Álvaro de Córdoba, el beato que creó el vía crucis 19/02/2015 Actualizado a las 08:19h. Beato Álvaro de Córdoba en Poniente y en los libros más rigurosos, San Álvaro en la calle, en Santo Domingo de Scala Coeli y en la tradición de la ciudad. La Iglesia recuerda cada 19 de febrero al reformador dominico al que el pueblo trató de santo hasta hace muy poco, y que no sólo llevó el nombre de la ciudad en el suyo, sino que también dejó mucha huella.

  1. Hasta el punto de que se le hizo santo sin serlo exactamente.
  2. Nacido en 1358 o 1360, en Zamora pero de ascendencia cordobesa, San Álvaro, que había profesado como dominico en San Pablo, estuvo en Tierra Santa y al volver a Córdoba fundó el convento de Santo Domingo de Scala Coeli, creó el considerado primer vía crucis de Occidente.

Los demás conocidos, en Italia y Flandes, sólo son coetáneos, con lo que el título de difusor de este rezo en Europa occidental es justo. Incluso el de la Cruz del Campo de Sevilla es casi un siglo posterior.
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¿Quién escribió el Vía Crucis?

LOS POSIBLES AUTORES DEL RITO – Según Vatican News, ” el sentido actual del término se remonta a la Baja Edad Media “. Fueron tres los que acuñaron el rito: San Bernardo de Claraval, San Francisco de Asís y San Buenaventura de Bagnoregio, quienes habrían dispuesto catorce estaciones, las mismas que se recorren hasta el día de hoy.

  • El Vía Crucis se desarrolló con el impulso de los franciscanos en España en la primera mitad del siglo XVII.
  • En Italia, un gran propagador de esta práctica fue San Leonardo de Porto Maurizio (1676-1751), un fraile menor que introdujo meditaciones para cada una de las 14 estaciones “, escribe el medio.

La web Devocionario anota que no hay datos exactos sobre cómo aparecieron las estaciones ni cuando se empezaron a ” conceder indulgencias “, pero coincide con que habrían sido los franciscanos quienes establecieron las costumbres. Devocionario anota: ” A ellos se les concedió en 1342 la custodia de los lugares más preciados de Tierra Santa.

Tampoco está claro en qué dirección se recorrían ya que, según parece, hasta el siglo XV muchos lo hacían comenzando en el Monte Calvario y retrocediendo hasta la casa de Pilato “. Al respecto, la página web de la Iglesia de Tijuana anota que esas tradiciones son herencias del “Jerusalén Sicut Christi Tempore Floruit” (“Jerusalén Floreció como en Tiempos de Cristo”), libro escrito ” en 1584 por Adrichomius “, en tanto que las catorce estaciones que se conocen fueron fijadas por ” el carmelita Jan Pascha “.

A partir de eso, y como solución a la ocupación musulmana de Tierra Santa –que evitaba que los fieles se reunieran allí-, el rito se pudo recrear en otras partes del mundo. El Viacrucis En La Biblia “La procesión al calvario” de Pieter Brueghel el Viejo, quien dibujó un camino de serpiente en cuyo primer plano se ve a San Juan consolando a María, en tanto que, al centro, a Jesús bajo la cruz. Posiblemente pintado en 1564 y actualmente custodiado por el Museo de Historia del Arte de Viena.
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¿Cómo nació el Vía Crucis?

RESINES, Luis Resulta bastante frecuente comprobar la carencia de datos sobre el viacrucis, incluso en personas con un nivel de formación más que aceptable, porque se considera que es una muestra de piedad que «se ha hecho así de toda la vida». Y en esa frase genérica se incluye por igual la memoria personal, que recuerda haberlo conocido invariable, tanto como la memoria histórica que se remonta a siglos atrás.

  1. Y parece que haberlo conocido así desde niño hasta adulto hubiera de extenderse también a todas las etapas anteriores de la historia, sin precisión, para remontarse hasta.
  2. ¡los orígenes mismos del cristianismo! Y no hay nada más falso.
  3. Pero, como todas las acciones ritualizadas, lo esencial en el rito es la repetición fija, inmutable, que parece estar por encima del tiempo.

En un pueblo, por ejemplo, la cruz siempre la lleva la misma persona, acompañada por dos compañeros fijos con los ciriales; las paradas se hacen siempre en los mismos lugares; los cantos son los que se conservan en papeles amarilleados por los años, y guardados con esmero para que sirvan para el año siguiente.

  1. La ritualidad da un carácter solemne de perpetuidad.
  2. Por eso, desvelar los orígenes, o tratar de aproximarse a ellos, supone hacer tambalear toda la construcción que se suponía inmutable.
  3. Es absolutamente falso y carente de cualquier fundamento serio afirmar, como lo he visto escrito, que hay que remontarse a los orígenes mismos del cristianismo para hablar del viacrucis.

Incluso con afirmaciones aún más peregrinas —pero que se dejan caer— que aseguran que la propia María, la madre de Jesús, acostumbraba visitar con asiduidad los diversos lugares en que su Hijo había sufrido algún dolor de su pasión, Afirmaciones de este tipo son tan falsas como las imágenes —estampas melosas, imágenes en talla, o en escayola de Olot— en las que Jesús niño juega alegremente con una cruz, o ya adolescente las fabrica en la carpintería del bueno de José.

  • Es el malsano deseo de dulcificar una muerte cruel al proponerla como el anhelo o la ilusión de un niño que aspira a ella.
  • La realidad es que la tortura de la cruz producía horror con solo mencionarla.
  • Y en el ambiente que le tocó vivir a Jesús, bajo el dominio romano en tensión permanente con un pueblo levantisco, la cruz era aplicada con cierta frecuencia y resultaba lo bastante conocida como para evocar espanto automático.

Cuando los cristianos de la primera generación, particularmente quienes residían en Jerusalén, constituyen una inicial comunidad, saben de primera mano —algunos como testigos oculares— lo que ha sucedido con Jesús. Pero los relatos conservados jamás ponen el más mínimo acento, ni el más mínimo interés, en referir que preservan como valiosos tesoros objetos relacionados directamente con Jesús: ni con su vida (ropas, sandalias, manto, herramientas, cosas usadas por él), ni tampoco con su muerte (cruz, corona de espinas, clavos, sudario.).

