EL DESIERTO EN LA BIBLIA
- EL DESIERTO EN LA BIBLIA
- FLORENTINO DIEZ
- Revista Tierra Santa, Marzo-abril (1978) 64-69
El desierto ha sido un tema largamente explotado como recurso literario y artístico, con ocasión del que se ha buscado con mucha frecuencia el ambiente adecuado para reproducir situaciones humanas de carácter dramático, reales en el orden histórico y aún espirituales o, simplemente, imaginarias.
Nos atreveríamos a calificar a A. de Saint Exupery como uno de los autores modernos que mejor ha captado el misterio dramático del desierto, proyectado hacia una liberación, todo ello concebido dentro de una unidad poética de profundo valor simbólico. Si hemos citado a este autor es porque creemos que su pensamiento en este punto tiene muchos rasgos en común con el planteamiento bíblico.
Concepto bíblico de desierto El desierto fue igualmente una fuente de inspiración constante para los autores sagrados, tema particularmente querido de los profetas. Para describirlo utilizan varios términos, cada uno con un matiz específico, pero que en ningún caso traducen el concepto general que nosotros tenemos de desierto.
El término más común de los empleados por la Biblia es, en hebreo, midbar, que en su origen significa “conducir” “apacentar” (el ganado). Se utiliza para describir una región solitaria, pero no totalmente estéril o desprovista de vegetación y agua, pues se trata de una región de pastoreo, como nos lo indica Jeremías: “Llorad y gemid sobre los montes, lamentaos por los pastizales del desierto ( midbar ), porque están desolados, no hay quien pase por ellos ni se oye el balar de los rebaños.” (Jr 9,9 y 17,6).
El término castellano más adecuado para traducir este vocablo hebreo seria “estepa”. Quizás el texto bíblico que más nos acerca a nuestro concepto tradicional de desierto sea el Deuteronomio 8,15: “. desierto vasto y terrible, con serpientes de hálito abrasador y escorpiones, región árida carente de agua.” Pero este texto es la excepción a la regla.
- El habitante de Palestina, sin embargo, está acostumbrado a una doble imagen de sus desiertos cambiantes sin que pierdan por ello su identidad.
- En la corta estación que sigue a las lluvias torrenciales del invierno, el desierto se viste de pasajero, pero encantador, ropaje.
- Es completamente el reverso de la imagen del estío.
Los arbustos reverdecen y una alfombra de tímida hierba verde salpicada de infinitas florecillas de colores variados e intensos hace sonreír al desierto. Y los autores sagrados, abiertos siempre a ver en todo la obra salvadora de Dios, aprovechan esta nueva imagen del desierto como símbolo de esperanza: “No temáis anima]es del campo, que reverdecerán los pastizales del desierto y darán fruto los árboles” (Jl 2,22).
Chorrean los pastizales del desierto (midbar) y los collados se orlan de alegría” (Sal, 65,13). El desierto bíblico cuenta, además, con una fauna significativa. Son citados, concretamente el león, el chacal, el onagro, el pelícano, el avestruz, serpientes y escorpiones. Y si en buena parte del año ofrece un aspecto reseco y poco acogedor, no faltan fuentes y pozos de agua repartidos por toda su geografía, para alivio de personas y animales.
“La encontró el Angel de Yahvé (a Agar) junto a la fuente que hay en el desierto, camino del sur” (Gen 16,7 y 37,22). Cuando el lenguaje bíblico quiere describir una zona árida y estéril emplea la palabra arâbâh que tiene un particular acento poético y se emplea con frecuencia como oposición a tierra fértil.
- Isaías, describiendo la desolación de Palestina después de la conquista asiria, escribe: “Está marchita, seca la tierra; avergonzado el Líbano, mustio; el Sarón está como una estepa ( arâbâh ) (Is 33,9).
- El Sarón ha sido siempre la llanura costera fértil por antonomasia en la Biblia, mientras que la palabra arâbâh ha pasado a designar, como nombre propio, la zona reseca situada al sur del mar Muerto.
Si hablan de un paraje solitario por donde no pase nadie, los autores sagrados emplean la palabra “Yesîmôn”. Recuérdese el texto de Isaías sobre la restauración del Pueblo de Dios, tras el destierro babilónico, figura del pueblo mesiánico: “He aquí que voy a realizar cosa nueva.
- Ciertamente en el desierto trazaré un camino.” (Is 43,19).
- La aplicación de la justicia de Dios sobre su pueblo, cuando éste ha pecado contra Yahvé, o contra los enemigos de su pueblo, da ocasión a los autores sagrados para comparar los efectos de la destrucción que preconizan a una tierra desolada; lo poblado será reducido a escombros, a desierto y ruinas.
Expresan este concepto con la palabra horbâh, que se utiliza todavía hoy en árabe para designar algún edificio histórico en ruinas ( Hirbet ). “Y te reduciré a ruinas y oprobio entre las naciones que te rodean, a los ojos de todo el que pase” (Ez 5,14), e Isaías: “Yo levantaré sus ruinas ( horbâh refiriéndose a Jerusalén, (Is 44, 26).
- Desiertos bíblicos En el Antiguo Testamento se nombran unos 15 desiertos.
- La mayoría y los más importantes por su extensión están situados dentro de la península del Sinaí y en estrecha relación con las tradiciones del Exodo de Egipto: Ethan, Sin (desierto del Maná), Sinaí (teatro de la teofanía de Yahvé y entrega de las tablas de la Ley) Faran, Cades.
Cinco más se encuentran englobados bajo la denominación general de Desierto de Judea. En el Nuevo Testamento sólo se nombra el desierto de Judea, al iniciarse la predicación del Bautista; en sus confines, la tradición ha colocado el desierto de la Tentación (de Jesús), apoyándose en los relatos de los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas, frente a Jericó y no lejos del Jordán.
- Y finalmente, S.
- Mateo (15,23) nos habla de una zona desértica junto al lago de Genesaret donde tuvo lugar la segunda multiplicación de los panes.
- Topográficamente, el desierto bíblico es muy accidentado en su mayor parte.
- Altas montañas y profundos valles en la parte sur del Sinaí; colinas y baja montaña, con barrancos muy profundos, en el desierto de Judea.
Simbolismo del desierto en la Biblia Cuando Israel atravesó el Jordán, tras el Exodo de Egipto hacía la Tierra Prometida, selló la primera etapa de su historia. Fue algo como decir adiós a su vida errante. De nómada se convirtió en pueblo sedentario, con hogar fijo.
Sin embargo, aunque el desierto quedó de la otra parte, históricamente hablando, el recuerdo de aquella experiencia quedó profundamente grabado en sus gentes, como enseña imborrable para su vida posterior. Todo el mundo recuerda su lugar de nacimiento, e Israel, como Pueblo de Dios, había nacido en el desierto.
Allí había adquirido una identidad mucho más fuerte que ningún otro pueblo de la tierra. Israel mismo, en virtud de la elección gratuita de que fue objeto por parte de Yahvé, no podía olvidarlo. Se perderían, con el tiempo, algunos detalles, pero los hechos funda mentales, particularmente el Pacto de la Alianza en el Sinaí, así como la actitud rebelde del pueblo y la justicia misericordiosa de Yahvé, serían objeto de reflexión constante para Israel.
- Los profetas considerarían la época del desierto como la edad de oro de Israel:
- “Posesión santa era entonces Israel para Yahvé, primicia de su cosecha” (Jr 2,3).
- El mismo Jeremías comparará aquella época feliz con la de los desposorios, cantando la primera fidelidad de Israel a su Dios: “Recuerdo a tu favor el afecto de tus mocedades, el amor de la época de tus desposorios, cómo me seguiste por e] desierto, por países donde no se siembra” (Jr 2,2).
- Y es que todo había cambiado con las ventajas materiales de la vida sedentaria, y el contacto con adoradores de otras divinidades patrocinadoras aparentes de un progreso y bienestar superiores al que Israel traía.
- Los profetas anatematizarían siempre en tono mayor la idolatría y la prevaricación de Israel, pero ninguno tendría expresiones tan vivas para pintar su infidelidad como el profeta Oseas. Y aunque la misericordia de Dios aparece inagotable, será necesario, no obstante, que Israel vuelva a pasar por la experiencia del desierto, para así disponerse a escuchar la voz del único que le puede salvar, Yahvé, su Dios:
- “Por tanto, he aquí que yo la seduciré y la conduciré al desierto,
- y le hablaré al corazón,
- y le daré desde allí mismo sus viñas
- y el propio valle de Akor, como puerta de esperanza;
- y cantará allí como en los días de su juventud
y como el día en que salió del país de Egipto” (Os 2,16.17). En el año 587 es destruida Jerusalén por Nabucodonosor, como antes lo había sido Samaría por Sargón 11(722), y sus habitantes llevados al destierro. Para Israel, sin templo ni altar ni sacrificios, Babilonia era un desierto peor que el de arena y sol abrasador.
Allí “junto a los ríos de Babilonia”, en la meditación callada y sufrida en una tierra extranjera, nacerá la idea de la salvación mesiánica, que abarcará y hará libres a todos los pueblos. Y cuando al cabo de cincuenta años, el Resto de Israel, será puesto en libertad, el libro de la Consolación se hará eco de este retorno como de un nuevo éxodo triunfal y símbolo de la liberación final.
El Señor mismo caminará al frente de su pueblo para conducirlo a la Jerusalén nueva. El desierto quebrado se allanará y no será ya más un camino de prueba, sembrado de dificultades:
- “Una voz grita: en el desierto despejad el camino de Yahvé.
- Enderezad en la estepa una calzada para nuestro Dios.
- Todo valle se alzará y toda montaña y colina se hundirá, y lo quebrado se convertirá en terreno llano y los cerros en vega.
- Ciertamente la gloria de Yahvé se manifestará” (Is 40,3-5).
“Y el desierto se engalanará y la estepa extenderá una alfombra tupida de flores bajo los pies del cortejo triunfal, y exultará de júbilo al contemplar la gloria de nuestro Dios” (Is 35,1-2). Naturalmente los profetas, con mirada lejana, están viendo en este pequeño grupo que vuelve del destierro la liberación final del pueblo de Dios en la Era Mesiánica.
- La transformación del desierto es, en ciertos pasajes apocalípticos, como el signo de la salvación final, ya que, según ellos.
- El Mesías aparecerá en el desierto (cf.
- Mt 24,26; Ap 12,6-14).
- Voz de uno que dama en el desierto: preparad el camino del Señor”.
- Así comienza el evangelista Marcos el pregón de la “Buena Nueva”, recogiendo las palabras del vaticinio de Isaías anteriormente citadas (Mc 1,3; Is 40,3).
“Y se presentó Juan Bautista en el desierto predicando e] bautismo de penitencia para remisión de los pecados”. Y salían todos al desierto para ser bautizados por Juan en el río Jordán. Una vez más la salvación se iniciaba en el desierto. La liberación estaba a punto de pasar de la profecía a su cumplimiento: “Y aconteció por aquellos días que vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.” “Y al punto, el Espíritu le impele al desierto” (Mc 1,9).
Los cuarenta días que Jesús pasa haciendo penitencia nos recuerdan los cuarenta años de travesía de Israel por el desierto. En los dos casos, el desierto serviría como escenario elegido por Dios para la prueba a la que ambos iban a ser sometidos. El autor del libro del Deuteronomio es claro por lo que respecta a Israel: “Recordarás todo el camino que Yahvé, tu Dios, te ha hecho andar estos cuarenta años por el desierto a fin de humillarte, probarte y saber lo que encierra tu corazón.” (Dt 8,2).
Y los tres evangelistas sinópticos son unánimes en afirmar que Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por Satanás. Podemos, pues, decir que, en toda la tradición bíblica, el desierto tiene un doble sentido que se complementa: Uno, como lugar de elección y otro como medio de purificación, constituyendo ambos la preparación inmediata a la entrada en la Tierra Prometida, en el Reino de Dios.
Pero lo más importante es recalcar que donde Israel sucumbió, Jesús triunfó y su triunfo fue la liberación nuestra. De aquí, que, para nosotros, la imagen del desierto, su simbolismo, toma en Cristo realidad. Superando él toda prueba, consumada en su muerte, nos ha abierto a nosotros las puertas de la verdadera Tierra Prometida, la Nueva Jerusalén.
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¿Qué es el desierto en el sentido espiritual?
El desierto espiritual — Tolkian Qué difícil puede ser hablar de la belleza, cuando hablamos del desierto. Y es que no importa dónde nos encontremos, en la montaña o la playa, estamos realmente en un mundo desértico espiritualmente hablando, estamos en tierra árida, agrietada, que muchas veces parece hasta infértil. El desierto espiritual no es una depresión o una ansiedad, como muchas veces se nos ha hecho creer, tampoco es no creer en el Señor Jesús. El desierto espiritual realmente es un llamado que hace el Señor a unos pocos, como dice el libro de Oseas, para enamorarnos y hablarnos al corazón.
Entrar en nuestra intimidad, en nuestra soledad, para poder enamorarnos más de él. Por eso yo voy a seducirla; la llevaré al desierto y hablaré a su corazón. Oseas 2, 16 Entrar en un desierto espiritual, humanamente se puede comparar como estar en una relación a distancia con Dios, pero nunca está más cerca el Señor de nosotros, como cuando estamos en ese desierto.
