Palabra Rayo En La Biblia?

Palabra Rayo En La Biblia
Uno de los versos más relevantes menciona el rayo y el relámpago en Éxodo 9: 23-24, donde Moisés extiende su espada hacia el cielo, y entonces el Señor envía ‘truenos y granizo’, y el fuego corre por la tierra. En este caso, hay fuego que destella en medio de una lluvia severa.
Ver respuesta completa

¿Qué significa el rayo según la Biblia?

El rayo es un simbolismo que en la Biblia remite a los poderes celestiales – Podcast miércoles, 5 de diciembre de 2018 Palabra Rayo En La Biblia 05/12/2018 – La profesora María Gloria Ladislao se refirió al simbolismo de los rayos y los truenos y comenzó diciendo que “el rayo es una chispa eléctrica que se desprende de una nube, mientras que el relámpago es un resplandor vivísimo que produce el rayo.

Y el trueno es el ruido fuerte que acompaña al relámpago. Al igual que en el caso de la lluvia y la nieve, un primer nivel simbólico del rayo se vincula a la idea de ´algo que cae del cielo`, con lo cual hay una conexión evidente entre lo celeste y lo terrestre, entre lo divino y lo humano. Sin embargo, en este último fenómeno, se aprecian dimensiones que están ausentes en la lluvia y la nieve, y eso lo resemantiza desde su simbólica.

La principal de ellas es la luz. El rayo no es algo más que desciende, sino que es una luz que aparece. Y es una luz que, como los hombres antiguos muy bien ya sabían, puede provocar incendios. Eso hizo que, desde tiempos remotos, el rayo fuera temido, reverenciado y admirado como manifestación activa de poderes celestiales de claro signo masculino, tal como lo es el elemento fuego”,

  • La especialista agregó que “en la mitología griega, los rayos son forjados por Hefesto, dios de la fragua y el fuego, y luego son entregados como atributo a la deidad suprema del panteón, que es Zeus.
  • Los tres rayos de Zeus simbolizan el azar, el destino y la providencia.
  • En tanto que Baal, dios cananeo, señor de los rayos y las tormentas, es también un dios guerrero.

Se lo representa con un rayo en su mano, como si estuviera blandiendo una espada. Entre los incas, el rayo, el relámpago y el trueno también son patrimonio de una divinidad masculina: Illapa, el dios de la batalla”, La biblista indicó también que “en las teofanías, en las manifestaciones de Dios, aparecen los rayos junto con otros fenómenos de la naturaleza.

Así se quiere indicar que la presencia de Dios conmueve todo el mundo creado. Los rayos, relámpagos y truenos son enviados por Dios y manifiestan su presencia y su intervención en el mundo. En el libro del Éxodo se relata que al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.

Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque Yavé había descendido sobre él en fuego. Subía el humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia.

El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte: Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno”, Ladislao añadió que “también en los salmo observamos acciones propias de una tormenta, con todos sus tremendos sonidos, y más específicamente la acción de los rayos que ´desguazan los cedros del Líbano` o ´lanzan llamaradas`.

Muchos estudiosos sostienen que en este salmo 29 surgió como una forma de contrarrestar el culto a Baal. Sólo Yavé es el verdadero Señor de las fuerzas de la naturaleza, y las utiliza para manifestarse y realizar su plan”, Finalmente, expresó que “el tiempo del Adviento nos exhorta a estar vigilantes y atentos, porque no sabemos en qué momento Jesucristo volverá para instaurar definitivamente el Reino, en su segunda venida.

Podcast: | | Subscribe:

: El rayo es un simbolismo que en la Biblia remite a los poderes celestiales – Podcast
Ver respuesta completa

¿Qué significa rayo en lo espiritual?

22 de Octubre de 2015 – Tiempo medio de lectura (minutos) Antes de realizar un recorrido por la huella de este tipo de tormentas en el acervo cultural, recordemos: el rayo es la corriente eléctrica que descarga en tierra o entre las nubes (internube), mientras que el relámpago es la luz emitida por el mismo.

El trueno es el sonido que provoca la descarga eléctrica. No profundizaremos aquí en tormentas de nieve o los tornados, que llevan asociados sus propios legados sociales. ¿Cómo se producen las tormentas eléctricas? Una masa de aire cálido asciende al ser este menos denso que el aire frío. Según se eleva su presión disminuye.

La intensidad de una tormenta dependerá de la temperatura terrestre y de la variación de temperatura del aire entre distintas altitudes, a mayor gradiente de temperatura, mayor será el cumulonimbo (la nube) que se forme, es por ello que las tormentas eléctricas son más violentas en verano.

  • El interior de la tormenta se polariza en dos cargas: en la base estaría la carga negativa y en la parte superior la positiva.
  • En la superficie terrestre bajo la nube se induce una carga positiva, aunque la naturaleza de la tierra sea ligeramente negativa.
  • Cuando las dos zonas de polaridad opuesta de la nube descargan entre sí se genera un relámpago internube; en cambio, si la zona positiva terrestre y la base negativa de la nube descargan, se produce un rayo nube-tierra.

Es tal la energía y la violencia que tiene lugar en la descarga de un rayo que no es difícil imaginar por qué las antiguas poblaciones temían tanto estos fenómenos, baste como ejemplo que el verdadero grosor de un rayo no es mucho más grueso que un bolígrafo, y aun así puede vislumbrase a más de 30 kilómetros. Peter Boyer – Thunderstorm. Año 2014. Fotografía captada en Pakistán. Fuente: National Geographic Cada vez se tiene mayor información sobre el funcionamiento de estos fenómenos meteorológicos pero, ¿cómo se interpretaban en la antigüedad? La humanización de la naturaleza ha sido un continuo durante la historia de nuestra especie pues se dotaba a los elementos naturales de variados simbolismos.

  • Las tormentas siempre han acompañado a los dioses de mayor relevancia, presentados como deidades del trueno.
  • La violencia de estos fenómenos se asociaba al poder del que gozaban estas figuras mitológicas cuya importancia se hacía más patente al relacionar el trueno y la tormenta a la lluvia, fundamental para la proliferación de los cultivos.

Es tal la energía y la violencia que tiene lugar en la descarga de un rayo que no es difícil imaginar por qué las antiguas poblaciones temían tanto estos fenómenos. La figura del dios del trueno se encuentra repartida por la gran mayoría de las creencias del mundo, algunas ya extintas y otras aún vigentes.

Estas deidades aparecen bajo forma masculina pues normalmente las deidades femeninas se asocian en mayor medida a la tierra y la fertilidad. Como cualquier figura divina, los dioses del trueno portan algún símbolo característico; en este caso encontramos repetida la acción de portar martillos, como el caso del Thor escandinavo, hachas, como Shango, el dios de los yorubas, rayos, como el Zeus griego, o ruedas, como el caso del dios céltico Taranis.

De igual modo, no es extraño encontrar tambores, como el caso del dios del trueno japonés (Raijin), que al golpear el objeto emite las reverberaciones de este efecto meteorológico. Tawaraya Sotatsu – Dios del viento y dios del trueno. Siglo XVII. Actualmente conservado en el Museo Nacional de Kyoto, Japón. Fuente: Wikimedia Commons El trueno también se identifica con la rabia y la cólera divina, mostrando el carácter más vengativo de la divinidad.

  • Un buen ejemplo de esta última casuística lo encontramos en el cristianismo, más concretamente en el dios del Antiguo Testamento más colérico e impredecible.
  • Pero no en todas las culturas el trueno era imaginado con forma humana pues también encontramos ejemplos de su concepción animal; cabe destacar el ejemplo de la actual Siberia, donde se representa al trueno bajo la forma de un pájaro.

El trueno también se identifica con la rabia y la cólera divina. Como hemos apuntado, en muchas ocasiones el dios del trueno no aparece en solitario pues es común verle asociado con divinidades de la lluvia y el viento. Estas provocan los vendavales a través del batir de sus partes del cuerpo, soplando por la boca o dejando escapar los vientos que guardan en un zurrón.

  1. La imponencia de estas divinidades provocaba en los creyentes un profundo temor, pues se interpretaban como castigos del ente divino ante una acción ofensiva.
  2. Por tanto, ¿cómo se aplaca la cólera de un dios? Numerosas eran las maneras de contentar a estos gigantes del cielo, desde sacrificios de sangre hasta ofrendas alimenticias.

Este último caso sigue siendo una realidad en las tierras de Mongolia pues aún se derrama leche en las estepas para implorar a los elementos protección ante las catástrofes. En algunas culturas el rayo no gozaba de buena reputación. En la parte norte de Bulgaria se producía el abandono de una casa alcanzada por un rayo y en Mongolia, el individuo alcanzado por uno debía ser purificado pasando entre dos fuegos.

  • Numerosas eran las maneras de contentar a estos gigantes del cielo, desde sacrificios de sangre hasta ofrendas alimenticias.
  • De igual manera, las tormentas y sus respectivos dioses tienen una especial relación con ciertas especies arbóreas.
  • El roble y la encina son los árboles representativos de los dioses del trueno pues se supone que sus hondas raíces atraen a estos fenómenos meteorológicos.