La reflexión que hacen tiene claramente dos estilos: uno consiste en narrar los hechos escuetos, que culminan con el testimonio de su encuentro con el Resucitado; el otro, en la línea del ahondamiento teológico, consiste en caer en la cuenta de que su muerte nos ha salvado, que no es una muerte inútil y absurda, sino cargada de sentido salvador: muerte para engendrar y repartir vida, como hace el apóstol Pablo.

Este, cristiano de segunda generación, repite los hechos que no ha conocido, pero enseña el sentido que ha descubierto en la muerte de Jesús. Pero nadie puede dar con un solo vestigio de interés por conocer lugares, poseer objetos, fijar relatos, preservar memorias o vínculos que tengan que ver con la pasión de Jesús.

Todo lo que se sale de ahí está envuelto en la leyenda, a pesar de que haya quien lo pretende legitimar con supuestos datos históricos (sudario, síndone o sábana santa, grial, cruz.). La primera comunidad cristiana de Palestina no se ocupó en absoluto de detalles de este tipo, y su interés es muy ajeno a estas particularidades: gira en transmitir el fabuloso descubrimiento de que Jesús Dios se ha hecho presente en el mundo; de ahí, conservar la fe en él, su mensaje, sus propuestas, la fidelidad a su estilo de relación con Dios.

Para aquella comunidad, ese era el valioso tesoro que era preciso conservar y transmitir a toda costa. Mirando a la historia Hacia el año 33, se desencadenó la primera persecución por parte de la mayoría judía hacia la comunidad cristiana, concretada sobre todo en sus miembros de procedencia helenística o en los principales cabecillas (Esteban, Pedro, Juan, Santiago, apóstoles.).

  • Esto produjo una primera dispersión de quienes se llevaban consigo la memoria de los hechos, la fe pascual, pero no los escenarios de la pasión, ni los objetos relacionados con la vida o la muerte de Jesús, hacia los que no pusieron interés.
  • Años después, la tensión con el poder romano cobró fuerza en la rebelión de los zelotas, que se alzaron contra los soldados de Roma.

La reacción no se hizo esperar y Tito, al frente de las legiones acantonadas en Siria, se desplazó hacia el sur arrasando sistemáticamente todo a su paso. Los legionarios no se pararon a considerar si eran o no cristianos, pues todos corrieron igual suerte.

Fueron numerosos los que buscaron refugio, a la desesperada, tras las murallas sólidas de Jerusalén, que incrementó su población hasta el límite. Los dos episodios más conocidos de aquella guerra fueron la toma de Jerusalén, tras enconada resistencia (año 70), y la del reducto de Masada (año 74). Tras la destrucción, Jerusalén quedó arrasada y los «santos lugares» irreconocibles.

(Para los judíos, el «lugar santo» era el templo; para los que han querido asegurar después la localización de espacios relacionados con la pasión de Jesús, los «lugares santos» cristianos eran otros). Pero todos quedaron arrasados. Al cesar las hostilidades, algunos supervivientes —no todos— regresaron a Jerusalén, y de nuevo se restableció allí una comunidad cristiana, obligada por la necesidad a reconstruir viviendas o un espacio para su culto minoritario.

  1. No se empeñaron en excavaciones arqueológicas para reconstruir los escenarios de la pasión de Jesús.
  2. Por otro lado, eran un número reducido, pues en el cristianismo se había producido un desplazamiento del centro de gravedad hacia Grecia primero y hacia Roma después.
  3. Por si fuera poco el notable desastre bélico y sus consecuencias, la situación se repitió: durante los años 132 a 135 los judíos se volvieron a levantar en armas contra Roma acaudillados por Bar Kokeba (= o Bar Kozibá).

De nuevo fue asediada y tomada sesenta años después la medio reconstruida Jerusalén el año 134. El emperador Aelius Hadrianus construyó una nueva ciudad sobre las ruinas de la antigua, que llamó Colonia Aelia Capitolina, conocida como simplemente Aelia; en la parte norte residían los colonos civiles (soldados veteranos licenciados) y al sur la Legio X Fretensis,

  1. Si algo pudiera haber quedado en pie del primer asedio y destrucción, no resistió el embate de la nueva conquista y la construcción de una colonia romana.
  2. Los vestigios quedaron enterrados a la espera de los arqueólogos, que llegarían siglos después.
  3. Es intento vano echar mano de la memoria de los primeros cristianos de Jerusalén, o de la socorrida tradición.

Al cambiar la situación con Constantino primero y Teodosio después (años 313 y 380, respectivamente) hubo cristianos que, movidos de devoción, acudieron a Jerusalén. Otros, como el caso de san Jerónimo, unió motivos de estudio. Se invocan sus palabras para aducir un testimonio que pretende poner en pie lo que había sido arrasado.

He aquí sus expresiones: Hortor vos et precor per Domini caritatem, ut nobis vestros tribuatis aspectus, et per occasionem sanctorum locorum tanto non ditetis munere, Certe si consortia nostra displicuerint, adorasse ubi steterunt pedes Domini, pars fidei est, et quasi recentis nativitatis et crucis et passionis vidisse vestigia (= Os animo y ruego por la caridad del Señor, que lleguemos a veros, y que no os retraséis tanto por otras circunstancias de los santos lugares.

Pues aunque pudiera resultaros incómoda nuestra compañía, constituye una parte de la fe haber adorado donde estuvieron los pies del Señor, y haber visto las huellas de su reciente nacimiento y de su cruz y pasión), Jerónimo dirige la carta a Desiderio y a su hermana Serenilla, a quienes anima a visitar los lugares que se decía habían sido escenario del nacimiento o de la pasión.

  1. Pero ya ha aparecido que la veracidad y certeza, en el siglo iv, resultaba extremadamente dudosa.
  2. En la carta alude a otros visitantes o peregrinos, sin que haya posibilidad de concretar una cifra.
  3. Algunos se han decantado con excesiva libertad a hablar de multitudes: el Padre de la Iglesia, San Jerónimo, nos habla ya de multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los lugares santos en su tiempo.

Sin embargo, no existe prueba de una forma fija para esta devoción en los primeros siglos. ¿Cuántos constituyen una multitud?, ¿qué pudieron ver Desiderio y su hermana, o los otros peregrinos?, ¿con base en qué se pudo relacionar un entorno con un momento de la pasión? Igualmente, se ha invocado el testimonio de Egeria (Eteria) a fin de asegurar los vestigios de la práctica del viacrucis.

