Querubines – Es el de menor rango entre los cuatro. Y está muy lejos de aquella imagen de Cupido que tenemos: un bebé sonrosado e inocente. Más bien se parece a ciertas deidades mesopotámicas como el Grifo hitita, el Lamassu de Babilonia o la esfinge de los egipcios.
- La Biblia describe a los querubines como mitad humanos, mitad animales cuya tarea era proteger el jardín del Edén,
- En el Libro de Ezequiel, se habla de ellos como criaturas con cuatro caras: la de un león, un buey, un águila y la última, una humana.
- Tenían patas rectas, cuatro alas y cascos de toro en lugar de pies que brillan como el oro.
Un par de alas las usaban para cubrir su cuerpo y las otras para volar.
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¿Cómo se ve Dios según la Biblia?
Dios en la Biblia “Ya que es de Dios de quien estamos hablando, vosotros no lo entendéis —observó San Agustín en una de sus famosas disertaciones sobre su tema favorito—. Si pudiereis entenderlo, no sería Dios”. La ligereza teológica de siglo cuarto de San Agustín me sorprende por su total modernidad y su adecuada vaguedad.
- Nuestro sentido de alejamiento de Dios ya llevaba un siglo cuando la revista Time publicó famosamente en su portada: “Dios ha muerto”.
- Para un hombre tan distante de los dogmas de la Sagrada Escritura como Jean-Paul Sartre, la búsqueda de verdad espiritual es un esfuerzo desesperado por llenar lo que llamó el “vacío en forma de Dios” en la psique humana.
Y Salman Rushdie, cruelmente castigado por juzgar mal la naturaleza medieval de la fe a finales del siglo XX, confiesa que él también ha luchado por dar sentido al vacío que Sartre describió. “Incapaz de aceptar los irrefutables preceptos absolutos de la religión —escribe Rushdie—, he tratado de llenar el vacío con literatura”.
Irónicamente, ambos humanistas seculares se alejan del punto central de las escrituras sagradas, reunidas y preservadas en el libro al que llamamos Biblia. Los hombres y las mujeres que deslizaron la pluma en el pergamino, en primera instancia, ya sea que los consideremos profetas y apóstoles inspirados por Dios o —según lo describe un especialista de la Biblia— “artesanos literarios antiguos”, se afanaron en describir lo divino mediante la dudosa herramienta del lenguaje humano.
“En el principio era el Verbo —dice la primera línea de apertura del Evangelio según San Juan—, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Por supuesto, Juan concebía al “Verbo” como un concepto profundamente místico (más que débilmente gnóstico).
Sin embargo, es una verdad literal y evidente que todos los autores bíblicos se vieron precisados a utilizar meras palabras para expresar lo inexpresable. Tal es la razón de que en la Biblia nunca se defina o se describa a Dios con claridad, coherencia o congruencia. Más bien, para crédito de los autores originales de la Biblia (y los editores que compilaron sus escritos), pretendieron ofrecernos una vasta antología de relatos acerca de Dios, rica y diversa, y tuvieron la suficiente entereza para invitarnos a elegir entre las varias caras de Dios que ahí encontramos.
La Biblia es también un esfuerzo por colmar con literatura el vacío en forma de Dios. A imagen suya El esfuerzo por comprender a Dios inicia en la misma primera línea de la Biblia. “En el principio creó Dios el cielo y la tierra” (Gén.1:1). Pero, ¿cómo debemos imaginar a Dios en el momento de la creación? En principio se presenta como una deidad sin rostro y sin forma, cuya simple voluntad da existencia al mundo: “Dijo, pues, Dios: ‘Sea hecha la luz’.
Y la luz quedó hecha” (Gén.1:3). Pero entonces, sólo unas líneas después, se representa a Dios como una especie de escultor cósmico, quien se adentra en el fango para crear con sus propias manos y su propio aliento al primer ser humano: “Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra, e inspiróle en el rostro un soplo de vida” (Gén.2:7).
La línea más provocativa en toda la Biblia nos impele a concebir a Dios en la forma que mejor conocemos, la humana: “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya” (Gén.1:27). Aun cuando posteriormente los Diez Mandamientos nos advierten no adoptar ninguna imagen de Dios, ya que, de hacerlo, caeríamos en el pecado de idolatría (Éxodo 20:4), la Biblia misma nos invita con frecuencia a ver a la divinidad como puramente antropomórfica.
- De pequeño, así como otros innumerables niños a lo largo del milenio, siempre imaginé a Dios como un hombre de edad avanzada, con una larga barba, y lo veía ir de cama en cama para atender a la incalculable cantidad de chicos de todo el mundo durante sus oraciones nocturnas.
- ¡Recuerdo la angustia de mis primeros años porque no llegara Él a mi cama antes de que me rindiera el sueño! Por supuesto, es casi imposible leer la Biblia sin evocar la misma imagen familiar.
Nunca se muestra a Dios manifestándose a sí mismo en la forma del sol o de la luna, de piedra o de árbol, de toro o de serpiente. En realidad, la Biblia condena todas aquellas expresiones simbólicas de lo divino, tan comunes y tan socorridas durante las prácticas rituales del mundo antiguo, como una “abominación”.
- Entonces se nos deja con el mandato de vernos a nosotros mismos en la imagen de Dios, y con el impulso de verlo a él estrechamente parecido a nosotros.
- Es así que, cuando un artista medieval presentó en el Libro del Éxodo la escena donde Dios permite a Moisés verlo de espaldas, su figura es encorvada, tiene la cabeza calva y rizos plateados que alcanzan el cuello de su vestido.
En otras palabras, Dios es un anciano al que le hace falta un corte de pelo. A veces, Dios es representado de una manera deliberadamente nebulosa en las páginas de la Biblia. En un momento, se hace oír como una voz que sale de en medio de una zarza que está ardiendo pero que no se consume (Éxodo 3:2); en otro momento, se manifiesta como “una columna de fuego por la noche, una columna de nube durante el día” (Éxodo 13:22).
- Sin embargo, con mayor frecuencia, aun cuando los varios autores bíblicos no se ponen de acuerdo sobre quién es Dios o qué es lo que Él quiere, parecen coincidir en que debemos observarlo.
- Para el patriarca Abraham, Dios tomó la forma de un vagabundo que apareció en su tienda un día caluroso, mendigando alimento —ya que las leyes dietéticas que prohibían la mezcla de leche con carne no se entregarían a Moisés sino hasta siglos después, Dios se sintió en libertad de sentarse al festín de chuletas de ternera, de requesón y de leche (Gén.18:8).
Según Daniel, intérprete de los sueños mucho antes que Freud, Dios era la “Antigüedad de los Días”, un potentado de barba y túnica, sentado sobre un trono celestial, mientras miles y miles de ángeles corales acudían a su más mínimo capricho. De acuerdo con Moisés, Dios pudo haberse mostrado en forma totalmente humana —Dios tuvo el cuidado de cubrir los ojos de Moisés “mientras mi gloria pasaba por ahí”, permitiéndole verlo sólo por la espalda; pero la palabra hebrea normalmente traducida como “gloria” significa también “hígado”, y en ocasiones la Biblia la usa de modo idiomático para hacer referencia al órgano reproductor masculino.
“El hecho de que el Señor quiera ser visto sólo por detrás —explica Jack Miles en Dios: una biografía — puede sugerir que está ocultando a Moisés sus genitales”. Para el profeta Elías, quien suplicó a Dios se le revelara en toda su gloria así como lo había hecho alguna vez ante Moisés, Dios se manifestó con más elegancia e, incluso, apremio.
En la cima de una montaña sagrada, escondido en la hendedura de una roca, Elías esperó la aparición prometida del Todopoderoso y la Biblia describe lo que vio: Y he aquí que pasó el Señor, y delante de él corrió el viento fuerte e impetuoso, capaz de trastornar los montes y quebrantar las peñas a su paso, pero no estaba el Señor en el viento; y después del viento vino un temblor de tierra, pero no estaba el Señor en el terremoto; y luego de éste vino un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego; y tras el fuego, llegó un soplo de un aura apacible y suave (Reyes 19:11-12).
La Biblia nunca explica del todo la referencia oblicua a un “soplo de un aura apacible y suave” —algunos lectores podrían interpretarlo como la voz de la conciencia y otros podrían llamarle “Dios”. Para Elías, Dios era algo menos palpable que el fatigado extraño con quien compartió Abraham los alimentos; algo más modesto que la Antigüedad de los Días que deslumbró a Daniel, y aun así el pasaje invita al investigador más empeñoso a hacer una conexión particularmente íntima con Dios.
Es muy significativo que se trate de un enlace que no requiere de sacerdote, de rabino o de ministro alguno; de una iglesia o de una sinagoga, ¡o incluso de una copia de la Biblia! Confieso que, por una razón completamente personal, yo encuentro en la representación de Dios referida como un “soplo de un aura apacible y suave” una resonancia profunda.
- Si alguna vez he experimentado la voluntad de Dios, fue el día que vi a un pequeño niño cruzando distraídamente una calle en hora pico y, sin pensarlo, paré mi carro, atravesé la vía en pleno tránsito, levanté al pequeño, lo llevé a un lugar seguro, regresé a mi carro y seguí mi camino.
- No estoy proponiendo que actué con heroísmo.
Todo lo contrario; lo hice sin reflexión o intención verdadera. De alguna manera, sin saber por qué o cómo, me encontré llamado a hacer lo que podía para salvar al niño del peligro. Para decirlo de otra forma, un “soplo de un aura apacible y suave” me instruyó a que lo hiciera.