En esos momentos, la distancia que sentimos con Dios es un tiempo propicio para enamorarnos más de su persona en sí, de su sustancia y no sólo de su compañía. Es muy fácil amar a alguien cuando lo ves siempre, cuando constantemente puedes gozar de su presencia, pero cuando no está, cuando sientes que está lejos, aunque solamente esté guardando silencio, es difícil, pero así se fortalece mucho más el amor. Y aunque muchas veces no nos guste, el desierto es un lugar de búsqueda y encuentro con Dios, Es el lugar idóneo para madurar la oración, nuestra humildad y el silencio de nuestra alma. Al sentir que nos encontramos en un desierto, caminamos buscando y luchamos para encontrar esa fuente de agua tan ansiada.
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¿Qué significa pasar por el desierto en la Biblia?
El desierto es una buena oportunidad para profundizar en nuestra relación y comunión con Cristo. En el desierto, donde toda fuente de seguridad y estabilidad desaparece, se hace evidente que necesitamos al Señor. Debemos conocer que Él es nuestro Dios.
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¿Qué representa el desierto?
Desierto como símbolo religioso El desierto según las diferentes culturas y la religión no representa un lugar geográfico, sino una situación interna del ser humano. Por Geyber Pérez González El desierto según la pensamiento religioso designa la carencia o la falta de vida en el hombre. Desde hace mucho tiempo el ser humano ha contemplado su propia realidad desde múltiples perspectivas, asociándola con lugares y hechos de la naturaleza. El desierto es uno de esos lugares que manifiesta claramente el vacío existencial y la ausencia de Dios.
Desde el punto de vista bíblico el desierto es una tierra que no ha bendecido Dios: allí el agua escasea como en el huerto del paraíso (Gen 2,5). Pero no hay que visualizar el desierto como un espacio árido que no posee vida. Es claro que en muchos desiertos existe vida abundante. En los desiertos áridos de américa hay un número considerablemente grande de antílopes y linces rojos, lo mismo ocurre con los matorrales del Sahara.
Contrariamente a esto, el ser humano designa al desierto no como un lugar geográfico, sino como una característica propiamente suya que expresa su situación real. De este modo, las injusticias y las desigualdades representan el caos vivencial de los hombres, es decir, manifiestan claramente cómo el desierto (vacío existencial y desorden) se hace patente.
Mirar con profundidad la vida humana implica cuestionar su naturaleza. Evidentemente, las múltiples preguntas relacionadas con el origen y el sentido de la vida se respondieron atendiendo a diferentes modos de simbolizar lo que el hombre veía a su alrededor. Por ejemplo, en el caso del desierto, las diferentes culturas intentaron explicar y visualizar la situación interna del ser humano.
Los problemas psíquicos tenían un modo de simbolizarse. Pero en el caso de la religión, el desierto representaba una ausencia, algo que hacía falta en el hombre. Obviamente ese algo era Dios o la divinidad. Si se presta atención a las sagradas escrituras, se entenderá particularmente el hecho de que el desierto representa de algún modo un castigo, una manera de reprender la situación humana.
- El pueblo hebreo (semitas del oriente medio), comprendía que el tiempo ideal y fascinante del pasado había finalizado y que su presente producto del pecado era un castigo impuesto.
- Lo anterior simboliza el estado social de una cultura.
- En definitiva, el desierto es un modo de simbolizar tres aspectos.
El primero representa la situación interna del hombre, es decir, el vacío existencial. El segundo, por el contrario, muestra cómo el caos social es algo patente y evidente en el ser humano. Y por último, atendiendo a la religión, simboliza la ausencia de Dios.
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¿Que nos enseña Dios en el desierto?
En el Desierto La palabra en hebreo para desierto es: Midbar, Viene de la raíz hebrea: ” Dabar “, que significa: hablar, y palabra. El desierto es el lugar donde Dios nos habla. Dado que el desierto es un lugar desolado, donde no hay nada, precisamente por eso es un lugar ideal para oír la voz de Dios, pues no hay muchos distractores.
- Simbólicamente, el desierto representa momentos de prueba en la vida (como veremos más adelante).
- CAMINO DEL DESIERTO
- Cuando Dios liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto, él no los llevó por el camino fácil hacia la Tierra Prometida, es decir, la calzada comercial que iba por la orilla del Mar Mediterráneo (conocida en tiempos romanos como Via Maris ). Más bien, la Biblia dice que los llevó a través del desierto, y explica la razón por qué
(Éxodo13:17-18) Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca, porque dijo Dios: No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto. Dios, pues, hizo que el pueblo diera un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo; y en orden de batalla subieron los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
- Si los israelitas hubieran ido en línea recta desde Egipto hacia Canaán, por la vía de comercio, entonces hubieran podido llegar en dos semanas, o a lo sumo en un mes.
- Ese hubiera sido el camino fácil.
- Pero la Biblia explica que si hubieran tomado esa vía, habría quedado abierto el camino de regreso—y los israelitas habían tenido la tentación de volver a Egipto tan pronto se hubieran enfrentado con los gigantes de la Tierra Prometida.
DEPENDENCIA DE DIOS Dios llevó a Israel por el camino del desierto, donde dependían completamente de Él. En el desierto nadie sobrevive, a menos que tengan agua, alimento y sombra. Y todo eso les dio Dios en el desierto. La protección de Dios se hizo evidente en la forma de una nube: De día era una sombra que los protegía del fuerte sol y calor en el desierto; y de noche tenían la columna de fuego, que los calentaba e iluminaba el campamento.
- Éxodo 13:21-22) Jehová iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.
- No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
Si alguien se atrevía a salirse de la protección de la nube divina, corría el riesgo de morir ante las inclemencias del desierto. Además, allí prácticamente no se encuentra nada para beber ni para comer. Es imposible sobrevivir sin esa cobertura y la provisión divina.
Por lo tanto, la gente permanecía a la sombra de Dios porque de ello dependía su vida. PRUEBA EL CORAZÓN Como ya mencionamos, en la Biblia el desierto representa en forma figurada las pruebas de la vida: (a) A veces enfrentamos pruebas que nos llegan sin que las busquemos—simplemente se nos presentan, y tenemos que enfrentarlas; (b) pero muchas veces, uno mismo se mete en problemas por no hacer las cosas como Dios manda.
De cualquier forma, las pruebas nos enseñan algo, ya sea para corregir una mala dirección o para subir de nivel espiritual. La Biblia nos dice que Dios nos lleva al desierto para probar lo que está en nuestros corazones: (Deut.8:2) Y te acordarás de todo el camino por donde Jehová tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos.
- Lo que se traduce como: “humillarte”, en hebreo usa la palabra: ” Anah “, que significa: llevar a un proceso de humildad.
- Las pruebas no son para humillación, sino para formar la virtud de la humildad.
- Muchas veces la prueba viene cuando el Señor toca nuestras necesidades básicas: alimento, vestido, vivienda.
Los israelitas estaban acostumbrados a que el Faraón les cubriera sus necesidades, a cambio de trabajo forzado. Pero ahora debían aprender a confiar en Dios en lugar descansar en la provisión de Egipto. (Deut.8:3-4) Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de Jehová.
Tu ropa no se gastó sobre ti, ni se hinchó tu pie durante estos cuarenta años. Al estar acostumbrado a que sus necesidades son cubiertas, el esclavo llega a desarrollar una relación de dependencia con su amo. Pero eso es precisamente lo que Dios quiere romper en Su pueblo. A través del desierto, Israel aprenderá a no ver a Egipto como su fuente de sostenimiento, sino que aprenderán a depender de Dios, su verdadero proveedor.
De forma similar sucede en el ámbito espiritual. Cuando conocemos a Jesús y somos salvos, muchas veces pasamos por pruebas (como en el desierto). No siempre son “ataques del enemigo”, sino que simplemente estamos siendo formados y liberados de las cadenas espirituales que nos tenían atados.
- DISCIPLINA La Biblia dice que el Señor también nos lleva al desierto como disciplina: (Deut.8:5) Por tanto, debes comprender en tu corazón que Jehová tu Dios te estaba disciplinando así como un hombre disciplina a su hijo.
- La disciplina no debemos verla sólo como un “castigo”.
- Más bien, es un entrenamiento—como la disciplina que debe tener un atleta.
La disciplina y el entrenamiento nos lleva a aprender a vivir en el orden de Dios, para que tengamos bendición. Pero no sólo es importante “recibir” la bendición, sino también debemos aprender a cómo mantenerla. La Biblia dice que Dios llevó a Israel al desierto para darles allí la Ley, que es la instrucción de cómo vivir para que les vaya bien en la Tierra que les dará.
Deut.8:6-10) Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, para andar en sus caminos y para temerle. Porque Jehová tu Dios te trae a una tierra buena, a una tierra de corrientes de aguas, de fuentes y manantiales que fluyen por valles y colinas; una tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados; una tierra de aceite de oliva y miel; una tierra donde comerás el pan sin escasez, donde nada te faltará; una tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes puedes sacar cobre.
Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que El te ha dado. HABLARÉ A TU CORAZÓN Hay momentos en el desierto que si vienen como consecuencia directa de la desobediencia. Un ejemplo es el caso de la mujer infiel de Oseas.
El profeta describe que ella será llevada al desierto como una lección para llevarla al arrepentimiento. (Oseas 2:2-3) Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer, y yo no soy su marido; que quite, pues, de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos; no sea que yo la desnude completamente y la deje como el día en que nació, y la ponga como un desierto, la reduzca a tierra seca y la mate de sed.
La infidelidad de la mujer de Oseas era una figura de la traición de Israel, siendo la idolatría como un adulterio espiritual. El desierto representa el castigo que recibirá Israel por su traición a Jehová. (Oseas 2:13) Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, y se adornaba de sus zarcillos y de sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.
A veces Dios expone nuestros ídolos para que veamos que no podemos confiar en ellos: Si tenemos puesta la confianza en el dinero, lo podemos perder hasta quedarnos sin nada; si los hijos son nuestro ídolo, estos se vuelven en contra; si el marido es el ídolo de una mujer, puede verse engañada o abandonada.
(Oseas 2:5-7) porque dijo: “Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.” Por tanto, he aquí, cercaré su camino con espinos, y levantaré un muro contra ella para que no encuentre sus senderos. Y seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará.
Entonces dirá: “Iré y volveré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora.” ¿Por qué hace todo esto Dios? No es por venganza, sino más bien por misericordia, para que regresemos a Él, quien es nuestra única esperanza y consuelo. El desierto no es sólo “un castigo”, sino que es el medio que Dios usa para atraernos de regreso a Él.
(Oseas 2:14) Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. El propósito del desierto es llevar a restauración. Oseas profetiza que el proceso en el desierto producirá buen fruto. (Oseas 2:15) Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
- DESIERTO VOLUNTARIO
- Al desierto podemos ir “por las buenas” o “por las malas”:
- 1. las pruebas de la vida nos llevan al desierto para aprender lo que debemos aprender (como la esposa de Oseas);
- 2. Ya sea que vayamos voluntariamente al desierto, a la soledad, al silencio, para buscar la voz de Dios
La mejor forma de ir al desierto es voluntariamente. Si buscamos a Dios en ayuno y oración, apartándonos del ruido del mundo, podremos escuchar la voz de Dios, y recibir su dirección y revelación. Esto fue lo que hizo Jesús durante 40 días, cuando fue al desierto para prepararse para comenzar su ministerio.
- Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
- (2 Corintios 4:17-18)
- También disponible:
- Enseñanza en Audio @ Spreaker:
- Enseñanza en video @ Youtube:
: En el Desierto
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¿Cuando Dios te saca del desierto?
Dios no solo te saca del desierto, Él usa el desierto para tu bien. DAYANNA nos cuenta su experiencia Santiago 1:2-4 es un versículo muy famoso que probablemente ya has escuchado. Este nos exhorta a considerarnos muy dichosos cuando tengamos que enfrentarnos con diversas pruebas porque esas pruebas o desiertos nos llevarán a perfeccionarnos en Cristo.
Pero, alguna vez te has preguntado ¿por qué el camino a la perfección viene lleno de aflicción tras aflicción? Dayanna, cantautora, líder de adoración, productora ecuatoriana y artista de Árbol Records nos cuenta cómo los desiertos por los que ha pasado la han acercado más a Dios y la han hecho madurar espiritualmente.
Dayanna es una artista cristiana quiteña que ha sido reconocida por tener un impacto significativo en conciertos, actuaciones y servicios de adoración en Estados Unidos. Debido a su gran habilidad el gobierno ecuatoriano le otorgó una beca completa para estudiar en el Berklee College of Music en Boston, Massachusetts, uno de los principales conservatorios de música del mundo.
Después de graduarse, la cantautora se convirtió en la primera ecuatoriana en ganar el premio a la mejor Artista Femenina del Góspel Contemporáneo en 2019 en el concierto Boston Mega Praise, se destacó como cantante principal de la gira “Revive Boston” en colaboración con el reconocido evangelista James Sideras y gracias a su versatilidad como músico, ha colaborado con expertos y artistas líderes en el campo como Joe Carrier, cuyos éxitos están en el Billboard Top 10 Camilo Silva, ganador de dos Grammy latinos, JM Ferreiras, productor e ingiero de Jesús Molina y muchos más.
“Cuando la gente escucha o se entera de todos estos logros, me felicitan, pero no todos conocen por los desiertos que Dios me ha permitido pasar, con la finalidad de prepararme y así concederme todas estas increíbles bendiciones”. Dayanna nos dice que le tomó un tiempo entender lo escrito en Santiago 1:2-4.