Sospecho que en la mayor parte de las ocasiones se ha repetido de memoria, sin haber consultado sus escritos, lo que da poca garantía a los que proceden así. Eteria visitó Jerusalén a finales del siglo iv: es una de las personas que se sintieron impulsadas al viaje por su fe. Cuando estuvo allá, constató la existencia de una comunidad cristiana, con su obispo al frente, acompañado de un conjunto de presbíteros y diáconos.

Llegó a Jerusalén a mediados del año 381, y el obispo era Cirilo —conocido como Cirilo de Jerusalén—. Da fe de las celebraciones ordinarias y más en particular de la semana mayor, en la que en la mañana del viernes, antes de la salida del sol, se reúnen los cristianos en el lugar en el que se repite de unos a otros que Jesús fue flagelado.

  • Allí se coloca una cruz que sostiene el obispo rodeado de sus diáconos; los fieles se acercan a besar la cruz,
  • También besan el anillo que perteneció al rey Salomón, y el cuerno de aceite con que eran ungidos los reyes de Israel.
  • En comunidad se recitan salmos, lecturas de las cartas apostólicas, del evangelio y los profetas que tienen relación con la pasión de Señor; luego se lee la pasión siguiendo el relato de Juan.

Finalmente, se anuncia que habrá una vigilia (celebración) en la Anástasis (Resurrección), para completar las celebraciones de la semana, No es posible, por consiguiente, deducir orígenes del viacrucis en el testimonio de Egeria, que consigna la práctica celebrativa de la comunidad de Jerusalén.

Si esta constancia ha quedado por escrito, a lo largo de la Edad Media otros testimonios variados fueron transmitidos oralmente por parte de los peregrinos que acudían a los tres centros de peregrinación: a Roma (romeros) o a Jerusalén (palmeros), y más tarde a Santiago (concheros), así como también a otros lugares, deseosos de contacto y cercanía cuando se aseguraba la presencia en el pasado de algún apóstol o del mismo Jesús.

Los peregrinos a Jerusalén, al retornar a sus orígenes, contaban lo que habían visto, y lo que les habían dicho, pero que no habían podido comprobar por sí mismos, dado que todo lo que veían sus ojos no existía en el momento de la vida de Jesús, salvo algunas ruinas (muro de las lamentaciones, por ejemplo).

Lo que les habían referido no tenía ninguna exactitud histórica, aunque saliera de labios de cristianos convencidos; lo que ellos narraban a su regreso podía perfectamente ser deformado, magnificado, alterado o preterido ante unos oyentes que no tenían otro recurso que admitir lo que venían contando quienes habían estado en Jerusalén (o quienes decían haber estado).

La verosimilitud de la tradición oral a los países cristianos de occidente no tenía otra base. Con tan débiles cimientos, la exactitud y el rigor se tambalean. Aún es preciso añadir otro acontecimiento que hace zozobrar todavía más la exactitud: en el siglo vii, desde Arabia, se produjo la invasión musulmana, que hacia el norte de África se extendió por Palestina, Egipto y Libia sin especial resistencia.

  1. Los cristianos que permanecieron allí fueron vistos por los dominadores como población sometida, obligada a pagar impuestos, y a tener restricciones en la manifestación pública de su fe.
  2. Los peregrinos que continuaron acudiendo se vieron, según los casos, tolerados, respetados u hostigados.
  3. No era más grave que a un peregrino aislado le asaltaran en su camino a Santiago o a Jerusalén; pero si en el primer caso los asaltantes eran otros cristianos, en el segundo eran unos musulmanes, que no compartían la misma fe.

Esto hizo posible que se incubara una hostilidad religiosa que fue creciendo, junto con el riesgo político y militar de copar la cuenca del Mediterráneo en una pinza que abarcaba desde la España musulmana hasta la Turquía islámica de los seléucidas (seldyúcidas).

  1. Peregrinaciones y cruzadas El papa Gregorio VII pensó en 1074 organizar una ayuda militar a los cristianos de Oriente, que, aunque separados por el cisma (1054), eran cristianos.
  2. Veinte años después, en el concilio de Clermont de 1095 surge el lema «Dios lo quiere» como eslogan para convocar la primera de las cruzadas al año siguiente.

Desde 1096 hasta 1270 se sucedieron siete cruzadas, con muy diversa suerte cada una de ellas. Tan solo la primera llegó a conquistar Jerusalén y, en cierto modo, garantizar la seguridad de los peregrinos (órdenes militares). Tanto estos como los que regresaron de las expediciones militares narraban en los países occidentales lo que les habían dicho, o lo que habían visto directamente.

  1. Pero es seguro que nada o muy poco tenía que ver realmente con los acontecimientos de la pasión de Jesús.
  2. Es entonces, a partir del siglo xii, cuando los relatos en países occidentales prenden en el ánimo del pueblo cristiano y cuando se empiezan a consolidar, relato sobre relato, unas historias que parecen tener una certeza: la que aportan los testigos.

Entonces se empieza a fomentar una devoción hacia la pasión, que se pretende transportar, llevando a Occidente los recuerdos de lo que había sucedido en los lejanos días de la pasión de Jesús. Los recuerdos se tornan más vívidos y permanentes cuando se construyen pequeñas capillas que albergan escenas o tablas en las que se ha dibujado, pintado o esculpido tal o cual momento de la pasión.

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Quienes están imposibilitados para peregrinar tienen de esta forma un recuerdo próximo a sus viviendas. En cada país, en cada región, en cada lugar en que esto se lleva a cabo, obedece a una tradición anárquica que emana de quien había hecho el relato, cuya palabra testimonial no se ponía en duda. En 1342 se encomendó a los franciscanos el mantenimiento del culto de los que se consideraban lugares santos para los cristianos.

De la certeza de muchos de ellos es posible albergar serias dudas; pero, si lo narraba un religioso, el peregrino dudaba menos; y el oyente en el oeste de Europa ni se lo planteaba. Cuando alguien, desconocido, propone hacer un recorrido por los diversos lugares que se narraban como relacionados con la pasión, surge el viacrucis.

Cuando alguien cuenta en su país de origen la práctica de devoción en que ha participado cuando estuvo en Jerusalén, este se implanta en la Europa cristiana. Se efectúa además un cambio en la sensibilidad religiosa en relación con la pasión: consiste en recordarla con dolor, mirarla con compasión, como queriendo aliviar a Jesús en sus dolores al participar de ellos.

La combinación de estos elementos da como resultado una devoción particular a los diversos lugares donde Cristo sufrió los tormentos de su pasión y muerte. No hay nada reglado. El recorrido puede llevarse a cabo en el orden sucesivo de los acontecimientos de la pasión, tal como los narra el evangelio; pero también se admite el orden inverso, retrocediendo desde el Gólgota hacia atrás.