- La Biblia, si leemos y reflexionamos sobre lo que en ella está realmente escrito, nos da el poder a cada uno de nosotros para que actuemos como nuestro propio teólogo.
- La enseñanza esencial de la Biblia hebrea es que los seres humanos tenemos la bendición del libre albedrío y que estamos llamados a tomar nuestras propias decisiones morales.
No hay milagro, mandamiento, promesa o recompensa celestial, no existe amenaza de castigo divino en modo alguno suficiente para constreñir a un ser humano a actuar con honradez, o de esa suerte lo descubrió para sí el Dios omnisciente y omnipresente de la Biblia.
- Te he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición —declaró Moisés en su protesta final—, elige desde ahora la vida” (Deut.30:19).
- La palabra operativa es “elige”.
- La distinción mosaica Por supuesto que la Biblia no siempre representa a Dios como a alguien de mentalidad abierta.
- En varias partes de la saga bíblica, se muestra a Dios exigiendo (o, al menos, aceptando) purgas sangrientas, guerras de exterminio, incluso uno o dos sacrificios de infantes.
Si leemos la Biblia sesgadamente —práctica alevosa pero trágicamente común— podemos salir con la idea de que Dios es arbitrario, caprichoso y sanguinario. “Suena extraño: Dios no es un santo —escribe Jack Miles—. Gran parte de lo que la Biblia dice sobre él rara vez se predica desde el púlpito, ya que, visto de muy cerca, resulta un escándalo”.
La historia prueba con exactitud cuán peligroso puede ser leer la Biblia con un móvil ulterior. Los fundamentalistas del judaísmo, cristianismo e islamismo comparten la creencia de que la Biblia es Escritura Sagrada, y aun así cada fe encuentra una revelación por completo diferente dentro de sus páginas.
En realidad, las tres grandes ramas religiosas se han astillado en innumerables sectas, denominaciones y movimientos, todos y cada uno convencidos de que su interpretación de la Biblia es la correcta y que la de cualquier otro no lo es. El resultado ha sido dos mil años de violencia trágica, que va desde las Cruzadas y la Inquisición hasta el último incidente de agresión sectaria en Belfast y Jerusalén.
- Irónicamente, la mayor innovación teológica en la Biblia —la idea de monoteísmo— es precisamente lo que ha inspirado la máxima expresión de la violencia.
- Los antiguos eran flexibles frente a los asuntos de la fe; libremente se pedían prestados los dioses y las diosas, y asimismo unos ofrecían sacrificios en los templos de los otros; si peleaban brutalmente los unos contra los otros, tanto en la guerra como en la paz, la matanza nada tenía que ver con el temor o el odio de una fe rival.
No es sino hasta el Pentateuco de Moisés que se encuentra la noción de que, a excepción del Dios de Israel, todos los demás son falsos, los “no dioses”, de acuerdo con una curiosa frase que aparece en la Canción de Moisés (Deut.32:21). De manera más crucial todavía, Moisés insistió en que el culto a tales dioses no era sólo una práctica fútil, sino corrupta y perversa —una “abominación”, según lo repite, como un mantra, la Biblia.
- La intolerancia religiosa —observa Freud— inevitablemente nació con la creencia en un solo Dios”.
- Aquí está el lado oscuro de la teología de la Biblia hebrea: Dios nos bendice cuando estamos con él y nos maldice cuando no.
- Yo esconderé de ellos mi rostro —advirtió Dios—.
- Y estaré mirando su fin desgraciado” (Deut.32:20).
Es una teología que sugiere una respuesta perturbadora a la pregunta: “¿dónde estaba Dios en Auschwitz?” Mucho antes del Holocausto, y mucho después, se ha invocado el mismo credo desapacible con resultados sangrientos en manos de cruzados e inquisidores, autócratas y teócratas, para castigar a cualquiera cuyas creencias difieran de las propias.
Permítasenos llamar a la distinción entre lo verdadero y lo falso en religión la ‘Distinción Mosaica’ —propone el egiptólogo Jan Assman—, ya que la tradición la adscribe a Moisés”. No obstante, en ciertos momentos sublimes, Moisés también puede ser visto como un hombre compasivo e indulgente que comprendía las debilidades de sus congéneres; como un ser intrépido y valiente que reprendió a Dios por haber amenazado con exterminar al Pueblo Elegido tan sólo a causa de su escasa piedad y de su desobediencia.
“¿Por qué, oh Señor, se enardece así tu furor contra el pueblo tuyo?”, desafía Moisés a Dios, quien amenazara con “borrar al pueblo de la faz de la tierra” por haber rendido culto al becerro dorado (Éxodo 32:11-12). El ejemplo de Moisés puede sorprender a quienes creen que la única actitud apropiada que un ser humano puede asumir ante la voluntad del Todopoderoso es de complacencia abyecta.
De hecho, podríamos estar tentados a preguntar: “¿dónde estaba Moisés en Auschwitz?” Un Dios más afable y benévolo Si se nos convocara a seleccionar y a escoger entre las diferentes y contradictorias visiones de Dios que se encuentran en la Biblia, por mi parte me inclinaría siempre por la del Dios más afable y benévolo.
En realidad, el verdadero reto al leer la Biblia es el lograr algún grado de entendimiento común sobre cómo un artículo de fe se traduce en un acto concreto de la conducta humana. Ésa es, precisamente, la razón de nuestra hambre de palabras de instrucción moral provenientes del Creador, para llenar en nuestras almas el hoyo en forma de Dios; palabras que pueden ser comprendidas y llevadas a los actos, no en el cielo sino aquí y ahora.
Siempre se ha prestado demasiada atención a los aspectos externos de la práctica religiosa, pero la Biblia muestra a Dios como muy poco interesado en tales temas. Las elaboradas ceremonias de adoración, independientemente de qué tan solemnes y reverentes sean, carecen de significado ante los ojos de Dios si no se acompañan con misericordia y justicia, tal como nos lo dicen los más desafiantes, y los más eminentes, de los profetas hebreos.
“Vuestras calendas y solemnidades son por lo mismo odiosas a mi alma; las tengo aborrecidas, cansado estoy de aguantarlas —advirtió el Señor a Isaías—. Y cuantas más oraciones me hiciereis, tanto menos os escucharé” (Isa.1:14-15). La naturaleza de Dios puede ser compleja, como San Agustín lo advirtió.
Sin embargo, lo que en realidad quiere de nosotros es simple y directo, fácil de entender, aunque no así de llevar a cabo. Se trata de que compartas tu pan con el hambriento,Y que a los que no tienen hogar los acojas en tu casa;Y vistas al que veas desnudo; Y no desprecies tu propia carne.(Isa.58:7).
Decir que el Dios bíblico es un Dios de amor no es una mera perogrullada, es un deber moral que proclama al sentido vehemente de justicia social que la Biblia difunde. Sólo tres veces a lo largo de la Biblia hebrea se nos ordena amar. “Amarás, pues, al Señor Dios tuyo, con todo tu corazón”, dice el Deuteronomio 6:5.
El Levítico, 19:18, nos dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y, posteriormente, 19:34, eleva el amor a nuestros semejantes a nivel de deber sagrado: “El forastero que viniere a vuestra tierra vivirá entre vosotros como natural del país, y le amaréis como a vosotros mismos”. Si existe un leitmotiv moral en un libro tan complejo y contradictorio como lo es la Biblia, con seguridad se trata del mandato de amar al prójimo.
“Es una sentencia que resume, en principio, cualquier revelación que se presentare posteriormente —escribe Cynthia Ozick—. Sobre ella hemos construido cada idea de civilización moral”. El rostro de Dios En las inmediaciones de Tucson, Arizona, en la cima de la montaña Kitt Peak —que se levanta abruptamente, contrastando sobre la planicie del desierto sudoccidental—, está en operación un observatorio astronómico de vanguardia.
Con frecuencia, la autopista que lleva a través de una reservación india hacia Kitt Peak está decorada a lo largo de la acotación con pequeños altares —cruces, velas y flores— en conmemoración a las víctimas de accidentes automovilísticos recientes. El sentido de lo sagrado sólo se aprecia hasta la propia cima: los telescopios están inmersos en prístinos domos blancos que se antojan como templos griegos, y los astrónomos parecen sacerdotes que llevan a cabo sus rituales tan sólo de noche.
“¡Silencio!, ¡durmientes diurnos!”, reza la advertencia afuera del dormitorio que alberga a estos adeptos, muy a la manera de un retiro en el desierto. Durante un ascenso a Kitt Peak, cualquiera que conozca la historia del Éxodo recordará a Moisés en Sinaí.
Es seguro que Moisés haya experimentado algo parecido a la sensación de lo sagrado que yo percibí cuando, parado en esa elevación helada, miré al vasto desierto extenderse muy por debajo de mis pies. Y cuando observé las imágenes de los distantes enjambres de estrellas que los astrónomos habían captado con sus instrumentos científicos, tuve la fantasía de que estaba contemplando el propio rostro de Dios o, al menos, lo que ahora se interpreta como Dios en ciertos círculos.
Aun así, la sola idea de que la cara oculta de Dios puede verse en una supernova desde algún rincón muy remoto del cosmos es, en última instancia, insuficiente, incluso aterradora. Si la Biblia define a Dios en modo alguno, la definición debe expresarse en el vocabulario de moralidad humana: “¿Y qué es lo que el Señor pide de ti? —preguntó el profeta Miqueas—.