A principios del 2019, cuando nada de esto había pasado, entendí que Dios me iba a perfeccionar para amarlo a él y a los demás. Sinceramente, yo no tenía ni idea que lo haría mediante pruebas, traiciones, decepciones y situaciones que parecían tener una solución imposible. Al principio, todo lo que hacía era quejarme y llorar.
Sin embargo, poco a poco fui entendiendo que todo funciona para bien y comprendí que con cada prueba me acercaba más a Dios, me hacia más fuerte y aprendía más acerca del amor sacrificial de Cristo.” Finalmente, Dayanna nos relata que hasta el día de hoy tiene que pasar por desiertos para recibir una gran bendición.
Una de aquellas grandes pruebas por las que pasó fue la pandemia. Dayanna perdió sus empleos y tuvo que mudarse a una nueva ciudad por su situación económica, pero decidió ver esa crisis como una oportunidad para crecer en su relación con Dios y en sus dones como cantante. En ese tiempo, conoció a Juan Villota de Árbol Records, quién se convirtió en su productor musical luego de que ella fue escogida para trabajar en un EP que pronto estará disponible.
“Tenía tantos planes que fueron cancelados por la pandemia” –cuenta Dayanna- “pero si todo lo hubiera planeado como antes lo hacía, nunca habría tenido la oportunidad de viajar a Ecuador y empezar a trabajar con Árbol y las canciones que estoy trabajando con Árbol nunca hubieran existido.
- Esto se ha dado porque durante la pandemia me enfoqué en escudriñar las escrituras y pasar tiempo con Dios.
- Dayanna nos anima a fijar nuestros ojos en la esperanza que Cristo Jesús nos trae cuando atravesemos en medio de desiertos.
- También, a mirar esos tiempos como antesalas de la gloria de Dios que está a punto de reflejarse en nuestras vidas.
Finalmente, nos deja con uno de sus versículos favoritos en Romanos 2:28 que dice: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas (desiertos) para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” Dayanna hace poco presentó su nuevo sencillo titulado: Victoria, canción que se convirtió en el tema musical de la semana en esta radio.
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¿Qué es predicar en el desierto?
Locución verbal Intentar convencer a quien no atiende a razones o es incapaz de entender lo que se le está explicando.
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¿Qué dijo Jesús en el desierto?
Las tentaciones de Jesús son parte de un episodio de la vida de Jesús narrado en el Nuevo Testamento por los evangelios de Mateo (Mt 4, 1-11), Marcos (Marcos 1:12-13) y Lucas (Lc 4,1-13). Según este relato, Jesús se dirigió al desierto para orar y ayunar: Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches y tuvo hambre. Y vino a él el tentador, identificado con el Diablo : Entonces, acercándose el tentador, le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes para comer. Más Jesús le respondió : Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Después de esto lo transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y lo puso sobre el pináculo del Templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, lánzate de aquí abajo, pues está escrito: Que Dios te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomarán tus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra.
- Replico Jesús : También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios.” Todavía lo subió el diablo a una montaña muy encumbrada y desde ahí le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos.
- Y luego le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras.
- Entonces Jesús le respondió : Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás.
Con esta afirmación de fe en el único Dios, terminaron las tentaciones: Con esto lo dejó el diablo; y he aquí que se acercaron los Ángeles que le servían y le dieron de comer.
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¿Qué significa vivir en un desierto?
Vivir en el desierto “Nos preocupa que la vida termine. Es hora de fe” Es imposible no estar sacando una cantidad enorme de lecciones positivas en esta situación, llamada de crisis, en que estamos viviendo. Los autores espirituales suelen usar con frecuencia la palabra ‘desierto’ para ilustrar estos tramos duros de la vida.
- La Biblia tiene en el desierto una de sus mejores figuras retóricas para referirse a los sinsabores de la vida.
- Hace referencia, por una parte, a la fuerte capacidad de los seres humanos para sobrevivir, pero no solo eso, sino para vivir en medio de condiciones extremas.
- A tal punto que siempre han existido pueblos para los cuales la realidad desértica es su mejor atmósfera vital.
Y grandes místicos han preferido establecerse allí para encontrarse con el Dios que los llamó a la vida. En verdad, es posible existir y de manera suficiente, cuando aparentemente se carece de muchas cosas que creíamos necesarias. Lo más interesante de la figura del desierto como ámbito vital es que nos lleva a pensar en lo esencial, en lo que definitivamente se requiere para conservar la vida y, al mismo tiempo, lo que no es sino carga pesada e inútil.
¡Y cómo nos ha cargado la vida moderna de chécheres en todo sentido! ¡Qué cantidad de tonterías han copado nuestro morral de viaje! Ahora, por fuerza mayor, se ha hecho necesario desocuparlo y dejar en él lo estrictamente indispensable para seguir caminando con serenidad. Por ejemplo, poner en esa mochila el propio yo, porque usualmente está alienado, haciendo papelones, distraído.
Hora de sacarle brillo. Añadirle la capacidad de mirarse a sí mismo, la de mirar a los ojos a quienes queremos y la infaltable mirada hacia lo alto, donde habita quien guio a su pueblo por el desierto durante cuarenta años hasta la tierra prometida. Con uno mismo, con los demás y con Dios, se puede llegar en buena forma a la tierra prometida.
No es hora de caminar con nada ni nadie más a bordo: solo Él, ellos y yo. Suficiente. El desierto, sin embargo, presenta tentaciones. Devolverse a mitad de camino, andar demasiado rápido y desgastarse así antes de tiempo; beberse toda el agua en los primeros pasos, sin dejar para el largo camino. Es escenario ideal para desesperar y caminar en círculo, olvidando que mirando al cielo hay estrellas que nos pueden guiar.
También puede existir la tentación de creerse más fuerte que las condiciones del pasaje desértico. Grave error. No hay que desconocer los peligros y más bien se impone el identificarlos para no caer en arenas movedizas, para no ser arrastrados por las tormentas de arena, para no deshacerse bajo el sol canicular.
- Aunque parezca increíble, con todo eso se puede lidiar, si hay inteligencia, fe y humildad para no retar las fuerzas de la naturaleza más allá de nuestras propias posibilidades.
- Lo que hoy celebramos entre los cristianos, la resurrección de Cristo, es exactamente el mejor ejemplo de cómo sí es posible atravesar el desierto -especialmente el de la ingratitud humana- y conquistar nuevas tierras y mejores horizontes.
Este caminante del desierto, el nazareno, se sabía acompañado por el Espíritu que lo fortaleció en el desierto de las tentaciones y lo confortó en el de la injusticia y la violencia. No dudemos, pues, en seguir las huellas de quien ha atravesado el más árido de todos los desiertos y ahora vive para siempre.
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¿Qué es lo más importante en un desierto?
Este artículo o sección tiene referencias, pero necesita más para complementar su verificabilidad, Este aviso fue puesto el 6 de noviembre de 2018. |
Distribución de los desiertos y semidesiertos terrestres, las zonas marrones oscuras son los desiertos propiamente dichos, las claras son “semidesiertos” o zonas críticas con riesgo de desertización o desertificación inminente. Un desierto es un bioma de clima árido, en donde las precipitaciones son escasas. Estos suelen poseer poca vida, pero eso depende del tipo de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad ( matorral xerófilo ) y la fauna usualmente se resguarda durante el día para preservar humedad.
El establecimiento de grupos sociales en los desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman la zona más extensa de la superficie terrestre: con más de 50 millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de esta.
De este total, 53 % corresponden a desiertos cálidos y 47 % a desiertos fríos. Los procesos de erosión son factores de suma importancia en la formación del paisaje desértico. Según el tipo y grado de erosión que los vientos eólicos y la radiación solar han causado, los desiertos presentan diferentes tipos de suelos: desierto arenoso es aquel que está compuesto principalmente por arena, que por acción de los vientos forman las dunas, y desierto pedregoso o rocoso es aquel cuyo terreno está constituido por rocas o guijarros (este tipo de desiertos suele denominarse con la palabra árabe hamada ).
- Los desiertos pueden contener valiosos depósitos minerales que fueron formados en el ambiente árido, o fueron expuestos por la erosión.
- En las zonas bajas se pueden formar salares,
- Debido a la sequedad de los desiertos, son lugares ideales para la preservación de artefactos humanos y fósiles,
- También se define desierto como un lugar despoblado, no habitado por humanos ni apenas por ser vivo alguno.
Según esta definición, también son desiertos los situados en climas más fríos, como el ártico o la tundra, Las personas han luchado por vivir en los desiertos y las tierras semiáridas circundantes durante milenios. Los nómadas han trasladado sus rebaños y manadas a donde sea que haya pastoreo y los oasis han brindado oportunidades para un estilo de vida más estable.
El cultivo de regiones semiáridas fomenta la erosión del suelo y es una de las causas del aumento de la desertificación, La agricultura en el desierto es posible con la ayuda del riego y el Valle Imperial en California proporciona un ejemplo de cómo las tierras antes áridas se pueden hacer productivas mediante la importación de agua de una fuente externa.
Muchas rutas comerciales se han forjado en los desiertos, especialmente en el desierto del Sahara, y tradicionalmente eran utilizados por caravanas de camellos que transportaban sal, oro, marfil y otros bienes. Un gran número de esclavos también fueron llevados hacia el norte a través del Sahara.
También se realiza alguna extracción de minerales en los desiertos y la luz solar ininterrumpida ofrece la posibilidad de capturar grandes cantidades de energía solar, Las plantas y los animales que viven en el desierto necesitan adaptaciones especiales para sobrevivir en un entorno hostil. Las plantas tienden a ser duras y nervudas con hojas pequeñas o sin hojas, cutículas resistentes al agua y, a menudo, espinas para disuadir la herbivoría,Algunas plantas anuales germinan, florecen y mueren en el transcurso de unas pocas semanas después de la lluvia, mientras que otras plantas longevas sobreviven durante años y tienen sistemas de raíces profundas capaces de aprovechar la humedad subterránea.
Los animales necesitan mantenerse frescos y encontrar suficiente comida y agua para sobrevivir. Muchos son nocturnos y permanecen a la sombra o bajo tierra durante el calor del día. Tienden a ser eficientes en la conservación de agua, extrayendo la mayor parte de sus necesidades de sus alimentos y concentrando su orina.
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¿Cómo orar en el desierto?
Detén mis oídos de todo lo que los atrae para que pueda escuchar tu canto de misericordia, llamándome nuevamente al abrazo de mi Padre. Ciega mis ojos de todo lo que los distrae para que pueda contemplar plenamente la luz de Cristo. Y una vez que nos hayamos encontrado ahí en el desierto, entonces regrésame al mundo.
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¿Por qué Israel tardo 40 años en el desierto?
Estudios Justicia del Señor en el horizonte de su misericordia Andrés Ferrada FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE [email protected] Resumen: El castigo divino es uno de los temas centrales del Libro de los Números, en especial de Nm 10,11-36,13 que describe la marcha de 40 años del pueblo por el desierto.
La punición se muestra como la intervención judicial del Señor que sentencia castigos según criterios de justicia: básicamente los sancionados merecen el castigo en razón de sus culpas. Este enfoque pareciera no condecirse con la bondad y misericordia que resplandecen en la autorevelación del Señor en el Pentateuco (principalmente en Ex 20,5-6 y 34,6a-7).
A través del estudio de la sentencia divina de Nm 14,11-35, que condena a la generación del Sinaí a morir en el desierto sin entrar en la tierra prometida, se intenta mostrar que la justicia y la misericordia se corresponden y, por lo mismo, que decretar justicia implica un modo de hacer misericordia.
- Palabras clave: Libro de los Números, justicia, misericordia, culpa, castigo, pena de muerte, peregrinación por el desierto.
- Abstract: Divine punishment is one of the central themes of the Book of Numbers, especially in Nm 10:11-36:13, where is described the 40 years wandering of the people through the wilderness.
The penalty is shown as the judicial intervention of the Lord, who sentences according to criteria of justice: basically the sanctioned deserve punishment because of their guilt. This approach seems not tackled under the goodness and mercy as they shine in the self-revelation of God in the Pentateuch (mainly Ex-34:6a-7; 20: 5-6).
Through the study of divine judgment of Nm 14:11-35, which condemns Sinai generation to die in the desert without entering in the Promised Land, we intend to show that justice and mercy are corresponding and, therefore to decree justice implies a way of showing mercy. Key words: Book of Numbers, justice, mercy, guilt, punishment, death penalty, wandering in the wilderness Introducción El pueblo de la alianza debe peregrinar cuarenta años por el desierto debido a su desobediencia al Señor.
Este es uno de los contenidos esenciales que trasmite el Libro de los Números 1, En efecto, Israel debe vagar ese largo tiempo a causa de su rebeldía, que ha merecido tal punición divina. El Señor lo expresa sin ambages en la larga sentencia que pronuncia, en diálogo con Moisés, ante la constatación del grave delito de los israelitas: ellos han murmurado contra el Señor y así lo han despreciado (cf.
- Nm 14,11-35, particularmente en los vv.32-35).
- ¿Cuáles son los criterios en que se funda el castigo divino? ¿Ira o justicia? ¿Venganza o misericordia? Solo el estudio detenido de la sentencia antes mencionada permitirá dilucidar estas interrogantes.