Como además cada uno de los cuatro relatos evangélicos no proporciona los mismos detalles, según la guía que se siga, o según el narrador que relate, se rememoran unos u otros hechos. A la búsqueda de precedentes escritos Se pretenden ver precedentes seguros del viacrucis en narraciones de viajeros que peregrinaron a Palestina.

Así, se cita a Riccoldo di Monte Croce, nacido en Florencia en 1243. Ingresó en los dominicos en el convento de Santa María de Novella. En 1288 peregrinó hacia el Este: hasta Acre, Galilea y Bagdag, de cuyo viaje dejó un escrito, con el nombre de Itinerarium, en que aparecen algunos vestigios de lo que alcanzó a ver en su peregrinación.

  1. Su obra más célebre es Imputatio alcorani (también citada como Confutatio alcorani), que tira por tierra las afirmaciones y usos de los musulmanes.
  2. Falleció en Florencia el 31 de octubre de 1320.
  3. Poco después de su viaje, el también dominico Francisco Pipinus, del convento de Bolonia, redactó por mandato de sus superiores el relato titulado Iter orientale, que le ocupó los años 1250 a 1266 y de 1269 a 1295: su escrito refleja las impresiones de su peregrinación anterior, de la que los superiores no deseaban que quedase en el olvido.

El beato Henri de Suso (¿de Sussex?), muerto en 1366, preconizó en el siglo xiv una especie de recorrido espiritual (sin desplazamiento físico, por tanto), consistente en una serie de meditaciones para recordar algunos momentos de lo acontecido en la pasión.

Los franciscanos introdujeron en Europa y propagaron una serie de representaciones de momentos de la pasión, a los que se dio el nombre de «pasiones», pues aún no había surgido el más moderno nombre de «viacrucis». En esa misma línea, la beata Eustoquia (o Eustochia), clarisa de Messina, fallecida en 1498, organizó en su ámbito una serie de representaciones que iban desde el nacimiento hasta la pasión y muerte, abarcando diversos momentos de la vida de Jesús; es claro que está en la misma dirección que las representaciones centradas en los «nacimientos», fomentadas por los franciscanos.

También contribuyó, a principios del siglo xv, el beato Álvaro de Córdoba. No se conoce con certeza su origen ni su fecha de nacimiento. Sí, en cambio, que fue profesor en San Pablo, de Valladolid. Pasó a Italia y además peregrinó a Jerusalén. A su retorno, junto con Rodrigo de Valencia, adquirió la Torre Berlanga, en la serranía de Córdoba, y allí edificó un convento dominico reformado al que llamó de Santo Domingo de Escalaceli, donde murió hacia 1430.

En él organizó unas representaciones pintadas con algunas de las escenas de la pasión, además de denominar a ciertos parajes del recinto con nombres que evocaban su estancia en Palestina, El hecho de tener que recorrer las escenas una a una comportaba el desplazamiento de las personas de un lugar a otro, remarcando siempre el sentido espiritual; se introduce insensiblemente el sentido procesional.

Esto lleva a intercalar marchas, paradas, contemplación, comentario, oración, canto. Sin embargo, resulta pretencioso ver en esas rememoraciones un precedente del actual viacrucis. Otro viajero, cuyo libro se invoca para buscar precedentes, fue Bernhard von Breydenbach (o Breidenbach), que había viajado a Jerusalén en 1483-1484 y que plasmó sus recuerdos en su obra Peregrinatio in terram sanctam, libro para el cual Lutero escribió un prólogo en 1530, y que fue también citado por Christofer Saint Germain.

Igualmente, es invocado el testimonio escrito de Félix Fabri, nacido en Zúrich en 1437 o 1438, que ingresó en los dominicos en Ulm. Emprendió la reforma de la orden y realizó dos viajes a Oriente: el primero en 1480 y el segundo en 1483. Conocido en latín como Evagatorium, su título alemán es Eigenliche beschreibung der hin vnnd farth zu dem Heyligen Land gen Jerusalem vnd furter durch die grosse Wüsteney zu dem Heiligen Berg Horeb, redactado entre 1484 y 1488,

Ya en el siglo xvi, Jean van Paesschen, muerto en 1532, es el primero que habla de catorce paradas o estaciones; pero no hay que engañarse, ya que las que hoy nos resultan conocidas se entremezclan con otras cuantas más, en un amplio recorrido. Aún no hay nada establecido y fijado.

  1. En todo el tiempo precedente, cada uno organiza las cosas a su manera.
  2. Ya ha salido antes que el avance de la consideración (y de la marcha) va hacia adelante o hacia atrás respecto al orden cronológico, pues la devoción se rige por otros cánones.
  3. Hay quien habla de dieciocho, diez e incluso ocho estaciones.

Jean van Paesschen relata más de catorce; hay quien le supera con un minucioso recuento hasta de cuarenta y siete estaciones. Era más habitual la propuesta de doce estaciones, aunque tampoco era un número fijo. Un ejemplo de esas escenas fluctuantes, completamente aleatorio, además del absoluto desorden, es el siguiente: 1.

El lugar donde Jesús se encuentra con su madre; 2. Donde Jesús habló con las mujeres de Jerusalén; 3. Donde se encontró con Simón Cirineo; 4. Donde los soldados se sortean sus vestiduras; 5. Donde fue crucificado; 6. La casa de Pilato; 7. El Santo Sepulcro. Se puede observar en el ejemplo anterior que el foco se pone en ciertos momentos, ciertas escenas; pero no se contemplan las marchas de un lugar a otro, ni las supuestas caídas de Jesús.

Básicamente, son tres los modelos que centran la atención: 1.º, las escenas, o «paradas» con motivo de tal o cual hecho; 2.º, las «marchas» o recorridos que se efectúan en el trayecto que existe entre dos puntos (a veces imaginarios, como el que puede mediar entre una y otra caída); 3.º, las «caídas», que no tienen propiamente nada que ver con el relato evangélico, que dejan a un lado otros momentos de la pasión y ponen el acento en la contemplación de Jesús abatido por la cruz.

Dependiendo de la guía o el relato (o escrito) que se siguiera, se proponía un recorrido desde el palacio de Pilato hasta el Gólgota, o se extiende hasta la casa de Caifás, o más aún, hasta el huerto de los olivos; o incluso hasta el relato de la cena. Se proponen —llamada a la devoción— caídas de Jesús bajo el peso de la cruz; se habla de dos, de tres o de siete, siguiendo una costumbre parece que romana.

