“¡Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado!” Lucas 2:15
diciembre 29, 2016 § Deja un comentario
El anuncio no podía ser más glorioso: Mientras en la comarca de Beth Lehem los pastores vigilaban por turno durante la noche su rebaño, se les presentó el ángel del Señor y la gloria del Señor los cercó de resplandor.
Los pastores se llenaron de gran temor pero el ángel les dijo:!No temáis¡ Ya hemos aprendido que la consolación de Dios para su pueblo tiene dos aspectos: Ahuyentar, eliminar el temor del corazón y llevarnos a un estado de paz, armonía y comunión con Dios.
El temor fue desplazado por las nuevas de gran gozo, por noticias tan buenas que cambiarían la condición de quienes las escucharan, para llenar de alegría a todo el pueblo: “Hoy les ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor”
Nació en la Ciudad de David, en Beth Lehem, porque así fue anunciado por Dios a través de los profetas y reinará sobre el trono de David; es Salvador porque su nombre ya revela que Dios nos salva y guarda para Él como su pueblo; es el Mesías porque es Ungido por el Padre para llevar a cabo la redención; es Señor porque es el Hijo de Dios y a Él serán sujetas todas las cosas.
Y de pronto se juntó con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales que alababan a Dios diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres amados por Él!
El cielo se llenó de luz, la noche se hizo día. La magnificencia del anuncio correspondía a la grandeza del suceso que se proclamaba . . . y todo ello en la solitaria campiña, a un reducido grupo de pastores . Misteriosos son los caminos de Dios.
La reacción de estos rústicos no se hizo esperar: “¡Veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado!” Fueron pues apresuradamente y encontraron a María y a José y al niño acostado en un pesebre.
¡Que gran bendición! Dios está entre nosotros, el Hijo de Dios se encarnó para reconciliarnos con Dios y hacernos suyos. Esto es la Navidad.
Hoy nosotros somos llamados a adorar a Dios con corazones agradecidos por su don inefable: Jesús, nuestro Salvador, Mesías y Señor.
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho. Tú y yo también le glorificamos en una oración íntima.
Por todo ello, esta es una Navidad muy feliz.
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