Buen ejemplo de ello lo encontramos en la mitología nórdico-germana, con Thor y el famoso roble de Donar talado por San Bonifacio, o la relación de Júpiter y Zeus, los dioses supremos de la mitología clásica, con los bosquecillos de robles. En el otro extremo encontramos la figura del laurel, al cual la sabiduría popular ha otorgado la virtud de repeler los rayos. Aleksey Savrasov – Thunderstorm. Año 1856. Fuente: Wikiart Respecto al simbolismo de los rayos y truenos, como ocurre con casi la totalidad de los elementos naturales, posee una doble faceta: benévola y nefasta. El rayo simboliza el poder fertilizante pues es un elemento que puede provocar la chispa de la vida, como bien ilustra la novela de Mary Shelley, Frankenstein o el Moderno Prometeo (1818),

  1. El rayo simboliza el poder fertilizante pues es un elemento que puede provocar la chispa de la vida.
  2. En conclusión, un fenómeno atmosférico habitual como las tormentas ha llegado a alcanzar un simbolismo muy potente, pues personifican el poder supremo y son capaces de provocar el nacimiento de la vida.

En el otro extremo encontramos la imagen sombría de las mismas, pues su condición de estado meteorológico adverso las posiciona como perfectos escenarios de pesadilla.
Ver respuesta completa

¿Qué dice la Biblia sobre los rayos y truenos?

En la Biblia se habla muchísimas veces de los truenos y de los relámpagos, y en todas ellas se relaciona o dice directamente que son la voz de Dios.
Ver respuesta completa

¿Qué significa ver un rayo de luz?

Uso simbólico de la expresión rayo de luz – De manera simbólica, se utiliza la idea de rayo de luz para hablar de algo que aparece de forma repentina y que modifica positivamente una realidad : “Conocerte fue un rayo de luz en mi vida”, “Las palabras del sacerdote fueron un rayo de luz en aquel momento”,

Dado que los malos momentos, las etapas difíciles de la vida, se consideran trayectos que recorremos en la oscuridad, sin saber a dónde ir, es lógico que cualquier consejo o ayuda en una situación de este tipo sea equivalente a un rayo de luz, ya que nos devuelve la claridad y nos permite caminar con determinación una vez más.

Si bien se espera que sean los seres queridos quienes nos brinden esta oportunidad, muchas veces la encontramos en los desconocidos o en aquellos que creíamos no se preocupaban por nosotros.
Ver respuesta completa

¿Cómo se llamó el Dios del rayo?

Introducción Las crónicas cusqueñas que recogen la historia y las concepciones religiosas de los incas ubican a Illapa, dios del rayo y del trueno 1 por debajo del Sol o Inti, numen tutelar del grupo hegemónico, e incluso lo definen como su sirviente.2 Sin embargo, diversos documentos provenientes de la sierra central y norcentral de Perú se refieren a él como el dios más destacado.

Esto se puede apreciar, por ejemplo, en la obra Dioses y hombres de Huarochirí, en la Relación de los agustinos de Huamachuco y en diversos informes jesuitas, como los provenientes de Anchash, de Huaylas y de la Provincia de Cajatambo, entre otros. En dichos textos se menciona al rayo como divinidad principal y ancestro de los llacuaces, grupo que habitaba en ayllus que estaban dispersos en las zonas de Huarochirí, Jauja, Atavillos, Ancash, Cajatambo, Recuay y Cajamarca.3 Estas dos percepciones, que aparecen en fuentes documentales de procedencia diferente, me lleva a plantear que en las crónicas cusqueñas el rayo fue calificado como una deidad de menor relevancia que el sol porque, como era considerado el ancestro de algunos grupos que fueron avasallados por los incas, su dios pasó a ser el servidor del numen patrono del pueblo dominante.

A pesar de esto, el rayo como divinidad siguió ocupando un lugar destacado entre los incas, debido a que se le atribuía el control de los fenómenos meteorológicos que incidían directamente en la agricultura. De esta manera, la hegemonía incaica fue expresada a través de sus propias creencias religiosas, según las cuales la deidad principal de los sometidos ocupaba el tercer lugar de la tríada deífica por debajo de Wiracocha e Inti.

En este artículo me propongo exponer la relevancia que el numen del rayo tuvo entre los pobladores de la sierra central y norcentral de Perú, así como las formas en que las creencias y el culto en torno a él fueron el eje rector de dichas comunidades. Para la elaboración del presente artículo ha sido de gran valor la información contenida en los documentos de los siglos XVI y XVII.

Entre ellos destacan los correspondientes a la campaña de extirpación de idolatrías publicados por Pierre Duviols, así como las Cartas Annuas elaboradas por miembros de la Compañía de Jesús y editadas por Mario Polia Meconi. Los llacuaces y los llactas: dos etnias opuestas La sierra central y norcentral de Perú estuvo habitada por llacuaces y llactas, quienes, aunque eran de etnias diferentes, compartían territorios.

Así, por ejemplo, en 1621, Rodrigo Hernández Príncipe dice sobre Ocros lo siguiente: “Este pueblo como los demás, están entreverados de pachacas, y éstas en ayllus de llactas y llacuaces.” 4 De acuerdo con Pierre Duviols, los llactas, también llamados waris, llegaron a la zona provenientes del occidente, mientras que los llacuaces arribaron más tardíamente desde el oriente.

María Rostworoswki establece que unos grupos waris o llactas decían provenir de antiguas poblaciones yungas que emigraron tempranamente del litoral a la sierra, mientras que otros afirmaban que sus progenitores habían salido de una cueva del nevado de Yerupajá, en tanto que los llacuaces llegaron tiempo después desde Yarocaca y Titicaca.5 De acuerdo con la información recopilada durante el siglo XVII en Pariac, Pimachi, Hacas y Ocros, los waris y los llacuaces vinieron del Titicaca, aunque algunos ayllus de estos últimos decían que sus ancestros vinieron de Yaro (Yarocaca), como los chaupis y los ayllus Híchoc y Caquimarca, así como las pachacas allauca y chauca churi.

  • Los relatos también señalan otra diferencia, pues mencionan que las pakarinas o lugares de origen de los llacuaces estaban en las punas (tierra alta de la región andina), mientras que las de los waris en los pueblos.
  • Esto corresponde al señalamiento de Duviols de que los primeros se dedicaban al pastoreo de llamas, mientras que los segundos a la agricultura, y establece que se trataba de dos etnias diferentes en oposición y complementariedad.6 Las divergencias entre los dos grupos mencionados se notan además porque, de acuerdo con lo consignado en varios documentos del siglo XVII, como el recogido en Santo Domingo de Pariac, los llacuaces decían descender del rayo al que veneraban como deidad principal, mientras que los llactas o waris afirmaban ser hijos del sol.

Asimismo, cabe señalar que algunos relatos presentan a los ancestros de los llactas y llacuaces con características sobrehumanas, lo cual los ubica en el tiempo mítico. Por ejemplo, se refería que los progenitores de los waris eran descendientes de los antiguos gigantes barbados que había creado el sol, salían únicamente de noche, y con sólo mirar hacían sementeras y abrían acequias.

  • También se decía que algunos tenían dos caras, una atrás y otra adelante, y que comían gente.
  • Tenían la capacidad de convertirse en aves y su canto indicaba que vendrían a devorar humanos o presagiaban la muerte de alguien.
  • De los primeros llacuaces se mencionaba que habían sido creados por el rayo y eran invisibles, aunque a veces se dejaban ver, y andaban por debajo de la tierra.7 Los llacuaces y el dios del rayo De acuerdo con diferentes documentos, los llacuaces tenían como dios patrono al rayo.

Por ejemplo, el mito recopilado por Bernardo de Noboa en 1656 en San Francisco de Otuco, doctrina de San Pedro de Hacas, refiere que Apu Libiac Cancharco cayó del cielo en forma de rayo y tuvo muchos hijos que fueron los progenitores de los ayllus chaupis, xulca y allauca.

  • Luego, envió a sus hijos por diversas partes para que conquistaran a los pobladores y se hicieran de tierras donde asentarse.
  • El relato menciona que los llacuaces vencieron a los del ayllu Guari Guachico al enviarles una gran tempestad, lo cual denota su parentesco con la divinidad que controlaba los temporales.8 Como se puede apreciar, existió cierta rivalidad entre los llactas y los llacuaces, quienes para reestablecer buenas relaciones, cada uno de estos grupos ofreció al rayo a uno de sus hijos, infantes que, según consignó Rodrigo Hernández Príncipe, eran hermosos, sin manchas ni marcas.
You might be interested:  La Gracia De Dios En La Biblia?

Estos niños, luego de haber sido sacrificados, se transformaron en oráculos, al igual que los individuos que habían sido señalados por el dios. De esta manera, se observa que las dos etnias veneraban conjuntamente al rayo o Libiac y una de sus principales fiestas tenía lugar en el contexto de la celebración de Corpus Christi.9 En cuanto a la forma en que se articuló la tradición de los llacuaces con la religión impuesta por los incas, existe un caso representativo que lo ejemplifica de manera clara.