En territorios de habla alemana se desarrollaron y multiplicaron los cuadros (imágenes) por influjo de la extendida oración de las siete Horas (Sieben Hören). En cualquier caso, las escenas, marchas o caídas llevaban consigo otras tantas paradas en el recorrido (de ahí el nombre de «estaciones» (del latín stare, ‘estar o permanecer en pie, haciendo un alto en el camino’), y, consiguientemente, había que reanudar el trayecto entre una parada y otra.

Fijación frente a la libertad imperante Desde esa variedad de formas y esa anarquía en cuanto al hecho que se consideraba, o el número u orden con que se llevaba a cabo, parece que hay un consenso en que se fue produciendo una evolución hacia una forma cada vez más común, que llegó a ser una especie de refundición de las variantes anteriores.

Esto debió de suceder en España en el transcurso del siglo xvii, y fue adoptando la forma con la que ha llegado la devoción a nuestros días. A tal fijación contribuyeron unos escritos: los de Christian van Andrichem (también conocido como Cruys), que redactó Jerusalem sicut Christi tempore floruit (Colonia, 1584), y además Theatrum Terrae Sanctae et biblicarum historiarum cum tabulis geographicis (Colonia, 1590).

  1. El otro autor fue Antonio Daza, con sus Exercicios espirituales (Barcelona, 1625).
  2. No hay más remedio que reconsiderar qué pudo aseverar con certeza Van Andrichem escribiendo en el siglo xvi sobre la Jerusalén del siglo i, sin haber efectuado excavaciones arqueológicas; y cómo la obra de Antonio Daza no constituía una descripción física ni geográfica, sino una llamada a la meditación.

Pero parece que fueron los factores decisivos para la fijación, ya que se trataba de textos puestos por escrito, con el valor que se atribuía a lo impreso frente a la más común repetición oral, La confirmación romana llegó en forma de indulgencias, especialmente en el siglo xviii.

  • Particularmente, los franciscanos habían solicitado indulgencias para esta devoción, a fin de que fueran un estímulo adicional que contribuyera a su difusión.
  • Inocente XII confirmó en 1694 algunas de estas indulgencias para los franciscanos y para los afiliados a esta orden, como el caso de la orden tercera; un cuarto de siglo después, Benedicto XIII, en 1726, hizo extensibles los privilegios a todos los fieles, aunque no estuvieran vinculados con los franciscanos.

Poco después, en 1731, Clemente XII lo extendió aún más (Advertencias, 5 de abril de 1731), concediendo las indulgencias a todas las iglesias, con la condición de que siempre las figuras o representaciones que marcaban las estaciones en el interior del templo fueran bendecidas por un religioso franciscano, con el beneplácito del obispo.

  • Posteriormente, tales indicaciones fueron confirmadas y aquilatadas por Benedicto XIV (10 de mayo de 1742).
  • Esta decisión de dotar de unas ciertas condiciones tanto a las representaciones plásticas como a la forma de disponerlas, bendecirlas y darlas pleno vigor, para lucrar las indulgencias estipuladas, fijó definitivamente el número de estaciones en catorce, dispuestas en un orden preciso.

Difusión por medio de los impresos y las misiones Surgieron a partir de entonces numerosos libritos impresos, de pocas páginas, y casi siempre con un grabado de la cruz, que exponían los motivos de cada estación. Los contenidos de tales impresos resultan variados en extremo, pues van desde la pura consideración devota a la sugerencia de oraciones, imprecaciones dolorosas, jaculatorias e incluso versos.

En bastantes de los que se imprimieron en España se incorporó la jaculatoria «Adorámoste, Cristo y bendecímoste, que por tu santa cruz redimiste al mundo», que databa del siglo xvi: era una de las que se recomendaban para ser empleada por los fieles cuando asistían a la misa en latín, para ser recitada en el momento de entrar en la iglesia o al pasar ante una cruz; de esta forma emigró desde la celebración litúrgica a la forma devocional del viacrucis.

Los más caros libros que se imprimieron incorporaban grabados distintos para cada una de las estaciones, y constituían un motivo de lujo. Los ilustrados también dejaron valer sus criterios en la piedad popular y, de la misma forma que se prohibieron las escenificaciones del desenclavo, pues en ocasiones degeneraban en situaciones jocosas o indecorosas, trataron de reconducir las estaciones del viacrucis hacia la consideración de los momentos narrados por los evangelios, eliminando aquellas escenas puramente imaginarias (caídas, Verónica, encuentro con María).

  • Pero la forma establecida gozaba de tal difusión que su intento quedó frustrado.
  • En el siglo xviii, hubo dos grandes difusores de la devoción del viacrucis, ambos italianos: Leonardo di Porto Maurizio (1676-1751), franciscano, que en sus misiones, sermones y opúsculos de piedad difundió esta devoción de la que era fervoroso apóstol.

El otro fue su contemporáneo Alfonso de Liguori (castellanizado, Ligorio, 1696-1787) : fundador de la congregación de los redentoristas, tanto él como los miembros de este instituto religioso difundieron, sobre todo en las misiones populares, la práctica del viacrucis.

  • En España la réplica la tuvieron en Diego de Cádiz (1743-1801), capuchino, que en múltiples misiones difundió la devoción.
  • Hasta el punto de que otro viacrucis, escrito en verso por Manuel Azamor, tuvo gran difusión y se le llegó a asignar a Diego de Cádiz, privando de la autoría a su verdadero compositor.

Una vez estabilizada la cuestión del número y orden de las estaciones (y de la consideración que se presenta a los fieles), surge una enorme variedad sobre el modo de llevarlo a cabo y lo que se dice y transmite en cada uno de sus momentos. La forma privada, personal, podía hacerse con los libritos ya señalados; hay incluso alguna forma reciente que no tiene más que imágenes, dejando a la consideración privada la meditación y oración.

Otra forma es la colectiva, con un texto que enuncia cada estación, una reflexión más o menos extensa, o sentida, una oración expresa para cada estación o el recurso a la oración común del padrenuestro, y la marcha hacia la estación siguiente. La marcha puede ser acompañada por el canto, lo que implica cantos de piedad, arrepentimiento, compasión, a no ser que —más elaborados— haya cantos propios para cada itinerario.