- Se realizará del siguiente modo: primero un análisis contextual del veredicto; luego, se harán algunas consideraciones diacrónicas; después, se abordarán las principales líneas teológicas contenidas en él; y, finalmente, se reflexionará sobre los criterios en que se sustenta.1.
Contexto literario de la sentencia divina de Nm 14,11-35 a) El castigo divino en el Libro de los Números El castigo divino es un tema recurrente en el Libro de los Números. En efecto, en él se narra que Dios castiga sucesivas rebeliones 2 : comenzando en Taberá con los lamentos del pueblo por la carencia de carne, a los que Dios responde con el envío de miles de codornices, pero también con la plaga subsiguiente en la que murieron “una muchedumbre de glotones” (Nm 11,33-34).
- Luego las quejas de María y de Aarón, arrogándose la profecía en desmedro de Moisés, que enardecen la ira del Señor, quien envía la lepra sobre aquella mujer (Nm 12,1-16).
- Después, la rebelión del pueblo, azuzada por los nefastos reportes de los espías, que termina con el castigo de la generación del Sinaí (Nm 13-14), cuya resolución es objeto de la presente reflexión.
Sigue la violación del sábado por un hombre, quien es condenado a muerte (Nm 15,32-36). Posteriormente, la insurrección de Coré, Datán, Abirón y los rubenitas, más doscientos cincuenta hombres principales, quienes se abrogaban la dignidad sacerdotal contra Moisés y Aarón; Dios interviene y hace que la tierra se los trague (Nm 16,1-35).
- Más adelante, las quejas del pueblo sediento en Cades, con la reacción del Señor que hace brotar agua de la roca por la intervención de Moisés y el castigo divino contra él y su hermano Aarón por haber desconfiado de Dios en ese trance (Nm 20,1-13).
- También, las murmuraciones de los israelitas contra Dios, mientras van de camino por el desierto, y el envío de serpientes abrasadoras como punición (Nm 21,4-9).
Finalmente, los israelitas en Peor se adhieren al culto a Baal arrastrados por las mujeres moabitas con quienes fornican: Dios los castiga con una plaga (Nm 25). Es claro, hay casos de rebeliones comunitarias y rebeldías personales o de grupos determinados, pero todas terminan con la punición divina, aunque en muchas de ellas se observa también que se abren posibilidades de perdón.
- La contrapartida ante esta desoladora experiencia de Israel es su fidelidad al Señor.
- En efecto, en la medida en que el pueblo sigue la voluntad divina, derrota a sus enemigos y conquista su tierra, tomando posesión de ella: Jormá (Nm 21,1-3); derrota a Sijón y conquista la tierra de los amorreos (Nm 21,21-31); acaba con Og, rey de Basán, y se apodera de su país (Nm 21,32-22,1); guerrea contra Madián y lo vence (Nm 25,16-18; 31,1-12).
En síntesis, es el panorama en el que se enmarca gran parte del Libro de los Números (Nm 10,11-36,13 3 ) -y el resumen inicial del Libro del Deuteronomio (Dt 1,1-4,43)- que relatan los cuarenta años de peregrinación del pueblo por el desierto. La línea gruesa del mensaje es diáfana: en buena medida se narra una seguidilla de castigos por las rebeliones de los israelitas contra la voluntad divina, jalonada de sus victorias en la Transjordania cuando siguen los designios del Señor; estas últimas incluso se pueden considerar el inicio de la conquista de la tierra prometida 4,
- B) La sentencia divina de Nm 14,11-35 La sentencia divina de Nm 14,11-35 pertenece al relato de la exploración de la tierra prometida y sus consecuencias que abarca los capítulos 13 y 14 del Libro de los Números.
- En la narración, los israelitas dan crédito al tinte aterrador que va tomando el relato de la mayoría de los exploradores enviados a la tierra prometida.
Ellos la denuestan advirtiendo sobre la peligrosidad de sus habitantes, pese al cariz contrario de Caleb y Josué que, al contrario, instan a los israelitas a ingresar al país, arguyendo que el Señor está con su pueblo (cf. Nm 13,25-14,9). La rebelión supone que Dios en el Sinaí había ordenado al pueblo la inmediata entrada y toma de posesión de la tierra prometida.
Esta orden, sin embargo, solo es explícita en el texto paralelo de Dt 1,6-8: El Señor, nuestro Dios, nos habló así en el Horeb: «Ya han estado bastante tiempo en esta montaña. ¡En marcha!, partan y entren en la montaña de los amorreos, y donde todos sus vecinos de la Arabá, la montaña, la tierra baja, el Négueb y la costa del mar; en la tierra de Canaán y el Líbano, hasta el río grande, el río Éufrates.
Miren: Yo he puesto esa tierra ante ustedes; vayan a tomar posesión de la tierra que Yahveh juró dar a sus padres Abraham, Isaac y Jacob, y a su descendencia después de ellos». El Señor reitera la orden poco después en Cades Barnea, luego de que el pueblo hizo el primer trecho del camino desde el Horeb (cf.
Dt 1,21). Esta comprensión no pertenece solo al resumen inicial, sino también al cuerpo del relato del Deuteronomio, pues se vuelve a hacer alusión a este mandato más adelante en Dt 9,22-23. En el Libro de los Números se narra el movimiento de Israel de otro modo 5, En Nm 10,11-36 encontramos el ofrecimiento que hace Moisés a su cuñado Jobab para que acompañe al pueblo, de modo que lo guíe por el desierto: “nosotros partimos para el lugar del que ha dicho el Señor: se los daré” (Nm 10,29).
Es claro, en esta tradición Moisés y el pueblo entienden que la llegada a la tierra prometida requerirá de un camino por el desierto relativamente prolongado. La orden del Señor, trasmitida a Moisés, al menos no es explícita; solo con un cierto esfuerzo se la puede armonizar con la petición que hace Moisés a su cuñado de prestar el servicio de guía.
- En efecto, inmediatamente se relatan las tres primeras jornadas por el desierto (cf.
- Nm 10,33-36) y, luego, algunos episodios de quejas contra el Señor y contra Moisés (Nm 11,1-12,16).
- Todo ello en un recorrido en dos etapas: De Quibrot Hatavá a Jaserot (cf.
- Nm 11,35) y desde ese lugar al desierto de Parán (cf.
Nm 12,16). Se debe notar que en la descripción no se indica ninguna orden divina en relación al desplazamiento de Israel. En Nm 13,1-2, sin embargo, se narra la orden dada por el Señor a Moisés, para que envíe exploradores a la tierra prometida. Debía consistir en una comitiva de doce hombres principales, uno por cada tribu.
- Así, Moisés envió la comitiva para que informara sobre el don que el Señor estaba por darles (cf.
- Nm 13,3.17-20).
- Esta orden divina no se contiene en el relato paralelo del Deuteronomio.
- Es más, en aquella narración Moisés concede la petición de los israelitas y aprueba el envío de espías sin mediar orden divina alguna (cf.
Dt 1,22-23) 6, El relato inicial de la exploración deja la impresión de que los espías harán un reporte muy positivo de la tierra que el pueblo de Israel tiene que conquistar (Nm 13,17-24). Sin embargo, el informe va adquiriendo matices espeluznantes y desalentadores en razón del poderío de los habitantes del país y la fortificación de sus ciudades (cf.
- Nm 13,27-29.3133).
- Enseguida, los exploradores recomiendan no subir a aquella tierra.
- Solo se opone Caleb, uno de los expedicionarios (Nm 13,30), aunque más adelante, se sabrá que también Josué se opuso junto con Caleb (Nm 14,6-9).
- Sorprendentemente, con todo, en la sentencia divina que sigue a esta nota aclaratoria, se ignora la oposición de este segundo expía.
En efecto, se dirá que solo Caleb será eximido de la pena de muerte (Nm 14,24) y, precisamente, por haber obedecido puntualmente lo que había ordenado el Señor. Con todo, Josué reaparecerá más adelante en la narración, junto a Caleb, entre los liberados de la pena capital en el desierto (Nm 14,30).
La omisión inicial de la reacción de Josué junto a la de Caleb a la negativa postura de los espías (Nm 13,30) y también su ausencia en Nm 14,24, no se resuelven con la mera lectura sincrónica. En efecto, si Nm 13 y 14 se tratara de un escrito unificado resultarían contradictorias y hasta altamente absurdas algunas cuestiones que se podrían desprender del texto, tal como lo leemos en su forma actual.
Por ejemplo, cabría plantearse las siguientes preguntas: – ¿Por qué el narrador olvidó a Josué cuando describió que Caleb, contrarrestando los nefastos reportes de los otros espías, animaba al pueblo a subir a la tierra prometida? (cf. Nm 14,30). Se hubiera esperado que de alguna manera incluyera también a Josué en esa reacción, así como lo hace poco después, cuando narra que Caleb y Josué rasgaron sus vestiduras en señal de oposición a la murmuración del pueblo, precisamente suscitada por esos reportes (cf.
Nm 13,30 y Nm 14,6-9). – ¿Sucede que el Señor corrigió su mala memoria -su desvarío- en la larga sentencia que pronuncia contra los culpables, pues en un primer momento solo eximió a Caleb del castigo en razón de su fidelidad, pero luego junto a él también excluyó a Josué? (cf. Nm 14,24 y 14,30) 7,2.
Consideraciones diacrónicas: un coro polifónico del perdón Las interrogantes recién planteadas ameritan, ciertamente, una solución desde el punto de vista diacrónico. En efecto, encuentran respuestas satisfactorias solo si se comprende que la sentencia divina de Nm 14,11-35, que sanciona la rebelión de Israel en Cades en el desierto de Parán (cf.
- Nm 13,25), es la fusión de elementos de distintos origen.
- Esto es, si se la entiende no como una sola voz, sino como una suerte de coro polifónico.
- Por eso, a continuación se auscultarán las distintas voces que componen el coro polifónico que ofrece el relato actual, permitiendo también observar el aporte de cada una.
Las operaciones que se ejecutarán serán básicamente tres: una breve comparación intrabíblica, el recurso a los lugares paralelos, como primera aproximación; luego el estudio de las tensiones internas en el discurso de Nm 14,11-35 para individuar las distintas voces que lo componen; finalmente, el contraste de ellas con textos relacionados para percibir algunas notas teológicas con que contribuyen a formar el coro actual.
A) Breve comparación con los paralelos contenidos en Dt 1,19-46 En Dt 1,19-46 se contienen algunas tradiciones escritas paralelas a las que aparecen en Nm 13-14. En Dt 1,34-37 8 llama la atención que se nombre solo a Caleb entre los exceptuados de la pena capital, decretada a causa de la incredulidad del pueblo, precisamente por la misma razón que se arguye en Nm 14,24: “porque me siguió cabalmente” (expresión correspondiente exactamente a la de Dt 1,36).
Sin embargo, en Nm 14,24 no se dice explícitamente que Caleb se haya opuesto al pavoroso relato de los espías que instaban al pueblo a no subir inmediatamente a la tierra prometida, como era el querer del Señor. Esto último se expresa en Nm 13,30. Esa oposición también aparece en el libro del Deuteronomio en Dt 1,29-32, pero está en boca de Moisés, aunque de modo más extenso y explícitamente poniendo como fundamento de la oposición la confianza en el Señor.
Esta conexión, si bien se supone, no aparece en Nm 13,30. Otro punto a considerar en este parangón radica en que en Dt 1,38, el Señor incluye a Josué entre los que entrarán en la tierra prometida, pero no lo hace en razón de una participación análoga a la de Caleb en la oposición a la rebeldía del pueblo, como se describe en Nm 14,6-9.
En Dt 1,38 se limita a la aseveración de que será Josué, el “ayudante” de Moisés, quien conducirá la entrada del pueblo en la tierra prometida, en contraste con su “jefe” excluido por decisión divina a causa de su debilidad, pues cedió ante la petición de los israelitas de primero explorar la tierra antes de subir a conquistarla (cf.
Dt 1,22.37). Aunque habría todavía más elementos a considerar, de esta comparación se desprende que muy probablemente en Nm 13-14 se reelaboran las mismas tradiciones escritas que se reportan en Dt 1,19-46 sobre el suceso en cuestión. Sendos textos lo hacen de un modo diferente. Cabe señalar que en la disposición del libro del Deuteronomio hay un elemento ausente: la intercesión de Moisés en favor del pueblo.
Es precisamente en esa argumentación donde se pone al descubierto con mayor claridad la razón del perdón divino. b) Tensiones al interior de la sentencia divina de Nm 14,11-35 En la sentencia de Nm 14,11-35, el Señor comunica a Moisés que acabará con el pueblo que lo ha desdeñado y ha desconfiado de él (v.11) y que hará del mismo Moisés un nuevo pueblo elegido (v.12).
Moisés intercede por los israelitas, logrando aplacar al Señor con sus argumentos (vv.14-19), quien perdona al pueblo pero sentencia que los culpables no verán la tierra prometida: es decir, morirán antes de que el pueblo acceda al país (vv.20-24). Establece una excepción: solo Caleb y su clan tomarán posesión de la tierra (cf.v.24) en atención al espíritu que lo movió y a que lo siguió cabalmente (= obediencia).
Es evidente que esta excepción contrasta con la primera decisión divina: ¿por qué solo se tiene en cuenta a Caleb y a su clan una vez que se ha perdonado al pueblo? ¿Consiste el perdón del Señor en la preservación de los inocentes representados en Caleb y su progenie? La narración continúa y se impone otra contradicción.