Me refiero al sacrificio de Tanta Carhua, joven de la población de Ocros que fue ofrecida al sol por su padre Caque Poma. Este personaje es mencionado como uno de los hijos de Caha Yánac, quien era el segundo hijo de la guaca Carhua Huanca, dios del rayo y primer ancestro de los llacuaces de ese lugar.

El ofrecimiento de Tanta Carhua le valió a su padre, Caque Poma, ser reconocido por el Inca como cabeza del linaje gobernante del lugar. Es pertinente señalar que, aunque la doncella fue ofrecida al sol o Inti, llevaba el nombre Carhua que, según la fuente, fue impuesto por el Sapa Inca.

Sin embargo, dicho apelativo correspondía al del primer ancestro sagrado o guaca de Ocros, lo que la identificaba con el rayo, de quien ella descendía. Además, hay que recordar que este dios quedó supeditado a la deidad solar patrona de los incas. El dios del rayo y su complejidad El rayo fue considerado como una entidad divina a la que rindieron culto diferentes pueblos que habitaron en la cordillera andina de Perú, zona donde es común que ese fenómeno meteorológico se manifieste durante la época de lluvias.

Dicha deidad aparece mencionada en los documentos de los siglos XVI y XVII con nombres variados, según la región y el grupo de que se trate, lo cual muestra su importancia y sus formas particulares en tanto numen patrono y ancestro de diversas comunidades andinas.

  1. Así, por ejemplo, los incas le llamaban Illapa, “rayo o relámpago”, término relacionado con emisión de luz y fulguración.
  2. De acuerdo con Mario Polia, “La raíz illa -, entra en la composición de vocablos que significan ‘centellear’, ‘relampaguear’ y ‘rayo’.” En tanto que Diego González Olguín, traduce “Yllappa” como “Rayo, arcabuz, artillería”.10 En Huamachuco el rayo es mencionado con el apelativo de Catequil, divinidad oracular asociada a la creación y a la fertilidad.

En la zona de Huarochirí el fenómeno de las tormentas estuvo personificado en el dios Pariacaca y sus hermanos, mientras que en la región de Huaylas es mencionado como Libiac, apelativo que proviene de llypllaq : “relampagueante”.11 La deidad también presentó otros nombres dependiendo del grupo o del pueblo donde se le rendía culto, como se verá más adelante.

  1. Asimismo, en diversas fuentes, el numen del rayo aparece en forma de triada.
  2. De esta manera, Polo Ondegardo menciona que lo llamaban por tres nombres: Chuqui illa, Catu illa, Intiillapa.
  3. Felipe Guamán Poma de Ayala refiere que había tres Illapas, el padre y dos hijos.
  4. En Recuay, Rodrigo Hernández Príncipe registra que los llacuaces lo veneraban como Libiac, el rayo, Ñamoc, padre del rayo y Uchu Libiac, hijo del rayo.12 De acuerdo con la Relación de los agustinos de Huamachuco, los pobladores de esa región adoraban a Catequil en un cerro localizado en la actual jurisdicción de San José de Porcón, donde había tres peñas llamadas Apocatequil, Mamacatequil y Piguerao.

Este sitio fue ubicado por John Topic en la montaña Icchal, en donde encontró un santuario anterior al dominio inca, que fechó hacia fines del Periodo Intermedio Temprano y durante el Horizonte Medio. También identificó al templo más tardío de ese lugar con el descrito en algunas fuentes, como la de Antonio de la Calancha, que narran que el recinto fue destruido, junto con la imagen pétrea, por orden de Atahualpa, ya que el oráculo vaticinó el triunfo de Huáscar en la guerra.

  • Igualmente, Topic destaca los diversos aspectos de Catequil como dios del trueno y del relámpago, héroe cultural, ancestro fundador de la población y oráculo.
  • Indica, además, que el ídolo, la montaña y sus acantilados constituían la esencia de la guaca.13 El dios del rayo como creador del ser humano Los pueblos que tenían al rayo como su dios patrono, creían que éste había sido el creador del género humano y el proveedor de los alimentos.

Así, según el documento de Huarochirí, Pariacaca, deidad que controlaba las lluvias, las tormentas y el granizo, creó a los hombres, mientras que su contraparte femenina, Chaupiñamca, a las mujeres.14 Los habitantes de Huamachuco decían que Catequil extrajo a la humanidad del cerro Guacat al cavar con azadas de oro y plata.15 Esta acción mítica equipara al ser humano con las plantas, ya que ambos surgieron del interior de la tierra, donde fueron gestados por la divinidad terrestre.

  1. Sin embargo, la acción de sacarlos a la superficie se debió a Catequil, dios del rayo, con características fecundantes, que era considerado como padre de la humanidad por los pueblos que habitaban en esa región.
  2. Igualmente, para los llacuaces de la Provincia de Huaylas, su ancestro Libiac Cancharco, 16 numen del rayo, había dado origen al género humano y a las plantas comestibles, además de que era quien otorgaba la vida, la lluvia y producía los alimentos, razón por la cual lo adoraban.17 En relación con esto, Bernardo de Noboa refiere que los llacuaces de San Francisco de Otuco rendían culto a Libiac tres veces al año para propiciar la fertilidad de la tierra.

La primera celebración la hacían por Navidad, para que lloviera, la segunda en febrero, antes de labrar sus sementeras, para que dieran buenas cosechas y, por último, en la fiesta de Corpus Christi, cuando comenzaba a darse el maíz.18 Como se puede apreciar, la realización de estas fiestas muestra la estrecha relación de la deidad con la producción de alimentos y la necesidad de venerarla para pedirle que les proveyera la manutención.

Hay que destacar que las comunidades llacuaces, que adoraban a aquel dios, se dedicaban fundamentalmente al pastoreo de auquénidos, los cuales eran de gran relevancia en la economía andina, pues se utilizaban como animales de carga y de ellos se aprovechaba su carne como alimento, su lana para la confección de textiles y sus tendones para la elaboración de hondas.

Además, dichos cuadrúpedos eran parte importante de la economía religiosa, pues había gran cantidad de hatos que pertenecían a las diferentes guacas para el sostenimiento de sus sacerdotes. Asimismo, eran aprovechados para el culto, ya que muchos de esos animales eran destinados al sacrificio como ofrenda y para realizar los vaticinios oraculares.

  • Por lo tanto, era indispensable propiciar su fertilidad para que se reprodujeran.
  • El numen del rayo también presentó una faceta guerrera, pues algunos documentos refieren sus enfrentamientos con otras deidades, de los cuales el primero salió vencedor, lo que denotaba su supremacía y poder.
  • Igualmente, la victoria de dicho dios aseguró la posibilidad de la existencia del ser humano sobre la tierra y el aumento de la población.

Así, la tradición de Huarochirí relata la confrontación del agua y del fuego, personificados en Pariacaca y Huallalo Carhuincho, respectivamente. La contienda se desató porque este último sólo permitía a la gente tener dos hijos, uno de los cuales era devorado por él.

Huallalo Carhuincho, que se manifestaba como fuego, lo cual podría significar la sequía y la imposibilidad de la agricultura, fue vencido por Pariacaca mediante tormentas, y esa lucha dio por resultado la formación de la laguna Mullococha, ubicada en la región de Lima.19 En otra parte de la región andina, la Relación de los agustinos de Huamachuco refiere que Catequil mató a los guachemines con las hondas que le había dejado su padre Guamansuri, y con ello el ser humano pudo habitar en la tierra.

Asimismo, la fuente dice que esa deidad era “el ydolo más temido y honrado que avia en todo el Perú; adorado y reverenciado desde Quito hasta Cuzco es grande el acatamiento que tienen a Cataquil y el temor, porque dizen ques el que haze los rayos y truenos y relámpagos, los quales haze tirando con su honda “.20 El rayo como ancestro De acuerdo con la antigua tradición andina, el primer ancestro de cada ayllu o grupo, luego de haber procreado, se transformaba en piedra, es decir, tenía la calidad de guaca y, por su carácter sagrado, era objeto de veneración.

  • Igualmente, algunos documentos mencionan que los progenitores de diversos pueblos fueron ciertos mallkis, 21 término con el que se designaba a los restos humanos de los antepasados que eran conservados por las comunidades.
  • Dichos cuerpos eran resguardados en unos repositorios especiales, que podían ser cuevas o depósitos excavados ex profeso donde la gente los adoraba, ya que fungían como entidades protectoras y oráculos.

Los mallkis tenían sus propios sacerdotes que se encargaban de su culto y que, además, eran sus intermediarios, pues transmitían sus designios y presagios a la población. En diferentes pueblos de la cordillera de Perú, el dios del rayo no era únicamente una entidad mítica, intangible, o que sólo podía manifestarse a través del fenómeno meteorológico, sino que también era considerado como un ancestro encarnado en un ser humano.