Otra modalidad es el viacrucis en que la meditación-oración está versificada, y a esos versos se les ha aplicado una misma música semitonada; en consecuencia, el canto constituye ya la recitación misma del viacrucis, donde se intercalan las oraciones habituales.

  • Aún se puede dar con formas más elaboradas, en las que hay una representación plástica, o una representación viviente, con actores para algunas o para todas las estaciones.
  • Esto deviene, en definitiva, en una representación de la pasión.
  • En aquellos lugares en que tal actuación se lleva a cabo en la mañana del Viernes Santo, se produce una casi total duplicación respecto a la lectura de la pasión como punto central de la celebración litúrgica vespertina.

Formas regularizadas La normativa jurídica contemplaba que las representaciones plásticas de cada una de las escenas tenían que ser en madera, en forma de cruz, las cuales podían ir acompañadas de cuadros pintados o tallados en los que se presentaba la escena evocada.

Debían estar situados a una cierta distancia unos de otros (precisamente para hacer posible el desplazamiento y el recorrido entre estaciones), sin que importara especialmente que el orden fuera en un sentido o en otro alrededor de las paredes del templo. Lo habitual era que estuviera en el interior de la iglesia, pero también podía organizarse en otros lugares o dependencias como cementerios, hospitales, salas de comunidad en los conventos; o incluso al aire libre en un trayecto que, en el medio rural, solía ser desde la iglesia parroquial a otra vinculada a ella; o hasta el cementerio, o hasta una ermita cercana, o hasta un extremo algo distante del casco urbano.

En ocasiones estos trayectos estaban jalonados de cruces, bien permanentes (de piedra), bien instaladas previamente para la realización de la devoción. En cualquier caso se pedía que el trayecto debía concluir en algún lugar sagrado, que, si no lo era, quedaba de alguna forma asimilado por la presencia de las cruces instaladas para la ocasión, aunque luego fueran retiradas.

Otro requisito para lucrar las indulgencias de que se dotaba al viacrucis consistía en rezar veinte veces el padrenuestro, avemaría y gloria, distribuidos de esta forma: catorce veces, una en cada una de las estaciones, más cinco veces en honor de las cinco llagas de Cristo, más otra vez por las intenciones del papa; estas seis ocasiones adicionales hasta completar el número de veinte se efectuaban al final del recorrido, como colofón.

Los nombres con que se ha conocido esta forma de devoción han variado de una época a otra y de un lugar a otro. Ya han salido antes los antiguos nombres de «pasiones», o el propio nombre latino de «viacrucis», aceptado en castellano, así como el genérico de «vía dolorosa» rememorando el nombre asignado a un espacio reciente en la ciudad de Jerusalén actual.

En Francia se ha empleado el nombre de «Chemin de la Croix», y también de popular de «les saintes croix»; en Alemania, el «Kreuzwegandacht» o abreviado, más frecuente es «Kreuzweg»; «The way of the Cross», es la denominación inglesa; similar al castellano, el portugués «via-crúcis» tiene también la versión popular de «caminho da cruz».

Propuestas de revisión La reciente revisión de la misma liturgia y de las devociones periféricas, desde el Vaticano II, ha detenido su reflexión en el escaso sentido que supone incorporar relatos puramente imaginarios, que son fruto de otra época en que se multiplicaba sin límite el número de estaciones y su proponía cualquier motivo a la reflexión, sin pararse a pensar en su verismo histórico.

Así, se ponen en tela de juicio estaciones como las de las tres caídas (ya apareció que en ocasiones solo se consideraron las caídas, en número variable y elevado), el encuentro con María en las calles de Jerusalén, el personaje mismo de la Verónica (con una supuesta conexión con la Berenice o Berniké de los evangelios apócrifos),

Una propuesta, contenida, mantiene los pasajes tradicionales, aunque no sean históricamente ciertos (tampoco lo son algunos detalles relativos al nacimiento de Jesús: buey y mula, partera.) y reclama que se añada una estación adicional que proponga la consideración de la resurrección, uniendo muerte y glorificación.

Otra propuesta, más renovadora, valora particularmente la información transmitida por las evangelios, y, sin necesidad de complementos poco fundados, propone las siguientes estaciones: 1. Oración de Jesús en el huerto de los olivos; 2. Prendimiento; 3. Primera burla en casa de Caifás; 4. Negación de Pedro; 5.

Jesús interrogado por Pilato; 6. Flagelación; 7. Corona de espinas (segunda burla en el pretorio); 8. Ostentación al pueblo; 9. Carga con la cruz; 10. Crucifixión; 11. Agonía de Jesús en la cruz; 12. Muerto, es bajado de la cruz; 13. Entrega a su madre; 14. Entierro,

Bibliografía A. Bride, «Chemin de la Croix», en Catholicisme, II, 1035-1039.B. Brown, «The way of the Cross», en New Catholic Enciclopedia, 14, 832-835. H- Hollerweger Kreuzweg, en Lexikon für Theologie und Kirche, 6, 466-467.F. Ruiz, ‘Cruz’, en Diccionario de Espiritualidad, Barcelona, Herder, 1983, 509-512.A.

Teetaert, «Aperçu historique sur la dévotion du Chemin de Croix», en Colectanea Franciscana 19 (1949), 45-124.H. Thurston, Étude historique sur le chemin de la croix, París, 1907.A. de Zedelgem, Historia del vía crucis, Bilbao, 1958 (versión española de C.

Riezu). NOTAS «Ciertos lugares de la Vía Dolorosa (aunque no se llamó así antes del siglo xvi), fueron reverentemente marcados desde los primeros siglos Según la tradición, la Santísima Virgen visitaba diariamente las Estaciones originales.».A. Arce, Itinerario de la Virgen Egeria (381-384), Madrid, BAC, 1980, 62.

«Nacido hacia 350 en Dalmacia, pasó la parte más activa de su vida en oriente, primero en el desierto de Calcis, luego en Belén ( 419/420)»: O. de la Brosse, Diccionario del cristianismo, Barcelona, Herder, 1986, 39. Epistola 47 ad Desiderium: Patrología Latina, XXII, 493.

El propio relato recoge el hecho fantasioso de que los diáconos también tenían una labor de vigilancia, porque se contaba que un devoto exaltado había mordido la cruz y se había llevado un trozo de la misma entre sus dientes. En ningún momento se afirma que se tratara de la cruz en que murió Jesús.A.