- En los vv.26-27 el Señor profiere preguntas retóricas que en cierta medida son paralelas y retoman interrogantes similares planteadas en el v.11.
- En todos estos versículos se contienen preguntas que se autoplantea el Señor como reacción ante el desdén y la desconfianza del pueblo frente a los espeluznantes reportes de los exploradores (v.11) y a la murmuración consecuente de los israelitas (vv.26-27).
El v.27 puede ser leído como una vuelta atrás. Un detalle relevante al comparar estos versículos radica en que en el v.11 el interlocutor del Señor es solo Moisés, mientras que en el v.26, se agrega también a Aarón. Acto seguido, se repite la misma punición, “no entrarán en la tierra” los israelitas que han murmurado contra el Señor (v.30), aunque se agregan especificaciones tanto de la pena como de las personas a las que se les aplica.
Respecto de la sanción se aclara que consiste en la pena capital: los culpables morirán en el desierto (“caerán”, “sus cadáveres caerán”; “no quedará ninguno en el desierto: todos deben morir”, cf. vv.29.32-33.35). Con todo, se amplía el número de los eximidos de esta pena: además de Caleb (y su descendencia, se supone; cf.v.24), se exceptúa a Josué, hijo de Nun (v.30), y a todos los pequeñuelos, esto es, todos aquellos por cuya eventual perdición los israelitas había murmurado (cf.v.3 y v.31).
Ciertamente, se refiere a los menores de veinte años, quienes no son considerados sujetos de responsabilidad penal (cf.v.29). Estos, sin embargo, “cargarán con la infidelidad” de sus padres siendo nómades por el desierto hasta que toda la generación del Sinaí, salvo los exceptuados, caigan por el camino (v.33).
Cuarenta años trashumando, un año por cada día de exploración del país, con la finalidad de que los culpables comprendan qué significa la rebelión contra el Señor (v.34). c) Delimitación de los componentes de la sentencia divina El lector atento queda algo desconcertado por esta tercera clarificación de la pena que el Señor quiere infligir al pueblo rebelde, la cual se especifica mucho más como hemos observado, poniendo alguna tensión respecto de las descripciones anteriores.
Para considerar todas ellas como provenientes de una sola mano se deben hacer complementos que no están en el texto como, por ejemplo, que al perdón otorgado por el Señor al pueblo gracias a la intercesión de Moisés (cf.v.20) sucede un nuevo plan punitivo, algo distinto al original (vv.21-24; cf.v.12).
Decisión que luego tiene un nuevo ajuste (vv.29-35). Solo la consideración de que la sentencia divina es fruto de la fusión coordinada de elementos de distinto origen permite despejar satisfactoriamente estas contradicciones y explicar la forma actual del texto. En ella distinguimos 9 : i. Condena divina e intercesión de Moisés con su inmediata acogida por parte del Señor (Nm 14,11b-23a) No pocos estudios 10 reconocen que la condena divina e intercesión de Moisés y su inmediata acogida por parte del Señor en Nm 14,11b-23a es un añadido posterior en una sentencia condenatoria más antigua delimitada en Nm 14,11a.23b-24(25) (letra b).
Se trata de la intercesión de Moisés ante el Señor, quien ha manifestado su voluntad de terminar con el pueblo y hacer del mismo Moisés un nuevo pueblo elegido (v.12). En efecto, esta resolución divina contrasta con la propuesta en la breve sentencia de Nm 14,11a.23b-24(25).
- En esta última, todos los israelitas deben perecer mientras que solo Caleb y su clan tomarán posesión de la tierra (cf.
- Nm 14,24).
- Con la interpolación de Nm 14,11b-23a, ese desenlace aparece en la forma actual de la sentencia divina como una primera etapa de perdón y esperanza. ii.
- Sentencia condenatoria que exime solo a Caleb de la pena capital (Nm 14,11a.23b-24) Este breve discurso contiene la sentencia divina contra el pueblo rebelde en el que se engarza el añadido recién referido.
Es fuertemente paralela a la sentencia divina reportada en Dt 1,35-36. En efecto, en ambas se exceptúa a Caleb de la pena capital, posibilitándole ver la tierra prometida y entrar en ella, al tiempo que a sus descendientes poseerla como heredad. Además, parece evidente que esta sentencia proviene de la misma mano a la que pertenece sino todo, una buena parte, del material comprendido en Nm 13,28-33, es decir, la segunda parte del reporte de los espías hebreos que entraron en Canaán: la dramática relación que intenta disuadir a los israelitas de que entren a tomar posesión de la tierra prometida a causa de la fuerza y número de sus habitantes 11,
Se debe notar que el lector atento observa fácilmente la tensión entre el añadido de los vv.11b-23a y el texto donde fue insertado, los vv.11a.23b-24(25). El punto central radica en que implican dos resoluciones divergentes: en el añadido, Moisés y su posteridad tomarán posesión de la tierra prometida; mientras que en la sentencia más antigua, lo harán Caleb y sus descendientes.
iii. Sentencia divina condenatoria que exime a Josué y a los pequeñuelos de la pena capital (Nm 14,26-35) La sentencia divina de Nm 14,26-35 forma parte con alta probabilidad de una unidad más larga, comprendida en Nm 14,1-10.26-38*. Claro está, no sin reelaboraciones y ajustes menores posteriores, sobre todo para coordinarla con los otros elementos del capítulo.
Con mucha probabilidad también está estrechamente vinculada al relato sacerdotal, principalmente por su relación explícita con la narración del censo, relato claramente sacerdotal, y por el uso de vocabulario sacerdotal característico 12, En efecto, la rebelión 13 cunde en el pueblo con tintes de desesperación y llanto (cf.
Nm 14,1) y luego acaba en crasa murmuración (cf. Nm 14,2-3; cf. Nm 14,27.29.36). En ese angustioso trance, los israelitas se deciden a nombrar un jefe que los lleve de regreso a Egipto, derechamente marcha atrás. Así, la rebelión se vuelve una inversión del Éxodo (cf.
Jr 2,18; Is 30,1-3) 14, En efecto, los israelitas manifiestan el deseo de volver a la servidumbre en Egipto. Prefieren ser siervos del faraón a vivir en la libertad de siervos del Señor 15, Recurren a medios humanos -la elección de un caudillo- ante las vicisitudes, desechando la confianza en el Señor.
Se muestran incrédulos, pese a que Josué y Caleb insisten en la bondad de la tierra que el Señor les quiere dar y de que sus habitantes son “pan comido” (Nm 14,6-9). Ante esta situación, el Señor sentencia a aquella generación a morir a causa de su murmuración en Nm 14,26-35.
Se salvarán los pequeñuelos: los menores de edad (Nm 14,29), quienes serán introducidos en la tierra prometida y la poseerán (Nm 14,31), precisamente aquellos respecto de quienes se argüía que serían tomados en cautiverio por los habitantes del país (Nm 14,3 cf.v.31). Además de ellos, Caleb y Josué 16 serán los únicos adultos eximidos de la pena capital decretada (Nm 14,30).
Esta consideración encuentra confirmación en la narración de la ejecución de la sentencia en Nm 14,36-38, pues nuevamente en el v.38 17 se afirma que Josué y Caleb sobrevivieron a la masacre. En la forma actual del capítulo 14, esta sentencia aparece como una suerte de rectificación y/o ampliación de lo dicho en el v.24, sin que explícitamente se manifieste.
- Con todo, el lector atento puede notar que aumentan las tensiones que provoca la lectura sincrónica del relato de Nm 13-14: Por una parte, Caleb no es el único exceptuado de la pena capital, sino también Josué.
- Por otra, no solo la posteridad de Moisés (Nm 14,12) o la de Caleb (Nm 14,24) estarían en el plan del Señor para ser merecedoras de la heredad prometida, sino también los pequeñuelos, los menores de edad, de todas las tribus (Nm 14,31).
Como se dice más arriba, no pueden sino surgir preguntas irresolubles desde la sincronía: ¿Es que el Señor tiene tres planes diferentes? ¿O rectifica su plan original, ampliando el alcance del perdón? En consecuencia, una consideración diacrónica resuelve adecuadamente las tensiones.
Cabe preguntarse, sin embargo, ¿por qué no se re-escribió toda la historia y se las evitó?, ¿por qué se prefirió solo hacer añadidos y reelaboraciones menores que saltan a la vista de cualquier observador? La respuesta excede el propósito de esta reflexión, pero grosso modo se debe afirmar que el Israel postexílico, por una parte, no tiene los medios materiales suficientes para hacerlo 18 y, por otra, en la literatura israelita rige la “ley de la conservación” 19, es decir, que no se pierde nada o casi nada de las distintas tradiciones que confluyen en la comunidad postexílica, integrando en un solo relato compuesto todas esas tradiciones.3.
Hilos teológicos en las tres voces del perdón divino La detección de tradiciones escritas fundidas en Nm 13-14 induce a constatar en este pasaje la confluencia de aproximaciones teológicas diversas, las cuales pueden diferenciarse también desde el punto de vista diacrónico: a) Teología no sacerdotal contenida en la sentencia de Nm 14,11a.23b-24 (25): Esta sentencia sanciona la cancelación del plan divino, por el cual las doce tribus de Israel debían tomar posesión de la tierra prometida.
- La condena consiste en la declaración perentoria de que solo Caleb entrará a la tierra y sus descendientes la poseerán.
- Resulta significativa, pues Caleb se relaciona con la tribu de Judá en la forma actual del relato 20,
- De hecho, figura como el espía de esa tribu enviado junto a los otros de los once restantes clanes (Nm 13,6).
La falta de los israelitas es descrita con el verbo desdeñar (nS) usado en Nm 14,11a y 23b), es decir, el desprecio del Señor y de su poder para hacer frente a los robustos habitantes del país y para asaltar sus fortificaciones (cf. Nm 13,28-31). b) Teología deuteronomista en la condena divina e intercesión de Moisés en Nm 14,11b-23a A la breve sentencia mencionada en el punto anterior, se integra la intercesión de Moisés con que obtiene el perdón divino ante la decisión del Señor de herir al pueblo y desheredarlo, pretendiendo hacer con Moisés un nuevo comienzo de la historia de salvación (Nm 14,12).
- La decisión divina es una sentencia casi idéntica a la pronunciada por el Señor contra los israelitas a causa de la crisis del becerro de oro (cf.
- Ex 32,7-10).
- La razón de fondo radica en que el Señor constata la gran desconfianza del pueblo, que significa en concreto un desdén hacia el mismo Señor.
- La causa de la sanción, en definitiva, es la falta de fe del pueblo, la cual se relaciona directamente con su incapacidad de entender los signos hechos por Dios a favor de Israel tanto en Sinaí, como en el desierto.
En efecto, en Ex 32,9 se habla de un pueblo de “dura cerviz”. Esta actitud comporta “la no escucha de la voz del Señor” (cf. Nm 14,22b), esto es, la desobediencia, que naturalmente implica una ruptura de la alianza establecida con Yhwh 21, Estas dos actitudes, en realidad, constituyen una crasa estupidez, que se agrava por el paso del tiempo.
Dios ha multiplicado sus “signos” (Nm 14,11b.22) e Israel no ha comprendido la bondad de la obediencia. Todo hace pensar de que se trata de una teología de marcado cuño deuteronomista: tanto el vocabulario, como el contenido es semejante al del Deuteronomio. Entre otros rasgos 22, Dios ha hecho “signos” a favor de Israel que le deben dar seguridad en que continuará favoreciéndolo (Nm 14,11.22 y Dt 4,34; 6,22-23; 7,19, etc.); el Señor quiere hacer de Moisés un gran pueblo (Nm 14,12b; Ex 32,10; Dt 9,14); el motivo de la “fama del Señor” en la intercesión (Nm 14,13-16; Ex 32,12 y Dt 9,28); la descripción de Dios misericordioso (Nm 14,18; Ex 20,6; 34,7; Dt 5,10; 7,9-10) y el delito mismo, no escuchar la voz (Nm 14,22b y Dt 4,30; 8,20; 9,23, etc.).
En efecto, la intercesión de Moisés es casi como un remedo de su súplica a favor de los culpables después del incidente del becerro de oro (cf. Ex 32,10-14). Los argumentos esgrimidos son prácticamente los mismos: “el qué dirán los otros pueblos”, es decir, la “fama del Señor” (Nm 14,13-16; cf.
Ex 32,11-14) y la revelación de la misericordia infinita del Señor (Nm 14,17-19; cf. Ex 34,6-9) 23, En este último argumento, además, Moisés explícitamente alude a la automanifestación divina en el Sinaí (cf.v.17). La súplica de Moisés templa la ira destructiva inicial del Señor (Nm 14,12), quien anuncia la muerte de todos los que vieron la gloria de Dios y las señales que él realizó en Egipto y en el desierto (Nm 14,22; cf.
Ex 32,35). c) Teología sacerdotal en la segunda sentencia del Señor en Nm 14,26-35 La segunda sentencia del Señor es parte del material Nm 14,1-10.2638* 24, Se trata de la condena divina que tiene como origen la saturación del Señor ante las quejas que los israelitas le hacen.