  • De esta manera, algunas comunidades llacuaces creían que sus mallkis más antiguos, de los que provenían, eran la personificación de esa deidad.
  • Por ejemplo, los pobladores de la provincia de Huaylas tenían como antepasado a Libiac.
  • Bernardo de Noboa registró que los habitantes de San Francisco de Otuco afirmaban que ese dios, al que llamaban Apu Libiac Cancharco, y sus descendientes habían sido sus progenitores.

Por ello, veneraban sus cuerpos o mallkis que tenían resguardados en unas bóvedas debajo de la tierra. Luis de Teruel consignó en 1614 que los llacuaces de Huánuco también decían provenir del rayo o Libiac Cancharco, personaje que fue el primer cacique de la región.22 Resulta significativa la referencia registrada en los documentos de que los descendientes directos de los mallkis desempeñaran altos cargos en la sociedad o fungieran como sus sacerdotes e intermediarios.

  • Esto denota la creencia de que existía una estirpe de origen sagrado que definía, al interior de la comunidad, una jerarquía socio-religiosa, en la que los puestos directivos eran ocupados por los individuos que guardaban un parentesco cercano con el dios.
  • En relación con esto, Hernández Príncipe detalla la descendencia desde el fundador del linaje hasta algunos de los individuos que aún vivían en el siglo XVII, cuando el autor recopiló la información.

Así, este visitador refiere que Caha Yánac, segundo hijo del dios del rayo llamado Carhua Huanca, era venerado por los caciques y por el gobernador de Ocros debido a que era su ancestro. Por lo tanto, la elite en el poder se consideraba descendiente de dicha deidad y en ello justificaba su posición privilegiada.

Ante la persecución de idolatrías y la destrucción de los antiguos objetos de culto, los indígenas reubicaron a sus guacas y mallkis, es decir, los desenterraron y depositaron en sitios alejados, donde creían que estarían fuera del alcance de los opresores. Por ello, muchos fueron escondidos en cerros y cuevas, sitios que eran considerados como numinosos.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los indígenas por resguardar sus piedras sagradas y los restos mortales de sus ancestros, muchos de ellos no lograron escapar de la afanosa búsqueda de los visitadores. Así, fueron localizados mediante las confesiones forzadas de los indios obtenidas por medio de amenazas y, finalmente, los misioneros acabaron con buena parte de sus reliquias.

  • Al respecto, Hernández Príncipe refiere que el ya mencionado Carhua Huanca y sus hijos, guacas de los habitantes de Ocros, fueron trasladados de sus antiguos depósitos, ubicados en el pueblo, a la montaña Racian para evitar que fueran destruidos por Fernando Avendaño.
  • Pero, tiempo después, Hernández Príncipe las descubrió “sentadas con majestad, con sus diademas, y chipanas de plata, aunque los vestuarios muy podridos, y a vista de los sacrificios de llamas y cuyes y sus aras donde encendían el incienso de ellas”.23 Asimismo, Libiac Cancharco fue localizado por el tenaz Avendaño con su ropa, ornamentos y tres acompañantes en una cueva en la cumbre de un cerro, cerca de San Cristóbal de Rapaz.24 Esta campaña también se dio en México con igual violencia hacia las poblaciones indígenas, según se puede constatar en algunos expedientes del Archivo General de la Nación, como en los volúmenes publicados Procesos de indios idólatras y hechiceros y el Proceso inquisitorial del cacique de Texcoco, quien tuvo como fatal destino la muerte en la hoguera.

Tanto las persecuciones en la Nueva España como las realizadas en Perú, no buscaban únicamente el interés religioso de convertir a los indígenas al catolicismo, sino que también tenían un trasfondo político, ya que las creencias y ritos paganos fungían como factor aglutinante de la población.

De esta manera, dichas prácticas religiosas, que constituían una forma de resistencia, implicaban cierta peligrosidad, puesto que podían derivar en rebeliones contra el nuevo orden. Por ello los castigos aplicados por las autoridades españolas a los llamados idólatras. Esto se puede observar, por ejemplo, en el movimiento del taki onqoy en Perú y en la verdadera acusación que subyace en el juicio contra el cacique texcocano Don Carlos Ometochtzin, es decir, conspirar contra los invasores españoles.

En ambos casos se instigó a los indígenas para que regresaran a su antigua religión, recurrieran a la desobediencia e incluso a la sublevación en contra de la dominación de los conquistadores, lo cual desembocó en represiones.25 El origen mítico del dios del rayo El celo de los visitadores por destruir las creencias y prácticas ancestrales que tanto abominaban, y que aún estaban vigentes entre los indígenas en los siglos XVI y XVII, los llevó a consignarlas en diversos documentos que han llegado hasta nosotros.

Gracias a ello se han conservado algunos de los mitos que los antiguos pobladores de la sierra central y norcentral de Perú tenían sobre el origen del dios del rayo. Según las narraciones, la divinidad bajó del cielo como una centella, como una piedra, como un niño o como un hombre. Por ejemplo, Bernardo de Noboa registró que Libiac Rupac era la piedra de un rayo que se había desplomado, y a la que rendían culto los llacuaces de Santo Domingo de Pariac, de Pimachi y de Otuco.26 Bendiel de Salazar consignó en 1615, en la región de Huánuco, que los residentes del pueblo de Cauri veneraban en sus bailes a Yanaraman Libiac Cancharco, también llamado Libia Binac Vilca.

Este último, nos dice el visitador, era un cerro ubicado a media legua de esa población, el cual se formó debido a que en ese sitio cayó un hombre del cielo, hecho que dio lugar a la formación de una protuberancia en el llano. Asimismo, menciona que Yanaraman Libiac Cancharco tuvo tres hijos, de quienes procedieron todos los habitantes de ese pueblo.

  1. Refirió también que, según la tradición de esa zona, dicha deidad provino del cielo como un recién nacido que fue encontrado por Atunchuca mientras cazaba vicuñas y venados en el cerro Raco.
  2. Este personaje se hizo cargo del niño, el cual creció rápidamente en cinco días y le dio la tarea de cuidar sus llamas.

Sin embargo, Yanaraman Libiac Cancharco se convirtió en puma y se comió a varios auquénidos. Resulta significativo el lugar donde cayó el rayo encarnado en un bebé, ya que el cerro Raco fue identificado por Avendaño como la pakarina o lugar de origen de los llacuaces, sitio que también es mencionado con el nombre de Yaro, otro de los apelativos de la divinidad.27 En 1614 Fabián de Ayala recopiló en la Provincia de Chinchaycocha una narración según la cual en un gran peñasco llamado Ayracaca (“peñasco loco”), ubicado en los términos de Tarma, descendieron del cielo los hermanos Tumayricapa y Tumayhanampa.

El primero se fue a la montaña Mamallqui Jirca (“planta, principio u origen de los cerros”), cerca de la laguna de Chinchaycocha o Lago Junín, donde reunió a todas las guacas. De allí se dirigió hacia las actuales provincias de Junín y Pasco, y se transformó en un bebé que fue recogido y criado por una mujer del pueblo de Guaychau.

Al igual que en el otro caso mencionado, el niño, que era Tumayricapa, creció en cinco días. Ya como adulto recibió por sobrinos a los indios chupachos del valle de Huánuco mediante la ceremonia de trasquilarles los cabellos. Sin embargo, como los yanamates de Pasco no quisieron reconocerlo ni obedecerlo, Tumayricapa y Tumayhanampa les robaron un auquénido.

Al buscarlo, encontraron a los hermanos al pie del cerro Caytal, uno de ellos en forma de puma que, al enojarse, arrojó granizo por la nariz, lo cual muestra la relación del felino con el fenómeno meteorológico que produce lluvias, tormentas y granizo. Finalmente, dicho grupo aceptó a Tumayricapa como padre, lo cual fue corroborado por las señales de las entrañas de una llama sacrificada.28 Cabe mencionar que el establecimiento del parentesco entre los grupos mencionados y ese personaje divino, ya sea como sobrinos o como hijos, significaba que éste se erigía como su dios patrono, con el compromiso que ello implicaba: rendirle culto.

También llama la atención que, Tumayricapa, divinidad del rayo de los llacuaces, aparezca en el mito con un hermano y ambos, aunque la fuente no lo especifique, podrían haber sido gemelos, ya que éstos eran identificados con la deidad de las tormentas.

  • Los relatos anteriores muestran algunos elementos característicos de las antiguas creencias andinas.
  • Entre ellos destaca la asociación de los personajes divinos mencionados con algunas montañas, las cuales eran consideradas como sagradas, ya que podían ser la representación de deidades, habitación de entidades míticas y expresión del eje cósmico, donde se podían manifestar seres y sucesos numinosos.
You might be interested:  Que Significa Dispensación En La Biblia?

También, sobresale el nexo que el dios del rayo guardaba con las llamas, animales a los que robaba y devoraba, pues constituían su principal alimento y ofrenda, debido a que era divinidad tutelar de los pueblos pastores. Así, los llacuaces rendían culto al dios del rayo porque tenía el poder de propiciar la reproducción de esos cuadrúpedos.