Arce, Itinerario de la virgen Egeria (381-384), Madrid, BAC, 1980, 65, y 293 y ss. Se puede observar que el supuesto lugar de reunión es señalado por mera asignación oral. Además, el hecho de venerar el que se dice que es el anillo de Salomón, o un cuerno para transportar aceite, referido a los reyes de Israel, muestran claramente que en la celebración de la fe se mezclan tradiciones orales, cuyo rigor histórico es muy dudoso.A.

Huerga, ‘Álvaro de Córdoba’, en Diccionario de Historia Eclesiástica de España, 619-621.S. Schröder, «Félix Fabri», en D. Thomas-J. Chesworth (ed.), Christian-Muslin Relations. A Bibliographical History, Leiden-Boston, 2014, 605-615. Más adelante, en pleno siglo xviii, se cita como autoridad el compendio bibliográfico que efectuó Lucio Ferraris, en el que pretendía reunir toda la información posible a su alcance.

Su obra, en trece volúmenes, se titula: Prompta bibliotheca canonica, juridica, moralis, theologica necnon ascetica, polemica, rubricistica, historica ex constitutionibus ponticiis, conciliis, et ss. congregationum decreta collecta, quae saepessimime prodiit, Roma, 1760; Bologna, 1764.

En ella aparece muy accidental alguna noticia sobre las prácticas de devoción y del viacrucis. Juan de Ávila, Doctrina christiana que se canta, Valencia, al molino de la Rouella, 1554; Andrés Flórez, La Doctrina Christiana del ermitaño y el niño, Valladolid, Sebastián Martínez, 1552, f.77v. Reconocido como doctor de la Iglesia, sus grandes aportaciones teológicas se desarrollaron en el campo de la teología moral y de la espiritualidad.

Especialmente en la teología moral, sus contribuciones hicieron posible el debilitamiento y extinción de la moral que habían propiciado anteriormente los jansenistas. Manuel Azamor Ramírez, nacido en Villablanca (Huelva) el 22 de octubre de 1733, fue nombrado obispo de Buenos Aires y recibió el episcopado el 15 de octubre de 1786, a los 53 años; permaneció en su sede durante diez años, hasta su fallecimiento el 2 de octubre de 1796.

Apócrifo de la muerte de Pilato: «Cuando el mensajero en cuestión volvía a su casa, se encontró con cierta mujer llamada Verónica, que había tratado a Jesús, y le dijo: “¿Oh mujer!, ¿por qué dieron muerte los judíos a cierto médico residente en esta ciudad que con sola su palabra curaba a los enfermos?”.

Mas ella empezó a llorar diciendo: “¡Ay de mí! Dios y Señor mío a quien Pilato por envidia entregó y condenó.”. Y prosigue el relato de la mujer: “. Cuando mi Señor se iba a predicar yo llevaba muy a mal el verme privada de su presencia; entonces quise que me hicieran un retrato para que, mientras no pudiera gozar de su compañía, me consolara al menos la figura de su imagen.”» (A.
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¿Qué es un Vía Crucis para niños?

Vía crucis para niños: cómo decirle a tu hijo de las 14 estaciones No es fácil explicar ciertas cosas a un niño. Ni siquiera a los niños modernos, acostumbrados a asistir todos los días a impresionantes escenas en la televisión, bombardeado por todos lados por imágenes perturbadoras, sugerencias, solicitudes de medios de comunicación completamente irrespetuosos de su edad, de la condición frágil de su psique todavía tan maleable.

De hecho, ver y conocer, aunque superficialmente, aspectos de la vida que se ocultaban a sus pares hace años, o al menos que llegaban mediados por la experiencia y el filtro de un adulto, los expone aún más al error, la confusión, la incertidumbre existencial que caracteriza nuestro tiempo. En las películas, incluso en los dibujos animados, ven hombres golpeados con violencia, asesinados por otros hombres.

Para ellos se vuelve normal, apenas pueden dar el peso correcto, la dimensión correcta a la muerte. Pero ¿cómo explicar a un niño la historia de un hombre arrancado del afecto de sus amigos, su madre, arrastrado por una multitud enojada, para ser sometido al juicio de otros hombres, totalmente indignos de juzgarlo, y luego golpeado, flagelado, coronado de espinas, y finalmente clavado en una cruz, en medio de los gritos de júbilo de una multitud enojada? Así que en realidad parece la trama de una historia de terror, o una historia real que sucedió hace poco tiempo, tal vez incluso en nuestro país En cambio, es la más bella historia de amor que jamás se ha dicho, la historia de un hombre que sacrificó él mismo para todos los demás hombres, quien no dudó en sacrificarse para garantizar una esperanza a sus propios verdugos.

  1. Es la historia de Jesús, por supuesto, sobre todo el, el camino de la cruz, su doloroso recorrido a lo largo del camino que le llevó al Monte Gólgota.
  2. La Iglesia recuerda este camino devocional desde el siglo XIII.
  3. Es probable que la práctica haya nacido en el contexto franciscano, pero no existen ciertas fuentes.

Lo que es seguro es que nació de la necesidad de los fieles a hacer una peregrinación de fe y penitencia en los lugares que habían visto la pasión de Jesús. Dado que no era posible para todos ir allí, alguien decidió hacer las representaciones de varios episodios que marcaron el camino doloroso y los convirtieron en ‘estaciones’ a lo largo de las cuales los peregrinos podían detenerse y rezar.

  • Progresivamente en los conventos y en las iglesias comenzaron a aparecer estos caminos, que consisten en catorce estaciones, más una decimoquinta con la Resurrección.
  • Aquellos que se dedicaban a esta práctica devocional disfrutaban de las mismas indulgencias otorgadas a aquellos que iban a Tierra Santa.