- Ya no resiste más la murmuración del pueblo y decide que morirán todos los que habían sido censados 25,
- Éste dato pone a la luz que se trata de un relato perteneciente a la corriente teológica sacerdotal, uno de cuyos rasgos característicos es la tendencia hacia la “exacta identificación de las personas y los lugares” 26,
Este rasgo se observa profusamente en Nm 1-4 donde se describe el censo de la generación del Sinaí, sobre todo en las largas y nutridas listas en las que se contabilizan todos los que están llamados a ser depositarios de la bendición divina. Por eso, es la teología que mejor se acomoda al apelativo griego del libro: Números.
Esta misma preocupación que se observa en la orden de enviar a un explorador por cada tribu (Nm 13,1-2), pues ello conlleva que todas ellas tengan parte activa en la conquista (Nm 13,3-16). En la sentencia se declara que todos los adultos morirán (Nm 14,29), solo restarán Caleb, Josué y los pequeñuelos, esto es, los que en ese momento no tenían uso de razón suficiente como para ser responsables de sus actos.
Ellos podrán ver la tierra que sus mayores han “despreciado” (Nm 14,31). El verbo usado para describir el delito de los israelitas es m 3 s, que designa la acción de rechazo o desprecio 27, Por esta actitud, el “desprecio” 28, los adultos de Israel caerán en el desierto 29,
El deprecio de los exploradores ha consistido en una “calumnia” contra la tierra prometida ( diBBâ `al‐hä’ärec en Nm 14,36-37; cf.13,32-33: diBBaT hä’ärec ), con la cual han inducido al pueblo a murmurar contra el Señor (Nm 14,2-3). Por eso, los primeros en morir serán los espías (Nm 14,3637). Si bien la falta de los israelitas es algo diferente en esta segunda sentencia en relación a la anterior, apunta a lo mismo, pues el desprecio de la tierra implica el desdén hacia el Señor 30,
Nos enfrentamos a la teología de los relatos sacerdotales, que se capta bien si se la observa desde un paradigma que incluya los principales relatos atribuidos a la escuela, en una suerte de estructura de los mismos 31, Esta se basa en unos textos programáticos fundamentales: Gn 1,1-2,4a (creación); 9,1-17 (alianza postdiluviana); 17 (alianza con Abrahán) y Ex 6,2-8 (historia de Israel).
- En estos programas se plantea una historia en dos partes: la historia de la humanidad y la historia de Israel; cada una subdividida, a su vez, en dos fases.
- La historia de Israel se subdivide en la historia de los antepasados (los patriarcas) y la historia del pueblo.
- La articulación entre estas dos fases es remarcada por Ex 2,23b-25 y 6,2-8, pues en ellos se recuerdan las promesas hechas por Dios a los patriarcas (Ex 2,24 y 6,5).
De hecho, Dios había prometido tres cosas a Abraham: – Una gran descendencia (Gn 17,2-6) que se cumple en Gn 47,27 y Ex 2,7. – Ser su Dios (17,7-8), es decir, la soberanía del Señor sobre su pueblo que se realiza cuando Él pasa a habitar en medio de su pueblo (Ex 25,8; 29,45-46 y sobre todo 40,34-35).
- Una tierra (17,8).
- Con todo, esta última promesa queda incumplida en el Pentateuco.
- Los relatos sacerdotales aclaran el porqué: se debe a un fallo del pueblo, del cual es responsable.
- La generación del éxodo no ha querido conquistar la tierra según el plan del Señor y por ello ha sido condenada a morir en el desierto.
La segunda generación entrará en la tierra prometida a los patriarcas (Nm 14,26-38)” 32, En síntesis, en Nm 13-14 han sido coordinadas al menos tres voces teológicas, de distinto origen, que forman un coro bastante armónico que con matices canta narrativamente que la posesión de la tierra prometida no será realizada por la generación del Sinaí a causa de su infidelidad y desconfianza para con el Señor.4.
Justicia y misericordia: criterios fundamentales de la sentencia divina A la luz de lo dicho, se colige que la sentencia divina estudiada está sustentada en la justicia. En efecto, el castigo está asociado a la falta de confianza del pueblo en el Señor, precisamente porque esta carencia atenta contra la esencia misma de la alianza 33,
En el Decálogo se manifiesta el estatuto primordial del pacto que sellarán el Señor y los israelitas, toda vez que el Señor lo pronuncia directamente delante de ellos (Ex 20,1-17; cf. Dt 5,6-22, especialmente el último versículo). En algunas de sus disposiciones encontramos los dos principios que hacen patente que la confianza es el núcleo de la fidelidad exigida por la alianza: a) en Ex 20,2 el Señor declara “Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud”.
Se trata del sustrato de la alianza: Él es justo y por su propia iniciativa ha actuado en favor del oprimido (cf. Ex 2,23b-25; 3,6-9), aunque no solo para restablecer la justicia, por ejemplo, devolver a los israelitas el estatuto de huésped (cf. Gn 46) que el nuevo faraón le había conculcado (cf. Ex 1-5), sino también para hacerlos su propiedad personal (cf.
Ex 19,3-5). Por esta razón, Israel no puede tener otros dioses delante del Señor (es el primer mandamiento: Ex 20,3), ni siquiera ídolos ante los cuales prosternarse (Ex 20,4-5a); b) El Señor es celoso y, por lo mismo, amante, justo y misericordioso a la vez.
- Así reza Ex 20,5b-6 34 :,porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la culpa ( `äwön ) de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; y tengo misericordia ( Hesed ) a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.
- Sin embargo, desde una aproximación superficial, la punición del Señor pareciera ser un acto de justicia que no se condice exactamente con su bondad original.
Es más, ante la posibilidad de la muerte como condena divina para el trasgresor, pareciera incluso razonable sostener que lo mejor para el condenado habría sido seguir siendo esclavo en Egipto. Entonces, en cierta medida, las murmuraciones de los israelitas podrían tener al menos algo de razón (cf.
- Nm 14,2-3).
- Ciertamente, la muerte como sanción para los rebeldes es entendida por la sentencia de Nm 14,11-35 (y en el resto del Libro de los Números y del Pentateuco) como desaparición de la existencia, y no como punición medicinal en vista a una vida mejor en el más allá.
- En efecto, en el Pentateuco una vida postmortem no se encuentra por ninguna parte explícitamente afirmada, sino solo incoada, por ejemplo, en las maldiciones y bendiciones que comportan el cumplimiento y el incumplimiento de la alianza, respectivamente (cf.
Dt 30,15-20; Lv 26,3-41). De hecho, la muerte es la maldición suprema. Pero, al mismo tiempo, Dios no se muestra injusto, ni tampoco despiadado. Las intercesión de Moisés en Nm 14,11b-23a, en especial en los vv.17-19 (así como en su intercesiones de Ex 32-33 y también las de Abrahán en Gn 19) indica que el corazón del Señor es misericordioso, “tardo a la ira y lleno de amor”, que no paga como merecen los culpables, pero al mismo tiempo que es justo y, por eso, no deja impune el pecado y la trasgresión 35,
En una palabra, que la justicia y la misericordia son dos facetas inseparables en el Señor. Vale la pena notar que en Nm 14,17-19 se utilizan dos de los términos bíblicos más relevantes para designar la infidelidad de los israelitas 36 : `äwön, es decir, culpa o situación de iniquidad y peša`, esto es, delito o acto de rebelión 37,
En cuanto a la gracia, usa dos expresiones características del vocabulario que indica el favor divino en el Antiguo Testamento: ´erek ´aPPayim : es decir, lento a la cólera, o sea, paciente y rab-Hesed 38, esto es, lleno de amor, o sea, amor gratuito, generoso, bondadoso (cf.
- Jl 2,13; Jon 4,2; Ne 9,17) 39,
- Incluso aún más relevante resulta considerar que en esta parte de su intercesión, Moisés le recuerda al Señor su automanifestación, cuando él accedió a perdonar al pueblo de su infidelidad a la alianza, aún trascurridos solo 40 días de su establecimiento, aseverando de sí mismo en Ex 34,6a-7: El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse ( ´erek ´aPPayim ), y lleno en amor ( rab-Hesed ) y fidelidad.
Él mantiene su amor ( Hesed ) a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa ( `äwön ), la rebeldía ( peša` ) y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa ( `äwön ) de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación.
Esta autorevelación en cierta medida completa la manifestación de su enigmático nombre: “seré el que seré” (Ex 3,14). En efecto, pone de manifiesto que el Señor existe en favor de Israel, incluso cuando este no merece sino la destrucción y el abandono. Israel comprende que ello se debe solo a la grandeza del amor del Señor ( Kî lü`ôläm HasDô, “porque eterno es su amor”, Sl 136,1ss; cf.
Sl 117,2). En Nm 14,17-18 se encuentra condensado este mismo mensaje en labios de Moisés. Ahora ante la murmuración de los israelitas desencadenada por los informes de los espías, que degenera en un intento de regresar a Egipto, el caudillo de Israel intercede nuevamente a fa vor del pueblo rebelde apelando a la memoria del Señor de su misma automanifestación: Por eso, Señor, manifiesta la grandeza de tu poder, como tú lo has declarado, cuando dijiste: «El Señor es lento para enojarse ( ´erek ´aPPayim ) y está lleno de amor ( rab-Hesed ).
- Él tolera la culpa ( `äwön ) y la rebeldía ( peša` ), pero no las deja impunes, sino que castiga la culpa ( `äwön ) de los padres en los hijos y en los nietos hasta la cuarta generación».
- La formulación es menos florida en vocabulario que su antecedente (Ex 34,6-7), pero no menos expresiva, ya que Moisés pide al Señor que perdone la culpa del pueblo, precisamente en atención a su “gran amor”: Kügödel HasDekä, “porque grande es tu amor” (Nm 14,19).
Conclusión La sentencia divina de Nm 14,11-35, si bien se sustenta en la justicia del Señor, pues, de hecho, recalca que solo los culpables serán ajusticiados, mientras que los inocentes se verán incólumes; no se la puede comprender sino desde el horizonte de la misericordia divina que es aun más grande que su justicia.
En efecto, en Nm 14,18 (y en Ex 34,7) es manifiesto que el Señor no deja impune las culpas; al contrario, estas son castigadas aunque en una proporción ínfima en relación al perdón y a la misericordia: el Señor castiga hasta la tercera o cuarta generación en relación a las mil generaciones por las que mantiene su amor y fidelidad (Ex 34,7).
Si bien en Nm 14,18 está ausente la referencia a las “mil generaciones” 40, debe suponérsela pues se trata de una alusión explícita del discurso de Ex 34,7. La desproporción significa que el Señor mantiene su amor y perdona la culpa eternamente, mientras que su punición es solo temporal.
Esta disparidad se deja ver también en la petición de perdón que de inmediato Moisés formula al Señor en Nm 14,19: la razón fundamental para que el Él perdone, es decir, decrete justicia, es precisamente la grandeza de su amor. La desproporción pone ante una profunda revelación de la identidad divina: Yhwh, el Señor, Dios de misericordia.
Pareciera que en Nm 14 se obviara la conciencia de la responsabilidad personal, o al menos fuera proclive a una cierta imputación de culpas ajenas a los inocentes, las de los padres a los hijos, nietos y hasta los bisnietos. Se debe afirmar que la responsabilidad personal no está desarrollada en estos versículos.
Sin embargo, en las dos versiones de la sentencia divina, las dos voces que se describen coordinadas, a saber, en Nm 14,22-24 (probablemente texto deuteronomista) y Nm 14,29-32 (probablemente texto sacerdotal) no se decreta la punición de los hijos por el pecado de los padres, sino que se acentúa que los castigados son responsables de sus actos; incluso Dios les ha tolerado ya diez veces sus estúpidas pruebas (Nm 14,22) 41,
Además, los inocentes quedan libres de todo castigo: Josué, Caleb y los privados de uso de razón. En conclusión, la punición de los padres en los hijos en Nm 14,18-19 (y también en Ex 20,5-6; 34,7-8) es una expresión simbólica que enfatiza la desproporción entre la misericordia y la justicia del corazón de Dios.
En efecto, esta desproporción es el horizonte de sentido principal, en el cual se debe interpretar el castigo que comporta la peregrinación de Israel por el desierto. Notas 1 Para un detallado status quaestionis del estudio de Nm 13-14 y del Libro de los Números en general resulta muy últil su explicación razonada en M.
Olickal, Rebellion in the Wilderness and Rejaection of the Land. An Exegetical Study of Numbers 13-14 (Jerusalem: SBF, 2012), 8-47. Pasa revista a las distintas corrientes y aproximaciones al pasaje con la consideración bastante nutrida de los principales autores y obras.2 Seguimos la interpretación general del libro de J.-L.
Ska, «Estructura del libro de los Números», en Introducción a la lectura del Pentateuco. Claves para la interpretación de los cinco primeros libros de la Biblia, Íbid. (Estella: Verbo Divino, 2001), 59-63. Cf. otras propuestas complementarias como, por ejemplo, D.T. Olson, Numbers. Interpretation. A Bible Commentary for Teaching and Preaching (Louisville: John Knox Press, 1996), 1-8 ó F.
Varo, Números (Bilbao: Desclée de Brouwer, 2008), 113. Este último califica a Nm 13-14 como comienzo de las murmuraciones de todo el pueblo después de rebeliones propuestas por grupos marginales (Nm 11) y de los cercanos a Moisés (Nm 12).3 Para la estructura del libro seguimos a Knierim en la presentación que hace Ska, Introducción, 59-63.