Sólo que obres con justicia y que ames la misericordia, y que andes solícito en el servicio de tu Dios” (Miqueas 6:8). De esta suerte, me veo arrastrado de nuevo hacia el manantial de la literatura más que hacia la cima glacial de la ciencia, en el esfuerzo por resolver el misterio de quién es Dios y qué es lo que quiere.
Cuando observabas a un hombre o a una mujer con cuidado, siempre podías empezar a sentir piedad, cualidad ésta que la imagen de Dios traía consigo —escribe Graham Greene en El poder y la gloria, novela que se desarrolla en México durante la época en que un cura era hombre perseguido—.
Cuando veías las líneas en las comisuras de la boca, cuando veías cómo crecía el cabello, era imposible odiar. El odio era sólo un fracaso de la imaginación. Al fin, la sola noción de Imago Dei —la aspiración humana de moldearnos a nosotros y a nuestras vidas según la imagen de Dios— debe reducirse a términos puramente humanos.
Nikos Kazantzakis, a quien la Iglesia Ortodoxa Griega expulsó y negó entierro en suelo sagrado debido a lo que escribiera acerca de Jesús de Nazareth en La última tentación de Cristo, narra la anécdota de un indigente que, así como Elías, suplicó se le permitiera mirar a Dios, aunque se preguntaba cómo podría verle sin que su luz divina lo cegara.
“Entonces, Dios se convirtió en trozo de pan, en vaso de agua fresca, en túnica tibia, en cabaña, en mujer que amamanta a un infante —escribió Kazantzakis—. ‘Te agradezco, Señor —murmuró—. Te humillaste a ti mismo por mí. Te transformaste en pan, agua, en túnica tibia y en mi esposa e hijo para que yo pudiera verte.
Y te vi. ¡Hago reverencia y honro tu amado rostro de múltiples rostros!” Además de sublime —yo siempre me estremezco al leer estas palabras: “pan, agua, una túnica tibia y mi esposa e hijo”—, el relato expresa una verdad fundamental acerca de la forma del vacío en forma de Dios en su alma y en la mía.
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¿Qué son los 24 ancianos del Apocalipsis?
Abstract – “¿Cuál es la identidad de los 24 ancianos en el contexto de Apocalipsis 4:4″— El libro de Apocalipsis sigue siendo uno de intenso interés y amplio debate, tanto en los campos académicos como laicos. En el capítulo 4, cuyo tema central es la soberanía de Dios, se hace mención que junto al trono de Dios aparece 24 ancianos sentados en 24 tronos, que cumplen diversas funciones y que la actividad que cumplen es verdaderamente importante.
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¿Cómo describe Ezequiel a los querubines?
1 Y aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que, estando a yo en medio de los b cautivos, junto al río Quebar, los cielos c se abrieron y vi d visiones de Dios.2 A los cinco días del mes, en el quinto año del a cautiverio del rey b Joaquín, 3 vino directamente la palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; y vino allí sobre él la mano de Jehová.4 Y miré, y he aquí, un viento tempestuoso venía del norte, una gran nube y un fuego relampagueante, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como de ámbar, 5 y en medio de ella, la figura de cuatro a seres vivientes.
Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre.6 Y cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.7 Y las piernas de ellos eran derechas, y la planta de sus pies como planta de pezuña de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido.8 Y debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y los cuatro tenían sus caras y sus alas.9 Con las alas se tocaban el uno al otro.
No se desviaban cuando andaban; cada uno caminaba a derecho hacia delante.10 Y el aspecto de sus caras era como cara de hombre, y cara de león en el lado derecho de los cuatro, y cara de buey en el lado izquierdo de los cuatro; asimismo los cuatro tenían cara de águila.11 Así eran sus caras; y sus a alas estaban extendidas hacia arriba; dos de las cuales se tocaban entre sí y con las otras dos cubrían sus cuerpos.12 Y cada uno caminaba derecho hacia delante; hacia donde el espíritu los llevaba, ellos iban; cuando andaban, no se desviaban.13 En cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su apariencia era como de carbones de fuego encendidos, como la apariencia de a antorchas que se movían entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.14 Y los seres vivientes corrían y regresaban a semejanza de relámpagos.15 Y miré a los seres vivientes, y he aquí, una rueda en la tierra junto a los seres vivientes con sus cuatro caras.16 Y el aspecto de las a ruedas y su obra era semejante al color del topacio.
Y las cuatro tenían un mismo aspecto; su apariencia y su obra eran como una rueda en medio de otra rueda.17 Cuando andaban, se movían sobre sus cuatro costados; no se desviaban cuando andaban.18 Y sus aros eran altos y espantosos, y los aros estaban llenos de ojos alrededor en las cuatro.19 Y cuando los seres vivientes andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los seres vivientes se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban.20 Hacia donde el espíritu iba, ellos iban allí adonde el espíritu iba, y las ruedas se levantaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.21 Cuando ellos andaban, andaban ellas; y cuando ellos se detenían, se detenían ellas; asimismo, cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban juntamente con ellos, porque el espíritu de cada ser viviente estaba en las ruedas.22 Y sobre las cabezas de los a seres vivientes aparecía un b firmamento a manera de cristal maravilloso, extendido por encima de sus cabezas.23 Y debajo del firmamento sus alas se extendían derechas la una hacia la otra; cada uno tenía dos alas con las que cubrían sus cuerpos por un lado y por el otro.24 Y oí el ruido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la a voz del Omnipotente, como ruido de muchedumbre, como la voz de un ejército.
Cuando se detenían, bajaban sus alas.25 Y cuando se detenían y bajaban sus alas, se oía una voz por encima del firmamento que estaba sobre sus cabezas.26 Y sobre el firmamento que estaba sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y en lo más alto, sobre la figura del trono, había algo a a semejanza de un hombre sentado sobre él.27 Y vi algo que tenía la apariencia de ámbar, como la apariencia del fuego dentro de ella alrededor, desde el aspecto de sus lomos hacia arriba; y desde sus lomos hacia abajo, vi que parecía como fuego y que tenía un resplandor alrededor.28 Como el aspecto del arco iris que está en las nubes en día de lluvia, así era el aspecto del resplandor alrededor.
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¿Qué diferencia hay entre ángeles serafines y querubines?
¿Cuál es la diferencia entre un ángel, un arcángel, un serafín y un querubín? | Explora En las religiones existen seres que no son humanos ni dioses, están en medio y tienen un carácter divino. En el cristianismo, los ángeles aparecen en la Biblia ocupando ese rol.
- Ángeles es un término bastante amplio ya que los hay de diferentes tipos cada cual con diversos roles e importancia.
- Hoy te contamos en que se diferencian los ángeles, arcángeles, serafines y querubines,
- El cristianismo y sus ramas tienen en el « Nuevo Testamento » y « Antiguo Testamento » los libros desde donde sacan sabiduría, y los expertos en teología buscan mensajes y significados específicos en estos textos sagrados.
En la teología cristiana existe una rama conocida como Teología sistemática que busca ordenar las creencias y el pensamiento cristiano de forma lógica y metódica, una de sus áreas de estudio es la angelología, La angelología cristiana busca entender a los ángeles y los coloca en tres diferentes jerarquías cayendo dentro de ellas los ángeles, arcángeles, querubines y serafines, los que además poseen características físicas individuales.
- En la primera jerarquía están los más importantes: querubines, serafines y tronos.
- Este tipo de ángeles trabaja junto y bajo las órdenes inmediatas de Dios, sirviendo en muchos casos como sus consejeros y encargados de lo más grande e importante.
- Además podría decirse que son «jefes» de los otros tipos de ángeles.
La segunda jerarquía se compone de ángeles que llevan el orden y funcionamiento del cielo, podríamos decir que son un ente administrativo del cual también dependen los ángeles de tercera jerarquía. La última jerarquía es la tercera y allí se ubican tanto ángeles como arcángeles,
- Estos son los que están en contacto con las personas llevando a ellos el mensaje de Dios cada cual en diferentes roles, siendo los que más aparecen en la Biblia por lo que son más conocidos.
- La define el rol de cada tipo de criatura o ser divino.
- En el caso de los ángeles sus trabajos e importancia son las siguientes.
Serafín : Los serafines son los ángeles más importantes y consejeros directos de Dios trabajando a su lado. Querubín : Los querubines son guardianes del universo desde un plano divino y sin contacto directo con humanos, aunque gracias a su rol influyendo positivamente sobre ellos.
Arcángel : Los arcángeles cumplen un trabajo importante encargado por Dios y que afecta o tiene contacto directo con los humanos y seres que pueblan la Tierra. En la Biblia se habla de 4 arcángeles por su nombre. Ángel : Se suele usar como un término genérico para envolver a los seres de las tres categorías, pero específicamente los ángeles realizan tareas mucho más específicas que un arcángel interactuando con las personas para llevar mensajes divinos o cuidar a la humanidad de peligros.
Existe un tipo de ángel llamado ángel caído, estos son quienes sirven al diablo. Los ángeles caídos traicionaron a Dios quien les expulsó del cielo perdiendo así sus alas y habilidad. En la Biblia se habla de 5 ángeles caídos incluyendo a Lucifer. : ¿Cuál es la diferencia entre un ángel, un arcángel, un serafín y un querubín? | Explora
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¿Qué son los ángeles negros Biblia?
Es el patrón de mentalidades cerradas, de personas con poco mundo y estrechez de corazón, de gente que se rige por APARIENCIAS y actúa con prejuicios.
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¿Cuál es la cara de Dios?