Las estaciones del Vía Crucis son las siguientes: El Viacrucis En La Biblia

  1. Jesús es condenado a muerte
  2. Jesús con la cruz a cuestas
  3. Jesús cae por primera vez
  4. Jesús encuentra a su madre María
  5. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
  6. Verónica limpia el rostro de Jesús
  7. Jesús cae por segunda vez
  8. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
  9. Jesús cae por tercera vez
  10. Jesús es despojado de sus vestiduras
  11. Jesús es clavado en la cruz
  12. Jesús muere en la cruz
  13. Jesús es depuesto de la cruz
  14. Jesús es colocado en el sepulcro
  15. (Jesús resucita de entre los muertos)
  • Pero volvamos al problema inicial: ¿cómo explicar el Vía Crucis a los niños?
  • Podríamos comenzar por explicarles qué es la Cuaresma, el período de cuarenta días que precede a la Pascua, y que sirve para prepararnos para este evento tan grande e importante para la vida de cada uno de nosotros.
  • Tendremos que explicarles que la Pascua nos recuerda que Jesús murió por la salvación de los hombres, pero luego resucitó, como lo había prometido, trayendo alegría y esperanza a todos, y que cada año recordamos su muerte y su resurrección y todo el amor que nos mostró.
  • En nombre de este amor, Él eligió dejarse maltratar por hombres como nosotros, que no habían entendido lo importante y precioso que era.
  • Tendremos que decirles que durante todos los viernes de Cuaresma recordamos el dolor de Jesús a través del Vía Crucis, que es el “camino de la cruz”, que recuerda el camino de Jesús por las calles de Jerusalén hasta el Monte Gólgota, donde fue matado.
  • Las 15 estaciones del Vía Crucis

Jesús es condenado a muerte

Los soldados llevaron a Jesús ante Poncio Pilato, que era el gobernador de ese territorio. Pilato, sin embargo, no quiso juzgarlo, porque le pareció que Jesús no había hecho nada malo, por lo que lo envió al rey Herodes, que en cambio odiaba a Jesús, porque se proclamó Mesías y Rey, y a Herodes que otro Rey compitiera con él. El Viacrucis En La Biblia

Jesús con la cruz a cuestas

Jesús fue desnudado y los soldados romanos le pusieron una pesada cruz de madera sobre los hombros, obligándolo a llevarla por el camino, hacia una montaña que se levantaba a las afueras de la ciudad, el Monte Gólgota. Esa era la forma en que se castigaban a los condenados a muerte.

Jesús cae por primera vez

Jesús estaba débil y cansado, y no podía soportar esa pesada cruz. Además, los soldados lo golpearon y él estaba herido. En un momento dado cayó bajo el peso de la cruz, pero inmediatamente se levantó, dolorosamente, y reanudó su camino.

Jesús encuentra a su madre María

Mientras Jesús caminaba llevando la cruz, dos alas de multitudes se amontonaron en su pasaje, insultándolo y burlándose de él. En un momento dado en la multitud también apareció María, la madre de Jesús, quien lloró desesperadamente para ver qué estaba pasando, cuánto dolor estaba sufriendo su hijo.

Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

Como Jesús estaba luchando cada vez más para llevar la cruz, los soldados obligaron a un hombre a ayudarlo. Su nombre era Simón el Cireneo, y por un tiempo ayudó a Jesús llevando la cruz sobre sus hombros, pero luego tuvo que dejarlo solo de nuevo.

Verónica limpia el rostro de Jesús

Una chica amable, Verónica, vio a Jesús sufrir tanto y, mientras los soldados no miraban, se acercó a él y le limpió suavemente la cara con una tela, recogiendo lágrimas y sudor. La leyenda dice que el rostro de Jesús quedó impresionado en esa tela, como en una fotografía.

Jesús cae por segunda vez

Jesús cayó por segunda vez, cada vez más exhausto, más y más doloroso, pero una vez más se levantó, para seguir adelante, hacia su destino. Y todo esto solo por nuestro bien.

Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

A pesar de que estaba sufriendo tanto, a pesar de que estaba herido y sangrando y no podía soportarlo más, Jesús todavía encontró la fuerza para consolar a las mujeres que, al verlo tan maltratado, lloraban desesperadamente. A pesar de que estaba tan enfermo, fue él quien las fortaleció, las alentó, poniéndose a un lado incluso en ese momento terrible.

Jesús cae por tercera vez

Una vez más, Jesús cayó, en medio de la risa de la multitud, y una vez más se levantó, lentamente, con las últimas fuerzas restantes.

Jesús es despojado de sus vestiduras

Llegados cerca del Gólgota, los soldados desnudaron por completo a Jesús y jugaron con su pobre vestidura con los dados.

Jesús es clavado en la cruz

Jesús finalmente llegó a la cima del Monte Gólgota. Los soldados lo hicieron acostarse en la cruz y clavaron sus manos y pies en la madera. Jesús, en vez de gritar y quejarse, dijo, volviéndose hacia Dios el Padre: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

  1. Y era verdad, ¡porque esos hombres necios que reían al ver su dolor no tenían idea de lo que estaban haciendo, que estaban matando al Hijo de Dios, que vino a la Tierra solo por nuestro bien! Agotado por el sufrimiento, Jesús finalmente murió en la cruz.
  2. Poco antes, sin embargo, se volvió nuevamente hacia Dios el Padre preguntándole: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

Estaba cansado, desesperado, devastado por tanto dolor, tanta ferocidad por los que habían venido a salvar, y su corazón, aunque grande y fuerte, vaciló por un momento. A las tres de la tarde, mientras Jesús exhalaba su último aliento, el cielo se volvió negro y el velo del templo de Jerusalén se rompió con un sonido siniestro.

Jesús es depuesto de la cruz

Cuando llegó la noche y la multitud se dispersó, un hombre llamado José de Arimatea pidió a Poncio Pilato que sacara a Jesús de la cruz. Pilato le dio permiso, y entonces José levantó a Jesús, lo envolvió amorosamente en una sábana y se encargó de su cuerpo desgarrado por las heridas.

Jesús es colocado en el sepulcro

José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús en un sepulcro, lo colocó allí y luego cerró la entrada con una piedra grande, como era costumbre.

Jesús resucita de entre los muertos

Tres días después de la muerte de Jesús, algunas mujeres fueron a su tumba para ungir su cuerpo, pero lo encontraron abierto, vacío, y un ángel sentado no muy lejos les dijo que Jesús había resucitado y que no lo habrían encontrado más en ese lugar de muerte.

  1. Por supuesto, estas son indicaciones generales.
  2. La forma en que el Vía Crucis se puede explicar a los niños también depende mucho de su edad.
  3. Hay muchos libros adecuados para ayudarlos a entender este delicado e importante ritual, y para los niños incluso libros ilustrados que cuentan el Vía Crucis, o vídeos y caricaturas, en los cuales los elementos más escabrosos y violentos son dejados de lado o al menos suavizados, y se le da más énfasis a la bondad de Jesús, a su sacrificio de amor.

En todos los casos, es importante acercar a los niños lo más pronto posible al Vía Crucis, así como al Misterio Pascual, sin duda el más precioso y solemne para los cristianos. : Vía crucis para niños: cómo decirle a tu hijo de las 14 estaciones
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