Otras estructuraciones complementarias: Olson, Numbers, 3-7 plantea una estructura bipartita en base a los dos censos contenidos en el libro: Nm 1, que reporta la generación del éxodo y de la alianza del Sinaí, la misma que será punida por su desprecio del Señor; y Nm 26, que da cuenta de la generación siguiente, los que entrarán en la tierra prometida.
Nm 13-14, siempre según Olson, conecta ambos censos. En efecto, en 14,29 se afirma que morirán “todos los registrados en el censo, de todos los que tienen más de veinte años”; refiere al primer censo explícitamente y se usa la expresión “los que tienen más de veinte años”, la cual se utiliza repetidas veces en Nm 1: vv.1.18.20.22.24.26.
La conexión de Nm 13-14 y el segundo censo es aún más explícita porque en la conclusión de este se alude directamente a Nm 14,6.29-30 (y, además, se vincula expresamente con el primer censo): “Estas son las personas registradas por Moisés y el sacerdote Eleazar, cuando hicieron el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó.
Entre estos no figuró ninguno de los que Moisés y el sacerdote Aarón habían registrado en el desierto del Sinaí. Porque el Señor había dicho acerca de ellos: «Morirán en el desierto». Ninguno de ellos sobrevivió, excepto Caleb, hijo de Iefuné, y Josué, hijo de Nun” (Nm 26,63-65).
- Cf. también en Olson, Numbers, 86-87.4 Ska, Introducción, 61-62 afirma que “por primera vez el texto dice que Israel «ha conquistado un territorio» y que se «ha establecido».
- Estos verbos aparecen en Nm 21,21-26, espec.21,25.31.
- El verbo clave está en Nm 21,24: yrs («conquistar»): «Israel lo venció a filo de espada y conquistó su territorio (wayyiras) desde el Arnón hasta el Yaboc.».
A partir de este momento, la narración está orientada hacia la conquista. Así, Nm 32 contiene las instrucciones para el reparto de los territorios de Transjordania y Nm 34 los de Cisjordanía. Nm 21,10-20 hace de transición entre estas dos etapas de la marcha por el desierto.
- Y los oráculos de Balaán (Nm 22-24) ocupan un puesto clave en esta estructura, al inicio de la conquista.
- En estos capítulos queda demostrado de diversos modos que nadie podrá oponerse al plan divino”,5 Varo, Números, 113 hace referencias precisas respecto a las variantes del texto en el Pentateuco Samaritano, varios manuscritos griegos minúsculos y la Hexapla siríaca en los cuales se añade al inicio de Nm 13 un texto muy cercano a Dt 1,20-23, mostrando un intento de armonizar las diferencias entre los relatos de Nm y Dt.6 La aprobación por parte de Moisés de la propuesta de expedición al país, a iniciativa de los israelitas, será también la razón por qué se le privará de entrar en la tierra prometida (cf.
Dt 1,37; 3,26; 34,4).7 Algunos intérpretes recientes se esfuerzan en señalar que o no hay contradicciones ni duplicados, o si los hay no son significativos para la lectura del relato en su forma actual, de modo que no prestan mayor atención a la diacronía del texto.
Olickal, Rebellion, 34-40 señala los estudios de Gordon J. Wenham (1981, 1997), Jacob Milgrom (1990), Timothy R. Ashley (1993), David Olson (1996) y David Volgger (2010); a los cuales se pueden sumar otros que, aunque dan mayor cabida a la investigación histórico-crítica, la combinan significativamente con el análisis sincrónico: Jules de Vaulx (1972) y Michael Widmer (2004).
En este mismo sentido debe considerarse el completo estudio de B.A. Levine, Numbers 1-20. A New Translation with Introduction and Commentary (Doubleday: The Anchor Yale Bible, 1993), 345-381, especialmente 347-349.8 Cf. el estudio comparativo contenido de H.J.
Curzer, «Spies and Lies: Faithful, Courageous Israelites and Truthful Spies», JSOT 35 n.° 2 (2010). También cf. la breve comparación sinóptica en V. Sénechal, «Quel horizon d’écriture pour Nb 14,11-25», en The Books of Leviticus and Number, ed. Por Th. Römer (Leuven: Uitgeverij Peeters, 2008), 610-612.9 Se corresponde bastante con el ya clásico estudio de K.
Sakenfeld, «The Problem of Divine Forgiveness in Numbers 14», CBQ 37 n.° 3 (1975): especialmente en 320 distingue: a) Antigua tradició n épica (Nm 14,1b.4.11a.23b-25), que asigna a JE según la división de fuentes de la Hipótesis Documental Clásica; b) Intercesión de Moisés (Nm 14,11b-23a), que correspondería a una tradición pre-P, que fue incorporada como suplemento en la antigua tradición épica; c) Edición final perteneciente a un autor o editor P que da un marco más amplio a las tradiciones más antiguas.10 Esta delimitación es sostenida por varios importantes exégetas del período final de la hegemonía de la Hipótesis Documental Clásica: M.
- Noth, Das vierte Buch Mose: Numeri (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1966), 117; G.W.
- Coats, Rebellion on the Wilderness: The Murmuring Motif in the Wilderness Traditions of the Old Testament (Nashville: Abingdon Press, 1968), 138-140; S.E.
- McEvenue, The Narrative Style of the Priestly Writer (Rome: Biblical Institute Press, 1971), 97.
También, en los estudios más recientes de O. Artus, Études sur livre des Nombres. Récit, Histoire et Loi Nb 13,1-20,13 (Fribourg-Göttingen: Éditions Universitaires- Vandenhoeck & Ruprecht, 1966), 137.145 y Sénechal, «Horizon», 612-614. Seguimos a Ska, Introducción, 133-134, que estima que se trata de un añadido redaccional posterior a los pasajes más antiguos de Nm 13-14 por las siguientes razones: a) teología y estilo diferente respecto de aquellos pasajes y otros relatos de permanencia en el desierto.
Es evidente su cercanía con Ex 32,7-14 y algunos textos deuteronómicos. En nota el autor pone de manifiesto los principales paralelos con aguda precisión; b) el verbo “despreciar” aparece en Nm 14,11a y 14,23b, pero no en Nm 14,11b-23a, de modo que se puede leer, aunque no con completa fluidez, un continuo sobre el que se añadió un texto “denso” en contenido teológico.
Esta misma asignación la sostiene E. Blum, Studien zur Komposition des Pentateuch (Berlin-New York: Walter de Gruyter, 1990), 133-134 (aunque delimita el texto Nm 14,11-25). Cf. también: Ph.J. Budd, Numbers (Wako: Nelson Reference & Electronic, 1984), 152-153.162 refiere el texto a la literatura deuteronomista; E.W.
- Davies, Numbers (London: Marshal Pickering, 1995), 142-145 hace lo mismo.
- Sakenfeld, «Forgiveness», 323-328 considera este texto un suplemento pre-P inserido en el antiguo relato épico de Nm 14,1b.4.11a.23b-25 (que atribuye a JE), siguiendo los análisis de la Hipótesis Documental Clásica, aunque solo levemente lo conecta con la literatura deuteronomista.
Sobre todo, analiza el texto en comparación con Ex 34,6-9. Sénechal, «Horizon», 614-628 estudia las relaciones de dependencia entre Ex 32,7-14; Dt 9,12-14.26-29 y Nm 14,11-25, todos relatos que contienen intercesiones de Moisés a favor del pueblo, concluyendo que Nm 14,11b-23a es más reciente que el resto, más que probablemente sea postdeuteronomista y postsacerdotal, inserido en ese lugar precisamente para conectar el pecado del Sinaí/Horeb con el pecado de Cades, como queda implícito en la referencias de Nm 14,17 a Ex 34,6-9.
- En un estudio más reciente M.
- Onkel, Exodus 32-34 and Quest for an Enneateuch (Leiden: Brill, 2012), 183-184 tambié n relaciona Nm 14:17-20 con Ex 34, 8-9.11 En Nm 13,29 se dan referencias concretas de los nombres de los pueblos que habitan la tierra prometida, que se vuelven a citar resumidamente en Nm 14,25a.12 Para un consideración detenida del estilo y vocabulario, cf.
Mc Evenue, Narrative Style, 103-117, especialmente 103-105.13 Cf. Ex 17,1-17; Nm 20,1-5; 21,4-6; Dt 9,7.22-24: Sl 78,19-42; 95,8-11; 106,13-29, etc.14 Cf.G.J. Wenham, Numbers. An Introduction & Commentary (Leicester: Inter-Varsity, 1981), 120-121. Cf. Sakenfeld, « Forgiveness», 321; Levine, Numbers, 377 habla de un “anti-Éxodo”; cf.
- También S.
- Boorer, «The Place of Numbers 1314* and Numbers 20:2-12* in the Priestly Narrative (Pg)», JBL 131 n.° 1 (2012): 56-57.15 Siguiendo la reflexión de G.
- Auzou, De la servitude au service.
- Étude du livre de l’Exode, 3 a, ed.
- Paris: Éditions de l’Orante, 1968).
- Wenham, Numbers, 123 subraya que se trata de un rasgo irónico del relato, pues a través de la punición, al menos en parte, Dios da curso al propósito de los rebeldes de no entrar en la tierra que desprecian temiendo la fuerza de sus moradores.16 Llama la atención que en los vv.6 y 38 el orden de nominación sea Josué y Caleb, mientras que el inverso en el v.30.17 Es interesante reparar que en este versículo se los nombra de orden inverso que como se hace en el v.30.18 Cf.
Ska, Introducción, 237-242 trata la “ley de la economía” de la literatura israelita antigua: con referencias históricas precisas muestra los altos costos y las dificultades de la escribanía del Israel antiguo, con interesantes parangones con la misma función social en otras culturas del Medio Oriente Antiguo y Grecia.19 Cf.
- Ska, Introducción, 231-233.20 No pocos autores señalan que Nm 13-14 tiene a su base una tradición calebita, que sería un relato antiquísimo de la conquista de la región de Hebrón.
- Se conectaría con otros relatos relacionados con Caleb, de los cuales hay vestigios en otros lugares bíblicos (cf.
- Nm 32,12; Jos 14,6).
Esta tradición habría sido reelaborada e incorporada al sistema de las 12 tribus, haciendo de Caleb el espía de la tribu de Judá (Nm 13,6). Cf. Budd, Numbers, 143-144, con referencias bibliográficas.21 Sakenfeld, «Forgiveness», 330 concluye que el suplemento pre-P (vv.11b-23a), supone una alianza condicionada, bilateral.
- En efecto, para textos no P del Pentateuco, sobre todo de cuño deuteronomista, la alianza es preferentemente condicionada, por ejemplo, Dt 4,39-40; 30,15-20. Cf.
- Onkel, Exodus 32-34, 183-184.22 Se reportarán a continuación los principales elementos señalados por Ska, Introducción, 134, n.40.23 Olson, Numbers, 83-84 nota, eso sí, que hay una progresión de uno a otro relato: mientras que en Ex 32,12 se refiere a la reputación del Señor entre los egipcios; en Nm 14,13-16, no solo entre ellos, sino también entre los cananeos.
En Ex 32,13 alude a las promesas hechas a los ancestros del Génesis; en Nm 14,18, a las recientes promesas del Señor hechas a Moisés que encontramos en Ex 34,69. Estas observaciones son congruentes con el hecho evidente que Nm 14,17-19 remite directamente a la sentencia con la cual el Señor resuelve la crisis del becerro de oro.T.R.
Ashley, The book of Numbers (Grand Rapids: William Eedermans Publishing Company, 1993), 255 destaca también que en los vv.13-19 se repiten los argumentos de Ex 32,11-14: la reputación del Señor entre las naciones si destruye a su pueblo (vv.13-16) y su mostración como un Dios misericordioso (vv.17-19).
Cf.A.R. Petterson, «The Flying Scroll That Will Not Acquit the Guilty: Exodus 34,7 in Zechariah 5,3», JSOT 38 n.° 2 (2014).24 Para un análisis detallado de la atribución a P de gran parte de esta sección, sobre todo desde el punto de vista del estilo, cf.
- McEvenue, Narative Style, 112-117.
- También cf.
- Sakenfeld, «Forgiveness», 328-330 y Boorer, «Place», 54-58.25 En esta parte de la sentencia se percibe con claridad que el perdón concedido por el Señor consiste en la preservación del pueblo por una decisión libre de Dios.
- Esto supone una concepción de la alianza más bien de corte bilateral y condicionada.
Sin embargo, Sakenfeld, «Forgiveness», 330 señala que esta concepción de la alianza pertenece al nivel pre-P, en el cual estaría incorporada la intercesión mosaica (vv.11b-23a). Señala, precisamente que en este contexto el perdón divino se entiende como la preservación del pueblo que Dios hace, no aplicando las disposiciones del pacto bilateral (cf.
Nm 14,12). En definitiva en base a su automanifestación que le es recordada por Moisés (cf. Nm 14,17-19 referido a Ex 34,6-7).26 Mc Evenue, Narative Style, 91, remitiéndose a los ejemplos contenidos en H. Holzinger, Einleitung in den Hexateuch (Freiburg: J.C.B. Mohr, 1893), 350-352.27 Diccionario bíblico Hebreo-Español, 1.a ed., s.v.
« m´s ».28 En la sentencia antigua antecedente, Nm 14,11a.23b-24(25), en cambio el verbo con que se designa la falta de los israelitas es n´c, “desdeñar” en el v.11a y en el v.23b. Ambos verbos son distintos, aunque con sentidos fuertemente sinonímicos.