¿ Cómo es realmente la cara de Dios? Según las percepciones y representaciones culturales, se trata de un hombre viejo y de barba blanca, caucásico y muy anciano. Pero una nueva teoría en base a un estudio que se realizó en Estados Unidos arroja resultados sorprendente.
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¿Quién es el padre de Dios?
Dios el Padre es el Ser Supremo en quien creemos y a quien adoramos. Él es el supremo Creador, Soberano y Preservador de todas las cosas. Él es perfecto y tiene todo poder y conocimiento. Tiene ‘un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre’ (D.
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¿Cómo son los ángeles de Dios?
Jerarquía celestial – El erudito cristiano Dionisio presentó hace unos 1.500 años una jerarquía celestial de nueve posiciones, explicando las funciones de los diferentes seres angelicales. Recorré cada una de las figuras para conocer las categorías: _ GUÍA INTERACTIVA
× × Posición en la Jerarquía: 1 Apariencia: según el Antiguo Testamento, los serafines tienen seis alas. “Con dos alas se cubrían el rostro, con otras dos se cubrían sus pies, y con dos volaban”. ( Isaías 6: 2 ) Históricamente, artistas los han pintado también como una cabeza y alas. Papel: estos son los seres más cercanos a Dios. También se los conoce como ‘rayos de fuego de amor’ hacia Dios, y algunos teólogos dicen que, además, utilizan ese calor para purificar. “Entonces uno de los serafines voló hacia mí con un carbón encendido en su mano, que había tomado con unas tenazas del altar. Con el tocó mis labios y dijo: “Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y limpio tu pecado” (Isaías 6: 6-7 ). Una vez que Isaías fue limpiado por el carbón de los serafines, él pudo hablar con Dios. Algunos estudiosos sugieren que Lucifer, el ángel que cayó en desgracia, fue un serafín, aunque esto es muy discutido. × Posición en la jerarquía: 2 Apariencia: mientras que las interpretaciones Victorianas los muestran como niños, este no es el caso en las representaciones tradicionales. Algunos artistas medievales asociaban a los querubines con el amarillo o azul; mientras que los serafines, con el color rojo. Papel: según Dionisio, a los querubines se los asocio con el conocimiento y el intelecto. La palabra querubín se asemeja a términos encontrados en una variedad de lenguajes antiguos, lo que dio lugar a la especulación de que estos ángeles podrían tener sus raíces en el toro con alas y cabeza humana de origen asirio, o al león con alas y cabeza humana de origen fenicio. El Antiguo Testamento explica cómo Moisés construyó el Arca de la Alianza. “Cuando Moisés entró en la tienda de reunión para hablar con el Señor, oyó la voz que le hablaba de entre dos querubines sobre el propiciatorio del arca del pacto. De esta manera el Señor se dirigió a él” (Números 7:89) × Posición en la jerarquía: 3 Apariencia: por lo general aparecen en la teología cristiana como un grupo de ancianos, como en el libro del Apocalipsis. Papel: dionisio vincula a los tronos con las ideas de justicia y paz. Algunos argumentan que los tronos son sinónimo de la Ophanim de la jerarquía angélica judía, y son descriptos en el libro de Enoc 1 como quienes están rodeando a Dios junto a los serafines y querubines. Se cree que estos Ophanim son ruedas, cubiertas de ojos, que el transportan el trono de Dios. Muchos sostienen la idea de que estos son los mismos tronos descriptos por Dionisio. × Posición en la jerarquía: 4 Apariencia: hay menos representaciones de esta orden en el arte, y los pasajes bíblicos particularmente no se refieren a su apariencia. Los dominaciones se describen a veces con un aspecto muy similar a los de los ángeles tradicionales, con un par de alas e iluminados por orbes de luz. Papel: en la jerarquía, los dominaciones se ocupan de la supervisión de las funciones de los ángeles y asegurarse de que la obra de Dios se lleva a cabo por las clases inferiores. En el arte medieval, dominaciones se ven a veces con cetros y coronas reflejando su papel en la jerarquía. × Posición en la jerarquía: 5 Apariencia: representaciones artísticas a veces los muestran con rosas rojas o lirios. Papel: fuerza, potencia, resistencia y virilidad están asociados con los virtudes. Los estudiosos dicen que estos seres celestes son responsables de realizar milagros y dar señales a los seres humanos. También sostienen que esta orden cuida de los débiles y enfermos, ayuda a la gente a soportar sus problemas y fomenta la paciencia y fortaleza. × Posición en la jerarquía: 6 Apariencia: en las representaciones medievales a menudo aparecían con armaduras. Papel: son valientes y luchan contra todo lo que es oscuro y enfermo. Ellos ayudan a la gente a luchar contra la tentación y a hacer frente a la amenaza de los demonios. Los que no están en desacuerdo con la jerarquía celestial de Dionisio dicen que esta orden simplemente alude a un atributo de todos los ángeles, y no a una clasificación distinta. × Posición en la jerarquía: 7 Apariencia: hay menos descripciones o representaciones de los principados en el arte y no hay referencias directas a su aparición en la Biblia. Papel: como su nombre indica, los principados se ocupan de los gobiernos e imperios de la Tierra. También supervisan el resto de los seres asegurando que llevan a cabo la obra de Dios. × Posición en la jerarquía: 8 Apariencia: el único arcángel que aparece en el Nuevo Testamento es Miguel, que conduce el ejército de Dios contra Satanás en el Libro de la Revelación. Como tal, a menudo el arte lo representa con una espada. Papel: a pesar de que las enseñanzas sobre Miguel varían entre las diferentes denominaciones cristianas, muchos grupos lo ven como un protector y una fuerza contra el mal. Gabriel es ampliamente considerado un arcángel y algunos cristianos también reconocen a Rafael en esta categoría. Como se muestra con Gabriel, que anuncia a la Virgen María que va a ser la madre de Jesús, los arcángeles están encargados de llevar mensajes especiales de Dios. Si bien Dionisio lo ubica penúltimo en la jerarquía, la palabra arcángel sugiere que es superior a todos los ángeles, y algunas escrituras interpretan a estos seres de esta manera. × Posición en la jerarquía: 9 Apariencia: mientras que los ángeles son a menudo representados en el arte con alas, halos y vestidos de blanco, no hay referencias bíblicas que confirmen esta apariencia. Papel: los ángeles, en el sentido dado por Dionisio, son el grupo que más interactúan con los seres humanos, la transmisión de mensajes entre el cielo y la tierra y viceversa. Para otros, los ángeles son aquellos que protegen a las personas individuales. Tradicionalmente los ángeles son retratados como carente de voluntad, que lo diferencia de los seres humanos y los ángeles caídos. Los ángeles deben realizar la voluntad de Dios, transmitida por los seres celestes en la jerarquía por encima de ellos.
_ Hay variaciones en la jerarquía celestial, incluso entre los teólogos medievales. Diferentes religiones reconocen también otras órdenes de seres angelicales o interpretan textos religiosos sobre la importancia de los ángeles de diferentes maneras. A través de su jerarquía, Dionisio quería crear un arreglo perfecto, para mostrar las diferentes formas en la que la obra de Dios se transmite.
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¿Cuántos tronos hay en el cielo?
Apocalipsis 4:2-11 INTRODUCCIÓN: Allá en lo alto, en alguna parte del universo, existe un trono, el trono de Dios. Este trono nos da una fugaz visión del cielo de Dios. La Biblia nos enseña que hay tres cielos (Deuteronomio 10:14): 1) El primero es el atmosférico, adonde «el que gobierna las tinieblas» vive a sus anchas, y un día será destruido.2) El segundo es el estelar, conocido como el universo,3) El tercero, a donde Juan fue llevado en el versículo uno, es el cielo de Dios. Este último pudiera ser «el vacío» que se menciona en Job 26:7. A pesar de que, hasta donde alcanzan los telescopios, los cielos están llenos de estrellas, parece que detrás de la estrella del norte existe en espacio vacío. Por esta razón, se sugirió que allí pudiera estar el tercer cielo, el de Dios, donde está su trono. El trono de Dios parece ser un punto fijo, alrededor del cual se mueve y se relaciona todo lo que hay en el cielo. Encontramos expresiones tales como «alrededor del trono», «rodeaban el trono», delante del trono», y «en el trono». Se considera al trono de Dios como el centro fijo de todo el universo, el punto de referencia inmóvil. Así como la estrella del norte fue la guía en el rumbo de los antiguos navegantes, debido a su posición fija en medio de las estrellas, el trono de Dios es el lugar de autoridad y el centro de su gobierno en las actividades celestiales.I. La visión del trono de Dios 4:2
A. El trono de Dios: 1. «Y al instante yo estaba en el Espíritu»
Juan es transportado espiritualmente hasta el mismo cielo, donde pudo contemplar las cosas que le fueron reveladas.
2. «Y he aquí, un trono establecido en el cielo»
«Y he aquí» ( idoú ) es una interjección que se repite varias veces a través del Apocalipsis para llamar la atención respecto a una intervención divina o para enseñar algún acontecimiento importante. El sustantivo «trono» ( thrónos ) se usa 45 veces en el Apocalipsis.
- Aunque dicho vocablo tiene varios usos en la literatura clásica, aquí parece referirse a un trono de juicio o al estrado de un juez.
- Representa la absoluta soberanía de Dios y al hecho de que el juez y Señor del universo está a punto de intervenir en la historia de la humanidad.
- El trono de la gracia se transformará en el trono de juicio.