Igualmente, tenían en sus santuarios piedras besares extraídas de los auquénidos, a las que llamaban illa, pues creían que aumentaban sus hatos.29 Cabe destacar que el aspecto distintivo de esta deidad era su manifestación como felino, lo cual remite al mito de Qówa, ser félido que andaba por las nubes, y que posiblemente a él se refieran las antiguas representaciones de Chavín de Huántar.30 Como dice Polia, “La deidad andina del Rayo (Llipiaq; Choq’e Illa; Illap’a) está tradicionalmente relacionada con la teofanía felínica cuya representación mítica es Qówa, o el ‘Felino Volador’.” 31 En relación con esto, resulta interesante que en la actualidad la palabra “qówa” se refiera a “un animal parecido al gato montés”, y que al mismo tiempo signifique “nubarrón que presagia granizada, nube grande y negra”.32 La asociación de las tormentas con el felino ha pervivido al menos hasta mediados del siglo XX, ya que está registrada en el mito “La laguna de Schururo”, recopilado en la sierra de Cajamarca.

De acuerdo con esa narración, la madre o “espíritu” de la laguna era un puma que vivía en ese espejo de agua. El animal fue apresado por un brujo transformado en cóndor que lo elevó por los aires, pero la laguna lo siguió y formó una gran tempestad que liberó al cuadrúpedo.33 Cabe mencionar que después de la conquista, el dios del rayo fue identificado con el apóstol Santiago pues, como menciona Pablo Joseph de Arriaga, porque se habrá extendido por acá la frase o conseja de los muchachos de España, que cuando truena dicen que corre el caballo de Santiago, o porque veían que en las guerras que tenían los españoles, cuando querían disparar los arcabuces, que los indios llaman Illapa, o Rayo apellidaban primero ‘Santiago, Santiago’.34 De esta manera, el dios del rayo como felino volador y Santiago compartieron la característica de andar por las nubes, las cuales son portadoras de lluvia.

Es pertinente señalar también que a las excreciones de los dioses se les atribuía la capacidad de creación, puesto que daban lugar a elementos y seres del mundo. Así, los orines de Qówa se transformaban en la lluvia que fecundaba la tierra y permitía la generación y crecimiento de las plantas.35 Al respecto, Juan Pérez Bocanegra consignó en 1631 una fórmula ritual para solicitar lluvia que dice: “O madre fuente, laguna, ó manantial, dame agua sin cessar, orina sin parar.” 36 Otro de los líquidos divinos relacionados con la fertilidad fueron las lágrimas de los dioses, puesto que, asimismo, daban lugar a la lluvia.

Esto se puede apreciar en la imagen plasmada en la Puerta del Sol en Tiahuanaco, en donde se muestra un ser de contorno humano, parado encima de una estructura piramidal que podría corresponder a una montaña sagrada. El personaje ostenta ojos circulares, de los que escurren lagrimones en forma de puma.

  1. Por lo tanto, la figura en conjunto simboliza la fecundación de la tierra por parte del dios a través de sus lágrimas que representan el agua celeste.
  2. Esta deidad se puede equiparar con las imágenes mexicas de Tláloc, modeladas en los braseros de barro encontrados en el Templo Mayor de la ciudad de México, pues en ellos se observa al dios pluvial con lágrimas en los ojos.

Este concepto tuvo su expresión ritual en las ceremonias de petición de lluvia que realizaban tanto los incas como los mexicas antes de la llegada de los españoles. Así, los pobladores de Cusco solían efectuar peregrinaciones por los cerros con llantos y gemidos para atraer el líquido celeste.

  • Igualmente, acostumbraban amarrar una llama negra a la que dejaban en ayuno para que llorara, con el fin de que Illapa se apiadara e hiciera llover.
  • En otras latitudes del continente americano, los mexicas sacrificaban infantes a Tláloc en la época de sequía y, si éstos lloraban durante la ceremonia, significaba que las lluvias no tardarían en llegar.37 Por tanto, las lágrimas de las deidades pluviales y las derramadas por los participantes en sus ritos, atraían el preciado líquido celeste que fertilizaría la tierra.

Las excrecencias divinas podían dar lugar, también, a grupos humanos. Según el mito recopilado por Fernando de Avendaño, algunos ayllus de llacuaces, que se consideraban hijos del rayo, decían provenir de la orina de ese dios, la cual fue depositada en un agujero junto al cerro Raco.38 Asimismo, Fabián de Ayala consignó que Raco, además de ser una montaña, era el dios de los alimentos al que se invocaba y rendía culto en la época de siembra, 39 por lo que estaba asociado con la fecundidad.

  • Los elegidos Diversas fuentes andinas mencionan la estrecha relación que guardaban algunos individuos con el dios del rayo.
  • A este respecto establecen que, tanto entre los llacuaces como entre los llactas, los mellizos, llamados chuchus o curis, y los que nacían de pies, conocidos como chacpas, eran considerados sus hijos, al igual que los nonatos, producto de los abortos.

Si los gemelos y los que nacían de parto podálico sobrevivían, eran dedicados a dicha divinidad y estaban destinados a ser sus ministros. Se evitaba que éstos fueran bautizados dentro del catolicismo para que no perdieran las capacidades especiales conferidas por el dios y, al crecer, pudieran dirigir sus ceremonias.

También se refiere que algunos de ellos eran sacrificados en su honor.40 Cuando estos infantes morían eran depositados, al igual que los nonatos, en unas ollas debajo de las casas, o los colocaban junto a los santuarios de la deidad para reverenciarlos, pues adquirían la connotación de oráculos. Como se creía que estos individuos habían sido procreados por la deidad, atribuían su defunción a que su padre, el rayo, se los había llevado consigo.

Por eso, como registra un documento de la provincia de Huaylas, una mujer portaba siempre consigo una concha spondylus, a la que denominaban mullu, para evitar que el rayo la matara porque era gemela. Cabe mencionar que este material era una ofrenda importante dedicada al dios que proveía la lluvia, y que en este caso servía de protección.41 Sobre los mellizos, los jesuitas que visitaron en 1618 las provincias de Ocros y Lampas para extirpar las idolatrías, consignaron lo siguiente: Quando vna mujer o vna oveja o qualquiera otro animal pare de un bientre dos, que llaman chuchu, el vno dizen que es el Rayo; y assi los veneran a ambos por no saber de cierto qual es y si muere alguno de ellos le guardan en vna olla, grande en el lugar donde guardan sus mallquis y alli le ofressen chicha, cuies, y lo demás que se a dicho.42 Es pertinente señalar que los mellizos recibían también el apelativo de Curi, otro de los nombres del dios, para denotar su afinidad con él.

  • En la época colonial, los llamaban Santiago pues, como ya se refirió, dicho apóstol fue identificado con el rayo.
  • Sin embargo, esta práctica fue prohibida por los misioneros españoles debido a que fue calificada de idolátrica.43 Igualmente, eran considerados como hijos del rayo las criaturas que nacían en el campo durante una tormenta y, por lo tanto, ejercerían como sus sacerdotes, pues se creía que las ofrendas que ellos daban eran mejor recibidas por el dios.

Sobre esto, Polo Ondegardo señala que: “Cuando una mujer pare en el campo en día que truena, dicen que la criatura que nace es hijo del Trueno; y que se ha de dedicar para su servicio. Y así hay mucho número de hechiceros de estos, que llaman hijos del Trueno.” 44 Lo mismo acontecía con los individuos que sobrevivían a la caída de una centella, quienes, además, adquirían la capacidad de curar.

Tanto los descendientes de éstos como los sucesores de los que habían muerto a causa del rayo, recibían el nombre de Curi, por lo que la identificación con la deidad se extendía a las generaciones posteriores.45 Con respecto a los tocados por el rayo, existen algunas semejanzas con el centro de México pues, desde el siglo XVI hasta la actualidad, se ha registrado que algunos de los que han sobrevivido a la caída del rayo pueden sanar a los afectados por este fenómeno meteorológico, mientras que otros adquieren la capacidad de controlar la lluvia, el granizo y las tormentas.

Diversas comunidades andinas creían, asimismo, que las criaturas que habían sido concebidas durante una tempestad tenían como padre al rayo. Se pensaba que las mujeres preñadas de esta manera podían parir piedras, las cuales eran muy apreciadas porque los vaticinios que se hicieran con ellas siempre resultaban acertados.

En relación con esto, un documento jesuita de la provincia de Huaylas relata que cuando una mujer parió una criatura muerta, salió al mismo tiempo de su vientre una luminosidad con un gran estruendo que era el hijo del dios. Las fuentes, igualmente, consignan que los infantes podían ser consagrados al rayo si se sacrificaban llamas a la deidad o si el niño era expuesto a una tormenta.46 Cuando una mujer daba a luz mellizos, ella, su marido y parientes debían cumplir con un ayuno de sal y ají, así como abstenerse de relaciones sexuales por diferentes periodos de tiempo, los cuales podían durar hasta un año.

De acuerdo con Fabián de Ayala, esta observancia era hecha por la recién parida para no quedar embarazada nuevamente del rayo. Cabe señalar que estas restricciones constituían prácticas de purificación, las cuales también debían ser cumplidas, por ejemplo, por cualquier individuo que fuera a participar en algún rito.