- Cf. Diccionario bíblico Hebreo-Español, 1.a ed., s.v.
- « n´c ».29 Wenham, Numbers, 120 señala que en las antiguas leyes de Oriente los que emitían falsas acusaciones recibían la pena que hubieran recibido injustamente los acusados (cf.
- Dt 19,16-19).
- Ashley, Numbers, 230-231 destaca que el castigo proviene de la boca de los punidos (“out of their own mouths”), algo así como el popular adagio en español: “por donde pecas, pagas”).30 Varo, Números, 118 puntualiza que la rebelión “es sobre todo un rechazo de Dios”.31 Seguimos muy de cerca la reflexión de Ska, Introducción, 209-216.32 Íbid., 213; cf.
Olson, Numbers, 86-87.33 Cf. Boorer, «Place», 56-57.34 La comparación entre Ex 20,5-6; 34,7-6 y Nm 14,17-19, resulta muy diáfana en Sakenfeld, «Forgiveness», 319.323-328; también en Olson, Numbers, 82-84; Ashley, Numbers, 258-259; Levine, Numbers, 379-381.35 Se trata de una especie de fórmula o confesión de fe que está en las tres partes de la Biblia Hebrea.
- Se repite, aunque con algunas variaciones y no siempre con todos los términos aludidos.
- Cf., por ejemplo, en la Ley: Ex 20,6; 34.6-7; Nm 14,18; Dt 4,31; 5,10; 7,9-10; en los Profetas: Jr 32,18; Jl 2,13; Jon 4,2 y Na 1,3; y en los otros escritos: Sl 86,15; 103,8; 116,5; 145,8-9; Ne 9,17b.31.36 En este párrafo se retoma con alguna modificación los argumentos tratados en A.
Ferrada, “Nota de interpretación: YHWH, el Señor, Dios de Misericordia”, en S. Fernández, J. Noemi y R. Polanco, eds., Multifariam, Suplementos a Teología y Vida (Santiago: Anales de la Facultad de Teología 1, 2010), 86.37 En Ex 34,7 se incluye, además de los dos términos mencionados, Há†ä´â otra designación bastante común de pecado o ruptura e infidelidad a la alianza.
En Ex 20,5b-6 solo se usa `äwön, Para la revisión de la terminología del pecado en el Antiguo Testamento, cf.A. Meis, Antropología Teológica. Acercamiento a la paradoja del hombre, 3.a ed. (Ediciones Universidad Católica de Chile: Santiago, 2013), 136-137.38 Sakenfeld, «Forgiveness», 324 señala que esta expresión se usa restrictivamente solo referida a Yhwh.39 En Ex 34,6-7 se incluyen otros más: raHûm de raHámîm, entrañas maternas y, por lo mismo, connota un amor entrañable, tierno, como el de una madre por su hijo (cf.
Os 2,21); Hannûn de Hën, es decir, clemente, en relación con la actitud del poderoso que se inclina sobre el pequeño y, por lo tanto, denota clemencia y benignidad (cf. Ex 33,12-17; Sl 86,15; 103,8); ´émet (a la raíz de amén), es decir, fiel, designando la fidelidad del Señor consigo mismo, con sus promesas y, por tanto, cierto y seguro (cf.
- Jos 2,14; 2Sam 2,6).
- Hasta cierto punto esta multiplicidad se puede atribuir al carácter concreto de la mentalidad judía, de modo que cada uno de los términos usados designa un aspecto de la bondad divina.
- Para una revisión de los términos que indican gracia divina en el Antiguo Testamento, cf.
- Meis, Antropología Teológica, 134-136.
Se ha retomado con alguna modificación Ferrada, “YHWH, el Señor”, 89.40 No pocas traducciones del pasaje vierten lä´áläpîm en “por millares”, el sentido literal de la palabra; otras interpretan la palabra en relación a la paradoja que expresa el contexto: “por mil generaciones” en contraste con “tercera y cuarta generación”.
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¿Cuántos desiertos hay en la Biblia?
1 Pedro 1:6. El pueblo de Israel atravesó 7 desiertos antes de entrar en la tierra prometida. El número 7 es tipología bíblica de perfección y consumación. Esto nos enseña que en medio de los desiertos que atravesamos, Dios nos perfecciona y consume Su preciosa voluntad en nosotros.
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¿Quién se perdió en el desierto en la Biblia?
(18-6) Números 15:32-36. ¿Es delito digno de ser castigado con la muerte recoger leña en el día de reposo? – Apedrear a alguien por profanar el día de reposo parece un castigo duro. Pero en su contexto histórico, dos cosas resultan significativas. Moisés acababa de dar la ley en cuanto a la rebelión intencional contra Dios.
¿Conocía este hombre la ley del día de reposo? Moisés había enseñado claramente, con anterioridad, que quien violaba el día de reposo debía morir (véase Exodo 31:14-15; 35:2). Obviamente aquí tenemos el ejemplo de uno que menospreciaba la palabra del Señor (Números 15:31). Pero pensemos un momento en lo que acababa de suceder con Israel.
Como nación, los israelitas habían menospreciado la palabra del Señor, primero, rehusando subir contra los cananeos cuando el Señor les había mandado hacerlo y, segundo, yendo contra ellos cuando les había mandado no hacerlo. Así, Israel había perdido el privilegio de entrar en la tierra prometida.
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¿Qué dice la Biblia en Oseas 2 14?
Oseas 2
- 1 Decid a vuestros hermanos:, y a vuestras hermanas:,
- 2 Contended con vuestra, contended, porque ella no es mi esposa ni yo su marido; que quite, pues, sus fornicaciones de su rostro y sus adulterios de entre sus pechos;
- 3 no sea que yo la del todo, y la deje como el día en que, y la haga como un desierto, y la deje como tierra seca y la mate de,
- 4 No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución.
- 5 Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.
- 6 Por tanto, he aquí, yo tu camino con espinos, y la cercaré con, y no hallará ella sus caminos.
7 Y seguirá a sus amantes, pero no los alcanzará; los buscará, pero no los hallará. Entonces dirá: Iré y volveré a mi primer, porque mejor me iba entonces que ahora.
- 8 Y ella no reconoció que yo le daba el, y el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que usaban para Baal.
- 9 Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo y mi vino en su sazón, y le quitaré mi lana y mi lino que le había dado para cubrir su desnudez.
- 10 Y ahora descubriré yo su delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.
- 11 Y haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas y sus días de reposo y todas sus fiestas solemnes.
12 Asolaré sus vides y sus higueras, de las cuales ha dicho: Esta es la paga que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y se las comerán las bestias del campo.
- 13 Y la castigaré por los días en que quemaba incienso a los, y se adornaba con sus zarcillos y sus joyeles, y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí, dice Jehová.
- 14 Pero he aquí, yo la atraeré, y la llevaré al desierto y hablaré a su corazón.
- 15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de será como puerta de esperanza; y allí como en los días de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.
- 16 Y sucederá que en aquel, dice Jehová, me llamarás, y nunca más me llamarás,
- 17 Porque quitaré de su boca los nombres de los, y nunca más serán recordados por sus nombres.
- 18 Y haré por ellos en aquel día con las del campo, y con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quebraré el arco y la espada, y quitaré la guerra de la tierra y los haré reposar,
- 19 Y desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, y en juicio, y en benignidad y en misericordia.
- 20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y a Jehová.
- 21 Y acontecerá que en aquel día responderé, dice Jehová; yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;
22 y la tierra responderá al trigo, y al vino y al aceite, y ellos responderán a,23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de ; y diré a : ¡Pueblo mío eres tú!, y él dirá: ¡Dios mío!
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¿Que nos enseña Mateo 3 1 12?
Comentario del San Mateo 3:1-12 – Working Preacher from Luther Seminary Este pasaje detalla el ministerio de Juan el Bautista con materiales que combinan sus fuentes. Este pasaje detalla el ministerio de Juan el Bautista con materiales que combinan sus fuentes.
Incluyen Marcos, Q (una fuente hipotética que contendría solamente dichos de Jesús; “Q” viene del alemán Quelle, fuente) y M (una fuente que utilizara Mateo, de ahí que se la llame “M”). Se divide en tres partes. La primera, 5-6, describe el ministerio y la persona de Juan el Bautista. La segunda, 7-9, describe su audiencia.
La tercera, 10-12, describe los ministerios paralelos, pero diferentes, de Juan y Jesús. La primera parte, 5-6, podría dividirse según la siguiente estructura: A. Juan predica, en el desierto de Judea un mensaje de arrepentimiento (1-2) B. Su ministerio es descrito con las palabras de Isaías 40:3 (3) B’.
- Su persona es descrita con conceptos de 2 Reyes 1:8 y Zacarías 13:4 A’.
- Juan bautiza en el río Jordán y la gente confiesa sus pecados (5-6) Mateo describe a Juan como un personaje salido de las páginas del AT, un profeta como Elías, una voz que expresa nuevamente el mensaje de Isaías 40:3 y cumple, de alguna manera, la profecía de Malaquías 3:1 y 4:23-24.
Su exhortación al arrepentimiento halla eco en la gente quienes entonces lo demuestran confesando sus pecados y sometiéndose al bautismo de Juan. Para Mateo es claro que el reino de los cielos que se ha acercado (2) es otra manera de hablar del Señor cuyas sendas Juan ha venido a preparar y enderezar.
- Y que este Señor es Jesús mismo, quien es presentado como juez escatológico utilizando imágenes de la recolección de frutos (10) y de la cosecha del trigo (12).
- Esta función de juez escatológico será hecha explícita al final del evangelio, en el capítulo 25, donde Jesús “separa” a la gente entre justos e injustos, esta vez utilizando imágenes pastoriles.
La preparación del camino del Señor implica arrepentimiento ( metanoia ) y confesión sincera ( exomologeo ), hecha desde el corazón. Pero la confesión es pública, no silenciosa o individual. El grupo de penitentes asume responsabilidad por un estilo de vida, basado en una serie de lealtades y compromisos, que debe terminar.
- Un cambio debe ocurrir como preludio a la venida del Señor.
- Se podría preguntar cuál es la relación entre arrepentimiento, bautismo y confesión de pecados.
- De acuerdo a la narración de Mateo pareciera ser que el llamado al arrepentimiento produjo contrición lo cual llevó a la gente a tomar el paso decisivo y público de ser bautizados confesando sus pecados.
Esto debe entenderse, de nuevo, como una acción comunitaria, social, participativa, no introspectiva e individualista. La segunda parte, 7-9, podría estructurarse de la siguiente manera: A. Fariseos y Saduceos son acusados de tratar de evitar la ira venidera (7) B.
- Fariseos y Saduceos son exhortados al arrepentimiento (8) A’.
- Fariseos y Saduceos pretenden evitar la ira venidera aduciendo etnicidad (9) Hay un gran contraste entre la sinceridad de la gente y la virtud que se atribuyen las autoridades religiosas, lo cual en el resto del evangelio será llamada hipocresía (ver especialmente el capítulo 23).
La persona es comparada con un árbol y los frutos dignos de arrepentimiento son las buenas obras (3:10; 7:15-20; 12:33; 13:8, 23; 21:43). Estas buenas obras serán la base del juicio de Dios en el fin escatológico descrito en el capítulo 25. El etnocentrismo, el considerarse “hijos de Abraham”, no tiene lugar en el reino.
- Los privilegios culturales no sirven en el nuevo orden de cosas, donde el pluralismo y la diversidad serán la norma.
- Lo único que califica a la persona para participar del reino es una conversión, un cambio fundamental y una nueva orientación de vida.
- Aquí Mateo posiblemente se está refiriendo a conflictos reales en su comunidad entre judíos y gentiles, o entre su comunidad y la sinagoga.
La tercera parte, 10-12, sigue la siguiente estructura: A. El juicio divino es anunciado con imágenes de cortar y quemar árboles improductivos (10) B. Los ministerios de Juan y Jesús son descritos (11) A’. El juicio divino es anunciado con imágenes de recoger el grano y quemar la paja (12) Cuando Juan habla de Jesús como “el que viene tras mí” esta refiriéndose a la venida histórica de Jesús la cual tiene connotaciones escatológicas, pues la sola presencia del Espíritu Santo identifica a esta era como un tiempo, un kairos, donde Dios ha comenzado a actuar y manifestarse de una nueva manera.
Lo escatológico comienza en lo histórico pero lo sobrepasa al anunciar el reinado de Dios. Desde un punto de vista homilético se podrían dividir este pasaje en dos partes. La primera, 1-6, trataría sobre una de las respuestas posibles al ministerio de Juan: arrepentimiento que se demuestra en el bautismo.
La segunda parte, 7-12, trataría sobre otra respuesta posible: incredulidad (ver 21:25) e hipocresía que se manifiesta en rechazo del bautismo, ya que el texto nos dice que “venían a su bautismo,” como meros espectadores, no que se sometieran al mismo.
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¿Qué quiere decir Oseas 2 14?
Cuando camines por el desierto y te sientas al borde del colapso o la muerte, serás tentado a demandar señales de Dios para comprobar si existe y si no te ha olvidado. Serás tentado a murmurar contra Él y olvidar las maravillas que ha hecho en el pasado.
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¿Qué dice Deuteronomio 8 2?
Deuteronomio 8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora Lea la Biblia, descubra Planes y busque a Dios todos los días. : Deuteronomio 8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o | Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960) | Descargue La Biblia App ahora
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