Obsérvese que el trono está «establecido en el cielo» ( ékeito en toi ouranói ). El verbo «establecido» ( ékeito ) es el imperfecto indicativo, voz media de ( kéimai ) y debe traducirse «estaba colocado», «estaba siendo puesto» o «estaba en pie». En cualquier caso, la idea es que el mencionado trono es colocado o introducido en ese momento porque antes no estaba allí.
3. «Y en el trono, uno sentado»
( Kaí epí tón thrónos kathéimenos ). La expresión «sentado» ( kathéimenos) es el participio presente, voz media de ( kátheimai ), que significa «sentarse». El tiempo presente sugiere una acción en progreso que podría expresarse así: «Y en el trono, uno en el acto de sentarse» o «y en el trono, uno sentándose».
- Juan no hace ningún esfuerzo por describir concretamente o identificar dicha persona, sino que usa un símil para recalcar el efecto general de su percepción de aquel sentado sobre el trono.
- Thomas observa la siguiente:,
- Pero lo más probable es que la expresión «sentándose sobre el trono» apunte al hecho de que Dios, como juez del universo, da comienzo a los juicios escatológicos profetizados en las Escrituras.
El cuadro es el de un juez que entra en la corte judicial y toma su sitio en el estrado real porque el juicio va a comenzar.
B. La descripción del que estaba sentado en el trono:
4:3a
1. «Y el aspecto del que estaba sentado»
El griego no denota características individuales o personales; en cambio, se refiere a una presencia, pero no habla de cuántas personas hay. Po lo tanto, sabemos que Dios el Padre se encuentra allí. Sin embargo, el versículo 3 sugiere que Dios el Hijo también está presente, tal como lo enseñan otros pasajes de las Escrituras (Mt.26:64).
Este versículo describe al Señor Jesucristo, porque, a partir de varios pasajes de las Escrituras, sabemos que a Dios el Padre no se le puede ver (Jn.1:18; 6:46; 1 Timoteo 6:16). Por lo tanto, la persona que Juan vio no era otro que el único miembro de la Trinidad al cual se puede ver. Aunque la visión de Juan es semejante a la de Ezequiel, hallamos ya una de las diferencias más significativas.1) Ezequiel presenta a Jehová en el trono como «una semejanza que parecía de hombre sentado sobre el» etc.
(Ezequiel 1:6-28).2) Juan evita atribuir a Dios forma alguna humana, y dice que «el que estaba sentado allí tenía aspecto del jaspe y de la cornalina (v.3)
2. «Era semejante a piedra de jaspe y de cornalina»
Las piedras preciosas mencionadas («jaspe y cornalina») simbolizan las deslumbrantes glorias, atributos, excelencias y perfecciones de Dios el Padre.
1) El «jaspe» del Apocalipsis no es la piedra opaca que conocemos con ese nombre. Más adelante, se describe como un cristal (véase Ap.21:11). posiblemente se refiera al diamante y destaca el lustre brillante de luz blanca que describe la pureza de la gloria y la santidad de Dios.
2) La «cornalina» en el texto griego es ( sardíoi ) que significa «Sárdica» y es de color rojo fuego o rojo sangre, que podría sugerir una expresión de la justicia y la ira de Dios. Las palabras de William Hendriksen son muy apropiadas al comentar este texto:
Estas dos piedras eran llevadas por el sumo sacerdote en el pectoral y eran la primera y la última de las doce piedras en total que contenía este pectoral (Éx.28:17-20). Como estas piedras llevaban el nombre de las tribus de Israel, puestas en orden de acuerdo al nacimiento de los patriarcas, la primera sugería de inmediato el nombre de Rubén, «he aquí un hijo», y la otra, a Benjamín, «hijo de mi diestra».
- Con esta referencia podemos ver que Juan ve al Señor en su papel sacerdotal.
- Y representa la primera vez en que Cristo tuvo la totalidad de su sacerdocio al mismo tiempo.
- El sacerdocio de los creyentes comenzó en el día de Pentecostés.
- Cada miembro del cuerpo de Cristo es miembro del sacerdocio de los creyentes (1 P.2:9).
La iglesia de Jesucristo, compuesta por ese «real sacerdocio», ahora no se encuentra en su presencia, al menos en forma absoluta. Solo después del arrebatamiento, cuando los muertos en Cristo resuciten y nosotros seamos transformados, se reunirá al mismo tiempo todo el sacerdocio de Cristo.
Por lo tanto, las piedras del «jaspe» y la «cornalina» se utilizan para describir a Cristo como nuestro sumo sacerdote. Entre los cristianos de hoy, uno de los temas más descuidados es el del sacerdocio de todos los creyentes, es decir, que hoy somos sacerdotes de Dios. Como tales, debiéramos ser fieles en ejercer nuestros privilegios y responsabilidades.
¿Cuáles son esas responsabilidades? Básicamente se dividen en dos: «intercesión» y «sacrificio».
1) La oración de intercesión debiera ocupar gran parte de la vida del creyente (1 Timoteo 2:1). Si de verdad entendiéramos que los incrédulos no pueden orar y que los cristianos que se encuentran fuera de la comunión con Dios tampoco pueden hacerlo, arderíamos de deseo de orar por nuestros hermanos en Cristo y por los que no son salvos. El curso de la historia cambiaría si nosotros, los cristianos, fuéramos más fieles en ese aspecto.
2) El nuevo Testamento nos habla de cuatro sacrificios que podemos hacer los cristianos: (a) nuestro cuerpo Ro.12:1-2, (b) sacrificio de alabanza He.13:15, (c) buenas obras He.13:16 y (d) dádivas He.13:16.
II. La visión de lo que está alrededor del trono En el resto del capítulo 4 vemos que hay siete cosas alrededor del trono, las que estudiaremos una a una.
A. Un arco iris:
4:3b
1. «Y había alrededor del trono un arco iris»
Lo mismo que en Ezequiel 1:28, el arco iris que se menciona en la segunda parte del versículo 3, se diferencia del arco iris natural en dos detalles: 1) El arco iris natural consiste en siete colores ; en cambio, éste es comparado a la esmeralda, piedra de color verde (símbolo de la esperanza), que nos habla de la misericordia divina.
En Génesis 9:13, el arco iris la señal del pacto de Dios con la humanidad, después del tremendo castigo infligido por medio del diluvio. En la ira, Dios se acuerda de la misericordia (Habacuc 3:2).2) El arco iris natural forma una media circunferencia, cerrada por arriba abierta por abajo, porque Dios nunca quebranta sus pactos, pero los hombres sí.
En cambio, este otro arco iris forma una completa circunferencia, para dar a entender que la fidelidad inquebrantable de Dios domina todas las resistencias, rebeldías e infidelidades.2. «Semejante en aspecto a la esmeralda» La «esmeralda» es de color verde y posee la cualidad de atemperar el deslumbrante brillo del «jaspe» de la majestad y el fulgurante rojo de la «cornalina» de juicio.
- Aunque Dios aparece sentado sobre un trono de juicio, manifiesta un estado de tranquilidad perfecta y majestad inefable, radiante en la refulgencia de sus infinitas perfecciones.
- El juicio de Dios es determinado por lo que Él es en sí mismo, condicionado por la luz y las perfecciones de su propio carácter.
El arco iris, como se ha observado, evoca el pacto de Dios con Noé (Gn.9:9-17). En Génesis 9, sin embargo, el arco iris aparece después del juicio de Dios sobre la humanidad, mientras que en Apocalipsis 4 lo precede como garantía de que no habrá una destrucción total de la civilización (véase Mt.24:22).
B. Los 24 tronos y los 24 ancianos:
4:4
1. «Y alrededor del trono había veinticuatro tronos»
En el versículo cuatro Juan va describiendo lo que hay alrededor del trono, y nos dice que hay veinticuatro tronos rodeando el trono central donde se encuentra sentado nuestro Señor Jesucristo. Es de suponerse que el trono de Dios sobresale por encima de los veinticuatro tronos mencionados en este versículo.
2. «Y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos»
El vocablo «sentados» ( katheiménous ) es el participio presente, voz media de ( kátheimai ). Esta forma verbal es descriptiva. Juan vio a los veinticuatro ancianos mientras tomaban sus asientos en los mencionados tronos, ejerciendo conjuntamente con Dios el Padre autoridad judicial delegada y formando parte del tribunal o consejo real.
- Una cuestión que se ha discutido por los comentaristas concierne a la identidad de los veinticuatro ancianos.
- ¿Quiénes son los mencionados ancianos o ( prebytérous )? El vocablos «anciano» o prebytérous se usa para indicar una persona de edad avanzada (véase Hch.2:17; 1 Ti.5:1), y también para referirse a alguien que ocupa una posición oficial sin tener en cuenta la edad, pero sí la madurez (Mt.16:21; Hch.4:5, 23; 14:23; 1 Ti.5:17).
La identificación de los veinticuatro ancianos en Apocalipsis 4:4, sin embargo, no es una tarea fácil. El texto no aclara por qué su número es veinticuatro ni por qué se les clasifican como ancianos. Algunos expositores opinan que son hombres, mientras otros dicen que son ángeles,
a) Argumentos a favor de la iglesia:
Quienes entienden que los ancianos representan a la iglesia, se apoyan en Ap.5:9, 10, donde los veinticuatro ancianos junto con los cuatro seres vivientes alaban al Cordero «y cantaban un nuevo cántico diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación ; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra». Dicen que los ancianos son redimidos por el uso del pronombre «nos» («nos has redimido») en 5:9. También el uso de «nos» en 5:10 y la frase final: «Y reinaremos sobre la tierra». Sin embargo, esa lectura del texto sólo es apoyada por la mitad de los manuscritos existentes. La lectura del texto crítico de Apocalipsis 5:9, 10 conduce a una interpretación diferente del pasaje: «Y cantaban un cántico nuevo: eres digno de recibir el documento y abrir sus sellos, porque fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios sin haber recibido lo prometido sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y salud ándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra, Porque buscaban una patria, anhelaban una mejor, la celestial » (Hebreos 11:13-16). f) Las almas de los creyentes del (A.T.) fueron trasladadas por el Señor, en el tiempo que su cuerpo estuvo en la tumba (Efesios 4:8-10). g) Los israelitas creyentes (A.T.) que no creyeron las promesas se excluyeron a sí mismos (Romanos 9:25, 30-32).