Además, la recién parida, el marido o ambos debían observar una conducta ritual que fue entendida por los visitadores como “penitencia”. Ésta consistía en que los cónyuges debían encerrarse en un aposento y quedarse acostados por varios días, primero de un lado y luego del otro.47 De igual forma, el jesuita Joseph de Arriaga interpretó que el dar a luz gemelos era considerado como un pecado.

Al respecto comenta que: “Tienen en su nacimiento muchas supersticiones todas enderezadas a hacer penitencia, para que se les perdone el pecado, que entienden que fue el haber nacido dos juntos.” 48 Asimismo, menciona que el parir mellizos “lo tienen por cosa sacrílega y abominable, y aunque dicen que uno es hijo del Rayo, hacen grande penitencia, como si hubiesen hecho un gran pecado”.49 Poco más adelante relata que, una vez terminado el ayuno, paseaban a los padres en un palio hecho de piel de venado.

  • Resulta interesante que el jesuita se refiera a los progenitores de los gemelos como “penitentes”, pues indica que los identificó con los que eran juzgados por la Inquisición, quienes eran expuestos al escarnio público al llevarlos por las calles y plazas.
  • En contraposición a lo anterior, el Inca Garcilaso de la Vega consigna que la mujer que paría mellizos era sacada a la calle “con gran fiesta y regocijo”, le ponían guirnaldas de flores, hacían grandes bailes y cantares por su mucha fecundidad, y que tanto a los gemelos como a la madre los llamaban guaca.

En tanto que otro documento procedente de Lima afirma que cuando terminaba el periodo de abstinencia de la madre, todos iban a venerar a los gemelos para que no les sucediera ningún daño.50 El hecho de que algunos individuos, como los mellizos, fueran considerados hijos de la divinidad y que una mujer los hubiera procreado, indica que eran receptáculo de lo sagrado, por ello, eran calificados como guacas.

En relación con esto, es pertinente señalar que el contacto con la sacralidad resulta peligroso para cualquier persona que no esté lo suficientemente preparada para ello. Así, las penitencias y el encierro obligados de la recién parida, y en ocasiones del marido, se debían al contacto que había tenido el dios del rayo con la mujer y sus hijos.

De esta manera, el aislamiento y las abstinencias tenían como objetivo disminuir la carga sagrada que estos individuos contenían por haber estado en contacto con la deidad, y así amortiguar el daño que esto pudiera causar al resto de la población. Igualmente, los parientes debían observar restricciones en cuanto al consumo de sal y ají, así como abstenerse de relaciones conyugales para fortalecerse y poder acercarse sin riesgo a la mujer, a su esposo y al hijo del rayo.

Debido a la peligrosidad que implicaba el contacto con esos recién nacidos y su madre, la gente tenía miedo de visitarlos antes de que se terminara el periodo de purificación. Por lo tanto, no se trataba de un “pecado” como lo consigna Arriaga pues, además, hay datos que apuntan a que los “hijos del rayo”, los auquénidos que nacían dos de un vientre, así como las mazorcas de maíz, el ají y las papas que se daban dobles, eran considerados como contenedores de la fuerza vital de esas especies y símbolo de fertilidad.

Por ello, las veneraban para que tanto las llamas como los campos fueran fructíferos.51 A manera de conclusión Con base en lo expuesto, se puede apreciar que los documentos elaborados en los siglos XVI y XVII, y que provienen de regiones ajenas al núcleo cusqueño, presentan perspectivas diferentes a lo consignado por la tradición inca sobre la divinidad del rayo y su culto.

  • Esto hace visible los contrastes regionales y la heterogeneidad que hubo en cuanto a las concepciones que sobrevivieron a la conquista española.
  • También permite destacar que, a pesar de la ideología religiosa que fue impuesta por los incas a los pueblos sometidos, las poblaciones de llacuaces y llactas de la sierra central y norcentral de Perú, conservaron sus antiguas prácticas y creencias al menos hasta el siglo XVII, época del embate de la persecución de idolatrías.

Sin embargo, esta virulenta campaña dejó importantes registros que permiten conocer las particularidades de sus tradiciones. A través del estudio de la religión de esos pueblos se ha podido profundizar en la forma en que sus habitantes concibieron, explicaron y se relacionaron con su realidad, es decir, con su entorno social y natural, en donde tuvo un lugar preeminente el fenómeno de las tormentas, concebido como numinoso y cuyo control atribuyeron a su dios principal.

  1. Igualmente, se pudo observar que la ideología religiosa permeó a la sociedad, principalmente en su articulación con el ámbito sagrado.
  2. De esta manera, se constata que el derecho a los altos cargos del gobierno y del sacerdocio en dichas comunidades estuvo definido por la descendencia directa del ancestro, el cual fue identificado con el dios del rayo, que era su patrono.

También, la gente común estableció nexos especiales con la divinidad a través de determinadas personas que consideraban sus vástagos, como los mellizos, los nacidos de parto podálico o durante una tormenta, los tocados por el rayo y los que habían sido concebidos durante un temporal.

Estos individuos elegidos por la deidad eran dedicados a ella y, por lo tanto, eran sus intermediarios, ya fuera como sus sacerdotes mientras vivían o como oráculos una vez que habían muerto. Así, dicha connotación los colocaba en una posición privilegiada dentro de la comunidad. Es importante señalar que en la región convivieron dos etnias cuya procedencia y tradiciones eran diferentes: los pastores llacuaces descendientes del rayo, y los llactas, agricultores que decían ser hijos del sol.

Sin embargo, la solución a sus diferencias se dio en el plano religioso al compartir el culto al rayo, dios patrono de los llacuaces, relacionado con la lluvia, la cual era necesaria para ambos, ya que al fecundar la tierra hacía crecer las plantas que alimentaban a los seres humanos y a los auquénidos, animales que tuvieron un lugar relevante en la economía andina.

Por último, se ha podido apreciar que el sistema religioso proveyó la justificación de la preeminencia en el poder de determinados individuos, así como la explicación de los conflictos entre las dos etnias, cuyo origen se remitía al tiempo mítico, y presentó soluciones a través de la práctica ritual.

Bibliografía Arguedas, José María y Francisco Izquierdo Ríos, Mitos, leyendas y cuentos peruanos, Madrid, Siruela, 2009. Arriaga, Pablo Joseph de, La extirpación de la idolatría en el Perú (1621), estudio preliminar y notas de Henrique Urbano, Cuzco, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”, 1999.

Ávila, Francisco de, Dioses y hombres de Huarochirí, trad. de José María Arguedas, estudio introductorio de Luis Millones y Hiroyasu Tomoeda, estudio biobibliográfico de Pierre Duviols, Lima, Universidad Antonio Ruiz de Montoya, 2007. Ayala, Fabián de, “Una carta del P. Fabián de Ayala conforme al original del Archivo Romano de la Compañía de Jesús”, notas y comentarios de Mario Polia, en Anthropologica, núm.17, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1999, pp.377-406.

Diccionario quechua-español-quechua Simi taque, Perú, Millenium Editora Global, 2009. Duviols, Pierre, “Huari y Llacuaz. Agricultores y pastores. Un dualismo prehispánico de oposición y complementariedad”, en Revista del Museo Nacional, t. XXXIX, Lima, 1973, pp.153-191.

Procesos y visitas de idolatrías. Cajatambo siglo XVII, revisión paleográfica de Laura Gutiérrez Arbulú y Luis Andrade Ciudad, selec. de textos y estudios históricos de Pierre Duviols, trad. de textos quechuas de César Itier, Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos/Pontificia Universidad Católica del Perú, 2003.

González Holguín, Diego, Vocabvlario de la Lengva General de todo el Perv llamada Lengua Qquichua, o del Inca, digitalizado por Runasimipi Qespisqa, 2007. En http://www.runasimipi.org y http://www.illa-a.org/cd/diccionarios/VocabvlarioQqichua DeHolguin.pdf,

  1. Guamám Poma de Ayala, Felipe, El primer nueva corónica y buen gobierno, 3 vols., ed.
  2. Crítica de John V.
  3. Murra y Rolena Adorno, trad.
  4. Y análisis del quechua de Jorge L.
  5. Urioste, México, Siglo XXI, 1980.
  6. Auffmann-Doig, Federico, Introducción al Perú antiguo.
  7. Una nueva perspectiva, Lima, Kompaktos, 1990.
  8. Lamana Ferrario, Gonzalo, Pensamiento colonial crítico.

Textos y actos de Polo Ondegardo, estudio biográfico de Teodoro Hampe Martínez, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012. Limón Olvera, Silvia, “Ataque a indios idólatras por la inquisición: su sentido político”, en Nuestra América, 20, México, CCyDEL-UNAM, 1991, pp.11-31.