2) Los doce apóstoles del Nuevo Testamento que representarán a la iglesia (Mt.19:27-28).
A favor de los doce apóstoles que representan a la iglesia encontramos que:
a) Los israelitas creyentes (A.T.) «Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros » (Hebreos 11:39-40). b) Los israelitas creyentes del (A.T.) serán «perfeccionados con nosotros» (Hebreos 11:40). c) Las almas de los creyentes del (A.T.) y del (N.T.) actualmente están en un mismo lugar. d) Las puertas de la Nueva Jerusalén tienen nombres inscritos, «que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero» (Apocalipsis 21:12, 14).
3. «Vestidos de ropas blancas»
El término «vestidos» ( peribebleiménous ) es el participio presente, voz pasiva de ( peribállo ), que significa «estar vestido». El tiempo perfecto sugiere una condición permanente. Las «ropas blancas» sugieren la pureza de su carácter en el juicio. Representa la justicia de Dios (Ef.5:27).
4. «Con coronas en sus cabezas»
Las «coronas de oro» ( stephánous chrysoús ) sugiere la victoria obtenida por los que la llevan. El vocablo ( stephánous ) aparece ocho veces en el Apocalipsis y generalmente indica la corona de un vencedor. Hay dos palabras griegas que se usan para referirse a una corona:
a) se usa para referirse a la corona del vencedor b) que significa «corona real» lo que representa autoridad real.
C. Las señales del Juicio:
4:5a La expresión «del trono» ( ek toú thrónou ) significa «fuera del mismo trono», es decir, directamente fuera del sitio del gobierno divino. El verbo «salían» ( ekporeúontai ) es el presente indicativo, voz media de ( ekporeúomai ) el presente sugiere una acción continua. La idea puede expresarse así: «Y del mismo trono proceden relámpagos y truenos y voces». Aquí se mencionan tres cosas:
1) Relámpagos, que aterrorizan (Éx.19:16; Ez.1:13) 2) Truenos, señal de la ira judicial (Éx.9:23, 28; 1 S.7:10; 12:17, 18; Sal.29:3) 3) Voces, sonidos y ecos de voces que la acompañan.
Todos provenientes del trono de Dios. Desde tiempos modernos, los relámpagos y los truenos se asocian al concepto de juicio; por lo tanto, llegamos a la conclusión de que, como provienen del trono de Dios, son un preludio del juicio que está a punto de caer sobre la tierra.
Debiéramos recordar que los juicios de la tribulación provienen del trono de Dios. No son el resultado del mal que un ser humano le ocasiona a otro, sino que aparecen como juicios directos de Dios. Durante este período que tiene que ver con la septuagésima semana de Daniel 9:27, el trono de Dioses un lugar de juicio y sentencia de juicio.
Una vez que ese tiempo se cumpla, el trono de Dios será un lugar de bendición (Ap.22:1). El trono mencionado aquí no es «el trono de la gracia» de Hebreos 4:16, sino el trueno de juicio.
D. Los siete espíritus:
4:5b
1 «Y delante del trono ardían siete lámparas de fuego»
Esta frase pone de manifiesto una segunda actividad que transcurre delante del trono, es decir, en el lugar más preeminente del cuadro contemplado por Juan. Las «siete lámparas» son en realidad «siete antorchas» ( heptá lampádes ) de las que se usan para el exterior.
2 «Los cuales son los siete espíritus de Dios»
Estas siete antorchas de fuego, ardiendo delante del trono, se definen como «los siete espíritus de Dios». Ya vimos esta descripción en Apocalipsis 1:4, adonde Juan se refiere según parece a las siete características del Espíritu Santo tal como se revela en Isaías 11:2:
a) El Espíritu del Señor b) El Espíritu de sabiduría c) El Espíritu de entendimiento d) El Espíritu de consejo e) El Espíritu de poder f) El Espíritu de conocimiento g) El Espíritu de temor del Señor
«Los siete espíritus» no quiere decir que sean siete Espíritus diferentes, sino que son las siete características del Espíritu Santo. Sin embargo, debiéramos tener en cuenta que estas características no se limitan a su tarea en el cielo, su tarea durante la tribulación o su tarea durante la era de la iglesia, sino que son una parte eterna del Espíritu Santo.
E. El mar de vidrio :
4:6a Es evidente que Juan encuentra dificultades para describir el entorno del trono. Primeramente dice que delante del trono había algo así como un mar de vidrio o cristal. Sin duda, la figura usada en la comparación trasciende la capacidad humana para describirla.
1) La iglesia en reposo 2) La Palabra de Dios
Esta última se desprende del mar de vidrio en el templo de Salomón, que simbolizaba la palabra de Dios como medio de santificación. Por lo tanto, purificó a su iglesia «lavándola con agua mediante su Palabra» (Ef.5:26). En las Escrituras, por lo general, un mar se refiere a la gente, y esto está de acuerdo con lo que encontramos en Apocalipsis 15, cuando los santos de la tribulación que fueron martirizados por el anticristo están de pie sobre un mar de vidrio.
En aquel momento, pudiera parecer que el mar de vidrio representaba el fundamento seguro, la Palabra de Dios, el medio que tenemos para purificarnos. La estabilidad habla de la completa santificación y de la seguridad de los creyentes. Una de las cosas que hace tambalear nuestra confianza o nuestro sentido de seguridad es el pecado,
La lucha que se desarrolla en las vidas de los creyentes entre el viejo y el nuevo hombre, hacen que anhelen la santificación definitiva, cuando ya no serán arrastrados por los vientos de la vida. Aquí vemos a los creyentes de la tribulación después del arrebatamiento, de pie sobre un fundamento sólido y calmo, el mar de vidrio.
F. Los cuatro seres vivientes:
4:6b
1 «Y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes»
Estos «cuatro seres vivientes» ( téssara zóia ) estaban alrededor del trono, es decir, adelante, atrás y a cada lado. Para los lectores de la KJV es una lástima que los traductores interpretaran la palabra griega que se usa aquí (zoa) como «bestia». Esta palabra, de donde proviene nuestro vocablo «zoología», se traduce mejor como «seres vivientes» o «animales».
2 «Llenos de ojos delante y detrás»
La primera característica que Juan observa es que los cuatro seres vivientes están «llenos de ojos delante y detrás» el vocablo «lleno» ( gémonta ) es el participio presente, voz activa de ( gémo ) que significa «estar llenos». Esta expresión sugiere la idea de algo completo.
G. La descripción de los cuatro seres vivientes:
4:7 Al fijarnos en la descripción de estas criaturas, descubrimos que tienen características animales, estos cuatro seres vivientes pueden ser serafines, el profeta Isaías describe en su visión del trono de Dios (Isaías 6:1-3), a unos seres semejantes a los que a Juan se le permitió contemplar.
1 «El primer ser viviente era semejante a un león»
Al primer ser viviente, Juan lo describe con la semejanza de un león. El «león» nos habla de fuerza (Proverbios 30:30), de ira (Proverbios 19:12), de majestad y realeza (2 Crónicas 9:18-19).
2 «El segundo era semejante a un becerro»
Al segundo ser viviente, el apóstol lo mira como semejante a un becerro. El «becerro» sugiere vitalidad, sacrificio, resistencia y trabajo,
3 «El tercero tenía rostro como de hombre»
Nótese que sólo en el caso del tercer ser viviente la característica personal se limita a su rostro, Juan dice: «el tercero tenía rostro como de hombre». El «hombre» destaca personalidad, inteligencia, sensibilidad, voluntad y capacidad para ejercer autoridad.
4 «Y el cuarto era semejante a un águila volando»
Juan le asemeja al cuarto ser viviente como a un águila en pleno vuelo. El «águila» destaca visión permanente, vuelo ágil y elevado (Isaías 40:31), juicio celestial (Deuteronomio 28:49; Jeremías 4:13; Oseas 8:1; Habacuc 1:8). De la creación terrestre. En esta misma línea, pero de forma diferente, dice un comentario rabínico del año 300 de nuestra era:
1) El águila es el más poderoso de los pájaros 2) El becerro es el más poderoso de los animales domésticos 3) El león es el más poderoso de los animales salvajes 4) El hombre es el más poderoso de toda la creación
Algunas comparaciones de los cuatro seres vivientes:
Los cuatro evangelios
Desde tiempos antiguos, se les ha comparado con los cuatro aspectos en que los cuatro evangelios consideran al Señor Jesucristo:
1) En Mateo se le considera como Mesías – Rey de Israel, el León de la tribu de Judá. 2) En Marcos, como el siervo sufriente, fiel, obediente y paciente, el becerro para el sacrificio. 3) En Lucas, el Salvador del mundo, el Hijo del Hombre. 4) En Juan, es el Hijo de Dios, como el águila que se eleva hasta el seno del Padre (Jn.1:1-18).
Sin embargo, la representación más popular a este respecto difiere mucho de ésta, excepto en lo del cuarto evangelio, en el que todos han visto representada el águila, aunque no como símbolo del mismo Cristo, sino de la elevación del propio Juan en su prólogo (Jn.1:1-18).
2) El hombre se aplica a Mateo, por comenzar con la genealogía humana de Cristo. 3) El león a Marcos, porque comienza con el grito del Bautista en el desierto. 4) El becerro a Lucas, porque comienza con el ministerio de Zacarías en el templo.
Las tribus de Israel:
Antiguos escritores rabínicos declaran que las tribus de Israel levantaron sus tiendas y sus estandartes en los cuatro lados del Tabernáculo en este mismo orden, a saber:
1) La tribu de Judá (el León) situado al lado Este del Tabernáculo (Números 2:3) 2) La tribu de Efraín (el Becerro) situado al Oeste del Tabernáculo (Números 2:18). 3) La tribu de Rubén (el Hombre) situado al Sur del Tabernáculo (Números 2:10). 4) La tribu de Dan (el Águila) situado al Norte del Tabernáculo (Números 2:25).
H. Las características de los cuatro seres vivientes:
4:8a La presencia y las funciones de estos cuatro seres celestiales alrededor del trono divino nos hacen recordar visiones que otros siervos de Dios tuvieron y describieron en el Antiguo Testamento.
1) Isaías vio serafines alrededor del trono de Dios:
La visión de Isaías tuvo lugar en Jerusalén cerca del año 750 a.C. DE la propia pluma del profeta leemos lo siguiente: «En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime Por encima de Él había serafines, cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
2) Ezequiel vio querubines alrededor del trono de Dios:
La visión de Ezequiel se registró en Babilonia en el año 593 a.C. Cuando Ezequiel cumplió 30 años de edad y se encontraba en medio de los cautivos junto al río Quebar (Ez.1:1), Dios se le apareció en visión para asignarle la tarea profética. Al describir esa visión Ezequiel dice: «Una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de Él un resplandor y en medio del juego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas corrían y se volvían a semejanza de relámpagos (Ez.1:4, 5, 14).
- Podría haber alguna relación entre estos cuatro seres vivientes y los mencionados en Ezequiel, pero no deben ser los mismos, los seres vivientes de Ezequiel 1:16 tienen cuatro alas mientras que los de Apocalipsis tienen seis.
- El texto no dice nada tocante a la función de sus alas.
- Se puede conjeturar, sin embargo, que son emblemas del continuo servicio que rinden a Dios, particularmente en lo que respecta a la adoración.
Quizá lo más sensato sea entender que los cuatro seres vivientes pertenecen a una clasificación de seres vivientes semejantes a los querubines mencionados en Ezequiel 10:14-15, 20, pero con características diferentes: Los de Ezequiel tienen cuatro alas, mientras que los de Apocalipsis tienen seis; los de Ezequiel tienen cuatro rostros, mientras que los de Apocalipsis sólo tienen uno; en Ezequiel aparecen con ojos en las ruedas, pero en Apocalipsis sólo en sus cuerpos; en Ezequiel parece ser que los seres vivientes sirven de apoyo al trono, mientras que en Apocalipsis están alrededor del trono.
También podría ser que tanto los cuatro seres vivientes de Ezequiel como los de Apocalipsis pertenezcan a la misma clasificación de seres vivientes, pero con pequeñas variaciones dentro del orden mismo de los querubines. Obsérvese que algunas de las características de los seres vivientes en Apocalipsis 4 son similares a la de los serafines (por ejemplo, el mismo número de alas Is.6:2).
Como contraste, sin embargo, debe recordarse que los serafines se asocian con la santidad del pueblo de Dios y la purificación (Is.6:6-7), mientras que los querubines se relacionan con el gobierno y con la santidad judicial de Dios. La función general de los querubines es proteger, cubrir y guardar el de la inmediata manifestación de la presencia de Dios.
I. La adoración celestial hacia el que está sentado en el trono:
1. De los cuatro seres vivientes:
4:8a-9 He aquí una expresión de adoración sobrenatural. Los cuatro seres vivientes están concentrados en rendir alabanza incesante al Señor Dios Todopoderoso. Su actividad consiste en santificar al Soberano, auto existente, único Dios. Hay un gran parecido con la alabanza de Isaías 6:3, aunque también hay algunas diferencias:
a) «Santo, santo, santo».
Igual que la alabanza en Isaías 6, puesto que el Dios tres veces santo permanece inmutable en su esencia. Dios está perfecta y eternamente separado del pecado.
b) «Señor Dios Todopoderoso».
Partes: 1, 2
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¿Cuántos tipos de coronas hay en la Biblia?
Cinco Coronas – Wikipedia, la enciclopedia libre.
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¿Quién ha visto el rostro de Dios?
Cara a cara Solía tener la misma consideración hacia el Antiguo Testamento que hacia un libro de cuentos de hadas: relatos interesantes que no se relacionaban para nada con mi vida, pues, separados de mí por miles de años de historia, eran de lo más alejado de la realidad.
- Sin embargo, a mi maestro de seminario le encantaba el Antiguo Testamento, y su entusiasmo y su humilde testimonio empezaron a inspirar en mí una mayor reverencia por esas Escrituras.
- Una noche, mientras me hallaba estudiando, me topé con este versículo: “Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11).
Leí las palabras y al principio no me llamaron la atención. El Señor hablaba con Moisés; ¡pues claro que lo hacía! Parecía del todo natural que el Señor se le apareciera en persona a uno de Sus profetas. Así que oré y empecé verdaderamente a pensar en aquel pasaje.
Sabía que mi Padre Celestial no se me iba a aparecer esa noche, pero quizás podía intentar hablar con Él “como habla cualquiera a su compañero”. En ese momento me sentí rodeada por Su amor. Al orar, repetí con mis propias palabras lo que había leído: “Moisés habló contigo cara a cara, como un amigo”. Me detuve; lo repetí una y otra vez.
De repente lo entendí; era tan profundo, pero a la vez tan sencillo. Moisés vio a Dios cara a cara. De inmediato la época del Antiguo Testamento no estaba tan distante y me di cuenta de que Moisés había sido una persona mortal, igual que yo. Las Escrituras cobraron vida en mi mente; sabía que Moisés realmente había vivido y respirado y que también había experimentado dificultades y luchado con la falta de confianza.
- Y a pesar de ello, habló con el Mesías, el Jehová de Israel, su Señor y Redentor —mi Señor y Redentor— de la misma forma que yo hablaba con mi propio padre terrenal.
- Padre Celestial”, volví a orar, “¡deseo regresar a Ti más que ninguna otra cosa!”.
- Terminé mi oración y me metí en la cama percibiendo Su amor de forma tan palpable como jamás lo había sentido en mi vida.
Kristie Masumi King es miembro del Barrio BYU 162, Estaca Universidad Brigham Young 19. : Cara a cara
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¿Cómo son los ángeles que vio Ezequiel?
Temas – Como sacerdote, Ezequiel está fundamentalmente preocupado por el Kavod YHWH, una frase técnica que significa la presencia ( Shejiná ) de YHWH (es decir, uno de los nombres de Dios) entre las personas, en el Tabernáculo y en el Templo; normalmente traducido como «gloria de Dios».
En el libro de Ezequiel, el profeta describe que estando él sentado junto al río Quebar, vio a Dios sentado sobre su santo trono, y pudo ver a un carro celestial que estaba siendo guiado por cuatro querubines ; cada uno de ellos tenía cuatro alas, y las cuatro caras de un hombre, un león, un buey, y un águila,
La Shejiná se alejó del Templo de Jerusalén y después regresó a él, en lo que Marvin Sweeney describe como una representación del «establecimiento de un nuevo templo en la nueva Sión, cuando YHVH regresará a su Templo, que a su vez sirve como el centro de una nueva creación con las Tribus de Israel dispuestas alrededor de él» en los capítulos 40-48.
La visión en los capítulos 1: 4-28 refleja temas comunes mitológicos/bíblicos y las imágenes del Templo: Dios aparece en una nube desde el norte, que suele ser el hogar habitual de Dios/los dioses en la mitología antigua y la literatura bíblica; con cuatro animales correspondientes a los dos querubines sobre el propiciatorio del Arca de la Alianza y los dos en el Santo de los Santos, la cámara más interna del templo; las brasas de fuego entre las criaturas quizás representan el fuego en el altar de los sacrificios, y la famosa «rueda en medio de rueda» puede representar los anillos por los cuales los levitas llevaban el arca, o las ruedas de la carreta.
Ezequiel representa la destrucción de Jerusalén como un sacrificio purificador sobre el altar, hecho necesario por las «abominaciones» en el Templo (la presencia de ídolos y la adoración del dios Tamuz) descritas en el capítulo 8. El proceso de purificación comienza, Dios se prepara para salir, y un sacerdote enciende el fuego del sacrificio en la ciudad.
- Sin embargo, el profeta anuncia que el pequeño remanente que permanecerá fiel a Yahweh en el exilio y retornará a la ciudad purificada.
- La imagen del valle de los huesos secos que vuelven a la vida en el capítulo 37 significa la restauración del purificado Israel.
- Los profetas anteriores habían utilizado «Israel» para significar el reino del norte y sus tribus; cuando Ezequiel habla de Israel se está dirigiendo al remanente deportado de Judá; al mismo tiempo, sin embargo, puede utilizar este término para significar el destino glorioso futuro de un verdaderamente integral «Israel».