  • El taki onqoy y los idólatras del centro de México.
  • Resistencia y represión indígena en el siglo XVI”, en Perspectivas Latinoamericanas, edición especial ” El Taqui Onqoy”, Nagoya, Japón, Centro de Estudios Latinoamericanos-Universidad Nanzan, 2015, pp.41-55.
  • Millones, Luis, Taki onqoy: de la enfermedad del canto a la epidemia, estudio preliminar de Luis Millones, Santiago de Chile, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2007.
You might be interested:  Juegos De La Biblia Preguntas?

Polia Meconi, Mario, La cosmovisión religiosa andina en los documentos inéditos del Archivo Romano de la Compañía de Jesús, 1581-1752, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1999. Proceso inquisitorial del cacique de Texcoco, México, Publicaciones del Archivo General y Público de la Nación, vol.

  1. III, 1910.
  2. Procesos de indios idólatras y hechiceros, México, Publicaciones del Archivo General y Público de la Nación, vol. I, 1912.
  3. Relación de los agustinos de Huamachuco, edición, estudio preliminar y notas de Lucila Castro de Trelles, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1992.
  4. Rostworowski, María, Estructuras andinas del poder.

Ideología religiosa y política, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2007. Sahagún, Bernardino de, Historia general de las cosas de la Nueva España, 3 vols., estudio introductorio, paleografía, glosario y notas de Alfredo López Austin y Josefina García Quintana, México, Conaculta, 2000.

Sarmiento de Gamboa, Pedro, Historia de los incas, 2ª ed., Buenos Aires, Emecé, 1943. Topic, John, Andean Archaeology. Variation and Sociopolitical Organization, William Isabell and Helaine Silverman, New York, Kluwer Academic/Plenum Publishers, 2002. En https://books.google.com.mx/books?isbn=1461506395-,

Vega, Garcilaso de la, Comentarios reales de los incas, ed., índice analítico y glosario de Carlos Araníbar, 2 vols., México, FCE, 1995. Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons
Ver respuesta completa

¿Qué significan los rayos de Jesús?

Los rayos de luz de la imagen representan la Sangre y el Agua que brotaron de lo íntimo de Mi misericordia cuando, en la Cruz, Mi corazón fue abierto con la lanza.
Ver respuesta completa

¿Quién representa el rayo?

ZEUS: EL DIOS DEL CIELO DESPEJADO, EL RAYO, EL RELÁMPAGO, EL TRUENO Y LA LUZ.
Ver respuesta completa

¿Qué es rayo?

1988]); y, como transitivo o intransitivo pronominal, ‘estropear( se ) una superficie lisa o pulida con rayas o incisiones’: «De esa forma se corre el riesgo de rayar la superficie» (Crea Curación ).
Ver respuesta completa

¿Qué significa los rayos?

Frecuencia de los rayos – Frecuencia de impactos de rayos en el mundo por km²/año (proyección equiárea), a partir de datos combinados obtenidos por el Optical Transient Detector (1995-2003) y el Lightning Imaging Sensor (1998-2003) Frecuencia de los rayos en todo el mundo, según datos de la NASA (2008) Gracias a las observaciones por satélite, es posible estimar la distribución de los rayos en todo el mundo y comprobar que no se distribuyen uniformemente. La frecuencia de los relámpagos es de aproximadamente 44 (± 5) veces por segundo, o casi 1400 millones de destellos por año, ​ siendo la duración promedio de 0.2 segundos compuesta por un número de destellos mucho más cortos (golpes) de alrededor de 60 a 70 microsegundos.

​ Muchos factores afectan a la frecuencia, distribución, potencia y propiedades físicas de un rayo típico en una región particular: la altitud del terreno, la latitud, las corrientes de viento predominantes, la humedad relativa y la proximidad a cuerpos de agua cálidos y fríos. Esto ocurre tanto por la mezcla de masas de aire más cálidas y más frías, como por las diferencias en las concentraciones de humedad, y generalmente ocurre en los límites entre ellas.

El flujo de corrientes oceánicas cálidas que atraviesan masas de tierra más secas, como la corriente del Golfo, explica parcialmente la elevada frecuencia de los rayos en el sureste de los Estados Unidos. Debido a que los grandes cuerpos de agua carecen de la variación topográfica que daría lugar a la mezcla atmosférica, los rayos son notablemente menos frecuentes en los océanos del mundo que en la tierra.

Los polos norte y sur tienen una cobertura limitada de tormentas eléctricas y, por lo tanto, resultan ser las áreas con la menor cantidad de rayos. Debido a que los seres humanos son terrestres y la mayoría de sus posesiones se encuentran en la Tierra, donde los rayos pueden dañarlos o destruirlos, los rayos de nube a tierra son los más estudiados y los mejor comprendidos de los tres tipos, aunque los rayos intranube e internubes son los tipos de rayos más comunes (los relámpagos de nube a tierra representan solo el 25% del total de relámpagos en el mundo; hasta cierto punto, la proporción también varía según la estación en las latitudes medias).

La relativa imprevisibilidad del relámpago limita una explicación completa de cómo o por qué ocurre, incluso después de cientos de años de investigación científica. Aproximadamente el 70% de los rayos ocurren sobre la tierra en los trópicos ​ donde la convección atmosférica es mayor.

De esos rayos más del 90% se distribuyen sobre las tierras emergidas, Los datos obtenidos de los instrumentos demuestran que la mayoría de los rayos ocurren en las regiones tropicales y subtropicales, principalmente en África central, Asia meridional y suroriental, en el centro de América del Sur y en los Estados Unidos,

​ La cuenca del Congo experimenta una gran cantidad de rayos en varios lugares, especialmente en Ruanda, donde la densidad de las descargas supera los 80 casos por kilómetro cuadrado por año, la más alta del mundo. ​ El lugar particular donde ocurren rayos con mayor frecuencia es cerca de la pequeña aldea de Kifuka en las montañas del este de la República Democrática del Congo, ​ donde la altitud es de alrededor de 975 m,

  1. En promedio, esta región recibe 158 descargas/km²/año,
  2. ​ El lago de Maracaibo, en Venezuela, tiene una media de 297 días al año con actividad de rayos, un efecto reconocido como relámpago del Catatumbo,
  3. ​ Otros puntos calientes con descargas de rayos son Singapor ​ y Lightning Alley en Florida central.

​ ​ Las construcciones elevadas tienden a recibir más descargas. Por ejemplo, el Empire State Building en Nueva York es golpeado una veintena de veces al año, de las que más de la mitad son descargas tierra-nube. ​ La estatua del Cristo Redentor en la ciudad de Río de Janeiro recibe una media de seis rayos todos a lo largo del año.

  • ​ En las regiones polares del Norte y del Sur, por el contrario, los rayos son prácticamente inexistentes.
  • ​ Debido a que la carga concentrada dentro de la nube debe exceder las propiedades aislantes del aire, y esta aumenta proporcionalmente a la distancia entre la nube y el suelo, la proporción de impactos de nube a tierra (versus intranube e internube) aumenta cuando la nube está más cerca del suelo.

En los trópicos, donde el nivel de congelación es generalmente más alto en la atmósfera, solo el 10% de los relámpagos son CG. En la latitud de Noruega (alrededor de 60°N), donde la altitud de congelación es menor, el 50% de los rayos son de nube a tierra. Alta frecuencia de rayos durante una tormenta eléctrica en 1991 en Sídney, en Australia. La aparición del rayo está directamente relacionada con los sistemas convectivos que, en el apogeo de su actividad, pueden producir más de un relámpago por segundo.

Las tormentas que presentan complejos convectivos de mesoescala, como los ciclones tropicales y los huracanes, alcanzan niveles extremos de descargas eléctricas, con un pico de más de un rayo de nube a tierra por segundo. La formación de tormentas supercelulares también tiene una fuerte relación con la aparición de rayos positivos, con más de treinta ocurrencias por hora.

La relación entre la tasa de descarga en una tormenta supercelular y la formación de tornados aún no está clara. También es de destacar que los relámpagos de nube a tierra pueden ocurrir exactamente debajo de donde la nube muestra su altitud máxima, aunque esa relación aún no se ha confirmado para todos los tipos de tormentas, especialmente aquellas que ocurren sobre el océano.

Aunque los rayos siempre se asocian con tormentas eléctricas, y estas producen lluvia, se desconoce la relación directa entre los dos fenómenos. ​ En las regiones tropicales, la actividad eléctrica se concentra principalmente durante los meses de verano. ​ Es posible que el calentamiento global esté provocando un aumento de la incidencia de rayos en el mundo entero.

Sin embargo, las predicciones difieren entre un aumento del 5 y un 40% de la incidencia actual por cada grado Celsius de aumento medio de la temperatura atmosférica. ​ Un modelo matemático desarrollado por Marcia Baker, Hugh Christian y John Latham permite estimar la frecuencia de los rayos, representada por la letra, ​ Según el modelo, esto es proporcional a la reflectividad radar y la amplitud del movimiento ascendente y depende también de la concentración de cristales de hielo y de granos de hielo en la nube. En algunos casos, la frecuencia de los rayos también es proporcional a la potencia de un número elevado de la velocidad de los movimientos ascendentes del aire, La potencia considerada es generalmente seis, es decir ​ Según otro modelo, válido para tormentas tropicales, la frecuencia de los rayos es proporcional a la potencia de cinco de la profundidad del frente frío, La profundidad del frente frío, que representa la diferencia entre la altitud de la cumbre de la tormenta tropical y la del punto donde está a 0 °C, es a su vez proporcional a la tasa de carga y a la electricidad estática almacenada en las nubes convectivas.
Ver respuesta completa

¿Qué es lo que atrae el rayo?