En suma, el libro describe la promesa de Dios de que el pueblo de Israel mantendrá su pacto con Dios cuando sean purificados y reciban un «corazón nuevo» (otra de las imágenes del libro) que les permitirá observar los mandamientos de Dios y vivir en la tierra en una relación correcta con Yahweh.
La teología de Ezequiel es notable por su contribución a la noción emergente de la responsabilidad individual ante Dios: cada hombre sería responsable solo por sus propios pecados. Esto está en marcado contraste con los escritores deuteronomistas, que sostenían que los pecados de la nación caerían contra todos, sin tener en cuenta la culpabilidad personal de un individuo.
Sin embargo, Ezequiel compartió muchas ideas en común con los deuteronomistas, sobre todo la idea de que Dios obra de acuerdo con el principio de la justicia retributiva, y una ambivalencia hacia la monarquía (aunque los deuteronomistas reservan su desprecio por los reyes individuales en lugar de por el propio cargo).
Como sacerdote, Ezequiel elogia a los zadokitas sobre los levitas (funcionarios del templo de nivel inferior), a quienes culpa en gran parte de la destrucción y el exilio. Él está claramente relacionado con el Código de Santidad y su visión de un futuro depende de guardar las leyes de Dios y mantener la pureza ritual.
Cabe destacar que Ezequiel justifica el exilio en Babilonia no en el fracaso de la gente de guardar la ley, sino en su adoración a dioses distintos de Yahweh y su injusticia: éstas, dice Ezequiel en los capítulos 8-11, son las razones por las que la Shejiná de Dios dejó su ciudad y a su gente.
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¿Cuántas caras tiene Dios?
Ezequiel 10:14 Y tenía cada uno cuatro caras. La primera cara era la cara de un querubín, la segunda, la cara de un hombre, la tercera, la cara de un león y la cuarta, la cara de un águila. Versos Paralelos Y tenía cada uno cuatro caras. La primera cara era la cara de un querubín, la segunda, la cara de un hombre, la tercera, la cara de un león y la cuarta, la cara de un águila.
Y cada uno de los querubines tenía cuatro caras. La primera cara era la cara de un querubín, la segunda, la cara de un hombre, la tercera, la cara de un león y la cuarta, la cara de un águila. Y cada uno tenía cuatro caras. La primera tenía rostro de querubín; la segunda, rostro de hombre; la tercera, rostro de león; la cuarta, rostro de águila.
Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila. Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila.
Y cada uno tenía cuatro rostros. El primer rostro era de querubín; el segundo rostro, de hombre; el tercer rostro, de león; el cuarto rostro, de águila. And every one had four faces: the first face was the face of a cherub, and the second face was the face of a man, and the third the face of a lion, and the fourth the face of an eagle.
And every one had four faces: the first face was the face of the cherub, and the second face was the face of a man, and the third the face of a lion, and the fourth the face of an eagle.
- Tesoro de la Escritura
- every
- Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y había una semejanza de manos de hombre debajo de sus alas.
- Tenía cada uno cuatro caras, y cuatro alas cada uno de ellos.
- y en los bordes que estaban entre las molduras había leones, bueyes y querubines; y en las molduras había un pedestal arriba, y debajo de los leones y bueyes había guirnaldas a bajo relieve.
- El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando.
- the face of a cherub.
- Y la forma de sus caras era como la cara de un hombre; los cuatro tenían cara de león a la derecha y cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila;
, instead of `the face of a cherub,’ it `the face of an ox:’ hence a cherub was in the likeness of an ox, at least as to its head. The extraordinary shape of these angelic beings, which appeared to the prophet in vision, is manifestly symbolic; for it is not to be supposed that these heavenly beings are really thus formed.
The four faces, wings, and the arms of a man, denote the sublime qualities of these immediate ministers of the Deity; qualities entirely essential to fill up the extent of their duty. The face of a man denotes their intelligence; of a lion, their intrepid courage; of an ox, their patience and perseverance in labour; and of an eagle, their great penetration, their sublime sight into heavenly things, and their readiness to rise up into all that is great and divine.
The wings being stretched out, signifies their readiness and rapidity in obeying the commands of their Master; the wings bent down, denotes their profound respect before the Lord of the Universe; and the man’s arms under the wings, shew that zeal produces application and labour.
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¿Cuál es la diferencia entre ángeles y querubines?
¿Cuál es la diferencia entre un ángel, un arcángel, un serafín y un querubín? | Explora En las religiones existen seres que no son humanos ni dioses, están en medio y tienen un carácter divino. En el cristianismo, los ángeles aparecen en la Biblia ocupando ese rol.
Ángeles es un término bastante amplio ya que los hay de diferentes tipos cada cual con diversos roles e importancia. Hoy te contamos en que se diferencian los ángeles, arcángeles, serafines y querubines, El cristianismo y sus ramas tienen en el « Nuevo Testamento » y « Antiguo Testamento » los libros desde donde sacan sabiduría, y los expertos en teología buscan mensajes y significados específicos en estos textos sagrados.
En la teología cristiana existe una rama conocida como Teología sistemática que busca ordenar las creencias y el pensamiento cristiano de forma lógica y metódica, una de sus áreas de estudio es la angelología, La angelología cristiana busca entender a los ángeles y los coloca en tres diferentes jerarquías cayendo dentro de ellas los ángeles, arcángeles, querubines y serafines, los que además poseen características físicas individuales.
En la primera jerarquía están los más importantes: querubines, serafines y tronos. Este tipo de ángeles trabaja junto y bajo las órdenes inmediatas de Dios, sirviendo en muchos casos como sus consejeros y encargados de lo más grande e importante. Además podría decirse que son «jefes» de los otros tipos de ángeles.
La segunda jerarquía se compone de ángeles que llevan el orden y funcionamiento del cielo, podríamos decir que son un ente administrativo del cual también dependen los ángeles de tercera jerarquía. La última jerarquía es la tercera y allí se ubican tanto ángeles como arcángeles,
Estos son los que están en contacto con las personas llevando a ellos el mensaje de Dios cada cual en diferentes roles, siendo los que más aparecen en la Biblia por lo que son más conocidos. La define el rol de cada tipo de criatura o ser divino. En el caso de los ángeles sus trabajos e importancia son las siguientes.
Serafín : Los serafines son los ángeles más importantes y consejeros directos de Dios trabajando a su lado. Querubín : Los querubines son guardianes del universo desde un plano divino y sin contacto directo con humanos, aunque gracias a su rol influyendo positivamente sobre ellos.
- Arcángel : Los arcángeles cumplen un trabajo importante encargado por Dios y que afecta o tiene contacto directo con los humanos y seres que pueblan la Tierra.
- En la Biblia se habla de 4 arcángeles por su nombre.
- Ángel : Se suele usar como un término genérico para envolver a los seres de las tres categorías, pero específicamente los ángeles realizan tareas mucho más específicas que un arcángel interactuando con las personas para llevar mensajes divinos o cuidar a la humanidad de peligros.
Existe un tipo de ángel llamado ángel caído, estos son quienes sirven al diablo. Los ángeles caídos traicionaron a Dios quien les expulsó del cielo perdiendo así sus alas y habilidad. En la Biblia se habla de 5 ángeles caídos incluyendo a Lucifer. : ¿Cuál es la diferencia entre un ángel, un arcángel, un serafín y un querubín? | Explora
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¿Cómo eran los querubines del arca del pacto?
DOS QUERUBINES DE MADERA DE OLIVO PROTEGEN EL ARCA DE LA ALIANZA En el Primer Libro de los Reyes, se nos describe la construcción del Templo de Jerusalén por parte del rey Salomón, alrededor del año 1000 a.C., según les directrices divinas. La madera del ciprés fue usada para el suelo, la madera de Olivo para las puertas y la de cedro para las paredes.
- De igual forma, en el oráculo se colocaron dos Querubines (de 15 codos de alto, y alas extendidas con una longitud de 10 codos), de madera de Olivo y recubiertos de oro, para proteger el Arca de la Alianza.
- Una vez más, se nos muestra el olivo como símbolo sagrado de protección.
- El Primer templo protector del Arca de la Alianza fue destruido en el año 586 a.C., reconstruido en el 19 a.C.
y vuelto a destruir en el año 70 de nuestra era. Del templo de Salomón solo queda ” el muro de las lamentaciones “, uno de los 4 muros que circundaban la edificación central donde se guardaba el Arca. El Arca de la Alianza es el artefacto más sagrado y significativo para el judaísmo, el objeto más importante del panorama bíblico.
Su historia inició hace más de 3.000 años. Según la tradición judía y cristiana, este objeto era un cofre sagrado que estaba hecho de madera de acacia, revestida por dentro y por fuera con el oro más puro lo que simbolizaba la deidad de Cristo, a su alrededor tenía una moldura o reborde de oro, para facilitar la colocación de varas laterales para cuando era necesario trasladarla de un lugar a otro.
La tapa del Arca, llamada “propiciatorio” (su significado al hebreo es “cubrir” como “hacer la expiación”), era también del oro más puro. Sobre el propiciatorio se colocaron dos querubines de oro macizo, uno de cara al otro, con las alas extendidas de modo que cubrieran ambos lados del propiciatorio.
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¿Qué significan las cuatro caras de los querubines?
Estas cuatro criaturas espirituales de cuatro caras representan la expresión de la soberanía santa de Jehová, basada en cuatro cualidades fundamentales: el amor (la cara del hombre), la autoridad real (el rostro del león), la omnipotencia de su soberanía (el toro) y la capacidad de anticipación y de acción, en
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