¿Cómo se forma un rayo? – El rayo se forma debido a una electrificación de las nubes. Las diferencias de temperatura en el interior de la nube generan corrientes de aire ascendentes y descendentes. Las pequeñas partículas de granizo y los cristales de hielo son arrastrados por estas corrientes de aire, chocan entre sí y se cargan eléctricamente.

A su vez, el viento transporta las partículas con cargas positivas hacia la parte superior de la nube y a las cargas negativas hacia la parte más baja. Por la influencia de estas cargas, la superficie terrestre debajo de la nube también adquiere carga positiva, lo que genera un campo eléctrico que sigue a la nube.

Debido a que el aire no es buen conductor de la electricidad, la acumulación de cargas debe ser muy grande para que el campo eléctrico sea lo suficientemente fuerte y se pueda formar un rayo. Cuando esto sucede, comienza a crearse un canal de aire ionizado entre la nube y la superficie.
Ver respuesta completa

¿Qué persiguen los rayos?

Los rayos buscan el camino más rápido y corto entre las nubes y la superficie terrestre, por lo que hay mayor probabilidad de que impacten en colinas, en la cima de montañas y construcciones, a que caigan en zonas llanas y profundas.
Ver respuesta completa

¿Cuál es la diferencia entre un rayo de luz y un haz de luz?

Hola @MariaIshchenko La utilización de ambas palabras puede referirse a la luz que proviene de algo. Rayo o rayos de luz, son las líneas que forman parte de un haz luminoso (haz de luz). Un haz luminoso es el conjunto de rayos que comparten cierto origen y cuya propagación, desarrollo o dispersión se presenta en conjunto.
Ver respuesta completa

¿Qué significa el color de un rayo?

04 Diciembre, 2017 – Todos conservamos en la retina imágenes de rayos espectaculares. Son la máxima expresión de las tormentas y suelen caer al suelo desde las nubes de tormenta, los cumulonimbus, Los rayos nube-tierra se pueden ver por todo el mundo excepto en la Antártida, Palabra Rayo En La Biblia (Vía Pxhere) Su energía es muy potente y este tipo de rayos se producen cuando entre el suelo y la base de la nube existe una diferencia de carga. La base de la nube tiene carga negativa y el suelo está cargado positivamente. Este clase de rayo, el más espectacular, tan solo dura una fracción de segundo. Palabra Rayo En La Biblia (Vía Pixabay) Además. si en la atmósfera hay mucha cantidad de polvo en suspensión, el rayo es amarillo. También existen rayos blancos, que nos indican escasa humedad en el ambiente. Suelen ser los que generan más incendios. Pero lo que está claro es que los rayos sí caen en el mismo sitio más de una vez.
Ver respuesta completa

¿Cómo se llama el dios de la lluvia y el rayo?

ISSA ALBERTO CORONA MIRANDA Doctorando en el Programa de Posgrado en Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Palabra Rayo En La Biblia El agua simbolizaba para los antiguos mexicanos el fundamento de la vida. No sólo fue un elemento esencial para el desarrollo de las sociedades precolombinas sino que, al ser considerado la base de la supervivencia humana, ocupó un lugar central en sus ceremonias y ritos.

  • Este líquido vital era considerado curativo.
  • Por ello, los baños de vapor con piedras calientes y plantas medicinales, llamados temazcalli, «casa de vapor», eran espacios destinados a la purificación del cuerpo de cada individuo.
  • Se creía que, gracias a la acción del agua en este contexto ritual, era posible renacer.

En el siglo XVI, Fray Bernardino de Sahagún y Fray Diego Durán reunieron información sobre la cosmovisión náhuatl gracias a la voz de sus informantes indígenas. En los textos que escribieron, titulados Historia general de las cosas de la Nueva España (1569)e Historia de las Indias de la Nueva España e islas de tierra firme (1581), respectivamente, trataron de explicar el significado del agua y de los dioses y diosas acuáticos en relación con las fiestas rituales del calendario.

  1. Chalchiuhtlicue, «la de la falda de jade», era la diosa del agua, de los lagos, los ríos, los mares y los manantiales.
  2. Era también la esposa del dios Tláloc, hermana de los tlaloques y, usualmente, se le representaba como una mujer.
  3. Además, se relacionaba con otras diosas del panteón mexica, como Chicomecóatl, por su capacidad de fecundar la tierra en los ritos agrícolas.

Gracias al libro de Sahagún, sabemos que en esta deidad se depositaba el poder de generar tempestades y torbellinos en los cuerpos de agua para hundir navíos y ahogar hombres a su voluntad. Sabemos también que Chalchiuhtlicue tenía un lugar privilegiado entre las deidades mexicas al ser patrona de los bautismos y protectora de los navegantes.

Tláloc, «dios de la lluvia», era la deidad de los cerros, del agua y de la fertilidad. Según la cultura náhuatl, regía fenómenos meteorológicos como los relámpagos, los truenos, el granizo o las tormentas y, frecuentemente, se le asociaba a las cuevas. Sahagún señaló que este dios, Tláloc Tlamacazqui, era considerado habitante del paraíso terrenal y el responsable de dar a los hombres los mantenimientos necesarios para la vida.

De la lluvia dependía la germinación de las semillas y, con ello, la abundancia de alimento para la supervivencia de los humanos. Así, Tlálocera una figura ambivalente. Realizar los rituales pertinentes para mantener su favor era fundamental para evitar la sequía o las inundaciones en las tierras de cultivo y en las ciudades.

Como podemos ver, el culto a ambos dioses acuáticos (Tláloc y Chalchiuhtlicue) era sumamente importante en la cosmovisión de los pueblos nahuas porque de él dependía la suerte de todas las actividades agrícolas. Actualmente, siguen existiendo rituales relacionados con estas figuras en muchos pueblos indígenas, pues de este líquido depende que la vida siga floreciendo.

O REFERENCIAS Martínez Ruiz, J.L., y Murillo Licea, D. (eds.). (2016). Agua en la cosmovisión de los pueblos indígenas de México. Comisión Nacional del Agua. Del Paso y Troncoso, F. (Comentarios). (1981). Códice borbónico, Siglo xxi Editores. Duran, D. (2002).
Ver respuesta completa

¿Cómo se llama el dios de la lluvia y del rayo?

Tlaloc ( dios mexica de la lluvia y del relámpago), es uno de los dioses mexicas de la tierra, conocido por su facultad para dominar el agua y proveer el también llamado licor de la tierra que contribuía al crecimiento de los cultivos de maíz.
Ver respuesta completa

¿Quién es la diosa del trueno?

¡Prepárate para conocer a Jane Foster, la diosa del trueno! Descubre la historia de cómo Jane Foster se convirtió en la poderosa Thor, la diosa del trueno, y de cómo pasó a empuñar el formidable y temible martillo Mjolnir.
Ver respuesta completa

¿Qué significan los dos rayos?

Doble rayo – Wikipedia, la enciclopedia libre El doble rayo es uno de dos rayos de láser utilizados con el propósito de generar hologramas. El doble rayo es el rayo que transporta la información que se va a guardar dentro del holograma. En el caso de una imagen holográfica, este rayo se refleja del objeto a representar holográficamente.

Datos:

Obtenido de «» : Doble rayo – Wikipedia, la enciclopedia libre
Ver respuesta completa

¿Qué significa el rayo en una persona?

Otros usos del concepto – En una rueda, los rayos son aquellas piezas que unen el centro con el perímetro : “Cuando me caí, se rompieron los rayos de la rueda delantera”, “Mi bicicleta tiene rayos plateados”, La noción de rayo también puede emplearse para calificar a un individuo que demuestra una gran rapidez mental, resultando ocurrente e ingenioso: “Este chico es un rayo, a veces me sorprende con sus respuestas”, “El presidente está fascinado con el joven ministro, a quien define como un rayo por su capacidad para lograr acuerdos con los diferentes sectores sociales”,
Ver respuesta completa

¿Cómo de rayo significado?

1 Como (de) rayo De prisa, con mucha rapidez: ‘¡Vente como de rayo!’
Ver respuesta completa

¿Qué significa para rayo?

¿Qué es un pararrayos? – Un pararrayos es un terminal externo instalado en un edificio o estructura que tiene como objetivo atraer el rayo para tener un punto de impacto controlado e impedir que este impacte en una zona no deseada o causar daños en las personas.

Sistemas de captación (pararrayos) Conductores de bajada. Puestas a tierra. Protección contra sobretensiones.

Antes de ver cómo funciona un pararrayos vamos a entrar en contexto con un poco de historia y los posibles efectos del rayo.
Ver respuesta completa